10 de julio de 2012

Más sobre tradiciones: la Virgen de la Salud

                Autora: Carmen Cascón Matas

           En Béjar a  partir del mes de mayo se concentran las celebraciones y tradiciones religiosas hasta casi hacer resaltyar en rojo todos los días del calendario. El domingo pasado se celebró la procesión y festividad de la Virgen de la Salud, retomada desde hace un par de años después de su desaparición. La comitiva parte de los restos de la desaparecida iglesia de San Gil (apenas subsisten el ábside del templo y el campanario, el resto es ahora el Museo Mateo Hernández), en pleno centro del casco histórico, muy próximo a la Plaza Mayor, donde se atesoraba la primitiva imagen. Desde allí se marcha hasta la iglesia de El Salvador donde se dice la misa y se reparten las tradicionales roscas de pan y la ramita de romero


            Sin embargo, esta crónica actual no puede llegar a entenderse del todo si no hacemos referencia al pasado, un pasado que puede explicarnos mucho de las cuestiones del presente. Y más si tenemos en cuenta que esta procesión se había perdido con el paso de los siglos. 




            Retrotraigámonos al 14 de Mayo de 1730, fecha en que sacerdotes y feligreses de Béjar se unen en la capilla de San Gil, iglesia dependiente de El Salvador desde 1568, para redactar los estatutos de la Cofradía de la Esclavitud del Santo Rosario. En ellos dejan muy claro ser independientes y a la vez subsidiarios de otra cofradía del mismo título existente en el convento de la Piedad. La idea era facilitar las reuniones de fieles diariamente sin provocar inconvenientes para las religiosas, pues éstas no podían participar en las procesiones nocturnas. De esta forma, con el permiso del párroco de El Salvador, Pedro Antonio Hernández Cebriano, se trasladan a la capilla de San Gil,por ser exenta y desocupada”, aunque sin extinguir la anterior, siendo la de las monjas “cofradía” y la de San Gil “esclavitud”. La obligación de todo cofrade admitido debía de ser “asistir al Rosario que saldra todas las noches que el tiempo lo permita y dias de fiesta por la tarde a la hora mas acomodada para todos”, resguardándose en invierno en la capilla de San Gil. 
Torre de San Gil

            Dos años más tarde, y por petición de Miguel Cipriano Sánchez de Mora, maestro de primeras letras, fundador de la esclavitud, se decide cambiar el nombre de la cofradía por el de “Esclavitud de Nuestra Señora de la Salud”. Sin duda se pretendía así paliar los equívocos frecuentes que se producían entre ésta y la del convento de la Piedad al ostentar similares denominaciones. El personaje, sumido aún en las brumas del paso del tiempo, debió de ser mecenas de la institución, pues en el libro de fundación de la esclavitud se especifica que “la ymagen de Nuestra Señora de la Salud fue ofrecida a la cofradia por Miguel Zipriano Sanchez”. La colocación de la talla se realizó de manera solemne, siendo instalada “sobre el altar mayor de la yglesia de San Gil sobre la urna del Santisimo Christo del Sepulcro”, conservado hoy día en la iglesia de Santiago. 

Según un inventario de esa misma capilla fechado en 1892, existía aún allí el altar de la Virgen de la Salud compuesto por “cuatro caras con la Virgen de dicho nombre”, con una inscripción en uno de los laterales que decía “se dotó a devoción de Juan Crego y de Isabel Muñoz, su mujer”. Un par de años más tarde se decidió trasladar la imagen y su retablo a la iglesia de El Salvador, pereciendo en el incendio que calcinó este templo en febrero de 1936



La esclavitud subsistió a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX, formando parte de ella fabricantes, hidalgos y clérigos, hombres y mujeres, y alternando en los cargos privativos de este tipo de instituciones religiosas (hermano mayor, consiliarios, pedidores de limosna, cobradores de faltas, veladores, depósitos de faltas y pedidos de enfermos). En 1764, por Bula Pontificia, se concedió indulgencia plenaria a las misas celebradas en su altar en sufragio de los hermanos difuntos y en 1802 se otorgó el Jubileo. Además, durante la procesión repicaban las campanas de Villa y Tierra, privilegio sólo compartido con las romerías de la Virgen del Castañar y Virgen de las Huertas. 

