11 de enero de 2012

Historia arquitectónica y artística del Santuario de Nuestra Señora del Castañar (8ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, noviembre de 2011.

Centrándonos en lo que al final se hizo y en lo más importante, vamos a repasar la labor pictórica figurativa. Lo primero que debió de maravillar a los bejaranos de entonces fue la monumental Coronación de María por la Santísima Trinidad, ejecutada sobre el gran arco triunfal. Solemne, frontal y entronizada, Dios Padre con la esfera del mundo y Dios Hijo con la cruz del martirio sujetan la corona sobre su cabeza. Apartados de la escena principal y en el arranque del arco, un séquito de angelotes blande las palmas del martirio. Toda la escena se desenvuelve en un ámbito celestial brumoso e indefinido. Atribuible a los hermanos Álvarez Dumont, su estilo se encuadra dentro del clasicismo académico que ya estaba siendo rechazado por los artistas más vanguardistas. La técnica es muy depurada, predominando el dibujo sobre el color como vemos en los grupos de ángeles, que recuerdan modelos italianos del siglo XVIII. ¿Qué escena ocupaba el frente del arco antes de la intervención de los Dumont? Para don Juan Muñoz el mismo asunto . Lo único que parece cierto es que en el siglo XVIII, un tema similar, una Asunción de Nuestra Señora, se mandó elaborar a un pintor de Cáceres entre 1774 y 1778 para dicho arco, aunque no era una pintura mural sino un lienzo, pues Lucas Martín recibe 66 reales por hacerle un marco .


De los Dumont son las imitaciones de jaspes de la capilla mayor: rojos en los muros inferiores y verdes en los arcos y base de la cúpula. En ésta, otro fresco, ahora con la Asunción de la Virgen, ocupa la gran semiesfera. Con túnica talar blanca y mano celeste cruzado, María dirige su mirada al cielo. En su derredor, un grupo de juguetones angelotes portan palmas y filacterias. En el campo de la cúpula enfrentado a esta escena, ángeles vestidos con túnicas entonan cánticos o interpretan música con algunos instrumentos (arpa, órgano, chelo, viola, timbal…).




Las pechinas bajo la cúpula también se aprovecharon como superficies pictóricas que complementan la iconografía del tema principal. María es la protagonista de los cuatro escenarios que se suceden cronológicamente desde la pechina noreste con la Anunciación, y que continúa por las demás siguiendo el sentido de las agujas del reloj con la Visitación, la Adoración de Jesús y la Presentación en el templo. La iconografía de la Anunciación es menos corriente, con el arcángel San Gabriel despidiéndose de María, y más convencional resulta la de la Visitación.



Las pinturas de los Álvarez Dumont en el camarín son de evidente interés y calidad y han sido restauradas recientemente por Cristina Pla. Aprovechando la planta tetralobulada del camarín, se colocaron emparejados los ocho lienzos verticales de las mujeres del Antiguo Testamento que prefiguran iconográficamente a María, quien preside el camarín desde su trono. Con ellas se realza la nobleza, valor y virtud que algunas desempeñaron, para demostrar que Dios había enviado desde siempre mujeres santas a quienes imitar. Como contrapunto tienen cabida otras, como Betsabé, a las que las escrituras reprenden por su conducta, siendo ejemplo para las virtuosas del camino que no se ha de seguir. 

Camarín


     Al pincel de César Álvarez Dumont se le deben las figuras de Raquel, Ruth, Débora y Jahel, correspondiendo a su hermano Eugenio las de Esther, Judith, Betsabé y la reina de Saba. Destacan en estas obras el gusto por el exotismo tan característico de la pintura española de la segunda mitad del siglo XIX, impregnando el conjunto en indumentarias y decoraciones, así como la poética luminista contemporánea, que en España tuvo en la escuela levantina su abanderada. El espacio, limitado a un telón de fondo, recuerda a un escenario teatral. 


