Mostrando entradas con la etiqueta Isabel II. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Isabel II. Mostrar todas las entradas

22 de septiembre de 2023

28 de septiembre, el recuerdo del Béjar alzado por la Libertad (1ª Parte)

 Autor: Carlos Javier Salgado Fuentes

 

      El 28 de septiembre es una fecha marcada a sangre y fuego en la historia de la ciudad de Béjar, hecho por el cual podemos encontrarnos en esta localidad con una calle denominada ‘28 de septiembre’, alusiva al día en el que la ciudad textil, unida a la revolución de 1868 (conocida como “La Gloriosa”), vivió un cruento enfrentamiento bélico entre los bejaranos alzados y el Ejército fiel a Isabel II.


         No obstante, este no es el único recuerdo a estos hechos en el callejero bejarano: tomando por ejemplo la calle Libertad su nombre en memoria de los conocidos como ‘mártires de la libertad’, esto es, los bejaranos levantados frente al sistema isabelino en 1868 que demandaban unas mayores libertades en el país, entre los cuales se contaría un herrero de origen francés, Víctor Gorzo, que da nombre a otra de las calles de esta ciudad ducal.

          Los antecedentes a estos hechos los podemos encontrar en un primer conato revolucionario registrado en Béjar a finales de agosto de 1867, que evidenciaba un cierto descontento social y ánimo rebelde en la ciudad. Entonces, tras ser apresados dos vecinos conocidos por sus tendencias anti-gubernamentales, el 27 de agosto de 1867 un grupo de bejaranos asaltó el cuartel de la Guardia Civil, tomándolo y liberando a los dos apresados, huyendo hacia el monte el grupo de rebelados.

22 de octubre de 2018

Bejaranas en los sucesos revolucionarios de 1868 (1ª Parte)

Autor: Ignacio Coll Tellechea
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2018 y emn el blog de su autor CollCenter


A Belén, y al resto de mujeres valientes que lo fueron 

         Hace ahora dos años, en el lugar exacto donde se levantaba la Puerta de Ávila, junto a las lápidas de mármol que recuerdan a la Junta Revolucionaria y a los mártires de la libertad, Ana Sánchez White se preguntó en voz alta: “¿Dónde están las mujeres?”. Quienes la escuchábamos repasamos los más de 40 nombres de los protagonistas de los sucesos revolucionarios de Béjar grabados en las dos placas. Todos varones. Y el silencio fue la única la respuesta. La duda de la periodista, invitada a hablar en el acto que cada año celebra la Agrupación Socialista para recordar el 28 de septiembre, abrió la puerta a la reflexión pública sobre el papel de las bejaranas en los sucesos revolucionarios que se conmemoran en esa fecha, y de las que, hasta ahora, no hemos tenido apenas rastro. ¿Dónde están las mujeres en la narración de lo que ocurrió en Béjar en aquella jornada revolucionaria? ¿Qué papel jugaron? E incluso la primera de las preguntas y más básica ¿Quiénes eran? ¿Conocemos siquiera sus identidades? 

 Sucesos de París de 1848

       El incompleto relato de lo ocurrido en la ciudad en las últimas semanas del verano de 1868 prescinde de cualquier mención en femenino. Ni Béjar al vapor de los sucesos revolucionarios de 1868, la crónica en caliente de Juan Muñoz de la Peña, ni las reseñas en prensa que se publicaron al triunfar la revolución aportan mención alguna a las mujeres de la ciudad. Y la historiografía más reciente apenas ha aportado un par de nombres

25 de enero de 2018

El atentado de la calle del Desengaño (1843). El general Narváez y Béjar (1ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4.764 (4/01/2016), p. 4.

               La calle del Desengaño de Madrid se sitúa en pleno centro de la capital de España, muy cerquita de la Gran Vía, justo detrás del edificio de Primark y de Telefónica. De tintes castizos tanto por la leyenda que le da nombre como por contar entre sus ilustres vecinos al mismísimo Francisco de Goya, se levantó aquel día 6 de noviembre de 1843 tranquila y lluviosa, un poco oscurecida por aquellos días del crudo invierno que se presagiaba. El ocaso llegó como el de otra jornada cualquiera, viendo la calle trajinar a paisanos que iban y venían ajetreados en sus quehaceres. Mas, al cabo, una vez los últimos rayos del sol mortecino comenzaron a retirarse dejando huérfanos de luz a los edificios circundantes, varias sombras parecieron reunirse sin hacerlo a los lados de la calle. Embozadas, quietas, sordas, vistiendo largos gabanes bajo los que asomaban armas de fuego, se emboscaron en los portillos, agazapándose hasta hacerse todas uno con la noche. Esperaban… a un carruaje que apareció al final de la vía. Solo ante su presencia se movieron a una las sombras y, sacando lo que parecían ser trabucos de debajo de sus capas, preparados sin que un resquicio de luz de la llama de sus mechas hubiese podido atisbarse, hicieron fuego contra la frágil cabina de madera, haciendo detener la berlina, rompiendo los cristales y haciendo fuego directamente sobre los ocupantes. Los caballos relincharon asustados y salieron con facilidad pasmosa en estampida, casi con la misma celeridad con la que las sombras se dispersaban corriendo hacia distintas direcciones, con los trabucos humeantes mirando hacia el suelo. 

