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19 de noviembre de 2021

Una estatua en Béjar para don Francés y nueva odisea libresca transatlántica

  Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

    Representado no como un bufón, sino como un bejarano corriente. De pie, tal vez arrimado a una de las columnas de la que fue su casa en la plaza Mayor, o frente al Casino Obrero o en cualquier otro lugar, en fin. La razón: que es el más universal de los considerados bejaranos ilustres y hasta de los de su linaje familiar, incluido el duque de Béjar al que Cervantes dedicó la primera parte del Quijote.


 Antiguo emplazamiento de la casa de don Francés en la plaza Mayor de Béjar, con su escudo de armas familiar en las columnas. Docplayer.es

 

La idea surge al terminar de leer El mayorazgo de don Francés de Zúñiga. Historia de una estirpe bejarana, de Óscar Rivadeneyra Prieto (dibujante, pintor, diseñador, escritor, investigador y novelista histórico y de ficción), presentado el 29 de octubre de 2021 en el Casino Obrero de Béjar en el contexto del programa Béjar, Otoño entre libros. Organizó el Centro de Estudios Bejaranos y la introducción estuvo a cargo de Luis Francisco Martín, gestor de la editorial bejarana TGC Cultural, que ha tenido a su cargo tres obras anteriores de Rivadeneyra: Historia en la pared, 2018, registro de las calles de Béjar; Sucedió en Béjar (1493-1910), 2019, crónica negra de la ciudad; y la novela ambientada en Béjar Las calles tienen tu nombre, 2010, hoy agotada.

 

23 de enero de 2021

Curiosidades en las que fijarse durante un paseo entre los soportales de la Plaza Mayor de Béjar (2ª Parte)

Autor: Roberto Domínguez Blanca 

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2020, pp. 10-13.

En el ángulo noreste de la plaza, tras el ábside de la iglesia de El Salvador, se paralizaron las obras y nunca se volvieron a continuar por el lado norte, pese a que se preparó el arranque de un arco para seguir prolongando los pórticos en dirección a la calle Víctor Gorzo. Cuando las obras se retomaron mucho más adelante se hizo salvando esta esquina de la plaza, que aún mantiene el carácter popular y pintoresco que caracterizaría a la plaza mayor anterior a la dieciochesca

Traseras de la iglesia de El Salvador

 Traseras de la iglesia de El Salvador

14 de agosto de 2020

Sobre el linaje materno de Alonso de Ercilla y Zúñiga, autor de "La Araucana"

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

         Mucho se ha escrito sobre el autor de La Araucana, pero poco de su linaje materno, que en gran medida explica su personalidad y los episodios más importantes de su vida. Los biógrafos no dejan de mencionar que su madre, Leonor de Zúñiga, era familiar del duque de Béjar y de los condes de Miranda (del Castañar) y de Niebla, pero con cierto grado de machismo ponen más énfasis en el origen vizcaíno de su padre, el magistrado Fortún García de Ercilla, que no obstante había nacido en Sevilla (Alonso nació en Madrid). El hecho es que el padre falleció antes de que Alonso cumpliera un año, por lo que doña Leonor se encargó de su crianza y educación (le enseñó latín), junto con la de tres hermanas y dos hermanos mayores. Para aliviar su situación de viudez, doña Leonor intercambió el señorío de Bobadilla heredado de su padre (otros dicen que lo perdió en un pleito) por el cargo de guardadamas de la infanta María de Austria, hija del emperador Carlos V, y se fue a vivir a la corte con sus seis hijos (Francisco, el mayor, murió joven).

 Alonso de Ercilla y Zúñiga por El Greco. Museo Hermitage

         El jefe de la Casa Imperial y educador del príncipe, futuro Felipe II, era Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco, pariente de doña Leonor que vivía en palacio, y con quien el emperador ordenó que también se educara el joven Alonso (Juan de Zúñiga acompañó al emperador a la coronación en Bolonia, y cuando fue embajador en Lisboa  gestionó el matrimonio de Carlos V con Isabel de Portugal; fue también corregente de España). Al círculo de jóvenes nobles que rodeaban a Felipe se agregaba Luis de Zúñiga y Requeséns (futuro gobernador de Milán y los Países Bajos y 2° jefe de la armada española en la batalla de Lepanto), primogénito de Juan y primo de Alonso (los Zúñiga-Requeséns eran once). A esto debe sumarse que el segundo hermano mayor de Ercilla, que también firmaba Juan de Zúñiga y fue sacerdote, pasó a formar parte del cuerpo de capellanes de la corte imperial.    

