18 de octubre de 2011

Los “secretos celadores” y el problema de la inmigración en el Béjar del siglo XVIII

Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, 4.642 (04/III/2011).

La villa de Béjar era a mediados del siglo XVIII un centro de inmigración de relevancia, pues el textil actuaba como polo de atracción (donde hay trabajo hay mano de obra). Las calles se poblaban de arrieros, tenderetes de venta, carretas repletas de lana y piezas de paño, mendigos, frailes y gentes de lo más variopinto. Desde flamencos pasando por franceses, ingleses, alemanes, holandeses, portugueses, además de personajes del más variado pelaje procedentes de todos los lugares de España, predominando comarcanos, gallegos, abulenses, extremeños y de otros dominios ducales. Pongamos algunos ejemplos: Antonio Pizarro, gran terrateniente afincado en Béjar, había nacido precisamente en Gibraleón, al igual que lo había hecho en Belalcázar el corregidor Juan Manuel Fernández Saavedra, los mejores fabricantes de paños poseían raíces flamencas y los canteros que trabajaban remodelando arquitectónicamente la fisonomía de la villa procedían de Galicia, sobre todo de Orense. 

Trasera de una casa enclavada en la Plaza Mayor y chimenea




            Este crisol de culturas, de lenguas y orígenes, provocó importantes transformaciones poblacionales. De considerarse una villa medieval, constreñida entre sus murallas, dominada por la baja nobleza ante la ausencia de su señor todopoderoso allá en la corte, con predominancia del clero y con movimiento poblacional escaso, pasó a ser un núcleo textil emergente. Los “maestros flamencos” transmitieron su conocimiento sobre la fabricación de paños finos a los naturales de la villa, como bien se estipulaba en el contrato establecido con la Casa Ducal, proceso que favoreció la inserción de los vecinos en el proceso productivo. Personajes que gozaban de una holgada economía se lanzaron a la aventura de instalar pequeños obradores en el interior de la población y de unir su sangre a la de los maestros extranjeros, fusionando apellidos e intereses comerciales. Béjar se encontraba hacia mediados de siglo en plena ebullición.

            Se hacía precisa entonces una ingente cantidad de mano de obra de urgencia, lo cual explica el inicio de un proceso de inmigración de gentes que se asentaban con lo puesto con la esperanza de trabajar en la manufactura textil. Aún con todo no olvidemos que todavía no se había iniciado la revolución industrial por lo que los centros fabriles eran pequeños, artesanales y constaban de escasa maquinaria concentrada en los llamados talleres-obrador o casas-fábrica dentro del casco urbano.




            La llegada de diferentes oleadas de hombres, mujeres y niños (las mujeres se dedicaban sobre todo al hilado y los niños a labores más suaves del proceso productivo) fue una fuente de problemas para el consistorio bejarano, pues muchos de ellos deambulaban por las calles sin ocupación alguna, aumentando de esta forma la mendicidad y la delincuencia. Desconocemos datos cuantitativos que nos aclaren de manera estadística el número concreto de forasteros, pero que el volumen era preocupante lo deducimos de la reunión consistorial de 24 de septiembre de 1751 y de las medidas que en ella se tomaron.

            El concejo había advertido al duque y éste, a instancias de los regidores de la villa, les había dado carta blanca para actuar del mejor modo posible para “que pongan el maior cuidado en limpiar la republica de las malas raíces que la ynfecionan por abrigarse en ella muchos forasteros sin traer informaciones de su Vida”. ¿Se huele aquí un atisbo de xenofobia quizás? Más que eso es probablemente una preocupación ante las gentes venidas de otros lugares, pues hasta no hacía mucho Béjar era una pequeña población en la que todos se conocían. Imaginémonos el impacto que la llegada de tantas personas en apenas 50 años.




            “En fuerza de representazion echa a Su Excelencia por un memorial de este Illustre Consistorio acordaron y mandaron (…) se nombren zeladores secretos, hombres de republica y de la maior integridad y justificazion para que cada uno en el Districto de su Barrio y Parrochias indaguen y con la maior aplicazion sepan los forasteros que en ella se acojen sin traer las correspondientes ynformaziones de los Pueblos de su naturaleza”. Informadores secretos, espías, familiares al estilo de la Inquisición para conocer a los “otros”. Se aprecia un cierto miedo, un temor ante lo desconocido. ¿Cómo conocer a los recién llegados? Dado que el sistema puerta a puerta no servía por el vagabundeo había que proceder con cautela y discreción, a través de chivatos que en el texto son finamente llamados “zeladores secretos, hombres de republica”, personas conocidas y sin tacha, en definitiva.

