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2 de febrero de 2024

Los padres del primer director de la Real Academia de la Lengua se casaron en Béjar por palabras de presente (1644)

Autor: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4.913 (3/03/2023), p. 4.

            Juan Manuel Fernández de Pacheco y Zúñiga[1]. Así se llamaba el primo por sangre del X duque de Béjar, el Buen Duque Manuel de Zúñiga. No había nacido en Béjar, sin embargo, sino en la localidad navarra de Marcilla en 1650, hijo de Diego López Pacheco, virrey de Nueva España y electo de Navarra, y de Juana María de Zúñiga, hija del VII duque de Béjar, Francisco IV, y hermana de los duques de Béjar Alonso II y Juan Manuel I. Era nieto y sobrino de tres duques de Béjar y primo hermano de un cuarto. Cuando solo tenía dos años falleció su madre y un año después su padre, heredando así los títulos de marqués de Villena y duque de Escalona. Fue su tutor su tío y obispo de Cuenca Juan Francisco Pacheco, quien le inculcó el amor por las letras y los libros. Con 24 años casó con Josefa de Benavides Silva y Manrique y tuvieron tres hijos.

 

 Diego López Pacheco, VII marqués de Villena, casado en Béjar por 

palabras de presente  con Juana María de Zúñiga


            Su relación con sus primos los Béjar debía de ser estrecha, pues como ellos se significó como venturero en la toma de Buda (Hungría) en 1686[2]. La autorización del rey para partir como jóvenes defensores de la fe se obtuvo gracias a Pacheco, sin el cual probablemente no hubieran podido marchar hacia tierras húngaras[3]. El marqués luchó en los mismos lugares que el Buen Duque, compartieron quizá la misma tienda y estuvo presente en aquel asalto al muro defensivo en el que Zúñiga recibió el mosquetazo mortal[4]. De hecho, Pacheco ordenó que retiraran el cuerpo de su primo, herido de muerte, en el mismo escenario bélico y que fuera atendido en el campamento. Sin esta decisión el duque de Béjar hubiera fallecido entre decenas de muertos y malheridos, y quién sabe si su cadáver hubiera sido hallado después de la batalla. Asimismo estuvo presente en su lecho de muerte[5]. Por su valor, Carlos II compensó a Pacheco con la investidura como caballero del Toisón de Oro y el nombramiento de general de Caballería de Cataluña, al que le seguirían los virreinatos de Navarra, Aragón y Cataluña.

28 de octubre de 2022

El duque de Béjar Manuel de Zúñiga: el último caballero barroco

 Autor: Ignacio Coll Tellechea

Publicado en el desaparecido espacio web collcenter.es y el 13 de enero de 2018 en El Día de Salamanca.

 

      Una bala de mosquete le atravesó el torso a la altura del brazo izquierdo, saliéndole por el espinazo. Era el 13 de julio de 1686, y tres días después murió en el campamento cristiano. Su cuerpo fue embalsamado y repatriado a España, entre las muestras de respeto de la nobleza europea, del propio monarca español, Carlos II, y del Papa Inocencio XI.

      La leyenda de Manuel de Zúñiga y Guzmán arranca en el punto exacto en el que cayó herido, a las puertas de Buda, actual Budapest, formando parte del ejército internacional de la Liga Santa que se enfrentaba a las tropas del sultán turco Mehmed IV. Tenía al morir 29 años.

      “Era una persona profundamente religiosa, y con cierta tendencia a la melancolía. No se le daba bien la vida en la Corte, y quizás por eso tuvo una destacada trayectoria militar. Fue el último Zúñiga que hizo carrera de armas”.

