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17 de diciembre de 2022

Los esclavos de los duques de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        "Cuando el barco del mercader  iba hacia Portugal, al pasar cerca de la costa de Huelva era costumbre que recalasen algunos días en Gibraleón, ya que al mismo tiempo que reponían fuerzas de la travesía, y como el Duque de Béjar tenía negocio de esclavos, era aprovechada la parada para la venta de algunos entre los que acudían al pueblo onubense. Esto ocurría alrededor de 1526…".

 

Esclavos en Huelva. Reportaje. Elmundo.es

 

      Así señalan algunas fuentes las actividades de Álvaro II de Zúñiga en su marquesado andaluz y agregan: "Al llegar a Gibraleón nos encontramos con Pablo Dorantes, hombre de confianza del Duque de Béjar y que al parecer era una de las personas que llevaban la administración de los bienes del Duque, y por ello las compraventas de esclavos…", revelando que en ellas incluía el noble ni más ni menos que al hermano de su amante.

3 de diciembre de 2022

La relación entre Isabel I de Castilla y los Zúñiga: más recompensas que castigos

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

En 1471 se cruzaban por los caminos de Europa los mensajeros que llevaban a Roma la solicitud de dispensa de consanguinidad para el matrimonio de la princesa Isabel de Castilla con el príncipe Fernando de Aragón; y la de asignación del maestrazgo de la Orden de Alcántara para el niño de doce años Juan de Zúñiga y Pimentel, hijo de Álvaro de Zúñiga, señor de Béjar y Gibraleón, conde de Plasencia y duque de Arévalo, y de su sobrina y esposa Leonor Pimentel y Zúñiga.

 

Isabel la Católica

 

A la muerte de Enrique IV, Álvaro de Zúñiga fue uno de los dos integrantes de la Liga Nobiliaria que reconocieron a la princesa Juana (la Beltraneja) como sucesora, por la palabra dada al monarca y por temor de perder la villa de Arévalo que había pertenecido a la madre de la princesa Isabel, en caso de Álvaro. Sobrevino la guerra de sucesión castellana, y tres de los hijos de este: Pedro, el primogénito, señor de Ayamonte, Lepe y la Redondela; Álvaro, prior de la Orden de San Juan de Jerusalén; y Elvira, condesa consorte de Belalcázar, apoyaron a Isabel.

13 de agosto de 2022

De dos sepulcros que viajaron desde San Esteban de Nogales (León) a Nueva York

         Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez  

       El Paso Honroso fue un episodio caballeresco (banal, diríamos hoy, pero tenía trasfondo político) protagonizado en 1434 en el puente de Hospital de Óbrigo, León, por Suero Quiñones y otros jóvenes acaudalados e influyentes en la corte de Juan II de Castilla. Al asunto se refiere Cervantes en El Quijote, y su puesta en escena sirve hoy de atractivo turístico para la localidad. En la camarilla de Suero estaba Lope de Estúñiga, autor del famoso cancionero, considerado su deudo (pariente) en algunos documentos.     

Vista panorámica del puente de Hospital de Órbigo. Es.wikipedia.org

       Es el caso que un siglo después, Suero de Quiñones y Zúñiga, bisnieto del anterior, contrae matrimonio con su parienta Elvira de Zúñiga, hija de Álvaro de Zúñiga, II duque de Béjar, y su amante Catalina Dorantes. La pareja se instala en el castillo de Villanueva de Jamuz (hoy en ruinas, pero con la torre de homenaje en pie) y ejerce patronazgo sobre el Real Monasterio de Santa María (también en ruinas), en San Esteban de Nogales, tierras del marqués de La Bañeza, Pedro de Zúñiga y Avellaneda.

28 de enero de 2022

“Al duque de Béjar, marqués de Gibraleón…”

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Cuando Cervantes dedicó la primera parte del Quijote a Alonso de Zúñiga, VI duque de Béjar, VII marqués de Gibraleón y demás títulos, se cumplían ochenta años desde que el emperador Carlos V elevara el señorío olontense a marquesado para su compadre Álvaro de Zúñiga, II duque de Béjar, y casi doscientos desde que la zona pasara a dominio de  los señores de Béjar por el matrimonio de Pedro de Estúñiga con Isabel de Guzmán, nieta en cuarta generación de Alfonso X el Sabio y heredera de Gibraleón. 