            Pero evidentemente no sólo se debe espiar a los forasteros sin tacha sino a “los vecinos que posponiendo el santo temor de Dios no bibieren arreglados a los preceptos de Su Santa lei causando escandalos o dedicandose a hurtos, ratterias u otros delitos gravosos y perjudiciales al bien comun, paz y tranquilidad de la republica”. ¿Nos suena de algo? ¿No vemos ahora ese mismo temor reflejado en las calles de muchas ciudades españolas?



     Los “celadores secretos”, los espías no eran entes sin nombre. “Nombraron por tales zeladores secretos por lo respectivo a la Parroquia y feligresia de Santa Maria al señor Alonso Lopez, rexidor actual, Juan Muñoz de Espinosa y Juan Sanchez Zerrudo; por lo que mira a la feligresia y collazion del Salvador a Miguel Dominguez, Fernando Castellano, Joseph Oliba maior y Francisco Sanchez de las Matas; y por lo tocante a la iglesia de San Juan al señor don Geronimo Lucio, rexidor actual, al señor Geronimo Sanchez Zerrudo, Procurador Xeneral, Bernardo Lopez, Franzisco de Ocaña y Antonio Garcia Cantador, por ser Personas de republica y en quienes concurren las calidades de buenos christianos temeroso de Dios y de loables costumbres”. Eran fabricantes de paños Alonso López (padre de Diego López), Juan Sánchez Cerrudo, José Oliva, Francisco Sánchez de las Matas, Fernando Castellano, Gerónimo Lucio, Gerónimo Sánchez Cerrudo, Bernardo López Gutiérrez, Francisco de Ocaña y Antonio García Cantador. Miguel Domínguez de Barrientos era un platero reconocido y Juan Muñoz de Espinosa notario de las rentas ducales. Algunos rechazaron su juramento de manera justificada, en concreto Alonso López por encontrarse fuera de la villa, Juan Muñoz y Antonio García por estar enfermos y Bernardo López teniendo como excusa ejercer un cargo en el consistorio.

      De los informes que trajeron, de lo que se dijo en las restantes reuniones, de las consecuencias sociales que la decisión provocó nada sabemos, aunque nos lo podemos imaginar: expulsiones de la villa, encarcelamientos o, peor aún, ajusticiamientos. El siglo XVIII gozó de luces y se pobló de sombras, conoció el desarrollo económico y sufrió problemas sociales que se heredaron en el siglo posterior.


FUENTES DOCUMENTALES Y BIBLIOGRAFÍA:

A.M.B.: Libro de actas de sesiones del Ayuntamiento de Béjar. 24 de septiembre de 1751.
CASCÓN MATAS, Mª C.: “Aportaciones a la historia de los Maestros flamencos”. BenM  nº 4.491, abril de 2008.
DOMÍNGUEZ BLANCA, R.: “Arquitectos y canteros en la arquitectura bejarana del siglo XVIII”. Especial del Béjar en Madrid 2009.
GARCÍA MARTIN, PEDRO: Béjar, 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Madrid, 1990. TABAPRESS.
ROS MASSANA, R: La industria textil lanera de Béjar (1680- 1850) La formación de un enclave industrial. Junta de Castilla y León, 1999.

80 comentarios:

  1. Claro, el problema era si no le caìas en gracia a uno de esos "Celadores".

    Que tiempos.

    Un abrazo.

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  2. Un siglo próspero para la textil bejarana. Y junto a la oferta de trabajo, la inevitable y necesaria inmigración. Y como no siempre emigra lo mejor de cada casa, sino gente necesitada, pues es natural, y más en aquellos tiempos, que hubiera precaución con los nuevos vecinos. No se puede hablar de xenofobia en aquella época con los ojos del siglo XXI. Eran otros tiempos, otras mentalidades, otras preocupaciones, otros peligros. Sin ir más lejos, en el siglo anterior, ¿hubo algún español que no mirara con desconfianza a los que venían de fuera o tuvieran otras creencias? Me remito, por ejemplo, a la figura de Quevedo, con ese tema tan recurrente que eran los judíos. ¿Era xenófobo? ¿Lo era toda la sociedad? ¿Acaso era otra mentalidad, eso sí, un pelín desconfiada?
    Un saludo.

