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19 de enero de 2024

Música salmantina en los funerales por la marquesa de Loriana (Béjar, 1653)

Esta semana saltaba en los medios de comunicación de la provincia de Salamanca la noticia  de que nueve utensilios musicales de la catedral salmantina, datados entre los siglos XVI y XVII, habían sido restaurados por el Instituto de Patrimonio Cultural de España. Se trataba de "dos chirimías con sus fundas, una trompa marina, un arpa, dos estuches de cornetas y otro que podía albergar hasta diez flautas". Tal es su importancia que es una de las colecciones más completas de instrumentos renacentistas y barrocos de Europa. 

https://www.lagacetadesalamanca.es/salamanca/sonaba-banda-sonora-catedral-siglo-xvi-20240117131237-nt.html

Por eso traemos hoy esta entrada sobre una ceremonia religiosa celebrada en la iglesia de Santa María la Mayor de Béjar en 1653 en la que participó la capilla musical de la catedral de Salamanca. El peticionario de tal lujo no fue otro que el VIII duque de Béjar y aquí se trasladaron con sus arpas, bajones y bajoncillos. Quiero imaginar que alguno de los instrumentos hoy restaurados hubiera podido sonar en Béjar en aquella ocasión. 

 Si quieres saber cómo sonaban

https://youtu.be/TmSyTUjiv98?si=8nMr6G_ZHmY8m9mU


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Autora: Carmen Cascón Matas 

Publicado: Béjar en Madrid, 2022.

Un día lóbrego a la vez que alegre para el marqués de Loriana, don Diego de Zúñiga Sotomayor Hurtado de Mendoza[1], aquel de 1653. No hay nada más complejo que el alma humana, pues es sorprendente que dolor y pena puedan sentirse a la par que alegría. Así debió de sentirse cuando le informaron de que su mujer, la V marquesa de Loriana y condesa de la Puebla de Ovando por derecho, había fallecido de resultas del parto de su tercer hijo, Francisco Melchor de Zúñiga y Guzmán de Ulloa, futuro VI marqués de Loriana. Es posible que en su matrimonio no existiera el amor, como era usual en aquellos casamientos por intereses nobiliarios, pero qué duda cabe que ambos habían compartido nueve años de vida en común. Don Diego quedaba viudo con treinta años. 

 

Fotografía de La Gaceta de Salamanca

            Ostentaba por entonces la corona ducal Alonso II, VIII duque de Béjar, quien había obligado a su hermano don Diego a casarse por motivos políticos tras haberle destinado su padre, el duque don Francisco, en un principio a la Iglesia. No en vano la futura novia era prima del todopoderoso valido de Felipe IV don Gaspar de Zúñiga y Guzmán, conde-duque de Olivares, y, de paso, pariente lejano de la rama bejarana. Cual juguete del destino, al novio se le había sacado del enclaustramiento clerical y se le había colocado en el tablero de los casamientos. Nueve años estuvieron casados, como decimos, procreando -no les quedaba más remedio-, tres hijos, uno de los cuales había sido bautizado con el mismo nombre que su padre, Diego, en la iglesia de Santa María la Mayor de Béjar[2].

            Regresemos a 1653. Doña Leonor Dávila y Guzmán de Ulloa yace en su ataúd, amortajada, en Uceda (Guadalajara), localidad donde había fallecido. Se celebran por su óbito funerales y misas sin cesar, mientras se la vela de cuerpo presente sobre un túmulo acorde a su condición. Una vez enterrada, el duque de Béjar decide organizar en la parroquia de Santa María la Mayor de Béjar un funeral en memoria de su cuñada fallecida. Y no desea una ceremonia vana y de escasa memoria, sino ostentosa, digna de su título. Es por ello por lo que manda recado en el mes de septiembre al Cabildo Eclesiástico de la Catedral de Salamanca con el fin de que acuda su capilla musical, de gran aparato y fama, a la celebración religiosa[3]