Grabado del X duque de Béjar impreso en la novela Rumbos Peligrosos

de Penso de la Vega

        Emiliano Zarza conoce bien la vida del X duque de Béjar. Hace 10 años comenzó a investigar la vida de Baltasar de Zúñiga, hermano pequeño de Manuel, que heredó el título de marqués de Valero. Lo hizo por una cuestión personal, al ser Emiliano natural de San Miguel de Valero. Le interesaba el perfil del menor de los nobles bejaranos, que fue virrey de Navarra, Cerdeña y Nueva España. Pero sus pesquisas en el Archivo Histórico de la Nobleza en Toledo le descubrieron la figura inmensa de Manuel, el guerrero. Dejó aparcada la investigación de su hermano Baltasar y se centró en el primogénito de la casa bejarana.

30 de julio de 2022

Mª Alberta de Castro y Portugal, duquesa de Béjar, salta el charco por segunda vez

 

*Esta es la reseña que dedica a mi discurso de ingreso JORGE ZÚÑIGA RODRÍGUEZ, al que no tengo el gusto de conocer en persona porque vive en Santiago de Chile, pero que me escribió hace mucho tiempo ofreciéndose a colaborar con sus textos en "Pinceladas de Historia Bejarana". Es un entusiasta de Béjar y, sobre todo, del linaje de los Zúñiga, como no podía ser de otra manera. Su interés por el blog es tal que ya he publicado 129 entradas escritas por él y casi otras tantas esperan en el archivo de textos pendientes. Vaya para él mi agradecimiento por su generosidad y por esta reseña tan cariñosa que me dedica.

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        Se trata, una vez más, de la gentileza y generosidad de Jerónimo Gómez-Rodulfo, bejarano-placentino, ingeniero de profesión y diplomático por naturaleza, que ha hecho llegar hasta Santiago de Chile -10.000 km de distancia mediando el Atlántico y sobrevolando Los Andes- una cuidada edición en papel -mérito del diseñador/maquetador- de “Entre vuestra excelencia y sea muchas veces bienvenida” Regocijos, versos y arquitectura efímera en la recepción de la duquesa Ma. Alberta de Castro, el discurso con que la creadora de este blog se consagró como miembro numerario del Centro de Estudios Bejaranos el sábado 28 de mayo de 2022. Vaya entonces en primer lugar una expresión de agradecimiento al remitente por medio de esta foto, tomada del mismo blog.

 

Esta es la portada que llegó a Santiago de Chile. Twitter.com/CEBejaranos


          Y ahora a la autora, de quien hay que decir, de entrada, que nadie como ella para convertir un tema eminentemente frívolo, mirado desde una perspectiva tercermilenista, en una propuesta histórica que cobra envergadura, peso y profundidad, por medio de su investigación minuciosa y profuso aporte de documentación. Toda una historiadora.

15 de julio de 2022

Construcción y deconstrucción de un linaje: los duques de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


       Para entender la idea de construcción no es necesario recurrir a disciplinas auxiliares, porque el concepto construir es una vieja palabra castellana, heredada de la matriz latina, que en segunda acepción significa hacer algo utilizando los elementos adecuados. La comprensión de deconstrucción, en cambio, resulta más difícil, porque el término deconstruir ha sido introducido recientemente desde el francés por el trabajo de reflexión del filósofo franco-argelino Jacques Derrida sobre el pensamiento del alemán Heidegger. El diccionario de la Academia Española lo ha incorporado, y define deconstruir como deshacer analíticamente los elementos que constituyen una estructura conceptual. Debe tenerse en cuenta que su aplicación sobre el objeto puede arrojar resultados positivos o negativos.

 Escudo de los Zúñiga en Curiel de Duero

            Dos intelectuales españoles contemporáneos ayudarán en la mejor comprensión de los respectivos propuestos del título. El primero es Emiliano Zarza Sánchez, licenciado y máster en investigación en historia por la Universidad de Salamanca, con cursos de doctorado en la Complutense de Madrid (preparadorgeohisart.es).

29 de abril de 2022

Un día de caza y fiesta en El Bosque madrileño del duque de Béjar (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2020, pp. 30-36. ISSN 1889-6421.