23 de enero de 2017

Gabriel Herrera, un rector de la universidad de Salamanca nacido en Béjar (3ª parte y final)


Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2015, pp. 64-69.
    
      Gabriel Herrera cobraba por aquellas fechas la nada desdeñable suma de 6.000 reales anuales de sueldo a los que se añadirían las cuantías como rector de la Universidad de Salamanca desde 1846. En efecto, una vez que la reina Isabel II alcanzó la mayoría de edad, el régimen se agarró a la tabla de salvación de los liberales moderados a la vez que las carreras políticas de Herrera y Sánchez Ocaña se ven catapultadas. Tras el breve mandato del rector accidental Mariano Herrero[1], cuñado de José Sánchez Ocaña, Gabriel Herrera ocupa el rectorado de la universidad salmantina, concluidas sus labores como diputado y fiscal del Consejo Real. Es muy posible que en tales manejos se vislumbre la sombra alargada del futuro ministro de Hacienda Sánchez Ocaña planeando por encima de los designios de la política salmantina, en un ejemplo claro de nepotismo favorecedor de familiares y amigos. El Real Decreto de 3 de junio reza así: 

 Patio y fachada principal de las Escuelas Mayores 
Salamanca. Foto sacada de aquí

        Su Majestad se ha dignado expedir con fecha de 3 del corriente el Real Decreto que sigue:
          Atendiendo a los méritos particulares, circunstancias de don Gabriel Herrera, magistrado de la Audiencia de Zaragoza, vengo en nombrarle rector de la universidad de Salamanca.
      Lo que traslado a VE de orden de SM para los efectos correspondientes.
Dios guarde a VE muchos años
       Madrid, 5 de junio de 1846- Pidal-Sr. Presidente del Consejo de Instrucción Pública, dirigido por Javier de Quinto.
      Madrid, Imprenta de la viuda de Jordán e hijos, 1846.”

16 de enero de 2017

Gabriel Herrera, un rector de la universidad de Salamanca nacido en Béjar (2ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2015, pp. 64-69.

      Los ideales políticos de Gabriel Herrera, por lo que deducimos, no debían de ser exaltados, pues hubiera sido depurado durante la Década Ominosa. Buena prueba de ello es que en 1824 se le propuso para corregidor de Medinaceli (Soria), no sin antes exigir por parte del jefe político de la provincia un informe al Ayuntamiento de Béjar de lealtad al rey y a la patria del beneficiado. El consistorio bejarano envió las siguientes líneas: Don Gabriel Herrera, Juez de Primera Instancia de Ciudad Rodrigo, Voluntario Nacional en Béjar, graduado de Doctor y alumno de Salamanca en tiempo del gobierno revolucionario, exaltado por el horrendo sistema, impío e irreligionario, uno de los hijos de Maldonado y Padilla, si bien no es masón, como se supone”. Y se añade “en Béjar, en Ciudad Rodrigo y en todas partes los hay que confirman lo mismo”. 



 Muchos liberales fueron fusilados tras el Trienio Liberal. 
"Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros", de Gisbert

            Por estas fechas el Ayuntamiento de Béjar estaba redactando una lista de sospechosos de simpatizar con el liberalismo a fin de mantenerlos controlados en caso de revueltas o traiciones al sistema. Y en él se incluyen a Gabriel Herrera, definido como constitucional, a su padre Sebastián de Herrera y a sus hermanos José y Felipe[1]. Ante tales informes negativos hacia su persona su candidatura poseía escasas posibilidades de progreso en aquel régimen absolutista, empero ocurre lo contrario: es nombrado corregidor de Medinaceli entre 1824 y 1831. Los motivos que llevarían a las autoridades políticas a confiar en una persona declaradamente liberal pudieron ser dos: por un lado, el acercamiento inevitable de Fernando VII hacia los liberales al ver peligrar el futuro reinado de su hija Isabel frente a las opciones ultramontanas de su hermano Carlos María Isidro, conflicto que estallaría en forma de tres guerras civiles (guerras carlistas); y, por otro, la valía de un Gabriel Herrera que moderó sus convicciones ideológicas de manera progresiva para escalar puestos dentro del funcionariado

21 de junio de 2015

Festejos en Béjar por la boda de la reina Isabel II


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº4.722 (6/02/2015), p. 6.

