22 de agosto de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (2ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, diciembre de 2010

Los desaparecidos retablo mayor y el púlpito de la iglesia de San Juan



         Lógicamente, el estudio de ambas obras lo hemos podido realizar a través de fotografía antiguas. Gracias a ellas se puede apreciar una concordancia estilística que las relaciona, pudiéndose catalogar dentro del estilo neoclásico, aunque como trataremos más adelante, con matices.

 Fotografía antigua del interior de la iglesia de San Juan

 Interior en la actualidad, sin retablo mayor


         El retablo [1] consistía en una pieza de tres calles y con un solo cuerpo entre predela y ático semicircular. En el cuerpo principal, con amplio banco y entablamento, las tres calles se dividen por medio de cuatro columnas lisas. La calle central estaba ocupada por un pequeño sagrario y en las laterales se abrían hornacinas para alojar imágenes. En el ático, la calle central toma forma de frontispicio rematado en frontón curvo, alojando otra hornacina más. El conjunto es sobrio, pues en la decoración dominan los elementos arquitectónicos, con frontones curvos, cajeados y molduras, que no hacen más que subrayar las líneas arquitectónicas de la traza. El ornato de talla se localiza en las calles laterales del ático y en la crestería del mismo con motivos de rocalla. En cuanto a las esculturas, parecen modernas y sin mérito artístico. En alguna fotografía realizada poco antes de su desaparición, se aprecia una intervención en el cuerpo principal, por la que se han eliminado motivos decorativos originales por otros modernos.


        El púlpito, como era habitual, podía combinar diversos materiales: granito para la base y el fuste, hierro para la barandilla de acceso y el antepecho, y madera ensamblada y tallada para el tornavoz. Los púlpitos de nuestra comarca solían ser sobrios, pues como otras piezas similares (pilas bautismales, por ejemplo) el granito no permite un trabajo muy pormenorizado (aunque hay excepciones, como el púlpito de La Alberca). De este modo, la riqueza decorativa se concentraba en el tornavoz, muy comedida en este caso al entrar en la senda de la estética neoclásica. Se reducen a tres los elementos que lo configuran: la campana piramidal de planta poligonal, su crestería y la linterna de remate. La linterna o cupulín se inspira en la arquitectura de las grandes cúpulas, que se solían rematar con otra de muy pequeño tamaño (cupulín). El nombre de linterna viene de la función que tenían muchos de estos cupulines, de iluminar cenitalmente el espacio que cubría la gran cúpula, al practicarse en sus paredes pequeñas ventanas.


 Retablo desaparecido, detalles




           El caso es que ambas obras se desmontaron en la segunda mitad del siglo XX; el púlpito, como en muchas iglesias, al decaer su uso y el retablo mayor seguramente por una cuestión estética discutible, cuando se decidió picar por dentro la pared del ábside. Se dejó a la vista los sillares románicos, a la vez que se le condenaba al ostracismo al retablo.


        Gracias a una carta dirigida al párroco de San Juan por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia, y con fecha de 9 de marzo de 1970 [2], sabemos que el retablo ya no se encontraba en la capilla mayor. Así, se informa que las obras terminadas en ese momento eran las siguientes:

Firma del tallista, Tomás Pérez Monroy



        “Al interior, picado del ábside, picado y blanqueo sobre el tendido de yeso de capillas de la cabecera, con limpieza de la cantería, picado y limpieza de las bóvedas a los pies de la edificación, derribo de la molduración de escayola en embocadura de ábside, calas para la inspección de la mampostería de los muros.

         Al exterior, limpieza de la cantería y blanqueo de paños intermedios”.


         En resumen, en este momento se ejecutaron las obras necesarias para acondicionar el ábside románico tal y como hoy lo conocemos: libre de postizos de escayola y con las juntas de los sillares blanqueadas.

 Detalle del presbiterio en la actualidad, con el ábside románico de sillares vistos


       En un escrito de la parroquia fechado en la Pascua de Resurrección de ese mismo año [3], se nos informa que desde 1966 ya existía un proyecto de restauración aprobado por el Consejo Parroquial. Para estas intervenciones se contó con el asesoramiento del arquitecto ministerial D. Fernando Pulín, que visitó el templo dos veces. También inspeccionó las obras D. Fernando Ballesteros acompañado del señor Pons Sorolla, de la Dirección General de Arquitectura, quienes dieron su parecer sobre la recuperación del ábside.