La escultura que hoy podemos ver en El Salvador fue realizada en madera por el escultor bejarano Eloy Hernández.
  

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES: 
CASCÓN MATAS, Mª C.: "Se retoma la desaparecida procesión de la Virgen de la Salud", en Béjar en Madrid, 2010.
GARCÍA NIETO, R.: “La Virgen de la Salud”. Periódico La Victoria, 9 de julio de 1898.
Archivo Parroquial de la iglesia de El Salvador: Libro de la Cofradía de la Esclavitud del Santo Rosario de la iglesia de El Salvador.
A.P. de la iglesia de el Salvador: Inventario de la capilla de San Gil (1892). Documentación suelta.

15 comentarios:

  1. En mi pueblo la patrona es la Virgen de Monsalud, pero desconozco su historia. Es curiosa la construcción del campanario de San Gil tiene forma de fortaleza.
    Un beso

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  2. Perdido y recuperado, me gusta que se fomente las procesiones y las tradiciones, ya que así no se pierde un pueblo.
    Digo lo mismo el campanario de San Gil tiene forma de fortaleza y se ve curioso en el centro de la plaza. Besos

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  3. No soy muy religiosa pero siempre me han gustado estas tradiciones me recuerdan a mi infancia con mi abuela, ella se conocía el santoral y disfrutaba de la liturgia mientras nosotros lo hacíamos de la fiesta

    Un besote preciosa

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  4. Que luminosa es la imagen de esta hermosa Virgen, resplancedece como un sol, tan tierna y dulce!
    Un abrazo.

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  5. Me parece interesante recuperar tradiciones perdidas, aunque no sea muy devoto de vírgenes y santos.
    Un saludo.

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  6. ¡Qué bellas tradiciones nos relatas, Carmen! Detrás de cada imagen de sus muchos avatares, multitud de historias personales, muchas anónimas, que se ha tragado la noche de los tiempos hasta llegar al día de hoy. ¡Cuántos incendios de iglesias no fortuitos en 1936, qué desgracia!
    Un fuerte abrazo.

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  7. Mariac y Mari-Pi-R: el campanario formaba parte de la iglesia desaparecida por los avatares del tiempo, como digo en la entrada, junto con el ábside y la portada que se desmontó y se colocó como puerta de entrada al museo Mate Hernández. Esta torre tan curiosa sobrevivió por albergar el Reloj de Villa y Tierra, aunque sufrió modificaciones durante la restauración de los años 80. En fotografías antiguas se puede apreciar lo distinta que era en otros tiempos.
    Besitos

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  8. 40ñera: todas las abuelas se saben el santoral al dedillo, cumplen las fiestas de guardar y saben rezar el rosario, tradiciones casi perdidas en la actualidad.
    Besitos

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  9. Carolina: algunos paisanos dicen que les recuerda a la imagen de nuestra patrona, la Virgen del Castañar. Se le da un aire...
    Besos

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  10. Valverde: yo tampoco lo soy, pero me gusta que se recuperen y se mantengan las tradiciones. Ya somos dos.
    Saludos

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  11. Francisco espada: la iglesia de El Salvador era la más rica y fastuosa de Béjar y por eso mismo fue incendiada. Aquí se ha corrido un tupido velo sobre el tema y nadie habla, quizás porque se sepa quiénes fueron los autores...Malditas guerras
    Saludos

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  12. Hubiera sido bueno que se conservase alguna fotografía o dibujo de la Imagen destruida. Veo que en Béjar hay un decidido interés por impedir el olvido de las tradiciones. Me parece fenomenal. Un beso Carmen.

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  13. Desdelaterraza: me temo que no existe ninguna foto, que yo conozca claro. A lo mejor en algún baúl perdido en la nostalgia de un desván aparece cualquier día una foto de la desaparecida imagen.
    Un saludo

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  14. La imagen de la virgen es muy bonita. Te dejo aquí un enlace de unos amigos que se dedican a potenciar la artesanía (Proyecto Exea se llaman) donde cuentan su experiencia en el taller de un escultor restaurador de santos e imágenes. Es muy interesante. Saludos!

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  15. Mundsoks: la imagen ya has visto de qué época es. Lo que no tengo idea es si se inspiraron en la antigua para hacer la moderna o no. Creo que nos quedaremos, de momento, con la duda.
    Me paso a ver el enlace que me propones.
    Un saludo

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.