           Por segunda vez, trescientos años después de que la corona de Castilla ciñese las sienes de la gran Isabel, la llamada Católica, otra Isabel regía los destinos de la ya no imperial España. Aquella reina, segunda de su nombre, se hacía querer a nivel popular por su gracejo y humor llano, además de por haber ocupado el trono a tierna edad, tres añitos, tras la muerte de su padre Fernando VII. Depositada la Regencia en su madre, la Reina Gobernadora Mª Cristina de Borbón, la grave situación política le obligó a nadar en las aguas turbulentas de la Primera Guerra Carlista apoyándose por vez primera en los personajes que otrora fueran calificados de traidores, los liberales, para que la niña siguiera aferrando el cetro.

Isabel II niña por Vicente López

     Mimada por la corte, aduladora y falsa, Isabel creció acostumbrada a que sus deseos fueran satisfechos casi antes de ser pronunciados[1]. La que un día debía regir los destinos de España vivía confiada en su infancia dorada, divididas las horas entre las lecciones aprendidas con dificultad y los incesantes bailes y saraos. Inseparables compañeras de juegos, su hermana Luisa Fernanda y ella soñaban con príncipes azules mientras las crisis políticas se sucedían una tras otra y la guerra carlista, protagonizada por su tío Carlos Mª Isidro, deseoso de arrebatarle el trono por aquello de que una mujer no podía ocuparlo, sangraba el país. Es posible que el motín de los sargentos de La Granja, en el que varios militares progresistas entraron en palacio y obligaron a la reina niña y a su augusta madre a punta de pistola a implantar la constitución de 1812, quedara grabado en su mente como advertencia de que más allá de su mundo de juegos y agasajos había una amenaza que ella no llegaba a comprender. Golpe duro fue el hecho de que a las niñas le quitaran a su madre por componendas políticas. En 1830 Mª Cristina fue apartada de las tareas de gobierno debido a su pérdida de popularidad tanto por encastillarse en los liberales moderados como por su matrimonio morganático con su escolta Fernando Muñoz, con quien procreó una larga lista de vástagos. El general Espartero, el vencedor de la Primera Guerra Carlista, tomó las riendas de la regencia, mientras la reina madre hacía las maletas para emprender su exilio en Francia.

10 de marzo de 2015

Béjar: de villa a ciudad (1850) (3ª Parte y final)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2013, pp. 65-69.

La concesión


            El 27 de mayo de 1850 Isabel II firma en el Palacio Real de Madrid el Real Decreto por el cual Béjar pasaba de ser una villa perdida y casi anónima del sur de la provincia de Salamanca a una Ciudad del Reino


            El ministro de la Gobernación, José Luis Sartorius, envía una carta ese día a Sánchez Ocaña informándole de queS.M. la Reina (q.D.g.) se ha dignado espedir el Real Decreto siguiente= En consideración a los servicios prestados por la villa de Béjar durante la última guerra civil, y a las demás circunstancias que en la misma concurren, de conformidad con lo informado por el Consejo Real vengo en concederle el Título de Ciudad. Dado en Palacio a 27 de Mayo de 1850= está rubricado de la Real mano= el Ministro de la Gobernación del Reino, el conde de San Luis= de Real Orden lo traslado a V.S. para su inteligencia, la del Ayuntamiento de Béjar y demás efectos correspondientes= Dios g.a.V.S. muchos años. Madrid, 28 de mayo de 1850[1]”. 
  

   Isabel II

    La noticia, dado que Sánchez Ocaña había sido el principal interlocutor por su posición y amistad con Juan Bravo Murillo, debía pasar por sus manos antes que por las de nadie: el juego político no podía dejarse al libre albedrío. Todo estaba milimétricamente estudiado: la estrategia, el día, la persona. No descartamos que para que la solicitud llegase a aprobarse se hiciesen llegar bellos presentes a la reina, a los ministros, al propio Sánchez Ocaña, quien no veía la hora de comunicarlo para que se le recordase por los siglos, para que su villa de nacimiento pasase a ser esplendorosa ciudad gracias a su intervención

2 de marzo de 2015

Béjar: de villa a ciudad (1850) (2ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2013, pp. 65-69.