   
Judith



A mi juicio, la mejor de las composiciones de Eugenio para el camarín es la de Judith. De pie y con la extasiada mirada elevada hacia las alturas de quien acaba de cumplir un mandato divino, sostiene con la mano derecha la espada ensangrentada y con la izquierda señala la cabeza decapitada de Holofernes yacente en el suelo. Cubierta de joyas, ricos vestidos y sedas, Judith se atavió de esa manera para atraer a Holofernes. Holofernes era un general asirio que al mando de su ejército, y por orden de Nabucodonosor, sitió la ciudad judía de Beturia. Judía era Judith, que con la ayuda de una sirvienta consiguió hacer creer a los asirios que estaba dispuesta a traicionar a su pueblo, llegando a entrevistarse con el general. Éste, prendado de su belleza no desconfió, y en un momento de intimidad en su tienda de campaña Judith le emborrachó, arrebatándole la espada y cortándole la cabeza de dos golpes certeros.


Betsabé

     Con muy distinta actitud ha representado a Betsabé. Entronizada y apoyando sus pies en un escabel, dirige pensativa su plácida mirada al espectador, a la par que esboza una leve sonrisa. Su mano derecha, que descansa sobre la izquierda, sujeta un cetro, símbolo de realeza. No se acude a la iconografía más convencional del Baño de Betsabé, momento en el que el rey David queda prendado de su belleza cometiendo adulterio, pues Betsabé era la esposa del rey hitita Urías. De la relación de los dos primeros nacerá una primera criatura, motivo que conducirá a David a deshacerse de Urías, mandándole a una muerte segura en la guerra. Con el hitita muerto, David hizo de Betsabé su esposa. Estos acontecimientos no fueron del agrado de Dios, que envió al profeta Natán ante David para recriminarle su actitud, además de provocar la muerte del bebé a los siete días.



Reina de Saba

    En la reina de Saba el pintor utiliza el mismo atrezzo empleado para Betsabé. Idéntica decoración y trono, habiéndose eliminado el escabel. Su tez morena es uno de los escasos rasgos étnicos que en estas mujeres se permite el artista en cuanto a su fisonomía. La reina se muestra de pie, dirigiéndose al espectador, con corona y toca sobre la cabeza. Un largo vestido rojo de manga corta es envuelto en un manto sedoso y muy transparente que se sujeta con la mano izquierda, mientras que la derecha enseña la palma de la mano, abierta en señal de ofrecimiento y dirigida hacia el incensario esférico al pie del lienzo. Este objeto es un elemento característico al que recurrieron numerosos artistas de aquella época (Juan Giménez Martín, Antonio María Fabrés Costa, Dionisio Baixeras Verdaguer…) como parte de un colorido repertorio para ambientar mundos exóticos. La reina, cuyo nombre no se descubre en la Biblia, llegó un buen día a Jerusalén con intención de poner a prueba la sabiduría del afamado rey Salomón, quien respondió con certeza a todas sus preguntas. Abrumada por su sabiduría y por el lujo y la prosperidad de los que se rodeaba, la reina reconoció la riqueza moral y material del monarca, ofreciéndole 120 talentos de oro, joyas y perfumes. Se dice que nunca hubo aromas como los que la reina de Saba llevó a Salomón, de ahí la importancia del incensario en la pintura del camarín. Profetas como Isaías o Ezequiel constataron en sus escritos que el incienso era uno de los principales productos con los que comerciaban los mercaderes de Saba.

De Eugenio Álvarez Dumont es también la pintura que nos muestra a la reina judía Esther, otra obra de excelente calidad al igual que las anteriores. Esther, entronizada y solemne, muestra un recipiente semiesférico, reflejando en su bello y delicado rostro cierto estado de melancolía. Le rodea un rico, exótico y colorido escenario. La lectura cristiana mariológica la realza como mediadora de su pueblo: consigue el perdón de los judíos, de la misma manera que María como intercesora de la humanidad consigue su perdón ante la divinidad. Esto justifica la presencia de Esther en el camarín, de igual forma que tradicionalmente es asimilada como prefiguración de la coronación de la Virgen; ambas como reinas sabias confiadas en Dios para salvar a su pueblo/humanidad.

