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9 de junio de 2023

Las fiestas de antaño en Béjar y su música (1ª parte)

Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2019, pp.24-29.

Con este artículo quiero realizar un breve recorrido por las fiestas que tenían lugar en Béjar hace aproximadamente cien años, junto con las personas y entidades que las organizaban. La música era imprescindible y había que interpretarla en directo, pues los incipientes aparatos de grabación no estaban al alcance de todos y su técnica tampoco permitía la actual presencia constante y quizás abusiva de la música. Sin duda, aquellos bejaranos la apreciaban más que nosotros y se preocupaban de contar con músicos profesionales o aficionados en los principales actos de la vida ciudadana. 

La religión estaba muy presente en la vida cotidiana, por lo que la mayor parte de las fiestas tenían origen o carácter religioso y comprendían actos litúrgicos en los que se interpretaban piezas musicales de gran envergadura; después había bailes y veladas en el teatro, en el Casino Industrial o en el Casino Obrero. También se festejaban los eventos académicos, como aperturas o finales de curso de los centros educativos, donde destacaban las escuelas y especialmente el Colegio Salesiano. 

Foto antigua de Béjar sacada de aquí

 

En aquellos veranos, Béjar era un centro turístico frecuentado especialmente por familias extremeñas acomodadas, potenciales consumidores de ocio. Se anunciaban pisos disponibles, que se ofrecían amueblados y con buenas comodidades y había una buena colonia de veraneantes, que asistía a las actividades estivales, algunas de las cuales se organizaron teniendo en cuenta la presencia de forasteros.

21 de septiembre de 2019

Enarbolando la bandera de los bejaranos caídos por La Gloriosa en Madrid (3ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio, 2017, pp. 52-57.

Después los enviados bejaranos se dirigieron al Ministerio de Gracia y Justicia para trasladar el informe sobre las indemnizaciones a las familias de los caídos en septiembre, presentar cargos contra los culpables y tratar un asunto de “escarcelación (es posible que se refirieran a los paisanos encarcelados por los hechos anteriores a los sucesos de septiembre de 1868, por ejemplo a los que seguían entre rejas tras el levantamiento del 29 de agosto de 1867). El motivo se centraba en la posibilidad de que con el triunfo de La Gloriosa se ofreciera el indulto a los implicados en los intentos fracasados de golpe de estado anteriores a la fecha. 





Al margen, Luis Olleros y Rafael Lozano aluden a una serie de asuntos que quieren presentar al Ministerio de Fomento y que no lo harán de momento hasta que “se organice aquello un poco más para ver de obtener lo que se pueda tanto sobre obras públicas como sobre Escuela Industrial”. Recordemos que, fundada el 20 de julio de 1854, la Escuela comenzó un lento declive al contar para su sustento sólo con el presupuesto exiguo concedido anualmente por el Ayuntamiento, para cerrar en 1868. Es posible que la Junta Revolucionaria pretendiera su reapertura como Escuela de Artes y Oficios, pretensión que no se conseguirá hasta 1879 durante la Restauración monárquica[1]

 Edificio donde se encontraba la Escuela 
Industrial de Béjar

23 de junio de 2014

Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887) (4ª Parte)




Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 53-59.

IV. Un regalo para los bejaranos (1850)


          En 1850, y en la cúspide de su carrera (era entonces Director General del Tesoro), José Sánchez Ocaña quiere hacer un regalo a Béjar, su ciudad de nacimiento. Dada su cercanía a la reina y siendo diputado por Salamanca, realiza las gestiones pertinentes para que se le otorgue el título de Ciudad. ¿Orgullo? ¿Vergüenza de que su lugar de origen sólo fuese una pequeña, aunque industriosa, villa al sur de Salamanca? 

 Plano de Béjar de Francisco Coello (1867). 
Extraído de wikipedia

            Una respuesta al dilema nos la ofrece el progresista Juan Muñoz Peña en su libro Béjar, reseña al vapor de sus hechos políticos pasados y presentes, 1868 [1]. Su opinión no tiene desperdicio y, aunque no se dan nombres, las pistas que nos ofrece se dirigen certeramente hacia Sánchez Ocaña y al poder que éste había ido acumulando por obra y gracia del sistema caciquil.  