 

5 de octubre de 2019

Los Zúñiga en la boda y otras efemérides del emperador Carlos V


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez     

     Varios son los autores, modernos y contemporáneos, que dan cuenta del papel relevante del II duque de Béjar, Álvaro de Zúñiga y Pérez de Guzmán, y su círculo parental en actos importantes de la vida personal de Carlos V

       Sobre la boda, fray Prudencio de Sandoval señala en su Historia de la Vida y Hechos del Emperador Carlos V, 1634:

      "Llegado el tiempo concertado para celebrar sus bodas el emperador a dos días del mes de enero deste año (1526), partieron de Toledo para la ciudad de Badajoz, donde habían de recibir a la princesa, el duque de Calabria don Hernando de Aragón, y don Alfonso de Fonseca, arzobispo de Toledo, y don Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar, con gran acompañamiento de señores muy principales… Con el duque de Béjar fueron el conde de Aguilar (Alonso Ramírez de Arellano y Zúñiga) y don Pedro de Ávila (y Zúñiga), que después fue marqués de las Navas. Y vinieron a Badajoz para se juntar con don Juan Alonso de Guzmán (Pérez de Guzmán y Zúñiga), duque de Medina Sidonia, (y) don Francisco de Zúñiga y Sotomayor, marqués de Ayamon(te) y conde de Benalcázar, que después fue duque de Béjar por ser casado con doña Teresa de Zúñiga, sobrina del dicho duque… los cuales todos fueron con el mayor y mejor acompañamiento que pudieron".
   

Edición de 1681 de la obra de fray Prudencio Sandoval

      Dos años antes, la comitiva que llevó a la infanta Catalina, hermana menor del emperador, a Badajoz para su matrimonio con Juan III de Portugal, estaba presidida por Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar, y compuesta por fray Diego López Toledo, comendador de Herrera, Juan Alonso de Guzmán y Zúñiga, VII conde de Niebla y VI duque de Medina Sidonia, y su sobrino Francisco de Sotomayor (el mismo Francisco de Zúñiga y Sotomayor citado por Sandoval), V conde de Belalcázar, según advierte Menéndez Pidal en el tomo XX de la Historia de España.

13 de julio de 2019

Cuatro vergeles en el Béjar del siglo XVI (3ª Parte y final)


Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto


Es posible deducir la localización aproximada de los vergeles que estamos estudiando, pero no resulta fácil recrear el aspecto y contenido que tuvieron, la traza de sus parterres o la distribución vegetal. Podríamos intuir en ellos el ordenamiento y simetría propios del Renacimiento, así como una primera ausencia de grandes árboles (sí, en cambio presencia de frutales) primando los setos de boj y los consabidos parrales. Quizá ciertas plantas trepadoras hacían ya acto de presencia en el aprovechamiento del terreno escalonado y de los altos muros que limitaban aquellos jardines, precedente de los jardines  casi colgantes hacia los que evolucionaron en la Edad Contemporánea.

Probable espacio que ocupó el vergel de Cristóbal de Zúñiga en la actual calle de Rodríguez Vidal


Un buen ejemplo de ello podría ser el vergel de Cristóbal de Zúñiga, localizado junto a la iglesia de Santa María, justo en el lado opuesto de la plaza en el que estuvo el de la familia Oviedo, tal y como expresamos en el anterior artículo.

 En rojo localización posible sobre el mapa de la casa y vergel de Cristóbal de Zúñiga

5 de noviembre de 2018

La Segunda Celestina y el duque de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        No fue la duda sobre la identidad de su autor lo que retrasó en un siglo el éxito editorial de La Celestina, ni tampoco la censura inquisitorial de que fue objeto más adelante (“Celestina lena, nequitiarum parens”. De institutione feminae christianae, Juan Luis Vives) lo que frenó su difusión. 

       Lo cierto es que hubo una Segunda Celestina (en realidad hubo varias, alguna atribuida a sor Juana Inés de la Cruz, y hasta una tercera y una cuarta), escrita y publicada en 1543 en Medina del Campo por Feliciano de Silva, natural de Ciudad Rodrigo, Salamanca. 