Esther

Esther, personaje virtuoso y decidido, se jugó la vida por su pueblo al presentarse sin permiso ante el trono de su esposo, el rey persa Asuero (Jerjes I), rogándole que revocara la persecución que Amán, su primer ministro, había emprendido contra los judíos. Desde el punto de vista eclesiológico, el acoso a los judíos que se narra en la Biblia se identifica como prefiguración de la Iglesia perseguida.



Continuará
BIBLIOGRAFÍA: 


MUÑOZ GARCÍA, J.: “Historia de la Santísima Virgen del Castañar, Excelsa patrona de Béjar y su comarca”, en V.V.A.A.: Ofrenda a la Santísima Virgen del Castañar, Excelsa patrona de Béjar y su comarca, Prensa española, Madrid, 1954, vol. I., p. 198.
Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Béjar. Libro de la Cofradía de la Virgen del Castañar (1708- 1863), f. 197 vº.
 Ibidem, f. 198 vº.
CASCÓN MATAS, C. “Datos históricos y artísticos del camarín de la Virgen del Castañar”, en Béjar en Madrid, nº 4.616, 3-9-2010.
Ver MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, A.: La reina de Saba: personaje entre la historia y el mito que pervive en la Semana Santa de Lorca, en Alberca, nº 5, 2007, p. 158.



*Si quereis conocer algo más de la restauración de estos lienzos en este blog ya hicimos mención de ello. Lo podeis encontrar aquí

44 comentarios:

  1. Aunque de gran calidad y con una finalidad común, las pinturas de los hermanos tienen una personalidad y un sello muy diferentes.
    Buena aportación de tu colaborador Roberto.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  2. Desde luego esta serie de mujeres bíblicas merece una contemplación detallada. A mi me ha sorprendido especialmente la representación de Betsabé, tan lejos de la habitual escena del baño - como bien dice Roberto - y con una expresión ambigua, casi de inocencia.

    Saludos, Carmen

    ResponderEliminar
  3. Afortunadamente ha sido una buena inversión la restauración de los lienzos del camarín de la Virgen del Castañar, todos me gustan los veo de mucha calidad y muy bonitos.
    Un abrazo Carmen y gracias por las excelentes explicaciones.

    ResponderEliminar
  4. Precioso ese fresco de La Asunción.
    Interesante trabajo el de Ricardo.

    Un abrazo, Carmen.

    ResponderEliminar
  5. Qué maravilla esa Judith! Coincido con usted en que parece la más hermosa, aunque también me gusta mucho la reina de Saba. Menuda riqueza pictórica tiene el santuario. Seguro que dará para mucho.

    Buenas noches

    Bisous

    ResponderEliminar
  6. Magnifica la restauración de los lienzos en La Virgen del Castañar, un buen trabajo igual que este magnifico y documentadisimo reportaje que nos ofreces.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  7. Muy buenas las represenaciones femeninas de los hermanos Daumont; coincido con Roberto en que la mejor parece ser la de Judith. También excelente el fresco de la Asunción de la cúpula. Muy buenas obras de arte dispone el Satuario del Castañar, mucho más ahora tras esta acertada restauración. Saludos a Roberto y a Carmen.

    ResponderEliminar
  8. ¡Excelentes las imágenes de Cesar Álvarez, Carmen! Y las de su hermano no se quedan atrás...
    Buena lección de historia antigua , desde las composiciones.

    ResponderEliminar
  9. Existe para mí un paralelismo entre la californiana San Francisco y Béjar; de ambas conozco a estas alturas casi tanto o más que si las hubiera visitado mil veces: de la primera a través del cine; de la segunda por medio de esta página.