          En el mismo documento se habla de la suerte del retablo mayor, en la que se explicita la incomprensión que despertaba buena parte de nuestro patrimonio dieciochesco, algo típico de la época y que aún hoy perdura. Según se puede leer, como mal menor los mismos arquitectos aconsejan recoger el retablo, no tirarlo, si bien la persona que redacta el informe considera que (…) aunque el dorado era bueno, la factura era pobre, sin valor artístico y sin antigüedad, Las tallas –tres- muy modernas y ordinarias”[4]. En efecto, las tallas que en ese momento serían de escayola y sin valor, puesto que las originales se perderían en la francesada. Sin embargo, el análisis del retablo es excesivamente duro, pese a que es cierto que puede resultar un tanto anodino dentro de su estilo, y además con intervenciones modernas que lo alteraron. Distinta es la apreciación de todo lo que suene a medieval, y más si lleva la vitola de lo románico, manifestándose en este caso desde el propio descubrimiento del ábside al interior, hasta la propuesta para adquirir mobiliario y una mesa de altar “que tenga sabor románico”[5].

 Órgano barroco de la iglesia de Santa María, Béjar
 

           Al hilo de los gustos estéticos, resulta paradójico que en febrero de 1971, ante la pérdida del órgano histórico de la iglesia, se estudia la posibilidad de hacerse con uno de los dos barrocos que aún se conservan en las iglesias de nuestra comarca [6], sin contar el de Santa María. Parece ser que se intentó infructuosamente comprar el de la parroquia de Navacarros, instrumento dieciochesco cuya decoración la realiza el tallista salmantino Agustín Pérez Monroy, pero el cura de allí no dio facilidades. Más propicio fue el contacto con el de Puente del Congosto, pues según parece y con la aquiescencia del obispo de Plasencia, se podría llegar a un buen entendimiento. Se diagnostica lo inservible que estaba el órgano como instrumento musical, y no se plantea poder restaurarlo de inmediato por el elevado coste que supondría. Pero sí se alaba su calidad artística y su cualidad como elemento decorativo para dar empaque y solemnidad al vacío de la tribuna. Al final, no hubo acuerdo.

Continuará





[1] Las fotografías antiguas han sido cedidas amablemente por el blog Archivo Fotográfico y Documental deBéjar.

[2] Archivo Parroquial de San Juan de Béjar: Documentación suelta.

[3] Ibidem.

[4] Ibidem.

[5] Ibidem.


[6] Ibidem.

7 comentarios:

  1. No he conocido el retablo. Pero ahora la iglesia parece más grande, y está más iluminada.
    Buen artículo.
    Un beso

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  2. Es interesante está Iglesia y la historia de como ha ido remodelándose a través de su historia, es una lástima que cuándo visité Salamanca está población no estuviera incluida en las diversas excursiones y bien próximo que estuvimos cuando visitamos Candelario.
    Besos

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  3. Es interesante está Iglesia y la historia de como ha ido remodelándose a través de su historia, es una lástima que cuándo visité Salamanca está población no estuviera incluida en las diversas excursiones y bien próximo que estuvimos cuando visitamos Candelario.
    Besos

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  4. Soy de la misma opinión de Laura. Por otra parte me alegra saber que hay un movimiento tendente a salvar la torre, si es que tiene salvación.
    Un abrazo,

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  5. Actualmente me parece más moderna y desahogada, pero al ver las antiguas fotografías creo que me hubiese gustado lo anterior.
    Un abrazo.

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  6. Contar los pormenores de los elementos que han ido desapareciendo en nuestras localidades, o cambiados por otros nuevos, nos enseña que junto a quienes no importa la Historia del Patrimonio patrio se mueven otros personajes para los que sí importa, y mucho.
    Es gracias a su esfuerzo silencioso y efectivo que si hoy visitamos un pueblo, por pequeño que sea, raro será que no contenga una porción de su pasado artístico.
    Un saludo.

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  7. Olá.
    Excelente postagem sobre esse importante patrimônio histórico.
    Um ótimo domingo.
    Abraço.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.