 

Señorío de Gibraleón (arriba izquierda) en el reino de Sevilla, s. XIII. Wikiwand.com

 

        De las huellas que el linaje y apellido dejaron en la zona durante cuatro siglos (hasta 1777 en que falleció sin descendencia Joaquín de Zúñiga, XII duque de Béjar y XIII marqués de Gibraleón), algunas han salido a la luz recientemente, como el espacio que Francisco de Zúñiga, V duque de Béjar y VI marqués de Gibraleón, mandó abrir en un muro de la iglesia de San Juan Bautista para panteón familiar, y que luego hizo tapiar.

12 de diciembre de 2020

Carta del duque de Béjar a Carlos V en favor de su sobrino político Hernán Cortés (1529)

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Carmonense, y doctor en Historia de América por la Universidad de Sevilla, Esteban Mira Caballos ha publicado en los últimos años dos libros sobre el conquistador de Nueva España. En su página web Temas de Historia y Actualidad (http://estebanmiracaballos.com/blog/) da a conocer Una carta inédita sobre Hernán Cortés descubierta por él en el Archivo General de Simancas, de cuyo texto se entrega la versión completa, con citas de la presentación del propio Mira:   

Retrato de Hernán Cortés con su blasón de marqués del Valle


          "En mi libro de Hernán Cortés (Badajoz 2010) manifesté mi sorpresa por el buen trato recibido en la Corte, pese a que hacía años que estaban llegando cartas y memoriales criticando su excesivo poder y poniendo en entredicho su buen nombre. Incluso se hizo correr el falso rumor de que quería independizar a la Nueva España de la Corona de Castilla... En mi última visita al Archivo General de Simancas… me he encontrado con algunos documentos de interés... Uno de ellos es una carta de recomendación que el duque de Béjar envía al Emperador, y que está fechada en Béjar el 7 de julio de 1529Parece que las gestiones de un Grande de España, como el duque de Béjar, pudieron contrarrestar todas estas informaciones… Ello explicaría en parte el buen trato dispensado por el emperador al conquistador de Nueva España… De sus asuntos en España estaba dedicado de lleno su padre Martín Cortés, quien además de pactar las capitulaciones matrimoniales con doña Juana de Arellano y Zúñiga, se encargó, por expreso deseo de su hijo, de solicitar su ingreso en la orden militar de Santiago y también de pedir un título nobiliario, el marquesado del Valle de Oaxaca. Pues bien, el enlace con una noble como doña Juana de Arellano y Zúñiga, hija del conde de Aguilar, y éste a su vez cuñado del influyente duque de Béjar, dio unos excelentes resultados"

31 de octubre de 2020

Pedro Dorantes Arias: un conquistador bejarano en el Río de la Plata (1ª Parte)

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4748 (4/03/2016), p. 4. 

 

     La fortuna histórica de que alguien termine dando nombre a una calle, por modesta que esta sea, otorga al beneficiado algo semejante a la inmortalidad. A la inmortalidad o a la perdurabilidad de un nombre, que no de la persona ni de su historia pues ésta suele terminar devorada por la sentencia del olvido y del tiempo. Por tales decisiones en el callejero de nuestra ciudad la figura de Andrés Dorantes nos resulta hoy, al menos, familiar, mientras que la de su pariente Pedro Dorantes Arias ha quedado en el completo anonimato, por más que la historia y los hechos de este segundo sean, si cabe, más legendarios y trascendentales en la compleja y duradera etapa de la conquista de América

 

Andrés Dorantes de Carranza, el otro conquistador de la familia.

Dibujo encontrado aquí


         ¿Quién era este hombre que las crónicas de Indias recuerdan como conquistador en Méjico y Guatemala, descubridor de las tierras del río de la Plata y al que sitúan ocupando importantes cargos públicos en Paraguay? Sin duda uno de los conquistadores más renombrados en su época, prototipo de castellano entregado a la pasión de la aventura del nuevo continente, hombre de espada y sacristía, impenitente en el campo de batalla y sumiso ante Dios. Después de haber servido en España al Emperador Carlos V con su participación en la Guerra de las Comunidades, es nombrado factor u oficial real para viajar a América donde comenzaría su aventura de poder y conquista. Era el año 1529.