    ResponderEliminar
  10. Que culpa tendría el bebé de que a su padre le hubiera gustado tanto ver bañarse a su madre...Estos castigos bíblicos siempre me ponen de mal humor, Judith engaña a un tipo, lo seduce con la intención de matarlo, le corta la cabeza y es una heroína, sin embargo, el crío de Betsabé paga con su vida el supuesto pecado de su padre...Me pasa como con la parábola de los talentos, que no la he entendido jamás, jeje.

    Un beso, Carmen.

    ResponderEliminar
  11. Los hermanos pintan distinto. Que interesante.

    Amerita una continuaciòn, amiga mìa.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  12. CayetanO. la diferencia de ejecución pictórica es más acusada comparando entre los lienzos encargados para el camarín. De moemento, y en esta entrada, hemos visto tres de los cuatro que Eugenio ejecutó. Nos queda uno suyo y los cuatro de su hermano César.
    Saludos

    ResponderEliminar
  13. Xibeliuss: quizás no era adecuado escoger la escena de Betsabé saliendo del baño porque no cuadraba ni con el lugar ni con el resto de mujeres con las que hacía grupo este lienzo de Eugenio Álvarez Dumont.
    Saludos

    ResponderEliminar
  14. Mari-Pi-R.: un problema de humedades hizo peligrar dos lienzos, concretamente el de Judith y el de la Reina de Saba. Se había producido una pérdida de pigmentos y lienzo importante y no había que perder más tiempo. Se retiraron de su lugar (están directamente pegados sobre la pared) y se restauraron convenientemente en el taller de Plá. Quedaron perfectos.
    Besos

    ResponderEliminar
  15. Marisa: veo que a Roberto le has bautizado con otro nombre, jejejej. No te preocupes, estás disculpada.
    Besos

    ResponderEliminar
  16. Danme Masquée: y todavía nos quedan por contemplar cinco lienzos mas. Cuando acabemos de analizarlos y verlos todos, luego opinaremos más acertadamente.
    Besos

    ResponderEliminar
  17. Iglesiasoviedo: ¿para cuándo una visita por Béjar? Seguro que harías un reportaje fotográfico estupendo.
    Saludos

    ResponderEliminar
  18. Paco Hidalgo: muchas gracias, señor profesor.
    Saludos

    ResponderEliminar
  19. Francisco Javier: y lo dicho: quedan todavía cinco lienzos más para comparar los estilos de los hermanos Álvarez Dumont.
    Gracias y un saludo, albaceteño

    ResponderEliminar
  20. Francisco Espada: jejejee. Eso ha tenido gracia, amigo. Espero que no acabes hasta los pelos ni de una ni de otra.
    Saludos

    ResponderEliminar
  21. Alma: por una vez en los lienzos bejaranos la protagonista es la figura femenina, a pesar de que las historias se remonten a tiempos antiguos. En el caso que comentas, habría que intentar conocer mejor a las sociedades que crearon tales historias para lograr entenderlas, si es que podemos, aunque no las compartamos.
    Besitos

    ResponderEliminar
  22. Gaucho: claro, cada uno tiene su toque de pincel y el arte en las venas, eso sí.
    Saludos

    ResponderEliminar
  23. Tras un tiempo ausente y ya de regreso encuentro que todo sigue su curso......

    muy buena esa restauración y como siempre una entrada muy documentada.

    Besos

    ResponderEliminar
  24. También Judith me parece la mejor, pero sin olvidar el interior de la cúpula con la Asunción de la Virgen y ese pequeño cortejo de rollizos angelotes. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  25. Un trabajo interesante el que se esta realizando. Demostrar como se expresaba la belleza en tiempo pretéritos. Y que nos llegue a este tiempo

    Saludos

    ResponderEliminar
  26. Me gutan las tres Judith, Betsabé y la reina de Saba.
    Han quedado muy bien restauradas. Menuda documentación Carmen. Estoy admirada de tu capacidad de trabajo tan serio como riguroso.
    Te felicito de veras.
    Bss

