4 de mayo de 2009

La Dolorosa de San Juan Bautista: pieza elegida para las Edades del Hombre



Autores: Roberto Domínguez Blanca
Mª del Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 1 de mayo de 2009

En esta nueva edición de la Exposición de las Edades del Hombre que tendrá esta vez como sede la ciudad de Soria, el obispado de Plasencia estará representado con una pieza perteneciente a una iglesia bejarana: La Dolorosa de la iglesia de San Juan Bautista. Nuestros lectores ya conocerán esta obra, que hace pareja con la talla del Ecce Homo, pues publicamos en este semanario un breve análisis aprovechando su restauración, hace ahora un año, por la Fundación de las Edades del Hombre. Recordemos que este mismo taller restauró el altar de la Virgen del Carmen durante este pasado verano, lo que ha servido para dar a conocer el patrimonio de esta iglesia fuera de Béjar.



La talla de la Dolorosa, es un busto largo o escultura de medio cuerpo en madera dorada y policromada, y de autor desconocido, pudiendo ser fechada en la primera mitad del siglo XVIII. Sus dimensiones son 100 x 56 x 50 cm. El primer investigador que se percató de la importancia de esta escultura fue el profesor Manuel Gómez-Moreno, que visitó la ciudad textil en 1901, definiéndola junto al Ecce Homo como “obras barrocas, delicadas de factura, muy bellas, correctas y expresivas”. En ese momento las halló en la capilla del que era entonces hospital de Béjar, el exconvento de San Francisco, señalando que a su vez procedían del de la Anunciación, otro de los conventos de la ciudad desamortizados en el siglo XIX. El periplo de las tallas terminó al ser trasladadas definitivamente a la iglesia de San Juan, pues el historiador local don Juan Muñoz, en una publicación de 1963, las ubica en la capilla funeraria de los Muñoz de Aguilar en dicha iglesia. Sin argumentos sólidos, en su momento consideró que estas tallas habían salido de la mano del escultor Alejandro Carnicero.


La Dolorosa es una escultura de medio cuerpo que realmente responde a la iconografía de la Soledad. La dulzura conseguida en la expresión del rostro por el artista mitiga el dramatismo de la escena conteniendo aún más la aflicción de María. Se sirve de su habilidad para crear una belleza inmaculada de rasgos delicados, partiendo de un óvalo facial de tez blanquecina y suave modelado. La limpia mirada concentra la conseguida psicología del personaje a través de unos ojos grandes de vidrio, que le dan viveza y que contrastan con la boca de rasgos menudos. Las manos son asimismo delicadas, con dedos finos y redondeados.

Una amplia toca cubre su cabeza cruzándose en el torso y dejando ver unos ondulantes cabellos rubios divididos en dos crenchas. Su policromía, de color blanco ahuesado con ribetes dorados, se repite en el paño de pureza del Ecce Homo. La túnica de color carmín se salpica con pequeñas flores doradas. El pesado manto, de un azul celeste menos corriente, se ornamenta con motivos dorados. Sin cubrir su cabeza, enmarca la imagen cayendo por sus hombros y envolviéndola por delante bajo los brazos.

Respecto a la tipología ésta tiene un origen andaluz, concretamente granadino, atribuyéndose a Pedro de Mena su implantación y difusión. Este éxito no se ciñó sólo al territorio andaluz, sino que también encontró buena acogida en la clientela castellana. Las tallas se podían encerrar en urnas de cristal y se concebían para ser contempladas desde un único punto de vista, el del devoto. De este modo, la Dolorosa bejarana, pese a concebirse de bulto completamente redondo, simplifica mucho el plegado del manto en su espalda desapareciendo el brocado dorado.