24 de octubre de 2020

Buscando el lema perdido del escudo de los duques de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Cuando en el siglo XI Sancho, duque y señor de la villa y valle de Stúñiga, comenzó a firmar Sancho de Stúñiga legando el apellido a sus descendientes, habría surgido también el escudo del linaje, que en principio fue una banda de oro cruzada sobre campo de gules (rojo), colores de la realeza navarra, al que después de la batalla de las Navas de Tolosa Íñigo de Stúñiga agregó una cadena de ocho eslabones de oro en memoria de su participación destacada en la gesta (Muñoz, Miguel Ángel: El escudo de Gibraleón. 2013)  

 

Escudo original del linaje de los duques de Béjar.  

huelva24.com

 

          Más adelante Diego de Stúñiga, hijo de Íñigo de Stúñiga, cambió el rojo por plata y el oro por negro en señal de duelo por la muerte de Teobaldo II de Navarra, su pariente, aunque una segunda opinión dice que, ya instalado el linaje en Castilla, los colores fueron cambiados por Diego López de Estúñiga, I señor de Béjar, por la muerte de Pedro I el Cruel. Al constituirse el ducado de Béjar en la persona de Álvaro I de Zúñiga, al escudo del linaje se le sobrepuso la corona ducal (Surribas Parra, Antonio: Escudos de armas de los duques de Béjar en su señorío de Burguillos del Cerro. 2015). En ninguna de estas versiones se habla, no obstante, de que el escudo contara con un lema.

 

14 de agosto de 2020

Sobre el linaje materno de Alonso de Ercilla y Zúñiga, autor de "La Araucana"

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

         Mucho se ha escrito sobre el autor de La Araucana, pero poco de su linaje materno, que en gran medida explica su personalidad y los episodios más importantes de su vida. Los biógrafos no dejan de mencionar que su madre, Leonor de Zúñiga, era familiar del duque de Béjar y de los condes de Miranda (del Castañar) y de Niebla, pero con cierto grado de machismo ponen más énfasis en el origen vizcaíno de su padre, el magistrado Fortún García de Ercilla, que no obstante había nacido en Sevilla (Alonso nació en Madrid). El hecho es que el padre falleció antes de que Alonso cumpliera un año, por lo que doña Leonor se encargó de su crianza y educación (le enseñó latín), junto con la de tres hermanas y dos hermanos mayores. Para aliviar su situación de viudez, doña Leonor intercambió el señorío de Bobadilla heredado de su padre (otros dicen que lo perdió en un pleito) por el cargo de guardadamas de la infanta María de Austria, hija del emperador Carlos V, y se fue a vivir a la corte con sus seis hijos (Francisco, el mayor, murió joven).

 Alonso de Ercilla y Zúñiga por El Greco. Museo Hermitage

         El jefe de la Casa Imperial y educador del príncipe, futuro Felipe II, era Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco, pariente de doña Leonor que vivía en palacio, y con quien el emperador ordenó que también se educara el joven Alonso (Juan de Zúñiga acompañó al emperador a la coronación en Bolonia, y cuando fue embajador en Lisboa  gestionó el matrimonio de Carlos V con Isabel de Portugal; fue también corregente de España). Al círculo de jóvenes nobles que rodeaban a Felipe se agregaba Luis de Zúñiga y Requeséns (futuro gobernador de Milán y los Países Bajos y 2° jefe de la armada española en la batalla de Lepanto), primogénito de Juan y primo de Alonso (los Zúñiga-Requeséns eran once). A esto debe sumarse que el segundo hermano mayor de Ercilla, que también firmaba Juan de Zúñiga y fue sacerdote, pasó a formar parte del cuerpo de capellanes de la corte imperial.    

 

23 de noviembre de 2019

Doña Juana de Zúñiga, sobrina del duque de Béjar, segunda mujer de Hernán Cortés


 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

         Se la ha llamado la esposa sevillana de Hernán Cortés, pero nació en Yanguas (Soria), señorío de su padre Carlos Ramírez de Arellano, II conde de Aguilar de Inestrillas. Su madre era hermana de Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar (*), y debido a la mayor importancia de este apellido -aunque ambos linajes eran de la línea real de Navarra- pasó a la historia como Juana de Zúñiga. Hermosa mujer, de carácter imperioso y arrogante, envanecida por sus noblezas, hay señales de que ella tomó la iniciativa para acercarse epistolarmente al conquistador de Nueva España, cuyas riquezas ambicionaba, con el pretexto de rehabilitarlo ante el emperador.  







