13 de junio de 2009

Juan Núñez Burgalés, Contador del Duque de Béjar


Autora: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.537. 27 de Febrero de 2009.

Unidos en la vida porque habitaron bajo un mismo techo, aunque no compartían la misma sangre; unidos en la muerte, pues sus restos aún reposan en los sepulcros que ellos mismos concibieron, aunque en iglesias distintas. 

El nombre de Bartolomé López Dávila quizás no nos sea desconocido del todo, aunque nos es más popular el apodo cariñoso que nuestros mayores le pusieron tiempo atrás: “San Torreznito”. Nos referimos al Canónigo de Plasencia que reza a través de los siglos desde su tumba de la iglesia de San Juan Bautista.

La figura, arrodillada sobre un mullido cojín, vestida de roquete blanco, muceta y capa negra, puede describirse de convencional, pues responde a un modelo común en los sepulcros de su época. Sin embargo, la cabeza es su vivo retrato, con rasgos particulares, los propios del sepultado. Probablemente se trate de un busto para el que posó Bartolomé antes de su viaje postrero. Su cara se halla tiznada, oscurecida por el humo de las velas y el polvo, aunque aún son reconocibles los rasgos faciales regordetes, la barba incipiente, debida al descuido o a una navaja mal afilada que no hubiese apurado lo suficiente, y los colores sonrosados en las mejillas, signos inequívocos de los placeres de la buena mesa o quizás, de una dura jornada a caballo, al azote del aire de la sierra. El pelo, afeitado, se sugiere únicamente con pintura negra, como si éste no sobresaliera del cráneo. Si lo admiramos con tranquilidad podremos constatar la pequeñez de la cabeza frente al gran volumen del cuerpo, pues probablemente el retrato se hizo por separado.

Retrato de Caballero. El Greco


¿Pero quién demonios es el otro personaje, Juan Núñez Burgalés? Su nombre se ha perdido con el paso de los siglos, proceso traidor que borra del recuerdo a las personas y hechos del pasado. Sin embargo, ambos cruzaron sus vidas a finales del siglo XVI, por la Plaza Mayor pasearon de camino al Palacio Ducal, sus ojos admiraron la sierra y les deslumbró el mismo sol de verano. Además, la muerte y el olvido nos les ha borrado del todo, pues aún los bejaranos poseemos algo suyo, una obra que ellos quisieron que perdurara en el tiempo para mayor gloria de sus nombres y de la suya propia: sus propias tumbas. Y triunfaron en su empeño, pues si la del Licenciado Castañares en Santa María la Mayor y la del Capitán Bolaños en El Salvador desaparecieron por los avatares del tiempo, la de Juan Núñez Burgalés en la iglesia de El Salvador y la del Canónigo Bartolomé López Dávila en la iglesia de San Juan Bautista aún subsisten. La unión de ambos personajes no queda ahí, no se limita al hecho de que sus sepulturas hayan llegado hasta nosotros, hay algo más: una relación familiar. Pero vayamos por partes.

 Detalle de la estatua orante del Canónigo Bartolomé López Dávila.
Iglesia de San Juan Bautista. Béjar.

Juan Núñez Burgalés de Prado, pues este era su verdadero nombre, vivió en el Béjar de finales del siglo XVI. Persona de carácter, noble cuna e hidalguía, desplegaba ante sus contemporáneos un aristocrático árbol genealógico asentado en buenos ducados de oro, salidos de la propiedad de cuantiosas rentas y tierras, característica que le hacía vivir holgadamente. Como no podía ser menos, desempeñó el cargo de Regidor de la Villa y Contador Mayor de los bienes y rentas de la Casa Ducal. La confianza que tenían los duques en él debía de ser ciega. Así es explicable el hecho de que la Duquesa doña Teresa de Zúñiga le vendiera en 1572 el Palacio Nuevo o residencia ducal de verano en Plazuela de la Piedad, posteriormente convento de dominicas (documento que dio a conocer José Muñoz Domínguez en las Actas de las Segundas Jornadas sobre El Bosque). Lo curioso, como bien apunta su descubridor, es que el propio Juan volviese a revender a la duquesa estas propiedades ¡el mismo día! por la no desdeñable suma de 300.000 maravedíes.


Palacio Ducal. Béjar

Su casa precisamente radicaba en la Calle de Las Armas, arteria que transcurría entre el Palacio Viejo (Palacio Ducal) y el Palacio Nuevo (residencia de verano), calle hidalga por antonomasia. La escritura de compra- venta de se fecha en 1589, momento en el que Juan Núñez la compra a Alonso Hernández de Aguilar:

Scriptura de venta e traspasaçion de çensos al quitar: vieren como yo, Juan Nuñez Burgales, vecino de Bexar digo que al tiempo e quando compre de Alonso Hernandez de Aguilar e doña Mariana de Frias, su muger, unas casas en esta Villa en la calle de las Armas, linde con casas de Alonso Arias e con casas de Gonzalo Suarez, tesorero, e con calle de Las Armas e con otros linderos (...) Por el artículo citado de José Muñoz podemos situar esta residencia de manera fiable, pues la casa de Gonzalo Suárez no era otra que la llamada y conocida popularmente como Casa de Clavijo.