El expediente


            ¿De quién partió la idea de solicitar el título de ciudad? En la sesión de 4 de enero de 1850[1] se dice que José Sánchez Ocaña ofreció “la probabilidad de conseguir de S.M. la real gracia de que esta noble, leal y antigua Villa reciba el dictado de Ciudad que merece su población y el renombre de su industria fabril de lanas” y la corporación aprueba la puesta en marcha del proyecto. ¿Es entonces casualidad que durante la década anterior se estén haciendo mejoras en la villa? Dadas las pistas que hemos ofrecido anteriormente creo que no. Es posible entonces que el sueño rondase en las cabezas de los hombres más preclaros de la población, sobre todo desde que la villa fabril se destacó en la defensa del trono en los hechos de 1838.

 Isabel II


            ¿Cuál era el procedimiento a seguir? Según los cauces oficiales se debía redactar un expediente al efecto, uno, y no dos como son los que se conservan el archivo municipal. El primero de ellos fue redactado probablemente en Béjar en pocos días, unos 18, por un buen conocedor de la Historia de Béjar que echa mano de un libro sobre nuestra industria textil del que extrae varios párrafos, en una práctica propia de los historiadores. Se envió entonces a Madrid, al despacho de Sánchez Ocaña, quien es posible que lo utilizase para hacer valer su proyecto en la corte mientras los cauces oficiales, sumamente lentos, se ponían en marcha y fue, en suma, el que firmó Isabel II. El segundo fue escrito por la Comisión nombrada al efecto por el ayuntamiento, llegando en abril a la Diputación Provincial de Salamanca –quien suponemos no le haría mucha gracia que Béjar obtuviera el título de ciudad, pues es precisamente en abril de ese año cuando el ayuntamiento pretendió unirse a la provincia de Ávila por la “prevención que existe en la capital de la Provincia contra este pueblo laborioso e industrial, tal vez por innoble emulación[2]- siguiendo el cauce establecido por la administración. Esta institución debía aprobarlo y elevarlo al ministerio, quien lo dio por bueno pero lo marginó con respecto al remitido a Sánchez Ocaña en enero

23 de febrero de 2015

Béjar: de villa a ciudad (1850) (1ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2013, pp. 65-69.


        Mientras Béjar vive su puesta de sol, mientras el declive se muestra en su apogeo, mientras la industria textil cabecea en el duermevela de la agonía, mientras el comercio echa el cierre, mientras inclinamos la cabeza, no ante Salamanca, tocada y hundida, sino que rendimos pleitesía a Alemania, hubo un tiempo en que Béjar, sin necesidad de calles asfaltadas, autovías, luz eléctrica o altos edificios de ladrillo, solo gracias a su poderoso empuje fabril y por ser cuna de influyentes personajes, fue capaz de conseguir el título de Ciudad, una denominación que le venía grande por entonces pero a la que después se ajustó como un guante. 

 


           

     1850 fue un año marcado por grandes noticias. La villa, aún bajo la opresión señorial, se encontraba inmersa en la vorágine de la industrialización. Contaba con una población de 4.393 almas, se satisfacían impuestos al estado por valor de 170.000 reales[1], el negocio fabril marchaba a buen ritmo, las enhiestas chimeneas se alzaban hacia el cielo desafiantes, boqueando y vomitando el sudor de las máquinas, y el Manchester Castellano no daba abasto para alojar entre sus muros a inmigrantes deseosos de una vida mejor. La burguesía enriquecida, su dueña y señora, ansiaba dar un aire novedoso a la villa desprendiéndola de las características provincianas y rurales dominantes. Los esfuerzos no se debían limitar, empero, al quehacer diario del consistorio al contarse con la presencia perenne de un diputado en el Congreso de los Diputados, bien de carácter progresista, bien conservador, según los vaivenes caóticos de un gobierno que rolaba bien a los caprichos de una Isabel II siempre tendente al moderantismo o al progresismo gracias a presiones y golpes militares. La llave para que las voces de la burguesía bejarana se hiciesen oír se guardaba en el bolsillo de su representante en Madrid, siendo cierto también que otros personajes influyentes manejaban ocultos hilos para que los planes saliesen a pedir de boca.

15 de julio de 2014

Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887) (6ª Parte y final)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 53-59.