 Todocoleccion.net, editorialgradiente.com y mercadolibre.com.ar 

14 de agosto de 2018

Don Francés de Zúñiga en la cueva de Atapuerca (Burgos)

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Un conjunto de excavaciones paleontológicas iniciadas en la segunda mitad del siglo XX en la Sierra de Atapuerca, Burgos, dio pie para declarar el sitio Patrimonio de la Humanidad en 2000, ratificándolo UNESCO quince años más tarde como lugar de valor universal excepcional. La razón es que se han encontrado allí fósiles de distintas especies de homínidos, algunos de los cuales datan de más de un millón de años, con el mérito de ser los más antiguos hallados en Europa

Excavación 2012 en la Sierra de Atapuerca. Rtve.es 

        La relación con Béjar, a poco más de trescientos kilómetros al sur, es que el emplazamiento arqueológico ya se encuentra registrado en la Crónica Burlesca del Emperador Carlos V escrita en el siglo XVI por el bejarano Francés de Zúñiga, según revela el artículo titulado "Visita a la Cueva de Atapuerca en 1527", publicado en la red por el Grupo Espeleológico Edelweiss de la provincia burgalesa. 

18 de enero de 2018

¿Cristóbal Colón en el linaje de los Duques de Béjar?



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


      Pareciera probado el origen genovés del descubridor de América, pero no es así porque la polémica continúa entre quienes le asignan otra nacionalidad e incluso otra identidad. Aparte de teorías foráneas, en España se alzan al menos la catalana, la mallorquina, la andaluza, la extremeña y la gallega (Se cuestiona también la primacía de Colón en el descubrimiento y aún el nombre del continente, que provendría de la voz indígena americ, escuchada por los españoles en Nicaragua, y no del nombre del florentino naturalizado castellano Américo Vespucio) 



El retrato más antiguo de Colón (1493), por Antonio del Rincón. Cristóbal Colón en la Pintura

      La teoría gallega repuntó en 2008 con la publicación de Colón, Pontevedra, Caminha, del escritor Rodrigo Cota González que rescata el siguiente pasaje de la Crónica Burlesca del Emperador Carlos V (1525-1529), de Francés de Zúñiga, para apoyar la tesis planteada en 1898 por el historiador pontevedrés Celso García de la Riega de que Cristóbal Colón era realmente el lerense Pedro Álvarez de Sotomayor y Zúñiga:  

        Iba también con su majestad monsieur de Laxao, e contábale como don Diego de Sotomayor é el clavero de Alcántara é Rodrigo Manrique no tenían justicia para pedirle la encomienda mayor de la dicha Orden… Decíale también que don Diego de Sotomayor parecía hijo bastardo de Colón el almirante de Indias, é solicitador de la mejorada…

11 de enero de 2018

Making of de la novela "El manuscrito de fuego"



 *Reproducimos la entrevista al escritor de "El manuscrito de fuego", Luis García Jambrina, una novela que mucho tiene que ver con Béjar como vereis. El texto está escrito por el propio Jambrina en www.zendalibros.com

Luis García Jambrina nos cuenta cómo fue el proceso de escritura—en este making of que os ofrecemos— de su novela El manuscrito de fuego, que salió a la venta este martes.


La idea de escribir una novela sobre don Francés de Zúñiga, ilustre bufón del emperador Carlos V, me asaltó de repente una tarde en que paseaba por Béjar de la mano de José Antonio Sánchez Paso, el principal especialista en la vida y la obra de tan singular personaje y el más reciente editor de su famosa Crónica burlesca. Habíamos ido allí para otra cosa, pero en un momento de nuestro recorrido mi acompañante se detuvo delante de una fachada y me dijo: “En esta casa vivía don Francés cuando lo asesinaron, no muy lejos de aquí”. En ella se veía una puerta con arco de medio punto y decoración de bolas y, al parecer, se conserva también la bodega. Después me mostró la iglesia de Santa María, donde en su día lo enterraron; el palacio de los duques, en el que sirvió como criado durante algunos años; la casa con el escudo de la familia que hay en la plaza Mayor; la heredad de Navarredonda, a unos cinco kilómetros de Béjar, aguas abajo del río Cuerpo de Hombre; y otros lugares vinculados a la memoria de Francesillo. Naturalmente, yo ya había oído hablar antes de él con anterioridad e, incluso, había leído su irreverente Crónica burlesca. Pero hasta esa tarde en la que visité los mencionados lugares no sentí la llamada que me incitaba a escribir la novela.