18 de marzo de 2022

Breve semblanza del bejarano don Diego de Zúñiga y Guzmán, marqués de Loriana, llamado el Ciego

 Autora: Carmen Cascón Matas

 Publicado: Béjar en Madrid, 4.843 (21/02/2020), p. 10

         No era extraño encontrarse en las largas tardes de verano al marqués de Loriana apostado frente a los balcones de palacio asomados hacia el monte. Su silueta inmóvil se recortaba frente a la luz, mientras su bastón descansaba en los brazos del sillón frailuno. Los sirvientes apenas notábamos su presencia en nuestras idas y venidas de una estancia a otra, aunque, en honor a la verdad, dos seres se preciaban de acompañarle a cada instante: su ayuda de cámara, que permanecía junto a él para atenderle sin descanso desde el canto del gallo hasta que se sumía en las profundidades del sueño nocturno, y su fiel mastín Lobo. Ahora ambos se hallaban cerca: el primero de pie, sumido entre las sombras; el otro echado a los pies del marqués, dormitando. 


Monte que se contempla desde el Palacio Ducal de Béjar. Fotografía Manuel Álvarez-Monteserín
 

          El de Loriana miraba a un punto fijo, repasando mentalmente cada castaño del monte, vislumbrando la ermita del Castañar, tan hermosa durante los meses del estío, no sabemos si recurriendo a la memoria o a las descripciones escuchadas. Cuando la luz apenas hacía distinguir su silueta de la oscuridad de la estancia, emitió un sordo suspiro, buscó a tientas su bastón, pateó sin querer a Lobo y, gracias a su ayuda de cámara, salió de la estancia camino de los salones donde se iba a degustar la cena. Si se le miraba a los ojos se advertía que habían perdido su función natural, pues la ceguera le impedía el desempeño de hasta los actos más simples. Es por ello por lo que los bejaranos le llamaban don Diego de Zúñiga, El Ciego

13 de noviembre de 2021

El monasterio de Guadalupe y los duques de Béjar

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

         A 185 km SE de Béjar, por carretera y pasando por Plasencia, se encuentra este santuario llamado real por la protección que le dispensó Alfonso XI después de la batalla del Salado.


Monasterio de Guadalupe. Monasterioguadalupe.com

        En el capítulo La Casa de Béjar y el monasterio de Guadalupe, que el religioso e historiador Carlos G Villacampa incluye en Grandezas de Guadalupe, 1924, se lee que:  

       "Siempre fueron muy estrechas las relaciones entre este Monasterio y los Duques de Béjar[…]. Para convencerse de ello basta hojear el Libro de Bienhechores del monasterio, donde, comenzando por don Álvaro de Zúñiga, duque de Plasencia (después I duque de Béjar), todos los descendientes de aquella nobilísima Casa hicieron valiosísimas ofrendas a la Virgen de Guadalupe y a su Santuario."      

3 de enero de 2009

Ceremonias religiosas y Familia Ducal (2ª Parte)


Autora: Mª Carmen Cascón Matas.
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.495. Mayo de 2008

El duque Alonso II (Béjar, 1621- Madrid, 1660) y su mujer Victoria Ponce de León no tuvieron descendencia, aunque del periodo de su mandato se conservan varias partidas muy interesantes. La duquesa viuda doña Francisca Pacheco de Mendoza casaría el día 11 de Julio de 1641, es decir, seis años después de la muerte de Francisco II, con el marqués de Astorga, como nos lo demuestra esta partida de matrimonio:

En la Villa de Béxar jueves çerca de la una de la mañana del dia, a onze dias del mes de jullio de 1641 años el sr. Juan Muñoz, cura propio de la yglesia de santa maria de la dicha Villa [...] haviendo sido dispensados en terzero con cuarto grado de consanguinidad e terçero de afinidad e dos terçeros con cuartos de afinidad en que eran parientes, assitio al matrimonio que contraxeron los Exmos. sr. d. Alvaro Perez Ossorio, marques de Astorga, y mi sra. Dª Francisca de Mendoça, duquesa que fue desta Villa, biuda del Exmo. sr D. Françisco Diego López de Çuñiga y Sotomayor, duque de Bexar que santa gloria haya= fue pressente con los testigos infrascriptos al matrimonio que celebraron por palabras de pressente el Exmo. sr. d. Alonso Diego Lopez y Sotomayor, duque de bexar y de Mandas en nombre del dicho Sr marques de Astorga. Siendo testigos el sr. d. Juan marqués de valero, el sr. d. Diego canónigo de la Sta. Yglesia de Toledo y el sr. D. Manuel de Çuñiga y Sotomayor, hermanos del Exmo. Sr de Bexar [...] Como todos sabemos una de las características predominantes de las familias aristocráticas era la endogamia y este ejemplo no deja lugar a dudas. Como vemos, en la boda el propio duque de Bejar, Alonso, hizo las veces del marqués de Astorga ante la ausencia de éste.

Estatua orante del licenciado Castañares

En 1644, el día 11 de julio en la iglesia de Santa María, el obispo de Ciudad Rodrigo Francisco de Alarcón y Cobarrubias ofició la boda y velaciones entre don Diego López Pacheco Calvera y Bobadilla, Marqués de Villena y duque de Escalona, y doña Juana Mª de Zúñiga, hija del duque de Béjar Francisco IV y doña Ana de Mendoza; es decir, la hermana de Alonso II, que entonces contaba con 17 años.

10 de diciembre de 2008

Ceremonias religiosas y Familia Ducal (1ª Parte)


Autora: Mª Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.494. Mayo de 2008


El Castillo-Palacio de los duques de Béjar se adscribía eclesiásticamente a la parroquia de Santa María la Mayor, al igual que el palacio de verano de los obispos de Plasencia, cuyo solar se encontraba en la que luego sería Real Fábrica de Diego López en el siglo XVIII, circunscripción que había sido ratificada por la reducción parroquial de 1568. Por tanto, cualquier acontecimiento relacionado con el palacio y con los duques, me refiero a los hechos que exigen presencia eclesiástica parroquial (bautizos y alguna defunción), se recogían en los libros sacramentales de Santa María, aunque los Duques disfrutaban del privilegio de poseer un capellán a su disposición para oficiar misa en su capilla privada de palacio.

A principios del siglo XVII ostentaba el cargo ducal Francisco de Zúñiga Sotomayor, hijo del duque don Alonso, el de la dedicatoria del Quijote, y de Juana López de Mendoza. Había tomado posesión de su cargo, una vez fallecido su padre, el 26 de diciembre de 1619, y se hallaba casado desde 1616 con María de Mendoza, hija de los duques del Infantado, cuya boda se había celebrado en la iglesia parroquial de Becedas.



Ábside mudéjar de la iglesia de Santa María (Béjar)

En el libro de bautizados nº 3 de Santa María aparece recogido el acontecimiento del bautismo de Alonso de Zúñiga, el que luego sería duque con el nombre de Alonso II, fechado el día 11 de febrero de 1621:

Jueves, onçe días de este mes de fevrero de mill e seiscientos e veinte y un años, Yo el Ldo. Castañares, cura y rector de esta sancta yglesia de Santa María desta Villa de Bexar, baptiçe e puse los santos oleos a Don alonso de Çuñiga y Sotomayor, conde de Belalcaçar, hijo legítimo primogénito de los Exmos. Sr. Duques de Bexar Francisco Diego Lopez de Çuñiga Sotomayor y de Doña Ana de Mendoça su mujer. Fue su padrino el Licenciado Xristóbal de Oviedo, Arzipreste desta sta Iglesia. Fueron testigos los Ldos. Alonso Ximenez Carnaçedo Vicario cura de Sant Pedro y Juan Ruiz, benefiziado de sant Pedro, personas que asistieron con capas de brocado al dicho baptismo en fee de lo cual yo el dicho Cura lo firmo (...) (f. 120, p. 745)