          Cualesquiera fueran las influencias que movió la joven en la corte -tenía 19 años entonces y Cortés 44-, el hecho es que después de volver a España y entrevistarse con el monarca, el gobernador (y no virrey como él quería) y nuevo marqués del Valle (de Oaxaca) partió de esta corte el segundo día de Pascua Florida, que se contaron 29 de marzo;… a Béjar a casarse -con doña Juana de Zúñiga por cierto- y de allí a ver a su madre, y a Sevilla a embarcarse…  Por otra parte la reina Juana (madre del emperador) había ordenado que se concedieran honores y facilidades a la pareja en su viaje por Béjar y por Sevilla.    


5 de octubre de 2019

Los Zúñiga en la boda y otras efemérides del emperador Carlos V


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez     

     Varios son los autores, modernos y contemporáneos, que dan cuenta del papel relevante del II duque de Béjar, Álvaro de Zúñiga y Pérez de Guzmán, y su círculo parental en actos importantes de la vida personal de Carlos V

       Sobre la boda, fray Prudencio de Sandoval señala en su Historia de la Vida y Hechos del Emperador Carlos V, 1634:

      "Llegado el tiempo concertado para celebrar sus bodas el emperador a dos días del mes de enero deste año (1526), partieron de Toledo para la ciudad de Badajoz, donde habían de recibir a la princesa, el duque de Calabria don Hernando de Aragón, y don Alfonso de Fonseca, arzobispo de Toledo, y don Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar, con gran acompañamiento de señores muy principales… Con el duque de Béjar fueron el conde de Aguilar (Alonso Ramírez de Arellano y Zúñiga) y don Pedro de Ávila (y Zúñiga), que después fue marqués de las Navas. Y vinieron a Badajoz para se juntar con don Juan Alonso de Guzmán (Pérez de Guzmán y Zúñiga), duque de Medina Sidonia, (y) don Francisco de Zúñiga y Sotomayor, marqués de Ayamon(te) y conde de Benalcázar, que después fue duque de Béjar por ser casado con doña Teresa de Zúñiga, sobrina del dicho duque… los cuales todos fueron con el mayor y mejor acompañamiento que pudieron".
   

Edición de 1681 de la obra de fray Prudencio Sandoval

      Dos años antes, la comitiva que llevó a la infanta Catalina, hermana menor del emperador, a Badajoz para su matrimonio con Juan III de Portugal, estaba presidida por Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar, y compuesta por fray Diego López Toledo, comendador de Herrera, Juan Alonso de Guzmán y Zúñiga, VII conde de Niebla y VI duque de Medina Sidonia, y su sobrino Francisco de Sotomayor (el mismo Francisco de Zúñiga y Sotomayor citado por Sandoval), V conde de Belalcázar, según advierte Menéndez Pidal en el tomo XX de la Historia de España.

28 de abril de 2019

De los doce Duques de Béjar que pudieron ser diecisiete

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Tal vez por el arquetipo de los Doce Pares de Francia u otra razón, éste ha sido el número con que tradicionalmente se ha contado a los individuos de la misma familia y apellido que desde 1485 hasta 1777 se sucedieron como titulares del ducado de Béjar. La causa de tan singular y estricta progresión procede de casi un siglo antes, 1397, cuando Diego López de Estúñiga y Orozco (Diego López era el nombre de pila y el apellido Estúñiga, antes también Stúñiga y en 1476 castellanizado Zúñiga), primer señor de Béjar y de muchas otras villas, instituyó sobre todas ellas un mayorazgo que condicionaba legalmente el usufructo al apellido y lo estableció en su testamento. Más adelante, en 1565, doña Teresa de Zúñiga, III duquesa de Béjar, declararía en el suyo lo siguiente: 