            Érase una vez un pequeño duque, huérfano de padre, cuyos héroes no eran El Cid, ni el Gran Capitán, ni siquiera don Juan de Austria, sino su padre fallecido. De él apenas recordaba un atisbo de ternura guardado al otro lado de la memoria. A falta de progenitor se encargaron de su crianza sus parientes femeninas más próximas. De su abuela, Teresa Sarmiento de la Cerda, heredó su recio carácter y el gusto por las artes, y de su madre, Mª Alberta de Castro y Portugal, quizá la ternura y el saber estar. Si existía un espejo masculino de carne y hueso en el que reflejarse, una especie de padre redivivo, éste era su tío. Baltasar de Zúñiga y Guzmán, marqués de Valero (1658-1727), había tomado las riendas de la educación de su sobrino tras la muerte en 1686 de su hermano don Manuel, X Duque de Béjar (1657- 1686) en el sitio de Buda[1], como sus dos tíos, Ruy Gómez de Silva y Diego Sarmiento de la Cerda, lo habían hecho con ellos mucho tiempo atrás. El marqués aunaba la inteligencia con la diplomacia y el gusto por las armas, cualidades que inculcaría a su querido sobrino.

Cacería en la Moraleja organizada por el Duque de Béjar en honor de los hijos de Felipe V en 1729. Palacio de Riofrío de Segovia. Foto Alamy 

 

            Armas y religión, los dos pilares de su crianza, y un sueño por delante: engrandecer el nombre de la Casa aún más si cabe. Bajo el paraguas y los atentos consejos del marqués de Valero, don Juan Manuel II (1680-1747) recorría las calles de Béjar admirando las trazas de su palacio Ducal, maravillado por el trajín de los maestros extranjeros contratados para implantar el arte de la pañería fina, escuchando el toque brillante de las campanas, apreciando el verde fragante del monte del Castañar tras un día de lluvia, paseando por sus jardines de El Bosque, soñando con batallas en defensa de la cruz, apreciando el arte de la mano de su abuela, escuchando de boca de su madre las excelencias de su progenitor, recordando los hechos de armas de sus antepasados en el ducado[2]

18 de marzo de 2022

Breve semblanza del bejarano don Diego de Zúñiga y Guzmán, marqués de Loriana, llamado el Ciego

 Autora: Carmen Cascón Matas

 Publicado: Béjar en Madrid, 4.843 (21/02/2020), p. 10

         No era extraño encontrarse en las largas tardes de verano al marqués de Loriana apostado frente a los balcones de palacio asomados hacia el monte. Su silueta inmóvil se recortaba frente a la luz, mientras su bastón descansaba en los brazos del sillón frailuno. Los sirvientes apenas notábamos su presencia en nuestras idas y venidas de una estancia a otra, aunque, en honor a la verdad, dos seres se preciaban de acompañarle a cada instante: su ayuda de cámara, que permanecía junto a él para atenderle sin descanso desde el canto del gallo hasta que se sumía en las profundidades del sueño nocturno, y su fiel mastín Lobo. Ahora ambos se hallaban cerca: el primero de pie, sumido entre las sombras; el otro echado a los pies del marqués, dormitando. 


Monte que se contempla desde el Palacio Ducal de Béjar. Fotografía Manuel Álvarez-Monteserín
 

          El de Loriana miraba a un punto fijo, repasando mentalmente cada castaño del monte, vislumbrando la ermita del Castañar, tan hermosa durante los meses del estío, no sabemos si recurriendo a la memoria o a las descripciones escuchadas. Cuando la luz apenas hacía distinguir su silueta de la oscuridad de la estancia, emitió un sordo suspiro, buscó a tientas su bastón, pateó sin querer a Lobo y, gracias a su ayuda de cámara, salió de la estancia camino de los salones donde se iba a degustar la cena. Si se le miraba a los ojos se advertía que habían perdido su función natural, pues la ceguera le impedía el desempeño de hasta los actos más simples. Es por ello por lo que los bejaranos le llamaban don Diego de Zúñiga, El Ciego

13 de noviembre de 2021

El monasterio de Guadalupe y los duques de Béjar

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

         A 185 km SE de Béjar, por carretera y pasando por Plasencia, se encuentra este santuario llamado real por la protección que le dispensó Alfonso XI después de la batalla del Salado.


