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7 de enero de 2013

Nicomedes Martín Mateos o la honestidad política



   
 Autor: José María Hernández Díaz, catedrático de la Universidad de Salamanca


          El 7 de enero recordamos el aniversario de la muerte de Nicomedes Martín Mateos (Béjar, 1806-1890), el intelectual más señero de la historia contemporánea de Béjar, el filósofo espiritualista capaz de sostener debates de gran altura con los mejores filósofos españoles y europeos del siglo XIX, defensor de la industria textil, fundador de la Escuela Industrial de Béjar (1852), alcalde reconocido por todos, impulsor de excelentes escuelas primarias, escritor concienzudo, pensador original, jurista  de peso, promotor del Casino Obrero,  ciudadano ejemplar por encima de todos sus méritos.

      Nuestro filósofo escribió y polemizó en las mejores revistas de la época, difundió temas y nuevos problemas y soluciones para los ciudadanos de su tiempo en periódicos de orientación liberal, y ejerció en definitiva un magisterio incuestionable sobre todos sus conciudadanos, desde la humildad, la tolerancia, el diálogo, el trabajo concienzudo. Puede y debe ser considerado por todo ello como uno de los grandes educadores de la sociedad bejarana del siglo XIX, pero también ejemplo vivo para las generaciones posteriores.


Fotografía de don Nicomedes conservada en el Casino Obrero

      Antes de recluirse en lo que él llama "su cantón bejarano" (allá por los años 1840), Nicomedes había sufrido en carne propia las dentelladas de la política madrileña, en el seno del partido liberal progresista. Quedó muy decepcionado de aquella etapa, por lo que renunció para siempre a la política de altos vuelos que se masticaba en Madrid. Vió seguramente muchas conductas inadecuadas que chocaban con sus sólidos fundamentos éticos. Y al no callarse resultó víctima del proceso cainita que se vive en los partidos políticos en las instancias centrales del Estado. Por ello regresó a su Béjar natal, y desde allí ejerció su magisterio y su forma particular de hacer política, la del día a día, y la de resolver los problemas públicos de forma dialogada, tolerante y eficaz.