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  3. Carmen pues como siempre fabulosa esta entrada.

    Un Cordial Saludo desde Creatividad e imaginación fotos de José Ramón

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  4. Pues supongo que estos celadores serían tan corruptibles como el que más, y quizá algunos se sacasen unas buenas monedas por hacer la vista gorda en algunos casos; y como dicen más arriba, si no le entrabas por el ojo a uno de esos celadores, la podías llevar clara. Un poco de miedo dan estos "zeladores secretos".

    Muy interesante moticia. Un saludo, Carmen.

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  5. Interesante el lado oscuro de Béjar, algo que no debió ser ajeno a ninguna ciudad floreciente y que sigue presente de una manera o de otra en el presente del mundo "desarrollado". ¿Algunos "zeladores" me pueden sonar de otras entradas?
    Felicidades, buen artículo.
    Un abrazo,

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  6. Buen articulo, su lectura me hace pensar si han cambiado algo los tiempos.
    Saludos.

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  7. Hola Carmen!! Que buen post amiga!! Se limitaba a la aceptación de los celadores. Muy completo.
    Un beso grande

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  8. Sólo me asomo a tu ventana para decirte amiga tocaya, que es muy grato que te acuerdes de mi cuando estás en el Mediterráneo.
    Después volveré a leerte con máxima atención.
    Besicos.

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  9. Creo que todos los gobiernos en todos los tiempos han tenido su lado oscuro; y al parecer el racismo y la xenofobia es intrínseca a algunos seres humanos, como tambien la xenofilia.

    Un gran abrazo

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  10. Muy buen post Carmen, si entonces había miedo imáginate ahora que se cogen legiones de criminales.
    Antes esran pequeños hurtos ahora son butrones y atracos a gran escala. Pero lo malo no es constatar esto sino echarles la culpa a todos los que vienen de fuera,cuando la delicuencia es también cometida por los autóctonos.
    El miedo a lo deconocido entonces era más lógico y disculpable creo yo. No lo veo como xenofobia.
    Racismo es no aceptar al de fuera simplemente porque es extranjero
    Los humanos no cambiaremos nunca a menos que nos cambien los genes, y eso que algo hemos avanzado desde que tenemos conocimieno que la Tierra es nuestra casa común.
    Bss

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  11. Ya ves mi preciosa Carmen cómo Bejar se rebelaba contra la falta de ocupación en la gente que llega, no en patera, no, eran otros tiempos, pero el hambre apretaba igual aunque no hubiera puertas del Inem... ay!! qué tiempos más esclavizantes vivieron y vivimos... como de costumbre, tu forma de expresarlo... liguera y sutil sin daños colaterales... toda una profesional... me gusta por su dificultad, yo es que me animo solo con escuchar la muñeira, hija... ya veremos estas elecciones... ya! Bss,

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  12. Muy semejante a la situación actual, con tintes de xenofobia y más con la crisis que nos azota. Curioso los celadores y su semejanza con los familiares de la Inquisición.
    Muy interesante esta parte de la historia bejarana.
    Un saludo.

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  13. Podríamos estar hablando de ahora mismo...A medida que uno va leyendo va viendo el reflejo fiel del mundo de hoy. No parece que hayamos progresado mucho. Excelente Artículo, Carmen. Un beso

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  14. No existía el DNI por lo tanto había que llevar... "las correspondientes ynformaziones de los Pueblos de su naturaleza”... lo que era casi un permiso de trabajo y él que no lo tenía pues a buscarse la vida "en negro", pequeñas labores policiales las de "los zeladores" por si se colaba alguno con asuntos turbios en otros lugares. Casi tal como hoy.

    Saludos Carmen, a ver si me puedes mandar la información esa que me comentaste.