22 de octubre de 2017

Béjar, Plasencia y Yuste: una relación interesante

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


       La pintura es ilustrativa porque muestra al emperador Carlos V llegando a su retiro de Yuste sobre una litera, similar a la réplica que hoy se muestra a los visitantes del palacio adjunto al monasterio, a hombros de cuatro portadores. Lo acompaña una breve comitiva de asistentes domésticos, y es recibido en la puerta del cenobio por una procesión de monjes jerónimos ataviados litúrgicamente. No obstante en el Museo del Prado existe otra pintura, de José María Alarcón Suarez, que muestra al monarca llegando a pie acompañado de una numerosa comitiva de nobles y cortesanos, y recibido bajo palio, en esta ocasión, por los monjes. Ambas pinturas son del siglo XIX.
 
Entrada del Rey Carlos V (sic) en el Monasterio de Yuste, por Antonio Casanova y Estorach. Museu Nacional d´Art de Catalunya.  elmundo.es

3 de septiembre de 2017

Dos notas sobre la apariencia en el linaje de los Duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     Si el aspecto o parecer exterior debe corresponder a la posición o estatus que alguien ocupa en la sociedad, sorprende encontrar al menos dos notas contradictorias en personajes que representaron la cumbre de este linaje. La primera aparece en la Crónica Burlesca del Emperador Carlos V, escrita por quien ahora se considera propiamente un componente de la familia ducal de Béjar, el célebre Don Francés deZúñiga.   


Crónica Burlesca del Emperador Carlos V.
Edición crítica de José Antonio Sánchez Paso, 1989

     Poseedor de una lengua acostumbrada a decir verdades (La afilada pluma de don Francés de Zúñiga por Carmen Cascón, Pinceladas de Historia Bejarana marzo 2012), no vacilaba don Francés en describir duramente a los integrantes de la corte del monarca, audacia o imprudencia que al final le costó la vida. Al mismísimo emperador, que padecía del prognatismo característico de los Habsburgo, le dirige esta advertencia puesta en boca de un villano de Aragón: ¡Nuestro señor, cerrad la boca, que las moscas de este reino son traviesas! (Placiéndole al monarca el consejo, mandó dar al labrador trescientos ducados)         

Carlos V, por Lucas Cranach
Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid

15 de marzo de 2017

De judíos, cristianos y musulmanes en el linaje de los Duques de Béjar



 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Du nouveau sur le royaume de Pampelune au IXe siècle, publicado por Évariste Lévi-Provenzal en el Bulletin Hispanique en 1953, reveló los fuertes lazos familiares del tronco navarro de los duques de Béjar con la dinastía de los Banu Qasi, señores musulmanes del Ebro, y con el emirato de Córdoba que dominó gran parte de la península.       


La península ibérica a comienzos del siglo X, mapa publicado por la Universidad de Texas

       Esta situación duró hasta la tercera generación de los reyes de Pamplona, cuando Fortún Garcés (aún no existían los apellidos en España) comenzó a alejarse de sus raíces islámicas, pero alcanzó a manifestarse en el nacimiento de Abderramán III, el más grande gobernante de la España musulmana, hijo de una bisnieta de Íñigo Arista (nota anterior)    



Corte de Abderramán III, por Dionís Baixeras, 1885

21 de noviembre de 2016

Santos Neira, el Quijote y el Duque de Béjar




Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     Algunos de los que celebramos (y seguimos celebrando) el fantástico relato Don Quixote en Béjar de José Francisco Fabián García, ganador del XLVII Concurso Literario del Casino Obrero de Béjar publicado en cuatro capítulos en Pinceladas de Historia Bejarana en abril pasado (2016), nos preguntamos si no habría en la trama del Quijote cervantino alguna alusión velada al duque de Béjar, aparte de la evidente dedicatoria y los versos de cabo roto.