7 de diciembre de 2013

El esplendor cultural de Béjar en la segunda mitad del siglo XIX



Autor: Javier R. Sánchez Martín 
Publicado: Semanario Béjar en Madrid,  nº 4.270, 16 de enero de 2004




Béjar sufrió una auténtica eclosión industrial, económica y cultural a lo largo del siglo XIX, acentuándose ésta en su segunda mitad. El eje de todo el movimiento lo constituía la industria textil, principalmente lanera, alrededor de la cual giraba la vida de la ciudad. Según ha documentado Rosa Ros, la revolución industrial llegó a Béjar en 1824 cuando fueron importadas las primeras máquinas de hilar y cardar. Dice Madoz que “se trajeron de Bélgica y Sajonia perchas, cepillos y lustres, aparatos para cardar e hilar, escardar y la primera máquina con que se elaboraron bayetas de todas clases y colores”. Gabriel Rodríguez López relata, en relación con este auge, que “ante los buenos resultados obtenidos, muchos molinos harineros que había en las orillas del río Cuerpo de Hombre se fueron transformando en fábricas de paños”. 

 Interior del Teatro Cervantes de Béjar inaugurado en 1857

7 de enero de 2013

Nicomedes Martín Mateos o la honestidad política



   
 Autor: José María Hernández Díaz, catedrático de la Universidad de Salamanca


          El 7 de enero recordamos el aniversario de la muerte de Nicomedes Martín Mateos (Béjar, 1806-1890), el intelectual más señero de la historia contemporánea de Béjar, el filósofo espiritualista capaz de sostener debates de gran altura con los mejores filósofos españoles y europeos del siglo XIX, defensor de la industria textil, fundador de la Escuela Industrial de Béjar (1852), alcalde reconocido por todos, impulsor de excelentes escuelas primarias, escritor concienzudo, pensador original, jurista  de peso, promotor del Casino Obrero,  ciudadano ejemplar por encima de todos sus méritos.

      Nuestro filósofo escribió y polemizó en las mejores revistas de la época, difundió temas y nuevos problemas y soluciones para los ciudadanos de su tiempo en periódicos de orientación liberal, y ejerció en definitiva un magisterio incuestionable sobre todos sus conciudadanos, desde la humildad, la tolerancia, el diálogo, el trabajo concienzudo. Puede y debe ser considerado por todo ello como uno de los grandes educadores de la sociedad bejarana del siglo XIX, pero también ejemplo vivo para las generaciones posteriores.


Fotografía de don Nicomedes conservada en el Casino Obrero

      Antes de recluirse en lo que él llama "su cantón bejarano" (allá por los años 1840), Nicomedes había sufrido en carne propia las dentelladas de la política madrileña, en el seno del partido liberal progresista. Quedó muy decepcionado de aquella etapa, por lo que renunció para siempre a la política de altos vuelos que se masticaba en Madrid. Vió seguramente muchas conductas inadecuadas que chocaban con sus sólidos fundamentos éticos. Y al no callarse resultó víctima del proceso cainita que se vive en los partidos políticos en las instancias centrales del Estado. Por ello regresó a su Béjar natal, y desde allí ejerció su magisterio y su forma particular de hacer política, la del día a día, y la de resolver los problemas públicos de forma dialogada, tolerante y eficaz.

31 de octubre de 2012

La Escuela Elemental de Artes y Oficios de Béjar (2ª Parte y final)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2010, pp. 45-48.

            Las fechas en las que se enmarca esta nueva fase de la Escuela vienen marcadas por el reconocimiento de la enseñanza técnica elemental de Béjar por el estado en 1886 y la implantación del nivel medio en 1901. A partir de ese momento la costeará económicamente, evitando los problemas de financiación que arrastraba desde sus inicios. 

            La ceremonia oficial de inauguración tuvo lugar en el edificio de la Calle Mansilla el 14 de noviembre de 1887 y a ella asistieron autoridades civiles y militares, el diputado a Cortes Jerónimo Rodríguez Yagüe, la Sociedad Económica de Amigos del País, la Junta de Fábrica y los miembros de la suprimida Escuela Municipal de Artes y Oficios. El discurso de apertura fue pronunciado por Luis Caballero Noguerol y en él hizo hincapié de la utilidad que reportan las Escuelas de Artes y Oficios en poblaciones industriales como la nuestra y apropósito de la crisis por que atraviesa la industria lanera (…) hizo atinadas observaciones a la marcha lánguida que en ésta se viene sumiendo desde hace unos años a esta parte e indicó los medios que a su juicio debieran ponerse en práctica por fabricantes y obreros para conjurar la crisis que amenaza con terminar con nuestra industria[1].