        Yten declaro y señalo por sucesor en la casa de Béjar y estado con el derecho de presencia a don Francisco de Zúñiga mi hijo mayor, el cual (sic) y sus sucesores encargo, así hayan mi bendición, que cumplan todos mis vínculos y condiciones que la dicha Casa tiene, y especialmente de traer las armas y apellido de Zúñiga a solas, sin traer otras ni otro apellido, porque haciendo lo contrario pierde la sucesión, según lo instituyó y mandó Diego López de Zúñiga, mi señor, institutor de la dicha Casa, en su testamento… (Rojo Vega, Anastasio: Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, 2008) Ambos testamentos están en el Archivo Histórico Nacional, Sección Nobleza, etiqueta OSUNA, y el de Diego López de Estúñiga/Zúñiga se puede leer completo en la red  

Primer folio, de 102, del testamento de Diego López de Estúñiga/Zúñiga, Valladolid 24/02/1417. BNE 


11 de marzo de 2019

El duque de Béjar entre el rey y los Comuneros


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        No se nombra al duque de Béjar entre los nobles a quienes el cardenal Cisneros tuvo que mostrar los cañones para sosegarles, pero la verdad es que la alta nobleza castellana estaba inquieta por el vacío de poder a la muerte de Fernando el Católico, situación de la que esperaba aprovecharse. Álvaro II de Zúñiga se había acercado a la reina legítima Juana la Loca, pero una parte importante de su familia de la que era pariente mayor, los Zúñiga de Miranda del Castañar, se había adherido abiertamente a quien sería Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico (Íñigo de Zúñiga Avellaneda y Velasco, futuro cardenal, y su hermano Juan, futuro jefe de la casa imperial, le fueron a buscar a Flandes)


 Los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en el patíbulo, de Antonio Gisbert Pérez. 1860


       La rebelión de los comuneros, que también habían recurrido a doña Juana en primera instancia, representó una oportunidad a los nobles de poner coto a los poderes del nuevo monarca, para su propia conveniencia por cierto, pero los desmanes que empezaron a afectarles les convenció rápidamente de plegarse al partido imperial. Carlos los había atraído, por lo demás, con títulos, prebendas y honores considerables, muchos de los cuales recayeron en el propio duque de Béjar y sus familiares.     

15 de octubre de 2018

La rendición de Granada y el II Duque de Béjar Álvaro de Zúñiga y Pérez de Guzmán

*Para no saturar demasiado a nuestros lectores con el tema estrella de este año 2018, por conmemorarse el aniversario de los 150 años de la revolución Gloriosa que tanto significó para Béjar, intercalaremos trabajos de otras temáticas. 

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Veintidós años tenía Álvaro de Zúñiga y Pérez de Guzmán, futuro II duque de Béjar, cuando empezó a tomar parte en la Guerra de Granada con pendón y hueste de su abuelo, Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar y I duque de Plasencia (fallecido en 1488) y de su padre Pedro de Zúñiga, II conde de Bañares, según relata el hispanista estadounidense William H. Prescott (1796-1820) en The Art of War in Spain.  

 
The Conquest of Granada 1481-1492, obra reeditada en Londres en 1995. The Art of War in Spain. William H. Prescott 

       El mismo autor señala que, habiendo establecido campamento cerca de Loja, su pariente el II conde de Tendilla Íñigo López de Mendoza recibió en batalla fuertes golpes con maza y casi cayó en manos enemigas, si no lo hubiese salvado a tiempo el joven Álvaro de Zúñiga; y es curioso constatar que otro extranjero, el hispanista alemán Ludwig Pfandl (1881-1942) esta vez, se haya preocupado de rescatar en su obra Felipe II, 1938, el hecho de que el II duque de Béjar Álvaro de Zúñiga cojeaba (en sus últimos años) a razón de una herida en la pierna ganada en la guerra de Granada

27 de agosto de 2018

El pragmatismo religioso de los Duques de Béjar y la resurrección de Juan de Zúñiga y Pimentel

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez 

       De un paganismo vernáculo, el ancestral linaje vascón de los duques de Béjar evolucionó primero hacia un sincretismo religioso romano y luego hacia un islamismo igualmente más político que religioso, para instalarse finalmente en la cúspide de la tardía introducción del cristianismo en Navarra (ss. VIII-IX). Este último paso se dio sólo al final de la dinastía Íñiga fundada por Íñigo Arista y tuvo también motivaciones políticas, sin perjuicio de que padres de la iglesia española, como Eulogio de Córdoba, se empeñaran en adelantar el trance calificando al inadvertido Arista (sobrenombre, no apellido) de christicolae princeps, y urdiendo en torno a él un manto de leyendas piadosas y fantásticas potenciadas hasta hoy. 