Monasterio de Guadalupe. Monasterioguadalupe.com

        En el capítulo La Casa de Béjar y el monasterio de Guadalupe, que el religioso e historiador Carlos G Villacampa incluye en Grandezas de Guadalupe, 1924, se lee que:  

       "Siempre fueron muy estrechas las relaciones entre este Monasterio y los Duques de Béjar[…]. Para convencerse de ello basta hojear el Libro de Bienhechores del monasterio, donde, comenzando por don Álvaro de Zúñiga, duque de Plasencia (después I duque de Béjar), todos los descendientes de aquella nobilísima Casa hicieron valiosísimas ofrendas a la Virgen de Guadalupe y a su Santuario."      

5 de diciembre de 2020

De cuando, en ocasión de una epidemia de peste, atendió a los enfermos don Mateo Jareño de la Parra, un médico de gran valía y posterior fama (1679)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.845 (20/03/2020), p. 4.

 

 Prolija es la documentación generada en Béjar durante el largo periodo de la guerra hispano portuguesa de independencia de Portugal, la llamada Guerra de Restauración Portuguesa, que duró 28 años entre 1640 y 1668. Al ubicarse nuestra villa en las proximidades de la frontera entre las dos coronas, bajo el cetro de la Monarquía Hispánica, no estuvo exenta de los embates de uno y otro bando, sobre todo por el tráfago de soldados. La desolación y la violencia, el hambre y la miseria se cebaron entre nuestros conciudadanos.


¿Irían los médicos de Béjar de esta guisa para tratar a los enfermos de peste?

 

            Una de las secuelas más funestas del conflicto residió en la propagación una epidemia cuyo origen se trasladó por unanimidad a las tropas extranjeras que pululaban por doquier. En efecto, entre 1678 y 1681 se desató uno de los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, la peste[1]. Los enterramientos contabilizados de personas adultas por este mal en las parroquias de la Villa, sin contar los conventos, ascendieron a 507 y en el conjunto de la Villa y Tierra a 1.386.

1 de mayo de 2020

Pedro Antonio de Zúñiga, el duque de Nájera que nació y murió en Béjar


Autora: Carmen Cascón Matas 
Publicado: Béjar en Madrid  nº 4.797 (16/03/2018), p. 4.

     La imagen de una mujer enlutada recorriendo los campos castellanos junto al ataúd de su marido está ligada en la imaginación popular a Juana I de Castilla, llamada La Loca, pero no es un caso único. Durante la Edad Moderna los cortejos fúnebres de grandes personalidades de la corte paseaban por los caminos de pueblo en pueblo desde los lugares de fallecimiento hasta los de su eterno reposo, parando en conventos e iglesias donde se depositaba el féretro.

 Claustro del convento de San Francisco de Béjar.


Retrocedamos en el tiempo y viajemos a 1721. Una carreta con crespones negros y penachos de plumas traslada un catafalco por las empedradas calles de Béjar desde el Palacio Ducal. El traqueteo a cada rodada parece a punto de dar con la caja y el cuerpo del difunto en el suelo. Un cortejo fúnebre de caballeros enlutados y no menos de una veintena de clérigos del Cabildo Eclesiástico entonando salmodias de muerto lo acompaña. Las campanas tañen tristemente, con una cadencia que pone a los paisanos los pelos de punta. Tal recuerdo de la muerte se detiene a las puertas de la iglesia del convento de San Francisco donde es recibido por el padre guardián, el capellán y los frailes, no menos de veinte. Cuando la escenificación de la bienvenida a los restos mortales del fallecido concluye, seis hombres ataviados con ricas ropas cargan el ataúd, cubierto con una magnífica tela de terciopelo con las armas ducales del finado, y lo introducen en el templo. Es la hora de los cánticos fúnebres y el olor a incienso. 