La Dolorosa de la parroquia de San Juan de Béjar estilísticamente se aleja de lo castellano y tampoco parece acomodarse bien dentro lo andaluz. Si bien su referente más inmediato es lo granadino, por representar el tema siguiendo las mismas coordenadas, nuestro artista termina por alejarse decididamente de su estética. Su cabeza estirada con el rostro implorante es frecuente en la imaginería dieciochesca en general, pero en lo granadino la cabeza mira al frente e incluso se baja la mirada (como en la obra de Alonso Cano y en la primera etapa de Mena) entornándose los ojos. El dramatismo contenido que emanan estas obras se dulcifica en la bejarana, en la que han desaparecido hasta las habituales lágrimas: frente a la imagen de la madre doliente ahora se destaca su papel como corredentora de la humanidad. A diferencia de la acusada frontalidad y rectitud en la pose de muchas de sus homólogas (que expresa la fortaleza de la Virgen pese a estar consumida por el dolor), la Dolorosa de Béjar inicia un movimiento helicoidal invitando a rodearla, al girar la cabeza en el sentido contrario de los brazos. La postura es común a la de muchas imágenes de la Inmaculada Concepción coetáneas. También es muy singular la forma de estirar hacia abajo los brazos con las manos cruzadas y avanzando hacia el plano del espectador. Otro rasgo significativo es la palidez de la carnación, que no es a pulimento, y que en su rechazo del naturalismo parece acercarse a los gustos rococó y sus carnaciones porcelanosas.

Si quieres saber más, puedes encontrar información en este mismo blog de esta pieza y del Ecce Homo en una entrada anterior.

8 comentarios:

  1. Uy pues es verdad, madame, si precisamente iba a decirle que en estas imagenes no se veian las lagrimas de la dolorosa, y resulta que es que no tiene. Muy interesante.
    La expresion es maravillosa, de una naturalidad y perfeccion que asombra.
    Menudo artista, madame.

    Bisous

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  2. Madame Minuet: en efecto, es un gran artista, pero es una lástima que no tengamos ningún documento que nos revele su nombre (de momento). Por las características del busto, que no cuadran con ningún autor conocido, ni escuela, podemos aventurarnos a sospechar que proceda de un centro artístico poco estudiado y a la vez influenciado por otros. Quizás la corte?
    Saludos

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  3. Hola Carmen!

    Muchas gracias por tu amable comentario. Gracias a él he descubierto tu blog, que me ha encantado, por lo que yo tb me haré seguidora de tus artículos y, si no te importa, crearé un enlace :)Un saludo!

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  4. juer esto seguro que es una buena noticia , lo que pasa es que mi lerdez artistica no me deja verlo, solo espro que luego el obispado no haa a la parroquia lo que le hizo el obispod eCiudad Rodrigo ala sMonjitas del Zarzoso, Lo conoces??
    el zarzoso??
    saludos

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  5. Ana Trigo: me alegra mucho tu visita. Ya has visto que me he tomado la libertad de enlazarte yo también. Estamos en contacto.
    Un saludo

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  6. Cuentosbrujos: no sé si será la mejor obra escultórica de Béjar, porque ya sabemos que las de Mateo Hernández se pueden considerar las más apreciables del siglo XX. En realidad no sabemos apreciar el valor artísitico de las imágenes que tenemos en nuestras iglesias (hablo de las de carácter sacro porque a este aspecto se dedica la Exposición de las Edades del Hombre). Los dos bustos de San Juan junto con la Virgen de las Angustias de Santa María podemos considerarlas lo mejorcito de Béjar en este apecto.

    Pues no conozco la historia de las monjitas de Zarzoso, pero me imagino de qué puede tratarse.
    Ya elegieron para la Exposición anterior de Ponferrada la cruz procesional de plata de Candelario y el cristo yacente de la iglesia de Santiago (hay un artículo colgado sobre ello en este mismo blog)

    Te cuento el proceso: los técnicos de las Edades del Hombre se han peinado en parte, no enteramente, las iglesias de Béjar y saben qué puede tener interés o no. Ellos se ponen en contacto con el Obispado y a la vez con el párroco, además de con las personas que van a realizar el estudio de las piezas elegidas. Pasan a recogerlas y las restauran de manera gratuita. Una vez finalizada la exposición, las devuelven mejor de lo que se las llevaron.
    Espero haber despejado tus dudas al respecto
    Saludos

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  7. Hola, un gusto conocerte y decir que tu espacio es super-interesante. Felicidades. Ya enlazo a mis blog.
    Un cordial saludo Isthar

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  8. Isthar: muchas gracias,. Ahora mismo me paso por el tuyo y te comento.
    Saludos

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.