    ResponderEliminar
  27. Mª Angeles y Jose: bienvenidos tras ese pequeño descanso merecido. Seguro que traeis fotografías frescas para enseñar.
    Besos

    ResponderEliminar
  28. Desde la terraza: veo que recuerdas esa otra fotografía que colgué en una entrada anterior. No la he querido poner ahora por centrarme más en la obra de los Álvarez Dumont.
    Saludos

    ResponderEliminar
  29. Manuel: que nos llegue a este tiempo y en buen estado. De ahí la restauración que se hizo hace un año.
    Saludos doc

    ResponderEliminar
  30. Katy: tus parabienes van dirigidos a Roberto, que es el artífice de esta investigación tan bien llevada a cabo.
    Besitos

    ResponderEliminar
  31. Son unas imágenes preciosas, indudablemente los pinceles de los hermanos Álvarez Dumont hacían maravillas.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  32. Hola Carmen cuanto arte y cuanta historia en tus magníficas entradas
    que disfrutes el fin de semana.
    un abrazo.

    ResponderEliminar
  33. De nuevo por tu casa, amiga. Siempre un placer.

    Saludos y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
  34. Muy interesante, como siempre, el artículo de Roberto. Desde luego el Castañar da para mucho y las pinturas de los Álvarez Dumont me encantan. No sabía porqué se representaban estas figuras bíblicas femeninas en algunos santuarios marianos y me ha quedado claro.
    Por cierto, Carmen, que ya has pasado de las 50000 visitas!!!
    Un abrazo,
    Vega

    ResponderEliminar
  35. Te felicito por tus 300 seguidores, nena tú vales mucho...Y tus entradas son lecciones de arte, historia y costumbres...

    Acabo de oir en Béjar está nevando...
    Ojalá que se cumpla el dicho.
    Besicos

    ResponderEliminar
  36. Es la tercera vez que entro en un rato. no podía soltar el comentario...será que la nieve tiene escacharrao el internete este!!
    ...Te decía que esto si que son lecciones de historia y lo demás es cuento.
    Nos tienes siempre esperando tus entradas para saber cosas de Béjar que ignoramos. Las pinturas son estupendad.Estas tres mujeres también dejaron su huella en la historia.
    Enhorabuena por esos 300 y como dice Cabopá... está nevandooo.
    Un beso.

    ResponderEliminar
  37. Monumental fresco el que decora la cúpula y muy románticos el resto que como te comenté en otra entrada no son muy de mi gusto, aunque parece ser que sí lo eran en aquella época.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  38. Biografías: creo que Roberto está preparando un artículo centrado en las obras de los Álvarez Dumont. Seguiremos informando.
    Saludos

    ResponderEliminar
  39. Ricardo Miñana: y vaya que he disfrutado del fin de semana porque ayer cayó una nevada de campeonato.
    Saludos

    ResponderEliminar
  40. Hiperión: lo mismo digo, amigo poeta.
    Saludos

    ResponderEliminar
  41. Agev: he pasado de las 50.000 visitas y he llegado a tener 300 seguidores (sin contar con los de facebooz, que son otros 119, como podrás comprobar). Y eso que ahora le dedico menos tiempo.
    Besazos

    ResponderEliminar
  42. Cabopá: efectivamente, ayer estuvo nevando una hora con bastantes ganas. Y hoy me he levantado con Béjar y la sierra nevada, preciosa. Creo que por murcia también daba nieve, pero no creo que lo haga en el Mar Menor. A pie de playa no creo que caiga un copo, ¿o sí?
    Besicos, murciana

    ResponderEliminar
  43. Laura M.: si esto de internete hace lo que le da la gana. El otro día me meto en la pestaña de comentarios y encuentro tres en los clasificados como spam. Lo mismo han ido a parar esa nefanda carpeta. Lo revisaré por si acaso.
    Besazos

    ResponderEliminar
  44. Carolus II: creo que Su Majestad tiene un gusto más barroco del siglo XVII. ¿Me equivoco?
    Un beso

    ResponderEliminar

"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.