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  15. Muy interesante lo de la ciudad de Béjar, por el centro de inmigración y la actividad del textil, fue normal cuando hay una inmigración sin control y mas en aquellos tiempos.
    Buen reportaje.
    Abrazos Carmen

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  16. Carmen, un gran artículo sobre una época fascinante. Sí, nos quedamos con las ganas de saber cómo cumplieron el encargo estos "hombres de republica y de la maior integridad"...
    Saludos

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  17. Interesantísima entrada. Ya sabes que este tema me apasiona y creo que nuestro artículo conjunto sobre el Duque de Béjar y su labor industrial va a aclarar muchos de estos aspectos.

    Lo cierto es que fijándose bien es cierto que algunas casas bejaranas tienen un aire gallego, debe ser por el el arquitecto de Orense.

    Un beso.

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  18. Estos celadores me parecen unos claros antecesores de los serenos...

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  19. El impacto de población extranjera debió ser brutal, desde luego, y como es normal, provocaría problemas de convivencia y xenofobia también. Pero hasta el punto de colocar detectives secretos, espiando en cada esquina, en cada taberna, ufff, una inquisición disimulada. Un abrazo, Carmen.

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  20. En esas épocas, y en una población económica e industrialmente fuerte, es lógico, y siempre ateniéndose a las circunstancias políticas del momento, que surgieran esos "brotes xenófobos", pero más por el miedo al extranjero, que al trabajo que pudieran realizar.
    Aunque por desgracia, esa idea aún subsiste.
    Saludos Carmen¡¡¡

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  21. Leyendo el principio de esta entrada de la vida en Béjar en esos años. Me ha recordado el libro" Los Pilares de la tierra". La vida se vivía en la calle.
    Vamos que como tuvieras un vecino al le cayeras mal...estabas apañao :((
    Le temeria todo el mundo a esos celadores.
    Un beso.

    Pd. Bieeeen, por llevarte el Castañar a tu muro. Que se vea lo bonito que está :))

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  22. Algo muy natural en aquellos tiempo que el hambre apretaba....

    Nos cuentas la historia de manera muy facil de entender...Gracias.

    Besos

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  23. Excelente articulo. Siempre el aluvion vuelve al nuevo sospechoso, en todos los tiempos creo yo. Todo lo nuevo, de golpe, genera resistencia... Luego con el tiempo, se ve que el inmigrante enriquece al entorno.
    Besos.

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  24. ...momentos buenos para la ciudad de Béjar, como veo.

    Ese miedo a lo desconocido ha existido siempre. Es de entender que en esos años modernos, donde la superstición todavía estaba muy arraigada, lo desconocido se asociara con lo malo. Incluso ahora se sigue viendo este temor, por lo que no nos debe extrañar lo anterior.

    Un saludo!!

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  25. Gaucho: da miedo sólo de pensarlo, ¿verdad? Y hay que tener en cuenta que esto era un pueblecito entonces y que todo el mundo se conocía, para bien o para mal.
    Saludos

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  26. Cayetano: creo que era el miedo al "otro", a lo desconocido, a lo diferente, lo que llevaba a tales desatinos. Hay que ponerse en la mentalidad de entonces y pensar como ello y quizás seamos capaces de comprender lo que podía suponer que diversas personas de las más variopintas regiones y países, lenguas y religiones se asentasen en una villa como Béjar, aun envuelta en las sombras del medievo prácticamente.
    De todos modos, los maestros extranjeros siempre estuvieron protegidos por el duque, aunque eso no quisiese decir que confiase al cien por cien en ellos.
    Saludos

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  27. Jose Ramón: muchas gracias por los elogios. Me hacen seguir adelante con este blog.
    Saludos

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  28. Dissortat: y tanto que dan miedo. Porque seguro que algunos de estos celadores denunciaría a gente que no tendría la más mínima culpa y todo por vengarse de asuntos de negocios. De todos modos a mí no me suena tan raro porque nos pueden sonar a ciertas actitudes acutales y del pasado.
    Saludos

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  29. Agev: si te refieres a los apellidos seguro que sí, porque muchos de ellos están ligados a familias vinculadas a las manufacturas textiles del siglo XVIII y XIX. Hay que tener en cuenta, por otro lado, que los maestros verdaderos, los que enseñaron a fabricar los paños finos, eran los extranjeros y los aprendices sus celadores. ¿Pueda haber mayo contradicción?
    Besos

