24 de mayo de 2009

Breve reflexión sobre Florentino Hernández Girbal

Y ahora voy a hacer un alto en el camino, dejando de lado la historia de la iglesia de San Pedro.



Una reseña de la Exposición dedicada a D. Florentino Hernández Girbal en el Casino Obrero de Béjar.

Autora: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 14 de Mayo de 2009

Este domingo, 26 de abril, el Casino Obrero retiraba el cartel anunciador que, desde el día 3, adornaba la entrada invitando a los transeúntes a conocer un poco más de su ciudad, en este caso, de la vida de uno de sus naturales. El motivo de la exposición era conmemorar la “Vida y obra de D. Florentino Hernández Girbal” (1902-2002). A menudo los historiadores nos hacemos eco de las vivencias de personajes que nacieron en tal o cual siglo, que presentamos lejanos y difíciles de imaginar. Por el contrario, Don Florentino no pertenece a tal grupo. Es un contemporáneo de muchos de nosotros, cercano y valorado. Debido a su carrera profesional, a su trayectoria humana y vital, y a su recuerdo de Béjar, siempre presente en su ser, podemos afirmar que es uno de esos gigantes bejaranos que no pueden borrarse de la memoria colectiva.





La exposición, compuesta de todo tipo de materiales (periódicos de la época, fotografías, lienzos, escultura, manuscritos, fondos bibliográficos...), mostraba retazos de cada una de las etapas de la vida de Don Florentino, pinceladas de sus escritos, de su sentir, de su familia, de su azarosa trayectoria, de su merecido reconocimiento final. En un primer momento, recibían al visitante fotografías del Béjar en que nació allá por el año 1902. Panorámicas de una ciudad que fue, ensordecida con el trastras del telar, atufada por el humo del tren, olor a lana, incensario y sudor. Elementos todos ellos que conformaban la genética de Don Florentino, una sangre trasmitida por unos padres y abuelos dedicados en cuerpo y alma al trabajo textil. Como él mismo decía: "Siempre he proclamado y proclamo que soy de familia obrera; de padre y abuelos tejedores y de abuelas y madre canillera y costureras. Y también proclamo, con satisfacción, que soy bejarano, nacido en la calle Alojería, esquina a Mayor, bautizado en la parroquia de El Salvador y ofrecido por mi madre en la misa de purificación a nuestra patrona la Virgen del Castañar. Un hombre que se tenga por tal no debe negar nunca su origen ni el lugar de su cuna, porque ambas cosas constituyen el fundamento de su ser."

Un busto del personaje recordado, realizado por su compatriota González Macías, y una serie de retratos familiares nos introducen en una vida marcada por su infancia en Béjar y la temprana marcha a Valladolid. Escribir era su pasión, pues desde bien pronto colabora en periódicos de esta ciudad y después de Madrid, a donde se traslada posteriormente. Periodista, narrador y biógrafo, se definía a sí mismo con todo acierto. Imbuido en el mundo cultural, se sumergió por entero en el cine, la música, el periodismo, quizás para satisfacer sus tremendas ansias de dar a conocer, acercar, enseñar. Creo que, sin equivocarme, podría añadir a sus quehaceres el de “profesor”, pues hacía asequibles las historias y las publicaba, no en grandes tratados eruditos, sino en revistas de difusión general. Su vocación periodística le llevó en 1924 a fundar, junto con Angel Lera de Isla “El heraldo de Castilla”. En la exposición hemos podido disfrutar de algunas de sus más conocidas publicaciones: Historia y Vida, Ritmo, Cuadernos Hispanoamericanos, Cinegrama, ABC,... presentadas en paneles repletos de escritos, fotografías de cantantes y compositores de la época a los que él tanto apreciaba.

Crítico de cine y zarzuela, montador, historiador. La actividad de este hombre abruma por la fertilidad de su pluma. Desde Chueca a “Frascuelo”, de Gayarre a “El empecinado”, bandoleros y cantantes predominan en su mente, pasado y presente alternados desde 1931 a 1999, año en que recuerda a los amigos que han jalonado su vida en “A los 97. Personajes, amigos, recuerdos y añoranzas”.



Florentino Hernández Girbal y la actriz
Carmen Rodríguez en casa de la actriz (Madrid, 1935).


Pero no hay que olvidar la dura experiencia vital que marcaría para siempre a Don Florentino: sus trabajos en el Altavoz del Frente durante la República le llevaron a la cárcel durante el franquismo. Una experiencia terrible y al vez una oportunidad de oro para conocer al poeta Miguel Hernández y a Rafael Alberti, a quienes se les dedicaban varios paneles de la exposición, junto a dibujos del presidio y compañeros de celda de Don Florentino.

Una vez fuera de la cárcel, en 1943, marcha a Barcelona, donde casa con María Iglesias Clavero. Intenta retomar su vida emprendiendo varios negocios dedicados a la floristería, gran pasión de María. Su carrera pública había quedado truncada. Pero Don Florentino no se da por vencido. Con nombre supuesto retoma sus biografías, participa en tertulias literarias e imparte conferencias a medida que el siglo avanza. Varias vitrinas se hacían eco de esta intensa actividad: numerosos carnets, con el nombre y la fotografía de varios “florentinos” que van envejeciendo, nos indican filiaciones a ateneos culturales, asociaciones y grupos culturales.

