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17 de diciembre de 2022

Los esclavos de los duques de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        "Cuando el barco del mercader  iba hacia Portugal, al pasar cerca de la costa de Huelva era costumbre que recalasen algunos días en Gibraleón, ya que al mismo tiempo que reponían fuerzas de la travesía, y como el Duque de Béjar tenía negocio de esclavos, era aprovechada la parada para la venta de algunos entre los que acudían al pueblo onubense. Esto ocurría alrededor de 1526…".

 

Esclavos en Huelva. Reportaje. Elmundo.es

 

      Así señalan algunas fuentes las actividades de Álvaro II de Zúñiga en su marquesado andaluz y agregan: "Al llegar a Gibraleón nos encontramos con Pablo Dorantes, hombre de confianza del Duque de Béjar y que al parecer era una de las personas que llevaban la administración de los bienes del Duque, y por ello las compraventas de esclavos…", revelando que en ellas incluía el noble ni más ni menos que al hermano de su amante.

28 de marzo de 2016

Los esclavos del “Duque de Oro”, Diego de Zúñiga, y de otros del mismo linaje

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        Conmueve la delicadeza de los textos citados en "La esclava de doña Teresa de Zúñiga" y "Una esclava en la corte de los duques de Béjar (I-II)" de Carmen Cascón Matas, publicados en Pinceladas de Historia Bejarana (en realidad el misno texto colgado en dos ocasiones), como también seducen la novedad y lo bien tratado del tema (para una visión más allá del universo de Béjar desde Cronología de los Estúñiga, señores de Béjar, y de los duques sus sucesores, Juan Muñoz García 1963, vale consultar La Esclavitud en España en la Edad Moderna, Manuel Lobo Cabrera 1990).

 Tres niños, atribuido a Murillo

         
      Establecido que para un Grande de España de la época era normal tener esclavos, no cabe asombrarse tampoco de los ytens contenidos en el testamento del Duque de Oro Diego López de Zúñiga, transcritos por Anastasio Rojo Vega en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, 2008, página 58:
    
       -Yten mando… por su servicio… denle… a Sevilla, el negro,… cinco mil maravedís.  
      -A Elena y a Úrsula, negras, mis criadas,… a cada una diez mil maravedís y a Ana la negra por lo mismo ocho mil mrs.
         -Otrosí… a Lorenzo el negro por esto mismo ocho mil maravedís.    


12 de noviembre de 2009

Una esclava en la corte de los Duques de Béjar (2ª Parte)


Autora: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 4.474. Diciembre de 2007.


Una vez alcanzada la libertad, no está claro si Cecilia abandonó Béjar y la corte de los duques o siguió ejerciendo de criada palaciega, acompañándoles en sus traslados continuos entre Béjar y Madrid. Es apasionante imaginar lo que vio y vivió esta mujer en su humilde condición de sirvienta, habitando en el Madrid de los Austrias, en la Sevilla mirando a las Indias, o en cualquier lugar de la España fascinante de la Edad Moderna.

Lo que sí es claro es que en 1571, el día 26 de enero, otorga testamento en Béjar “estando como esta mi cuerpo agravado de enfermedad” como ella misma declara. El que otorgue testamento es signo inequívoco de posesión de bienes, pues con este documento se ratificaría el reparto o legado de los mismos a personas o instituciones. El interés radica en que en él se lleva a cabo una enumeración de los bienes de Cecilia, que no son pocos, y de sus mandas pías. Así nos podemos hacer una idea de la situación de benignidad de que disfrutaban los sirvientes de los duques de Béjar en aquella época.


Palacete renacentista de El Bosque.
Palacio de verano de los duques de Béjar.

Dice “que mi cuerpo ssea sepultado en la yglesia de Sennora Sancta Maria deesta villa de bexar en la sepultura que elijiere e señalare Melchor Lopez, clerigo cura de Sr. San Pedro” Es enterrada en Santa María, pues no olvidemos que hasta la apertura del cementerio de San Miguel en el siglo XIX se enterraban los cadáveres en las iglesias o en los pequeños cementerios adyacentes, y es en esta parroquia porque a ella estaba vinculado el palacio ducal.

Además especifica que a su entierro asistan todos los clérigos del Cabildo bejarano, celebrándose 6 misas, y que “me ofrenden el dia de mi enterramiento 18 tortas de a 2 libras e medio cantaro de vino e 6 velas de a cuarteron”. En todos los testamentos de la época, no sólo se deja el dinero estipulado para el pago de los clérigos asistentes a las misas, sino también se deja el pan, vino y velas o su equivalente económico necesario para la celebración.

8 de noviembre de 2009

Una esclava en la corte de los Duques de Béjar (1ª Parte)

Autora: Mª Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº4.473. Diciembre de 2007.