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  30. El Tejón: precisamente la Historia sirve para darnos cuenta de dónde venimos. Este sería un caso muy patente.
    Saludos

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  31. Gabriela: muchas gracias por pasearte por aquí, guapa.
    Besos

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  32. Cabopá: pásate todas las veces que quieras, murcianica.
    Besos

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  33. El Drac: lo más gracioso de todo es que es el propio duque de Béjar el que permite vigilar de cerca a los maestros textiles que él mismo envía a Béjar para que enseñen a los bejaranos su arte. ¿Xenofobia? ¿Miedo al "otro"? ¿Envidia? Todo puede ser posible.
    Saludos

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  34. Katy: miedo al "otro", miedo a lo desconocido en una pequeña villa que ve venir a los maestros extranjeros enviados por obra y gracia del duque y miedo por la venida a trabajar en las manufacturas de gentes procedentes de otras comarcas, de otras tierras peninsulares. Seguro que fue una avalancha descomunal para aquellos habitantes, pocos, que poblaban la villa. Se verían desbordados ante tanta gente, gentes que querían trabajar y algunos que querían vivir de la vagancia y el robo.
    Besos

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  35. Mari Cari: me alegro de que te haya gustado, amiga. Me gusta abordar las historias de otros tiempo desde la óptica actual para ver si es verdad que hemos cambiado tanto o quizás no demasiado como pensamos.
    Besos

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  36. Valverde: la semejanza con los familiares de la Inquisición no creo que fuera una casualidad. Al fin y al cabo seguían existiendo y qué mejor modelo para imitar...
    Saludos

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  37. Alma: como digo, para eso sirve la Historia para comprobar que no hemnos cambiado tanto como parece.
    Besos

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  38. Eduardo: tienes mucha razón con el símil actual que me indicas. Hasta permiso de treabajo se pedía y si no la puñetera calle, es decir, a irse a otro pueblo a currar.
    Un saludo
    P.D. Te envío lo que sé en cuanto pueda, a ver qué me cuentas

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  39. Mari-Pi-R.: y la cosa se agrabó en le siguiente siglo, cuando la llegada de mano de obra fue aún más brutal con la implantación de la industrialización.
    Besitos

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  40. Xibeliuss: me da escalofríos sólo pensar qué pudieron hacer los "secretos zeladores" sólo por despecho, envidia o rencillas personales.
    Saludos

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  41. Carolus: este tema de los canteros gallegos ya ha sido tocado y estudiado en parte por Roberto. Ya iré colgando la entrada para qué veas la cantidad de canteros de esa región de España que se pasaron por aquí. de hecho parece ser que cambiaron toda la arquitectura de la zona. Date cuenta de que las construcciones de Candelario, por ejemplo, se parecen más a las de Galicia que a las de La Alberca, por ejemplo.
    Besos

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  42. Jose Luis: una mezcla entre serenos y delatores-espías. La diferencia está en que los serenos eran buena gente que echaban una mano cuando hacía falta y los secretos celadores te echaban a la justicia por menos de nada, jejeje
    Saludos

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  43. Paco Hidalgo: la gente debía de estar muy asustada, desde luego. Y más cuando lo piden y el duque se lo concede. Hay que pensar que el duque permitió la llegada d elos maestros flemencos. Otra cosa es que no estuvieran de acuerdo con raterías y vagancias.
    Saludos

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  44. Javier: de moemento Béjar no era una gran emporio industrial por entonces, porque no había llegado la industrialización. Mas bien era un a pequeña villa manufacturera con problemas de inmigración.
    Un beso

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  45. Laura M.: es que el Castañar es precioso y me han encantado tus fotos. Las gente lo tenía que ver a través del facebook o como fuera.
    Besos

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  46. Mª Ángeles y Jose: intento que la Historia pase de los legajos a todos vosotros de manera sencilla a través de internet. Espero hacerlo bien.
    Besitos

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  47. Carolina: aquí los extranjerops nos trajeron las manufacturas textiles, polo económico de Béjar durante tres siglos, ni más ni menos, así que muy malos no debían de ser.
    Besos

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  48. Aparicio: en el homre siempre asusta lo desconocido, el temor a no saber, a no conocer al otro o a los otros. Ahora y siempre, creo yo.
    Besos

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  49. La inmigración no es mala, solo que la incontrolada trae este tipo de problemas, que no se diferencian en nada de un siglo a otro.