Además Juan Núñez de Prado disfrutaba en propiedad de otra casa en la Calle Mayor (que lindan con casas de Francisco Hernández, regidor, y de Cristóbal de Zúñiga) y que en 1589 intercambió con Fernando González, vecino de Béjar a cambio de juros (deuda pública) sobre tierras en Becedas, San Bartolomé, Solana de Béjar y Sorihuela. Desde luego todo hace pensar que poseía un nivel de vida acorde con su nobleza. Y mas si se tiene en cuenta que en 1601 y 1602 desempeñó el cargo de mayordomo de El Salvador, es decir, responsable de las cuentas de la iglesia, función a la que no accedían personas sin recursos económicos.

Sepulcro de Juan Núñez Burgalés.
Iglesia de El Salvador. Béjar

Al final de sus días, viendo cercana la muerte, quiso dejar memoria de su paso por este mundo costeando una tumba para sí y para sus deudos; un sepulcro que perviviera en el tiempo. No se conformó con una humilde losa en el suelo con sus armas grabadas, encargó un lucillo o arcosolio, una tumba empotrada en el muro, con la leyenda de su nombre y familia esculpida sobre la tapa del sarcófago, y su escudo nobiliario destacado, de frente, grande, para que el pueblo lo admirara a lo largo de los siglos. Prefirió como lugar de eterno reposo la iglesia de El Salvador, de la que era feligrés, dotándolo de una capellanía que tenía como función específica celebrar misas por su alma, y con una renta de 3.000 maravedíes (los gastos de cera, pan, vino y capellán se sufragaban con los rendimientos de las propiedades estipuladas mediante censos).

En 1604 muere Juan Núñez Burgalés de Prado dejando estipulado en su testamento 700 maravedies de la çera de 350 misas que en la dicha yglesia (El Salvador) se dijeron por Juan Nuñez.

24 comentarios:

  1. Madame, realmente su relato me ha transportado en el tiempo!
    Como se nota la pasión que siente usted por esa epoca de la historia castellana. La ha volcado toda en esta historia en la que hemos podido imaginar a los personajes transitando por las calles.

    Se supera usted cada dia, aunque parezca que ya sera imposible!

    Bisous

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  2. Pertenezco a la iglesia de San Juan y he visto muchas veces esa tumba y la imagen de Bartolomè Lòpez Dàvila,San Torrecnito,pero no tenìa ni idea de quièn era.Realmente la historia està ahì,nos rodea por todas partes pero la desconocemos.No tenemos perdòn.

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  3. Mme, tengo problemas para enlazar su pagina, lo haré a la brevedad. La invito a mi encuesta

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  4. Bonsoir ! Sur un blog qui présente ton blog, j'avais crû reconnaître la tronche de Sarkozy ! Mais c'est, fort heureusement d'ailleurs El Greco qui a peint ce tableau ! Ouffffff ! ! !
    Tiens, mais ton blog n'est pss mal non plus... et toi également !
    Ciao... heu sorry ! Un saludo !
    ..... 8:)

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  5. Me ocurre lo que la dame masquée, que me he transportado en el tiempo de tu mano y he atravesado la plaza de la mano de estos dos personajes, mirando la sierra al fondo. Y permíteme decirte que debe ser un milagro que se conserven las tumbas de los dos. Por nuestras tierras eso hubiera sido harto difícil... Un abrazo muy fuerte.

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  6. Estupendo artículo.
    Lo que más me ha sorprendido es la maniobra de compra-venta y viceversa de la casa en el mismo día. ¿Cual sería el motivo?

    También me alegra comprobar que se sepa tanto de personajes tan lejanos en el tiempo y en un pais como el nuestro en el que los documentos se eliminan o esconden (por si acaso).
    Gran labor de los historiadores.


    Un abrazo.

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  7. Felicidades Carmen, una historia rica en matices que cada vez se torna más interesante.
    Un abrazo
    Besos Isthar

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  8. Carmen, me ha encantado este artículo. El tema es interesantísimo, pero sobre todo me gusta la forma en que lo enfocas y lo bien documentado que está. Por no hablar de las imágenes que son totalmente acertadas. Un fuerte abrazo y estoy deseando leer el próximo!

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  9. Dame Demasquee: como usted misma dice madame, no debemos dar datos fríos de los personajes que vivieron en el pasado. Tuvieron sentimientos y sensaciones, igual que nossotro, y si sabemos acercarnos a ellos, nos darnos cuenta de que no son tan lejanos. Aquel siglo XVI transcurrió ayer mismo, no hace tanto. Y su aliento todavía vuela en el aire.