Edificio primitivo de la Escuela de Artes y Oficios


            Las asignaturas impartidas eran “Aritmética, Geometría y principios de la construcción” (impartida por el profesor Luis Caballero Noguerol), “Dibujo geométrico industrial” (profesor José Illán Manzanares y ayudante Ramón Martín Bonisana) “Física, química y mecánica” (profesor Primo Comendador Téllez, a la vez director del centro), “Dibujo de adorno y figura” (ayudante José Villaamil), “Modelado y vaciado” (ayudante Evaristo Nieto Gómez). A esta plantilla debemos sumar al ayudante de clases orales Enrique Brochín Comendador, el escribiente Manuel Alonso Medina, el conserje León Guijo Rodríguez y dos mozos de aseo. Posteriormente, y como ahora veremos, se añadió la asignatura “Taller de Tejidos”[2]

24 de octubre de 2012

La Escuela Elemental de Artes y Oficios de Béjar (1ª Parte)




Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2010, pp. 45-48.

Introducción

La Escuela Industrial Elemental de Béjar nació en 1852 de la mano de la burguesía local, del ayuntamiento y de la diputación de Salamanca dentro de una fase de prosperidad de la industria textil local. En efecto, según José María Hernández Díaz la erección y sostenimiento de las Escuelas de Artes y Oficios en la España de la Restauración es el resultado del apoyo prestado por diversas iniciativas populares, privadas, eclesiásticas, municipales o de la Administración central (en mucho menor grado ésta) que intervienen en el tema de manera muy desigual[1]
La idea no era nueva en nuestra localidad pues a lo largo de la primera mitad del siglo XIX se habían realizado varias intentonas de implantar una enseñanza manual básica con resultado siempre negativo[2]. El modelo no era privativo de Béjar; sólo había que mirar al resto de España para implantar unas ideas puestas ya en marcha en otros lugares y copiadas a su vez de Europa, sobre todo de la Francia anterior a la Revolución Francesa y a la Inglaterra de la industrialización[3]. No obstante, la implantación de las enseñanzas técnicas en España no se plantea hasta la llegada de la industrialización, un proceso irregular por ser regional y parcial. El objetivo consistía en alfabetizar a la masa obrera a nivel elemental y otorgarle unos conocimientos básicos técnicos adecuados y adaptados a las necesidades de la industria. Con ello se obtenía un doble beneficio: conseguir mano de obra cualificada y mejorar la cantidad y calidad de los paños fabricados. Hemos de tener en cuenta que Béjar contaba con 200 fábricas abiertas productoras de unas 754.600 varas de paño anuales y que daban empleo a 4.000 personas, según dejó escrito Pascual Madoz quien nos visitó en 1849[4]


Fabril Militar de Béjar
              El 20 de julio de 1852, y mediante real orden auspiciada por el Ministro de Fomento Miguel de Reynoso, se autorizó la apertura de la Escuela Industrial Elemental de Béjar con un presupuesto inicial de 48.000 reales[5]. El primer director de la Escuela, don Nicomedes Martín Mateos -filósofo de reconocimiento internacional y bejarano de nacimiento-, pronunció el discurso inaugural en el originario edificio de la institución, una construcción - hoy desaparecida- compartida con la Escuela de Primeras Letras situada en la calle Mansilla, en el mismo solar de la actual Plaza del Mercado. Posteriormente se trasladaría a la calle Quebradilla de San Francisco[6]

29 de marzo de 2012

Una reflexión sobre la eterna polémica enseñanza pública/ enseñanza privada: Unamuno y la Escuela de Industrias de Béjar (1909)

Autora: Carmen Cascón Matas
       

       La Escuela Industrial de Béjar fue fundada en 1852 gracias al esfuerzo de un pensador y prohombre nacido en la ciudad, don Nicomedes Martín Mateos, con el apoyo, eso sí, de la burguesía, ayuntamiento y diputación dentro de un proceso de expansión de las enseñanzas técnicas que se estaba consolidando en España. La idea no era nueva, pues España se estaba sumando tarde a un modelo ya implantado en Gran Bretaña o en Francia desde hacía medio siglo. El objetivo consistía en alfabetizar a las masas obreras, por lo menos en lo que se refería a la enseñanza elemental, y obtener de ese modo una mano de obra cualificada adaptada a la industria. 

