Mostrando entradas con la etiqueta Cartas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cartas. Mostrar todas las entradas

29 de enero de 2013

Más sobre el origen del apellido Bejarano. Carta de Rosalía


*Antes de continuar nuestro paseo por los tesoros que se guardan en el Museo Valeriano Salas de Béjar de la mano de Roberto Domínguez Blanca, no me gustaría dejar pasar un correo electrónico que nos ha mandado Rosalía Ramírez Bejarano desde México. Su intención es que la información que nos envía la hagamos pública para que sirva a otros que llevan el apellido Bejarano a encontrar sus raíces. Esta es su versión de la historia, de sus raíces. Habrá quien opine que tiene razón y otros que no, pero ahí va.

"Quiero compartir con ustedes el origen hebreo del apellido Bejarano, que se encuentra en  la Torah: Bet Harán- Números XXXII.36

Desciende de la tribu de Gad, que recibió como herencia el territorio al este del Jordán que perteneció a los reinos de Og, rey de Basán y Sehón, rey de los amorreos.  Fundó entre otras,  la ciudad de Bet Harán, que posteriormente fue conocida como Livias o Julias y se encontraba en el área general del actual Tall el-Hammam, Jordania.  Los Beth-Harán participaron en la defensa de Jerusalén cuando destruyeron por segunda vez  el Templo.

Les envío la foto de un anillo sello que siempre ha pertenecido a mi familia que profesaba en secreto sus creencias y ese anillo les recordaba su  Fe y su origen hebreo. Mi  tatarabuelo (¿?)  se lo entregó  a mi bisabuelo Rafael Bejarano Cardona  y él a mi abuelo Vicente Bejarano Tinoco (05 abril 1900 - 06 diciembre 1960) quien poco antes de morir se lo entregó a mi hermano Virgilio Ramírez Bejarano (12 agosto 1948- 04 febrero 2011) y le dijo: “escóndelo y cuídalo, porque con él vas a llevar a la familia a conocer su origen”.  A su vez, mi hermano antes de morir se lo mando a mi hijo Luis Antonio para que él  lo custodie.

Por fuera tiene un punto arriba (casa o linaje en hebreo), medias lunas (asociadas con Harán, ya que el padre de Abraham se llamaba Tarej que significa dios lunar), estrellas de cinco puntas (la estrella del Rey Salomón) que son de tres diferentes tamaños (triunidad esencial)  y por dentro tiene grabado en hebreo:  B'SRAT HA-SHEM (Con la ayuda del Eterno).



Yo conocí en persona a mi abuelo y siendo muy niña él hablaba conmigo y tengo presente sus palabras: "Ve, escucha y  calla" por eso sé que mis antecesores era lo que buscaban:"No olvidar y recordar que formamos parte del pueblo de Israel" ya que la tribu de Gad, la de Rubén y la media de Manasés fueron las primeras tribus en ser expulsadas de la tierra prometida (aproximadamente en el 700 A.C. por los asirios) y desde entonces se les conoció como las "Tribus perdidas de Israel". 

24 de enero de 2013

Una petición de ayuda, un anuncio y un vídeo



*Ayer mi buen amigo Gabriel Cusac me enviaba a mi correo electrónico una petición de S.O.S. en relación a una capilla de cementerio situada en Talaván (Cáceres) que está en riesgo de desaparecer y, aunque este pueblo no pertenece a Salamanca, creo que no está de más hacer un llamamiento a quien corresponda y  desde cualquier plataforma, por ejemplo ésta,  sin atender a divisiones administrativas sobre el papel.Os recomiendo entrar a su blog que se llama excatamente igual que su autor, Gabriel Cusac Sánchez.

Esta carta es una petición de auxilio.

No sé si conocerás Talaván, un pueblo cacereño a hora y media de Béjar por la A-66. Pues bien, en Talaván existe un cementerio abandonado, el llamado Cementerio Viejo, uno de los lugares más siniestros que puedas imaginar. El principal ingrediente que hace especial, muy especial, este cementerio son las pinturas murales de la ya ruinosa capilla, construida a base de mortero y pizarra. Porque allí, desfilando por la bóveda, hay una veintena de condenados. Contempla las fotos. Alucinante. Estas almas extrañas no tienes referente. Que yo sepa, al menos. Aladas (las alas nos dicen que son almas), con sus dientes vampíricos, su expresión horripilante sus gorritos enigmáticos, forman un desfile grotesco de difícil, quizá imposible, parangón iconográfico. Esto, y no su factura técnica, es lo que les da valor. Son rarísimos, incomparables, únicos. Bajo sus alas, la leyenda del friso, recordando (aunque creo que no literalmente) Isaías o Levítico, les reprocha: "Fue ofrecido porque Él lo quiso. Y Él cargó con nuestros pecados". También en el friso figura la data, ni más ni menos que marzo de 1624. Van camino de los cuatro siglos. Unos longevos, encantadores y peripatéticos condenados que en internet, a raíz del epígrafe de un programa de Cuarto Milenio, han sido mediatizados como "los ángeles malos de Talaván". No son la única sorpresa del cementerio; bastante más posteriores, posiblemente del s. XX, hay un hombre y una mujer "gatos", de rasgos felinos e incógnita identidad. También hay sorpresas macabras que ahora no importan. En realidad, el Cementerio Viejo de Talaván es una veta virgen que precisa de su explotación historiográfica. Me gustaría que a Roberto Domínguez Blanca, por ejemplo, se le afilasen los dientes como a los propios condenados, y le entrase la urgencia de emprender un trabajo de investigación sobre estos peculiares viajeros al infierno.