    Interesante como siempre Carmen.
    Saludos

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  50. Peor que un estado policial. Vigilados y perseguidos sin saber porqué. Da la impresión que cualquier caprichosa decisión de aquellos “celadores” podía llevar a la ruina a cualquiera, tanto los recién llegados como los vecinos de siempre. Un abrazo Carmen.

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  51. Manuel: no dudo en absoluto de que la inmigración, la mezcla de culturas y razas, es buena. Aquí simplemente se plantea el problema en otros tiempos y el modo de afrontarla. En este caso se recurre a unos tipos, cuyos solo nombre produce miedo: "secretos celadores", espías, soplones.
    Saludos

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  52. Desde la terraza: y a ello debemos sumar que estos individuos tenían manufacturas, es decir, posibles dentro de su sociedad. Gentes adineradas y con poder, lo cual les hacía más peligrosos aún.
    Saludos

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  53. Magnifico articulo, como siempre perfectamente documentado y muy instructivo.
    Uno se pregunta si la cosa ha cambiado tanto o por lo contrario, llega a la conclusión que en el fondo todo sigue mas o menos igual pero con otro aspecto.
    Un beso.

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  54. Fantástica entrada! Un placer verte de nuevo. Besos!!

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  55. Siempre que hay una marea humana surgen problemas de este tipo, antes y ahora. El trabajo, otrora textil, era un buen iman para la inmigración. Y los núcleos entre más cerrados más recelosos.

    Magnifica exposición. Besos.

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  56. Iglesias Oviedo: yo espero que la situación haya cambiado con respecto a entonces. Por lo menos no existen espías que persigan al personal por todas partes.
    Saludos

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  57. Silvia: ¡Cuánto tiempo! Voy a visitarte ahora mismo.
    Besos

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  58. Neuriwoman: y entonces Béjar era una villa muy chiquitita, anclada en las costumbres, abrigada por una muralla casi asfixiante.
    Besitos

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  59. Qué interesante artículo Carmen, no sabía yo de estos "zeladores" y no sé por qué me vienen a la cabeza (salvando las distancias, claro) a los "familiares" de la inquisición, me imagino que la forma de delatar sería muy similar pues tampoco se sabría quién era el acusador y se actuaría en secreto.
    Veo también que los castigos podían ser ejemplares : "expulsiones de la villa, encarcelamientos o, peor aún, ajusticiamientos".

    Por otra parte, observo que es usted una gran entendida del tema, pues incluso ha sacado datos de una fuente propia "Aportaciones a la historia de los Maestros flamencos", debe tener usted los archivos bejaranos bien trillados :-))

    Un abrazo :-)

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  60. Pedro de Mingo: a mí también me recuerdan mucho a los familiares del Santo Oficio. Creo que, como se sacaron de la manga a tales delatores, decidirían tomar de modelo otra figura ya existente entre la administración judicial o entre la Inquisición.
    Además de historiadora me encanta investigar, así que de vez en cuando me dejo caer por algún archivo, sí. El artículo sobre los "maestros flamencos" está colgado aquí en el blog. Creo que ya lo subí hace un par de añitos.
    Saludos

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  61. Hoy he aprendido algo nuevo.
    Sólo el lado oscuro de los gobiernos es común en todos lados. Muy buena entrada. Un abrazo. Te sigo.

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  62. Es un auténtico placer pasear por tus letras que son de una riqueza exquisita desde Jaen feliz dia

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  63. Interesante estudio sobre la inmigración en Béjar durante el siglo XVIII.
    Las "malas raíces" o xenofobia, desgraciadamente son ajenas al paso del tiempo, y se asientan sobre el temor a una pérdida de poder, si no político, sí económico. La seguridad ciudadana...era secundaria.

    Un placer leerte siempre que puedo, Carmen.

    Un abrazo.

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  64. Alma: aquí y allí, en todos los continentes y épocas. Te sigo yo también a ti.
    Saludos

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  65. Miguel de la T.P.: muchas gracias por leerme y por dejar el comentario.
    Un saludo

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  66. Marisa: ¿quiénes serían más peligrosos? ¿los recién llegados o los bejaranos? Evidentemente el otro siempre tiene las de perder.
    Saludos

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  67. La verdad es que similitud de Candelario con Galicia es inquietante jeje

    Un beso.