Retrato de Miguel de Cervantes Saavedra , Barcelona, Espasa Hermanos Editores, 1879


      Santos Neira Gutiérrez vive en Valdepeñas (Ciudad Real), Castilla-La Mancha. Con estudios de máster en otras disciplinas en la Universidad de Salamanca, estudia actualmente Geografía e Historia en la UNED. Durante la preparación del 400° aniversario de la muerte de Cervantes, la Agencia Efe dio a conocer una novedosa propuesta suya: El Quijote es un libro de acertijos en el que Cervantes oculta desde sus primeras líneas que la ciudad es Toledo, la única con permiso de culto de las tres religiones en el siglo XVI, con lo que los musulmanes comían lentejas el viernes, los judíos ayunaban el sábado y los cristianos comulgaban el domingo. Es lo que defiende Santos Neira, que no es "un lector empedernido" ni un experto en literatura o lengua, sino un diseñador de interiores manchego, amante de la historia y del siglo XVI, que el año pasado se topó con el Quijote oculto "por auténtica casualidad", buscando la indumentaria que utilizaba el hidalgo. Se percató, según ha explicado a Efe, de que Miguel de Cervantes escribió "un libro de jeroglíficos" en el que cada capítulo lleva por título el enunciado de una adivinanza.

14 de marzo de 2012

La afilada pluma de don Francés de Zúñiga (2ª parte y final)


         
         Autora: Carmen Cascón Matas

       Con respecto a las descripciones de personajes que pululaban por la corte imperial, no aflojaba la lluvia de críticas por parte de don Francés, por muchas mercedes, privilegios y alta sangre de que presumieran, siendo sus caricaturas tan gráficas y ácidas como las utilizadas con individuos de más baja estofa. A lo largo de su epistolario nos muestra una visión de la corte que no puede ser más desalentadora. “A vuestra señoría hago saber cómo ha tres meses que estoy fuera de la corte, y si el Emperador por mí no enviara, tarde volviera; y la razón es, porque los que aquí andan son pocos y pobres de ánimo y traen los gaznates secos de codicia”.



Jean Fouquet "El bufón Gonella"
   

9 de marzo de 2012

La afilada pluma de don Francés de Zúñiga (1ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas


Tras estas apasionantes entradas sobre un personaje, que conoció en una sola vida tanto las grandezas de la corte como la miseria del desprecio y de la muerte violenta, que con su ingenio logró codearse con la más rancia nobleza, primero sirviendo a las órdenes de su amo, don Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar, y después a la vera del emperador Carlos V, nos queda por vislumbrar los trazos de su afilada pluma, fiel reflejo de una lengua acostumbrada a decir verdades. ¿Qué lindezas escribiría y pronunciaría para atraer las inquinas de los nobles de su época? Porque la verdad dicha sin tapujos no agrada a nadie. De ello se daba cuenta el bufón al escribir en una carta al emperador: “Si pensara, señor Emperador, que tan mal me había de suceder, y que tan poco había de medrar, y que mis amigos había de perder, y tantos enemigos cobrar (…); que ni auctor me hiciera ni cronista me llamara. Mas no me maravilla, que negocio es muy usado que quien mucho habla su pago lleva y muy poco medra, digo de riquezas y bienes comunes; porque de palos y pescozones, en su mano es dallos, y mi trabajoso cuerpo recibillos.” La ira nobiliaria la sentía ya por entonces cerca: “el duque de Béjar no me mira, aunque pase por junto a él, y el Condestable me guiña, el marqués de Cenete me amenaza, musiur de Laxao me las jura, y Sancho Bravo me las pega Domine, adjuva me.” ¿Preconizaba la muerte que le esperaba?


La soledad de don Francés

4 de marzo de 2012

Don Francés de Zúñiga, un bufón en la corte de Carlos V (3ª Parte y final)