IV.        Ministro por dos veces (1858-1868)


            En 1855 José Sánchez Ocaña publica en Madrid, en la imprenta de Tejado, Reseña Histórica sobre el estado de la Hacienda y del Tesoro público en España durante la administración progresista y moderada [1], un compendio de los problemas de la deuda española y de sus posibles soluciones. Bravo Murillo dijo que «en el año 1855 publicó mi amigo el Sr. D. José Sánchez Ocaña la Reseña Histórica sobre el estado de la Hacienda y del Tesoro público en España durante la administración progresista y moderada, y en esa excelente producción se halla expuesta con exactitud y con entera verdad, al paso que con más extensión que las demás, la gestión de aquella administración económica, manifestando de una manera muy clara y perceptible sus resultados.»[2].

 General Narváez, líder del moderantismo

28 de junio de 2014

Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887) (5ª Parte)




Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 53-59.


IV. De veraneo con Bravo Murillo en tierras bejaranas (1853)


            En el verano de 1853, ocupando José Sánchez Ocaña su cargo habitual de Diputado por Salamanca [1], ocurre un suceso que es digno de ser mencionado por el revuelo que provocó en su momento. Don José, acompañado por don Juan Bravo Murillo (presidente del Consejo de Ministros hasta diciembre de 1852 y del Congreso de los Diputados en 1858, dos veces Ministro de Hacienda y una de Gracia y Justicia, conservador políticamente) y otros personajes de la Villa y Corte, visitan Béjar. Pero dejemos a Bravo Murillo que nos cuente sus impresiones sobre el viaje:  

Juan Bravo Murillo


            «Béjar: la travesía, que es de 16 a 19 leguas, se hizo a caballo hasta Piedrahíta, donde pernoctamos y nos visitó el Juez de ella; y las siete leguas desde aquel pueblo a Béjar, parte en una tartana y parte a caballo. En este último tramo, sabiéndose ya en los pueblos intermedios nuestra venida, salían los curas y Ayuntamientos, algunos de los concejales en mangas de camisa, pero todos con capas negras, a recibirnos. A dos leguas de Béjar, estaban ya Herrera (Gabriel Herrera, natural de Béjar y rector de la Universidad de Salamanca) sus más allegados parientes, una comisión del Ayuntamiento y otros personajes, todos los cuales con nosotros, hicieron el resto del camino en tres buenos coches de paseo, que a pesar de lo poco que se prestan las vías, que hay en ésta, poco hace villa, hoy ciudad por la intercesión de su celoso diputado don José Sánchez Ocaña.

23 de junio de 2014

Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887) (4ª Parte)




Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 53-59.

IV. Un regalo para los bejaranos (1850)


          En 1850, y en la cúspide de su carrera (era entonces Director General del Tesoro), José Sánchez Ocaña quiere hacer un regalo a Béjar, su ciudad de nacimiento. Dada su cercanía a la reina y siendo diputado por Salamanca, realiza las gestiones pertinentes para que se le otorgue el título de Ciudad. ¿Orgullo? ¿Vergüenza de que su lugar de origen sólo fuese una pequeña, aunque industriosa, villa al sur de Salamanca? 

 Plano de Béjar de Francisco Coello (1867). 
Extraído de wikipedia

            Una respuesta al dilema nos la ofrece el progresista Juan Muñoz Peña en su libro Béjar, reseña al vapor de sus hechos políticos pasados y presentes, 1868 [1]. Su opinión no tiene desperdicio y, aunque no se dan nombres, las pistas que nos ofrece se dirigen certeramente hacia Sánchez Ocaña y al poder que éste había ido acumulando por obra y gracia del sistema caciquil.  

16 de junio de 2014

Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887) (3ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Fiestas y Ferias de Béjar, 2012, pp. 53-59.

III. La carrera hacia la cúspide y el problema de la deuda (1816- 1858)[1]


            Reinaba en los inicios de la actividad política de don José (hacia 1824) Fernando VII (1814-1833), el rey Deseado por ser la esperanza de los españoles ante la invasión francesa. La sangre de miles de ciudadanos fue derramada por su restitución y por la defensa de las libertades durante la Guerra de Independencia (1808- 1814), pero su regreso supuso el retorno del Antiguo Régimen, la supresión de las libertades tan difícilmente conseguidas y la persecución del espíritu constitucional. Sin embargo, las raíces del liberalismo habían crecido de tal manera que ya nada podría ser igual al tiempo anterior a la guerra. 

Mª Cristina de Borbón, madre de Isabel II y regente del reino