Unamuno

            La primera intentona de Escuela Industrial en Béjar sucumbió en 1868 por falta de entusiasmo y recursos económicos por parte de la diputación provincial. Sin embargo, los intelectuales bejaranos no se dieron por derrotados, abriendo una Escuela Municipal con el apoyo del consistorio y de la Sociedad Económica de Amigos del País con las mismas premisas que la fenecida. En 1886 sus esfuerzos se vieron recompensados al ser integrada como Escuela de Artes y Oficios oficial y en 1900 al ser reconocida como una de las nueve primeras Escuelas de Artes e Industrias de España junto a las de Madrid, Alcoi, Gijón, Cartagena, Las Palmas, Terrasa, Vigo y Vilanova i la Geltrù. 

25 de enero de 2011

Molinos hidráulicos, batanes y fábricas textiles en Béjar

Autor: Javier R. Sánchez Martín

*Resumen de la conferencia pronunciada en las IV Jornadas Técnicas sobre el Arroyo del Bejarano en Córdoba de este mismo año. El texto ha sido extraído con permiso de su autor del blog Bejaraniensis

La historia de Béjar, pequeña ciudad castellana situada al sur de la provincia de Salamanca, ha estado siempre ligada a la industria textil lanera. Para bien y para mal, pues cuando la industria textil pasó por épocas de prosperidad los bejaranos prosperaron con ella, y cuando el textil arrostró una de sus cíclicas crisis la ciudad pasó momentos de penuria.

Se trata de uno de los casos más importantes de especialización productiva de Castilla que, con todos sus avatares, ha sobrevivido al paso de los siglos e incluso a la desaparición de casi toda la industria textil castellana. Esta supervivencia es aún más loable si se tiene en cuenta que se trata sólo de una pequeña ciudad, casi aislada en lo que se refiere a la actividad textil, y muy alejada de las áreas textiles españolas de referencia, la catalana y la valenciana.

El río que pasa por Béjar es el Cuerpo de Hombre, que ha sido clave en el desarrollo industrial de la ciudad. Este río nace en la Sierra de Béjar, a 2280 metros de altura y desemboca en el río Alagón a 420 m. de altura. Es decir, en poco más de 40 km de recorrido sinuoso salva un grandísimo desnivel, de casi 2.000 m., lo que hace que haya sido utilizado siempre para transformar la energía hidráulica en energía mecánica y, más adelante, en energía eléctrica.



12 de enero de 2011

Béjar y la Exposición Universal de Barcelona de 1888



Autora: Mª Carmen Cascón Matas
Publicado:  Béjar en Madrid, nº 4.510, 23/07/2010.


      La Exposición Universal de Barcelona de 1888 se inauguró el 9 de abril y se clausuró el 9 de diciembre de ese mismo año. En plena industrialización toda ciudad que se considerase moderna y avanzada organizaba una exposición universal para mostrar al mundo lo más representativo de su producción industrial, artesanal y artística. A Barcelona, la cabeza de la industria española, sólo le faltaba un empujón para darse a conocer en el extranjero.

Durante todo el siglo XIX, la ciudad catalana había vivido huelgas, guerras y revoluciones. Los movimientos obreros estaban en plena efervescencia y el anarquismo sembraba el terror mediante bombas y atentados de toda clase. Sin embargo, Barcelona progresaba en todos los campos, sobre todo en el comercial e industrial. Los políticos y la burguesía en general se mostraban con fuerzas para mostrar al mundo las excelencias de su ciudad, intentando despegar del centralismo madrileño, con el que mantenían una pugna secular de carácter económico, lingüístico y político.

Foto de la Exposición de Barcelona de 1888
Extraída de la página Fotos de Barcelona