El título de este artículo sorprenderá, sin duda, a unos lectores que se preguntarán: ¿esclavos en plena Edad Moderna? Pues sí. La mayoría de nosotros, cuando oímos la palabra esclavitud en sentido histórico, la encuadramos en la Edad Antigua, en la Historia de Roma, por ejemplo, o en la América colonial, los esclavos negros llevados a las plantaciones de algodón, café o caña de azúcar. Pero lo que se ignora es que en la España Imperial de Cervantes, de Velázquez o de Santa Teresa, junto a hidalgos, pícaros y clérigos, uno se podía encontrar por la calle con nobles acompañados por sus esclavos. Símbolo de lujo en la época, su número era escaso, reservándose preferentemente a trabajos domésticos. Procedían de África, Europa del Este, América o de la propia España (se podía llegar a la esclavitud por deudas), existiendo importantes mercados en lugares como Valencia, Lisboa o Sevilla.

 Fuente de los Ocho Caños
Palacete renacentista de "El Bosque". Béjar
Construído por el duque de Béjar Francisco II

Es, por tanto, admisible suponer, por todo lo dicho, que el duque de Béjar poseería algunos o muchos esclavos, dada su calidad de Grande de España y su residencia en la Corte. Cecilia de Castro era una de ellas.


Propiedad de Doña Teresa de Zúñiga, hija del duque Francisco II y de su primera esposa Guiomar López de Mendoza y Aragón (luego casaría con el duque de Arcos), sabemos por la documentación que manejamos, que Cecilia era blanca y que se dedicaba a la atención doméstica. Seguramente el trato continuo entre ambas, llevaría a Doña Teresa a manumitirla. Así consta en el documento que comentaremos.

14 de noviembre de 2008

La esclava de doña Teresa de Zúñiga II




Autora: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nºs 4473 y 4474, Dic. de 2007.

Una vez alcanzada la libertad, no está claro si Cecilia abandonó Béjar y la corte de los duques, o siguió ejerciendo de criada palaciega, acompañándoles en sus traslados continuos entre Béjar y Madrid. Es apasionante imaginar lo que vio y vivió esta mujer en su humilde condición de sirvienta, habitando en el Madrid de los Austrias o en la Sevilla mirando a las Indias, o en cualquier lugar de la España fascinante de la Edad Moderna.

Lo que sí es claro es que en 1571, el día 26 de enero, otorga testamento en Béjar, estando como esta mi cuerpo agravado de enfermedad, como ella misma declara. El que otorgue testamento es signo inequívoco de posesión de bienes, pues con este documento se ratificaría el reparto o legado de los mismos a personas o instituciones. El interés radica en que, en él, se lleva a cabo una enumeración de los bienes de Cecilia, que no son pocos, y de sus mandas pías. Así nos podemos hacer una idea de la situación de benignidad de que disfrutaban los sirvientes de los duques de Béjar en aquella época.

 Escudo de la Casa Ducal de Zúñiga

Dice “que mi cuerpo ssea sepultado en la yglesia de Sennora Sancta Maria deesta villa de bexar en la sepultura que elijiere e señalare Melchor Lopez, clerigo cura de Sr. San Pedro” Es enterrada en Santa María, pues no olvidemos que hasta la apertura del cementerio de San Miguel en el siglo XIX se enterraban los cadáveres en las iglesias o en los pequeños cementerios adyacentes, y es en esta parroquia porque a ella estaba vinculado el palacio ducal.

10 de noviembre de 2008

La esclava de doña Teresa de Zúñiga I


Autora: Mª del Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid nºs 4473 y 4474, Diciembre de 2007.

El título de este artículo sorprenderá, sin duda, a unos lectores que se preguntarán: ¿esclavos en plena Edad Moderna? Pues sí. La mayoría de nosotros, cuando oímos la palabra esclavitud en sentido histórico, la encuadramos en la Edad Antigua, en la Historia de Roma, por ejemplo, o en la América colonial, los esclavos negros llevados a las plantaciones de algodón, café o caña de azúcar. Pero lo que se ignora es que en la España Imperial de Cervantes, de Velázquez o de Santa Teresa, junto a hidalgos, pícaros y clérigos, uno se podía encontrar por la calle con nobles acompañados por sus esclavos. Símbolo de lujo en la época, su número era escaso, reservándose preferentemente a trabajos domésticos. Procedían de África, Europa del Este, América o de la propia España (se podía llegar a la esclavitud por deudas), existiendo importantes mercados en lugares como Valencia, Lisboa o Sevilla.


Es, por tanto, admisible suponer, por todo lo dicho, que el Duque de Béjar poseería algunos o muchos esclavos, dada su calidad de Grande de España y su residencia en la Corte. Cecilia de Castro era una de ellas. 

Propiedad de Doña Teresa de Zúñiga, hija de el Duque Don Francisco II y de su primera esposa Doña Guiomar López de Mendoza y Aragón (luego casaría con el duque de Arcos), sabemos por la documentación que manejamos, que Cecilia era blanca y que se dedicaba a la atención doméstica. Seguramente el trato continuo entre ambas, llevaría a Doña Teresa a manumitirla. Así consta en el documento que comentaremos.