       Afincado en Castilla (s. XIII), el linaje navarro siguió los pasos de la nobleza local que lo había acogido como par, y se integró al régimen social que utilizaba la religión como instrumento de poder, avalado por la corona y la propia Iglesia. 

11 de enero de 2018

Making of de la novela "El manuscrito de fuego"



 *Reproducimos la entrevista al escritor de "El manuscrito de fuego", Luis García Jambrina, una novela que mucho tiene que ver con Béjar como vereis. El texto está escrito por el propio Jambrina en www.zendalibros.com

Luis García Jambrina nos cuenta cómo fue el proceso de escritura—en este making of que os ofrecemos— de su novela El manuscrito de fuego, que salió a la venta este martes.


La idea de escribir una novela sobre don Francés de Zúñiga, ilustre bufón del emperador Carlos V, me asaltó de repente una tarde en que paseaba por Béjar de la mano de José Antonio Sánchez Paso, el principal especialista en la vida y la obra de tan singular personaje y el más reciente editor de su famosa Crónica burlesca. Habíamos ido allí para otra cosa, pero en un momento de nuestro recorrido mi acompañante se detuvo delante de una fachada y me dijo: “En esta casa vivía don Francés cuando lo asesinaron, no muy lejos de aquí”. En ella se veía una puerta con arco de medio punto y decoración de bolas y, al parecer, se conserva también la bodega. Después me mostró la iglesia de Santa María, donde en su día lo enterraron; el palacio de los duques, en el que sirvió como criado durante algunos años; la casa con el escudo de la familia que hay en la plaza Mayor; la heredad de Navarredonda, a unos cinco kilómetros de Béjar, aguas abajo del río Cuerpo de Hombre; y otros lugares vinculados a la memoria de Francesillo. Naturalmente, yo ya había oído hablar antes de él con anterioridad e, incluso, había leído su irreverente Crónica burlesca. Pero hasta esa tarde en la que visité los mencionados lugares no sentí la llamada que me incitaba a escribir la novela.


29 de octubre de 2017

Catalina Dorantes: la amante con licencia del II Duque de Béjar Álvaro de Zúñiga y Pérez de Guzmán




Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


      Este caso, que merecería figurar en Con la Z de Stúñiga; Curiosidades (y excentricidades habría que agregar) sobre el Ducado de Béjar de Antonio Sánchez Sánchez, publicado en Archivo Fotográfico y Documental de Béjar, 2009, lo trae el genealogista y heraldista Julio de Atienza y Navajas, barón de Cobos de Belchite, en su trabajo El Marquesado de Águilafuente, incluido en la revista Hidalguía, 1993, del Instituto Salazar y Castro (CSIC) de Madrid:

 



Emblemas del marquesado de Aguilafuente en el antiguo palacio de Aguilafuente, Segovia. Casadelpalacio.com



Viéndose sin sucesión legítima don Álvaro de Zúñiga, II duque de Béjar, III conde de Bañares, I marqués de Gibraleón, Justicia y Contador mayor de Castilla, de su mujer y tía doña María de Zúñiga, acudieron ambos al rey Carlos I (el emperador Carlos V) haciéndole presente que, además de los bienes de su mayorazgo, tenían otros libres adquiridos algunos de ellos durante su matrimonio, y careciendo de descendencia suplicaban se les diese licencia y facultad para poder fundar un mayorazgo o dos, con condición precisa que no pueda revocarse, añadirse, disminuirse o alterarse durante la vida de los fundadores, y para mayor firmeza, verificada la muerte de uno, no pueda el otro revocarlo, modificarlo ni condicionarlo, quedando siempre en el estado que tenía cuando falleciese uno de los fundadores, excepto si el sobreviviente fuese el expresado don Álvaro, a quien le había de quedar libre la facultad de poderlo alterar según y cómo tuviese a bien. Esta licencia y expreso consentimiento les fue concedido en todo, considerando los bienes que constituyesen el mayorazgo como inalienables e indivisibles, y así les fue despachada en Burgos a 20 de diciembre de 1527, refrendada por don Francisco de los Cobos (Seis meses antes había nacido Felipe, hijo y sucesor de Carlos, cuyos padrinos de bautismo fueron Álvaro de Zúñiga y la reina Leonor, hermana del emperador)