16 de junio de 2019

Un soneto y un grabado por la muerte del X Duque de Béjar en Buda


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Este 16 de julio se cumple un aniversario más de la muerte de don Manuel de Zúñiga en el sitio de Buda, actual Budapest, Hungría, adonde había acudido luchando por la Cruz, como reza el mármol del nicho donde está su cuerpo en el cementerio San Miguel de Béjar (su corazón está en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Cáceres). De la tumba bejarana circulan dos fotografías en la red: la primera subida hace algunos años por el bejarano radicado en Plasencia, ingeniero Jerónimo Gómez-Rodulfo Barbero, y la segunda, en 2017 por el blog salamancartvaldia.es.   




El Exm°. Sr. Don Manuel López de Zúñiga, Duque de Béjar y Plasencia, por R. de Hooghe.Wikipedia



      Para la ocasión, alguien de encargará de poner una flor fresca en su tumba, mientras acá se hará mención a un soneto de los que, entre muchísimos escritos publicados a su deceso, corrieron entre ríos de tinta y le valieron fama y gloria en toda Europa (El mártir de Buda, el “Buen Duque” donManuel Diego, reinadodecarlosii.blogspot.com01/10/2013). De autor anónimo, el folio original –que lleva el nombre de Béjar en mayúsculas- está entre los más de ochocientos documentos que atañen al duque que se guardan en el Archivo Histórico de la Nobleza, Toledo, y dice así:  

19 de abril de 2018

Algunas reseñas sobre el II marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (2ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Semanario Béjar en Madrid

      Durante mi existencia a caballo entre dos siglos, el XVII y el XVIII, he servido con acatamiento y lealtad y he recibido, por los servicios prestados, altos honores y mercedes principalmente de dos monarcas, pues a Felipe IV ni siquiera llegué a conocerlo, ya que falleció a los 6 años de mi nacimiento, y de Luis I fue tan breve su reinado que apenas le dio tiempo a nombrarme presidente del Consejo de Indias, distinción que acepté con solícito acatamiento y que me obliga a recordarle con inmensa gratitud. 

Retrato de don Manuel López de Zúñiga, duque de Béjar, hacia 1682. Grabado de Romeyn de Hooghe sobre dibujo del capitán ingeniero Juan de Ledesma. Wikipedia

12 de abril de 2018

Algunas reseñas sobre el II marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (1ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid 

          El presente texto, en el que se compendia una investigación sobre la vida y la obra del 2º titular del marquesado de Valero, que da nombre a uno de los centros docentes de nuestra ciudad –el Colegio Público de Educación Infantil y Primaria Marqués de Valero–, inicialmente fue concebido como una contribución personal a los actos, que en el presente año 2018, al cumplirse el cincuenta aniversario de su establecimiento, desde la dirección y el claustro de profesores del mismo se han programado. 

 Don Baltasar de Zúñiga y Guzmán, II Marqués de Valero
Juan Rodríguez Juárez, óleo sobre tela, ca. 1720. Archivo del Convento de Corpus Christi de México.

 Simultáneamente y puesto que se conmemora, también en mayo de este año, el tercer centenario del hecho más destacado emprendido por nuestro ilustre prócer, como fue la fundación de la villa de Béjar en el territorio del virreinato de Nueva España, he querido tributar, con el presente artículo, mi particular reconocimiento en su memoria. Lo he materializado, en estas páginas, como un monólogo del propio marqués en el que este, cuando ve cercano el momento de su muerte, reflexiona acerca del transcurso de su vida y sobre los hechos memorables en que, durante su agitada existencia, participó. Lo cual, sin ser un recurso demasiado original, me ha servido, como una forma de acercamiento a la singular figura y, en cierto modo, de humanizar al personaje, al concederle “la voz y la palabra” y, también, a un tiempo, el protagonismo  –protagonismo que, en ocasiones, traspasará a su hermano don Manuel, el buen duque– a tan notable dignatario, bastante desconocido e ignorado en nuestra ciudad. 