Una última parte de la exposición versaba sobre el reconocimiento que le tributó su ciudad natal, a la que nunca olvidó a pesar de las peripecias vitales. Nombramiento de hijo predilecto y miembro del Centro de Estudios Bejaranos. Pero no sólo Béjar: en 1996 la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas le hizo entrega de la Medalla de Oro y en 2002 el Instituto Cervantes le felicitaba sus cien años de vida.


Florentino Hernández Girbal y el actor Pablo Alvarez Rubio
en el vestíbulo del Cine Fígaro (Madrid, 1935).


Quedémonos con una reflexión de Don Florentino sobre el cine, "una industria que nunca existió, y que está completando su ciclo vital. Han desaparecido todos los estudios de rodaje que había, diariamente se cierran cines y la producción de películas tropieza cada vez con mayores obstáculos. Al desarrollo del cine pudimos asistir los más viejos; a su esplendor, los que cuentan con más de sesenta años; y a su decadencia, la generación actual". ¿Tendrá razón?



Si quereis saber mas sobre este bejarano aquí, aquí y aquí tenéis una biografía magnfica sobre su vida, extraída del bejar.biz y escrita por Ana Verdejo.

Imágenes extraídas de cervantes vitual

10 comentarios:

  1. Sería una lastima que tuviera razon con lo del cine, pero me temo que asi es. La mas joven de las artes cometio el error de pretender convertirse en industria, en negocio, y por si fuera poco vinieron las nuevas tecnologias.

    Una vida larga y repleta la del caballero. Asi quisiera la mia, aun con los malos momentos.

    Bisous, madame, feliz domingo

    ResponderEliminar
  2. Bueno Carmen, como siempre te digo y lo cumplo, cuando tenga un rato me lo leeré con calma.

    Encantado de haberte conocido esta mañana cara a cara.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. y que opinas de la polémica relacionada con la gestión de su legado? parece que ahora las cosas se normalizan no?

    toda una pena
    saludos moza

    ResponderEliminar
  4. Dame Desmaquee: el cine, creo que opinarás lo mismo, se está degradando a pasos agigantados y está perdiendo mucho terreno por la existencia de otros pasatiempos de moda. La gente creo que s econforma con ver las películas sentada tranquilamente en su sillón, pero esa práctica hace perder el misterio de la gran pantalla. Estoy de acuerdo plenamente con usted, madame.

    Saludos y espero que haya sido muy feliz también para usted.

    ResponderEliminar
  5. Juan Carlos: me parece muy bien que lo leas cuando tengas tiempo. Por eso estoy colgando estos artículos en la red para que estén disponibles en cualquier momento.

    Y encantada yo también. Fue una casualidad (pero Béjar es pequeño y habríamos acabado conociéndonos en cualquier otro sitio) Y tu hijo, una monada, qué ojazos.

    Saludos para los tres

    ResponderEliminar
  6. cuentosbrujos: la verdad es que la polémica ha sido una pena. Un personaje nacido en Béjar de tanto renombre nos deja todas sus pertenencias relacionadas con el arte y la cultura, además de un patrimonio vinculado a fomentar la creación literaria a través de las instituciones bejaranas. Y qué hacemos: pelearnos como lobos furiosos. Siempre digo lo mismo, somos cuatro y mal avenidos, y me imagino que tú opinarás igual.

    Estoy segura de que la mayoría de la gente no sabe quién es Florentino Hernández Girbal. Podríamos haber hecho una encuesta en este blog antes de colgar este artículo... En fin.

    Espero que la cuestión del legado se solucione y esas buenas intenciones de Girbal sirvan para fomentar la cultura en este bendito y maldito pueblo.

    Saludos, mozo

    ResponderEliminar
  7. Quedo impresionada con la peripecia vital de este ilustre berejano. Me gusta mucho su afirmación rotunda de quién era y de dónde venía,en eso se revela su bonomía. Y me gusta mucho que su pueblo le haya hecho esta exposición, porque significa que tiene conciencia del valor de sus paisanos, algo que no abunda tanto como a veces creemos. Un abrazo, querida amiga.

    ResponderEliminar
  8. Qué razón tienes, Carmen. Nos empeñamos en sacar a la luz hechos y personas con una lejanía en el tiempo abrumadora y nos olvidamos de personas importantísimas cuyo único motivo de desinterés reside en haber sido contemporáneos nuestros. Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
  9. Isabel Romana: la verdad es que hasta hace bien poco no conocía nda acerca de Girbal, lo que suele pasar cuando se trata de gente que está viva o hace muy poco que ha muerto. Parece que la muerte nos hace reflexionar sobre la valía de los que se han ido. En todo caso, Béjar le está valorando como se merece.

    Su vida fue de película y nunca mejor dicho.

    Saludos

    ResponderEliminar
  10. Ana Trigo: Lo dicho, ¿por qué esperamos a la muerte para valorar a nuestros contemporáneos? A lo mejor es la envidia que no nos deja ver lo bueno de los demás o la simple desidia. Aunque mas vale tarde que nunca.

    Saludos

    ResponderEliminar

"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.