22 de octubre de 2017

Béjar, Plasencia y Yuste: una relación interesante

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


       La pintura es ilustrativa porque muestra al emperador Carlos V llegando a su retiro de Yuste sobre una litera, similar a la réplica que hoy se muestra a los visitantes del palacio adjunto al monasterio, a hombros de cuatro portadores. Lo acompaña una breve comitiva de asistentes domésticos, y es recibido en la puerta del cenobio por una procesión de monjes jerónimos ataviados litúrgicamente. No obstante en el Museo del Prado existe otra pintura, de José María Alarcón Suarez, que muestra al monarca llegando a pie acompañado de una numerosa comitiva de nobles y cortesanos, y recibido bajo palio, en esta ocasión, por los monjes. Ambas pinturas son del siglo XIX.
 
Entrada del Rey Carlos V (sic) en el Monasterio de Yuste, por Antonio Casanova y Estorach. Museu Nacional d´Art de Catalunya.  elmundo.es

3 de septiembre de 2017

Dos notas sobre la apariencia en el linaje de los Duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     Si el aspecto o parecer exterior debe corresponder a la posición o estatus que alguien ocupa en la sociedad, sorprende encontrar al menos dos notas contradictorias en personajes que representaron la cumbre de este linaje. La primera aparece en la Crónica Burlesca del Emperador Carlos V, escrita por quien ahora se considera propiamente un componente de la familia ducal de Béjar, el célebre Don Francés deZúñiga.   


Crónica Burlesca del Emperador Carlos V.
Edición crítica de José Antonio Sánchez Paso, 1989

     Poseedor de una lengua acostumbrada a decir verdades (La afilada pluma de don Francés de Zúñiga por Carmen Cascón, Pinceladas de Historia Bejarana marzo 2012), no vacilaba don Francés en describir duramente a los integrantes de la corte del monarca, audacia o imprudencia que al final le costó la vida. Al mismísimo emperador, que padecía del prognatismo característico de los Habsburgo, le dirige esta advertencia puesta en boca de un villano de Aragón: ¡Nuestro señor, cerrad la boca, que las moscas de este reino son traviesas! (Placiéndole al monarca el consejo, mandó dar al labrador trescientos ducados)         

Carlos V, por Lucas Cranach
Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid

19 de diciembre de 2016

El Brujo Torralba y el Duque de Béjar



 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Eugenio de Torralba nació en Cuenca en 1485 y se le recuerda como el mago más célebre de todo el Renacimiento español (Joaquín Moreno Pedrosa, Universidad de Sevilla). De sus andanzas por Europa y de los hechos extraordinarios que realizó, dan cuenta varios autores (Luis Zapata de Chaves en Carlo Famoso, 1566; Ramón de Campoamor en El Licenciado Torralba, poema, 1887; Julio Caro Baroja en Vidas Mágicas e Inquisición, 1992) fundamentándose en lo que él mismo declaró al Santo Oficio en el proceso que se le siguió entre 1527 y 1531 en su ciudad natal.  




Cuenca (foto hotelexecuenca.com)



       A Torralba lo evoca Miguel de Cervantes en el capítulo 41 de la segunda parte de El Quijote, con motivo de la aventura del caballero y su escudero sobre Clavileño, el fantástico caballo de madera: -No hagas tal, respondió don Quijote, y acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, a quien llevaron los diablos en volandas por el aire caballero en una caña, cerrados los ojos, y en doce horas (la mayoría de los relatos fija el trayecto en una hora) llegó a Roma, y se apeó en Torre de Nona, que es una calle de la ciudad, y vio todo el fracaso y asalto y muerte de Borbón, y por la mañana ya estaba de vuelta en Madrid, donde dio cuenta de todo lo que había visto; el cual asimismo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que abriese los ojos, y los abrió y se vio tan cerca, a su parecer, del cuerno de la luna, que la pudiera asir con la mano, y que no osó mirar a la tierra por no desvanecerse (ed. Silvia Iriso y Gonzalo Pontón, 1998.