24 de diciembre de 2017

Dos publicaciones nuevas del Centro de Estudios Bejaranos


        En cuatro días se han presentado las dos últimas publicaciones editadas por el Centro de Estudios Bejaranos. La cuarta entrega de la Colección “Don Francés de Zúñiga” se presentó en el salón de actos del Centro Integrado de Formación Profesional de Béjar el día 15 de diciembre . El Centro de Estudios aprobó en pleno de 2014 honrar a un bejarano difunto ilustre cada año por medio de una biografía que inuauguró, y de ahí el nombre de la colección, José Antonio Sánchez Paso con don Francés de Zúñiga.


Nueva publicación

         Este año el CEB había decidido homenajear al X titular del Ducado de Béjar, don Manuel de Zúñiga y Guzmán, llamado por la historiografía el Buen Duque (Béjar, 1657- Buda, 1686), único duque enterrado en Béjar, concretamente en el cementerio de San Miguel, en donde reposan sus restos desde el siglo XIX cuando su cadáver fue hallado en el convento desamortizado de monjas de la Piedad. Su biógrafo, Emiliano Zarza Sánchez, es un experto en su figura, como bien lo ha demostrado a lo largo de sus trabajos y artículos de investigación. De hecho ganó el premio “Ciudad de Béjar” de 2013 con una obra dedicada a su muerte,  La participación del X Duque de Béjar, D. Manuel de Zúñiga en el Sitio de Buda (1686), entre otras.

9 de octubre de 2017

Los Rumbos Peligrosos del Buen duque de Béjar Manuel de Zúñiga



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Los judíos nuevos, como los llama el historiador hispanista Yosef Kaplan (Judíos Nuevos en Ámsterdam, reed. 2009), fueron un grupo de conversos españoles que en el siglo XVII se estableció en Ámsterdam. Allí fundaron la próspera comunidad judía hispano-portuguesa, en cuyo seno nació Barúj (Benedicto o Benito) Spinoza. Según el mismo autor, desconocían el carácter de judíos a correligionarios de otro origen, y les negaban el acceso a su sinagoga y a su cementerio.  

Antiguo grabado de la Sinagoga (Esnoga) Hispano-Portuguesa de Ámsterdam, hoy en función. Enlacejudio.com

5 de junio de 2017

Dos representaciones teatrales modernas sobre los Duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez 

    Con el objetivo de recuperar para el presente, mezclando rigor histórico y ficción literaria, un hecho revolucionario de notable trascendencia para nuestro país el Ayuntamiento de Ávila y el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua impulsan anualmente desde 2012 la representación teatral de La Farsa de Ávila, episodio histórico que en junio del año 1465 protagonizó un grupo de nobles levantiscos para deponer en efigie al rey Enrique IV y poner en su lugar al infante Alfonso el Inocente, según informa en su edición del 30 de noviembre 2015 el diariodeavila.es
 
 


“Atentado de Ávila contra Enrique IV”. Litografía de Marcelino de Unceta, 1880, en la Biblioteca Nacional de España



       Como se sabe, el grupo de nobles levantiscos estaba formado por Juan Fernández Pacheco, marqués de Villena (antepasado del fundador de la RAE Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga); Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo; Álvaro de Zúñiga, conde de Plasencia (más tarde I duque de Béjar); Rodrigo Alonso Pimentel, conde de Benavente (tío de Leonor Pimentel y Zúñiga, segunda esposa de Álvaro de Zúñiga); Diego López de Zúñiga, conde de Miranda del Castañar (hermano menor de Álvaro de Zúñiga) y otros. 