    Muchas gracias, besos

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  10. Juana María: a que desde pequeña esa imagen te dió algo de repelús cuando la veías? Pensabas que el hombre de negro ahí subido estaba enterrado debajo y sentías un escalofrío cuando pasabas junto a su tumba.

    San Torreznito, le han llamado siempre, instalándose en el acervo porpular la idea de que su sepulcro era un altar y él un santo mártir de vete a saber qué tiempos remotos. Pero ya ves que no, que indagando un poco aparece una persona de carne y hueso, importante en su época, pero olvidada por todos.

    Si tenemos perdón si sabemos rectificar y valorar lo mucho que tenemos, aunque creamos que es poco.

    Besos

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  11. Dubois: pues no sé la causa de ese probelma. De todos modos a lo mejor tiene alguna relación con el parón que van a realizar hoy lunes.

    Ahora me paso por su página y le doy mi opinión.

    Saludos

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  12. Isabel Romana: cuando me adentro a leer su blog hago un viaje hacia el pasado y revivo las experiencias de la Roma Imperial, pegada a la pantalla con la boca abierta, jajaj.

    Por aquí han sobrevivido algunas cosas del pasado, pocas por los avatares del tiempo. Y el pecado en que recaemos los bejaranos es no valorar el gran legado que nos dejaron lo que vivieron antes de nosotros.

    Besos

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  13. Enrique: es curioso ese hecho, la verdad es que sí. Pero a lo mejor tenía que ver con el hecho de que ese Palacio Nuevo o Palacio de verano situado en pleno corazón de la ciudad se convirtiese posteriormente en Convento de Dominicas de mecenazgo ducal.

    Besos

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  14. Isthar: muchas gracias por tus elogiosas palabaras.

    Besos

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  15. Ana Trigo: intento que el relato esté oportunamente documentado y a la vez que sea fresco y entretenido.

    Besos

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  16. Contigo, como siempre pienso cuando vengo a verte y leo tus post, la historia está viva.
    Si alguna vez y parece que sí, estos personajes llenos de humanismo y muy importantes estuvieron olvidados..ahora está claro que no.
    Da gusto leerte hija!!!

    Un placer simepre compartir y recrearme en tu rincón de la historia.

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  17. Carmensabes: pues curiosamente coincidimos. ¿Sabes que opino yo lo mismo de tublog? La pintura, la palabra y la música compaginadas para provocar sentimientos ocultos en nosotros. Tras artes aunados, ¿te parece poco?

    Besos, guapa

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  18. HOLA cARMEN, he encontrado esto sobre este bejarano.
    voy intentar acceder al lugar donde está la lápida ya te llamaré. un saludo
    SOBRE ANTONIO DEL CASTILLO.
    Texto de búsqueda "ANTONIO DEL CASTILLO BEJAR" , del Archivo Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional , dentro de la unidad 1. Archivo de los Duques de Osuna

    RESUMEN:
    Título de la unidad: "Carta del licenciado Diego Hernández de Herrera al V duque de Béjar informando de los últimos acontecimientos ocurridos en la villa y partido de Béjar (Salamanca), entre los que destaca la llegada del capitán Antonio del Castillo, natural de la misma."
    Archivo: Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional
    Signatura: OSUNA,C.233,D.71

    ÁREA DE IDENTIFICACIÓN

    Código de Referencia:
    ES.41168.SNAHN/1.1.3.4.5//OSUNA,C.233,D.71
    Titulo Nombre atribuido:
    Carta del licenciado Diego Hernández de Herrera al V duque de Béjar informando de los últimos acontecimientos ocurridos en la villa y partido de Béjar (Salamanca), entre los que destaca la llegada del capitán Antonio del Castillo, natural de la misma.
    Fecha Creación:
    Conocida, 1600-04-27, (Béjar (ple

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  19. Archivo fotográfico Béjar: de nada. A ver si entre todos descubrimos un nuevo personaje bejarano interesante.

    Besos

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  20. Hola Carmen! Gracias por rescatar los recuerdos de estos personajes tan ilustres como Bartolomé López y Juan Núnez. He sentido como si ellos cobraran vida por unos instantes!

    Besos

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  21. Caroline: a veces me pregunto si ellos podrán ver ahora que se les recuerda. Para mí es un lujo poder rescatar del olvido a las personas que murieron, porque éso significa que no han desaparecido del todo. Es como si a cualquiera de nosotros nos hicieran un homenaje o nos dedicaran un artículo en un periódico. ¿No crees?

    Besos

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  22. Una historia muy interesante y elaborada madame. Por cierto que interesante lo que me ha dejado en el post de Eugenia martnz Vallejo.


    Besitos

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  23. Gema Sierra: muchas gracias. ¿Le ha gustado? Pues a lo mejor un día me animo y le dedico un post.

    Besos

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.