Autor: Jose Antonio Sánchez Paso




La Crónica





            En vida de don Francés, su Crónica nunca llegó a ser impresa. No lo fue hasta mediados del siglo XIX. Circuló hasta entonces, y con inusitada profusión, de forma manuscrita y en distintas versiones, unas más largas que otras. No es de extrañar que no llegara a ser impresa, ya que con seguridad no era esa la intención de su autor: no iba destinada al gran público lector sino a un círculo más cerrado: al emperador en primera instancia, puesto que a él está dedicada y dirigida y a él fue presentada como entretenimiento durante una convalecencia de cuartanas que padeció, pero es el público cortesano en última instancia el receptor de la sátira moral de la que ese mismo público es protagonista. Desde el momento en que se sabe que iba destinada a tan selecto grupo, se comprende que la obra no fuera ni una crónica en sí ni una obra histórica. El grado de corrupción de la verdad al que don Francés somete los aconteceres históricos hace que la obra haya que comprenderla como un ejercicio que se aproxima más a la amenidad y el entretenimiento de quien hubiera de leerla que a la divulgación, el conocimiento o la propaganda de la política carolina. Es más una subversión de la realidad que su reflejo, con continuos viajes de ida y vuelta entre lo serio y lo jocoso, lo formal y lo festivo, lo histórico y lo banal. A medio camino, pues, entre lo histórico y lo periodístico, donde mejor se plasma la burla de don Francés no es en la descripción de los grandes hechos históricos que vivió, sino en la ridiculización de los personajes concretos y la bufa individual. Con la misma tijera corta y cose chascarrillos y bromas de los de arriba y los de abajo, de nobles y villanos, nacionales y extranjeros, obispos, alcaldes, militares y criados; todos ellos son puestos en situación incómoda, para regocijo del lector, y cada cual se lleva su mote colgado del cuello, especialidad ésta en la que don Francés es maestro sin comparación en toda la literatura.

27 de febrero de 2012

Don Francés de Zúñiga, un bufón en la corte de Carlos V (2ª Parte)





Autor: Jose Antonio Sánchez Paso


             
              Apenas seis años estará al servicio de la Casa Real, pero serán los más fecundos e interesantes de su vida. La mano todopoderosa del emperador le protegerá y le permitirá lanzar sus más ponzoñosas y ágiles burlas hacia la Corte, que impotente (y no menos ella misma alentadora) se verá ridiculizada en la boca y la pluma del bufón. Esa misma Corte que, años después, no le perdonará las ofensas cometidas.

            En enero de 1523 llega a la Corte el marqués de Pescara, con quien trabará la excelente amistad que se hace patente en el «Epistolario» que nos ha quedado del bufón cronista. Un año después aquél le invitará a pasar a Italia, donde se encontraba el de Pescara, invitación que don Francés declinará con su natural poca belicosidad, ya que el marqués se encontraba por entonces al mando del ejército imperial que combatía la Liga hecha por el Papa y el rey de Francia.



            En agosto de 1523 el bufón acompaña al emperador en lo que habrá de ser su segundo viaje a Navarra: allí continuaba la guerra contra los franceses y allí permanecerá hasta los primeros días del año siguiente, tomando con humor sin par aquel grave conflicto, plasmando en esta Crónica el lado absurdo de los delicados aspectos de la naturaleza humana.

            A comienzos de 1524 tenemos noticia de una ausencia suya de la Corte durante tres meses, por motivos que nos son desconocidos (quizás algún enfado del emperador); al cabo, es el propio monarca quien le llama a su lado, estando en Burgos por el mes de mayo o junio. De allí a Valladolid, y de ésta a Madrid, donde Carlos V yace enfermo durante los últimos meses del año, tiempo que don Francés aprovecha para casar a su hija Mariana.


El marqués de Pescara

19 de febrero de 2012

Don Francés de Zúñiga, un bufón en la corte de Carlos V (1ª Parte)



Autor: José Antonio Sánchez Paso


Sobre su nombre

            El autor de la llamada Crónica burlesca del emperador Carlos V (1529) ha recibido, allí donde se le mencionaba, el singular nombre de Francesillo de Zúñiga. Aunque no se puede negar que en vida le dedicaran el diminutivo en cuestión, tampoco deja de ser cierto que, al menos en la documentación que a él se refiere, con tan familiar apodo no es mencionado sino después de su muerte, y quien definitivamente se lo encorsetó fue sin duda Adolfo de Castro, en el prólogo a la edición de la B.A.E. que hiciera Pascual de Gayangos (1855). Sin embargo, él mismo gustaba de llamarse conde don Francés de Zúñiga, su nombre real, salvo en lo de conde, por supuesto, y nombre un tanto más respetuoso para con el autor de esta entretenida obra, que no por que ésta sea divertida y su autor profesara de bufón cortesano ha de tenerse en menos su nombre.