18 de octubre de 2016

Y los Duques de Béjar… ¿qué se fizieron?*



  Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     El traslado de los restos del VII duque de Béjar Francisco López de Zúñiga (nacido y fallecido en Béjar)  desde el convento Madre de Dios de Sanlúcar de Barrameda a la iglesia Santiago Apóstol de Gibraleón en octubre de 2012 lleva a preguntarse qué fue de los restos de los once duques restantes del mismo título, linaje y apellido.




Recepción de los restos del VII duque de Béjar en Gibraleón, 2012 (Bejar.biz)



Los restos de Álvaro de Zúñiga y Guzmán (n. Encinas, Valladolid, f. Béjar), I duque de Béjar, se encuentran  en la iglesia San Vicente Ferrer, que él mismo mandó construir en Plasencia, junto a los de su sobrina y segunda esposa Leonor Pimentel y Zúñiga y los del hijo de ambos, Juan de Zúñiga y Pimentel, maestre de la Orden de Alcántara.


 Iglesia San Vicente Ferrer en Plasencia

15 de febrero de 2016

Sobre un retrato ecuestre del Palacio de Mirabel (Plasencia)



 Autor: Alberto Bravo Martín, Blog Reinado de Carlos II

En una reciente excursión a Plasencia pude finalmente visitar el interior del Palacio de los Marqueses de Mirabel que junto a la catedral constituye el edificio más representativo de la ciudad. El Palacio fortificado fue construido en el siglo XVI por los Duques de Plasencia don Álvaro de Zúñiga y doña Isabel de Pimentel, y constituye un magnífico ejemplo de arquitectura renacentista nobiliar. Actualmente pertenece a la familia Falcó, depositarios del título de Marqueses de Mirabel, siendo la actual titular Alejandra Falcó y Girod por cesión de su padre, el famoso Carlos Falcó, V Marqués de Griñón y XIII de Mirabel. 
 


 En la visita al Palacio de Mirabel destacan, entre otros espacios, el patio renacentista decorado con los blasones de los Zúñiga-Mirabel; el conocido como Salón de Carlos V, dominado por un busto del Emperador, obra de Pompeo Leoni; el Salón de Firmas, decorado con los retratos del Conde de Gondomar y su familia; el amplio mirador, con pintoresco jardín colgante que se asoma a la plaza de San Nicolás, decorado con numerosas esculturas y restos romanos; o el salón de los trofeos de caza del VIII Duque de Arión, con la colección de piezas cobradas en la primera mitad del siglo XX y que incluye además un carruaje de época isabelina.

27 de abril de 2015

Ecos de Béjar en Chile (4ª Parte)



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


Don Baltasar de Zúñiga nació en Béjar en 1658, hijo segundo del noveno duque Juan Manuel Diego López de Zúñiga y Mendoza por lo que no sucedió en el título a su padre (lo hizo su hermano mayor Manuel Diego López de Zúñiga y Sarmiento) y no tuvo necesidad de anteponer el Diego López al apellido Zúñiga, según lo había establecido expresamente la tercera duquesa de Béjar, doña Teresa de Zúñiga y Manrique de Lara, llamándose simplemente Baltasar de Zúñiga y Guzmán (claro que con los agregados de Sotomayor y Mendoza, como no podía ser menos)
 
Retrato de Baltasar de Zúñiga y Guzmán en la Galería Bicentenario de México



Fue duque de Arión y marqués de Valero, de Ayamonte y de Alenquer, y Grande de España y, después de tomar parte en la Guerra contra el Turco en Europa donde le tocó la triste tarea de repatriar el cadáver de su hermano,  el Buen Duque don Manuel, fue nombrado por Carlos II virrey de Navarra, luego de Cerdeña y finalmente de México (1716-1722) o Nueva España como se llamaba en la época. Dos de sus familiares, dos primos pertenecientes a las ramas colindantes de la Casa Zúñiga, habían desempeñado anteriormente el último cargo: Álvaro Manrique de Zúñiga (1585-1590), que se enfrentó a la Inquisición mexicana,  y Gaspar de Zúñiga y Acevedo (1595-1603), a quien se debe el nombre de la ciudad de Monterrey mexicana por su título de conde de Monterrey en Galicia.