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  68. Carolus II: es un decir, querido amigo, jajaj
    Besos

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  69. En las sociedades cerradas, como las que existían en el Antiguo Régimen, existía una tremenda prevención hacia los forasteros. El vagabundo, por ejemplo, daba mucho miedo y era tratado siempre con crueldad. Ocurría, además, en todos los sitios. Sobre esto escribió muy bien Georges Lefebvre. La entrada es interesantísima para los que nos dedicamos a la Historia Moderna.

    Saludos

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  70. Carmen, ese crisol de culturas y esa mezcla de tanta gente variopinta, hacen que crezca con una fuerza esa aleación, que luego le dan carácter a sus descendientes.
    Y tu, con estas entradas tan documentadas, estás contribuyendo a que Bejar sea mucho más conocida y apreciada por los que estamos lejos y sin ti y por esa Bejarana/Cacereña (Laura), Estais haciendo una labor que el Ayuntamiento debería tenerlo en cuenta.

    Me gusta leerte, Gracias Carmen, Saludos.

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  71. Un trabajo muy bueno Carmen. El siglo XVIII, tan denostado por los historiadores, es clave en Béjar para entender su historia más reciente. Apunto lo de Domínguez de Barrientos, que también le gustaba estar metido en todos los fregaos como al ínclito Antonio e Rojas.

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  72. Retablo de la vida antigua: cuando encontré este testimonio en los libros de actas del consistorio, decidí enseguida hacer un artículo. Era un texto breve, pero sugería tantas cosas de la época y de la nuestra propia... Además invitaba a la reflexión y creo que en este sentido no me equivoqué. A veces estos detalles se pierden dentro de otras investigaciones de más fuste, se dejan a un lado por no saber muy bien el lugar que deben ocupar o si acaso puden ser insertas en el comentario de otros sucesos más relevantes.
    Saludos

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  73. Rob74: a Antonio de Rojas le gustaba estar en todos los fregaos, sí, y Domínguez de Barrientos también. Y a ellos hay que sumar a Francisco Javier Lidón, padre de José Lidón. Siempre acababa con sus huesos en la cárcel por jaleos varios.
    Saludos

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  74. Manolo: desde que este blog que nació hace unos años (creo que este mes de noviembre, si mi memoria no me falla, cumple tres añitos) creo que por lo menos se ha conseguido dos cosas: por un lado, como tú bien dices, dar a conocer el nombre de Béjar en el mundo bloggero (misión muy bien realizada por otros compañeros bloggeros cuyos espacios se pueden consultar en los enlaces de la derecha) y, por otro, que los bejaranos abandonemos la idea de que "Béjar no tiene Historia". Tiene y mucha. El problema es que, o no se ha estudiado bien (queda mucho por hacer) o que no se ha dado a conocer al gran público.
    Tu comentario hace que me ponga las pilas y continúe esta misión que no es sólo mérito mío, ni mucho menos, sino de los colaboradores del blog (Roberto, Javier, Vega, Luisa, Óscar, Alberto, Nacho, Manolo, Jesús, Raúl,Pepe,Josefa). A todos ellos les doy mi enhorabuena por el trabajo que llevan a cabo y por cedérmelo para darlo a conocer a través de este espacio.
    Besos

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  75. Gracias por tus vistas y tus amables comentarios, es muy agradable el recibirlos.

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  76. En todas partes siempre hay un lado corrupto, independientemente la villa de Béjar es un hermoso lugar lleno de historia que me gustaría visitar en algun viaje que haga a Salamanca que ya he visitado en tres ocasiones.
    que tengas un feliz fin de semana.
    un abrazo.

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  77. Iglesias Oviedo: no hay de qué, amigo.
    Feliz domingo.
    Un saludo

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  78. Ricardo Miñana: espero y deseo que un día te dejes caer por aquí y pases unos días fenomenales. No es por nada, pero esta tierra es fantástica a la hora de inspirar la vena lírica de los poetas, jejej
    Saludos

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  79. Carmen feliz semana
    Un cordial saludo desde…
    Abstracción textos y Reflexión.

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  80. Jose Ramón: espero que lo hayas pasado bien tú también.
    Saludos

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.