20 de octubre de 2014

El mártir de Buda, el "Buen Duque" don Manuel Diego

*Dado que ha habido un gran número de visitas a la entrada anterior, aquella que hacía referencia a la presentación del libro de Emiliano Zarza "La participación del X duque de Béjar, D. Manuel de Zúñiga, en el sitio de Buda (1686)", y que han llegado correos preguntando sobre la vida de este duque valiente, retomamos aquí un texto ya publicado, pero que ahora toma nuevos bríos. Se trata del artículo escrito por Alberto Bravo Martín que se publicó en su momento en su blog, Reinado de Carlos II, al que os invito visitar.

Autor:  Alberto Bravo Martín

Don Manuel Diego López de Zúñiga y Sotomayor, que pasaría a la historia como el “Buen Duque”, nació en el Palacio Ducal de Béjar el 4 de enero de 1657. Además de duque de Béjar, fue también duque de Plasencia, Grande de España, VI duque de Mandas y Villanueva, XI marqués de Gibraleón, VI de Terranova, XIV conde de Belalcázar, XI de Bañares, XIV Vizconde de la Puebla de Alcocer, Justicia Mayor y Alguacil Mayor Hereditario de Castilla, así como Primera Voz de la Nobleza de Castilla, títulos que heredó de su padre, don Juan Manuel de Zúñiga, IX duque de Béjar, tras la muerte de éste el 14 de noviembre de 1660, siendo don Manuel Diego aún un niño.



Su madre, la duquesa viuda doña Teresa Sarmiento de Silva, hija de los Duques de Híjar, fue su tutora y curadora durante su minoría de edad. En 1667, contando don Manuel Diego 10 años de edad, se celebraron los desposorios con su prima doña María Alberta de Castro y Borja, nacida en 1665 e hija de don Pedro Antonio Fernández de Castro y Portugal, X conde de Lemos y virrey del Perú.


 1. Fuente de la Sábana en la villa renacentista de El Bosque (Béjar)

14 de octubre de 2014

Presentación del libro de Emiliano Zarza Sánchez "La participación del X duque de Béjar, D. Manuel de Zúñiga, en el sitio de Buda (1686)"


Autora: Carmen Cascón Matas



              No hay mejor noticia, en el mundo cultural en general y de la investigación en particular, que la presentación de un nuevo libro que engrandezca el conocimiento de nuestro pasado. Y el sábado por la tarde en Béjar ocurrió uno de esos momentos maravillosos en los que la grandeza del conocimiento se manifiesta por medio de la unión entre el lector y el investigador, el escuchante y el orador. El Centro de Estudios Bejaranos presentó el trabajo que hizo ganador del Premio Ciudad de Béjar 2013 a Emiliano Zarza Sánchez con su investigación sobre La participación del X Duque de Béjar, Don Manuel de Zúñiga, en el sitio de Buda (1686). Como el propio interesado transmitió, su interés sobre uno de los duques más famosos de la Casa de Zúñiga de Béjar surgió de manera circunstancial: centrado en la figura de su hermano don Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero, surgieron de entre el sueño del pasado las hazañas de don Manuel de Zúñiga, el bautizado como Buen Duque por Emilio Muñoz García en 1926. Como bien afirma mi buen amigo José Antonio Sánchez Paso, un biógrafo lleva durante toda vida en la chepa, cargado hasta doblar las espaldas, le guste o no, la figura a quien consagra sus desvelos y ya no puede librarse de él aunque los derroteros investigadores transcurran por otros senderos. A Emiliano Zarza le auguro que tendrá que hacer fuerza para soportar el peso de dos hermanos cuyas vidas transcienden el paso de los días para adentrarse con chirimías y fanfarrias en la historiografía de nuestros días.