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19 de junio de 2011

Un paseo por la Ruta de la Ladera Umbría

Autor: Óscar González Hoya
Publicado: Béjar en Madrid, abril de 2011



Hace unos meses se inauguró oficialmente la llamada Ruta de la Ladera Umbría, también conocida como “Cuestas del río”, con un trazado que transcurre por las traseras de la iglesia de Santa María, Plaza Mayor y Barrio Nuevo. La totalidad de la obra se ha llevado a cabo gracias a los fondos del Plan E y se encuadra dentro del proyecto municipal “Béjar Mirando al Río”. 

Mirador en las traseras de la iglesia de Santa María
 
            Los trabajos han consistido en la recuperación de antiguas veredas que se encontraban intransitables y pobladas de maleza. Aprovechando los primitivos trazados que permitían el paso de los obreros desde sus viviendas hasta las fábricas instaladas en el Río Cuerpo de Hombre, se han dibujado amplias vías de tierra apisonada reforzadas por barandillas de madera. En el camino se ha instalado mobiliario urbano de madera consistente en bancos, papeleras, indicadores y las antedichas barandillas, así como diversos paneles explicativos de la ruta elaborados por Oscar Ribadeneyra (pintor y escritor, recomendando desde estas páginas la lectura de su estupenda novela Las Calles tienen tu nombre) y el Grupo “El Cervunal”, a quien pertenece la autoría del proyecto. Las cuestas del río se han embellecido con plantas y árboles, como nogales, madroños, robles, castaños y cerezos resguardados de las inclemencias meteorológicas mediante un material plástico. Asimismo se ha iluminado el Puente de San Albín y se ha repintado la barandilla de parte de la Ruta de las Fábricas


15 de octubre de 2010

A vueltas con la Ruta de las Fábricas Textiles

Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.600. 14 de mayo de 2010.



Me gusta perderme entre las fábricas, pesqueras, canales, puentes, chimeneas y agua -últimamente mucha agua-, que constituyen la Ruta de las Fábricas. Todos estos elementos conviven con los árboles, matorrales, flores y animales sin estorbarse mutuamente: la naturaleza y la obra humana en perfecta armonía. La limpieza concienzuda de las riberas del río realizada en fechas recientes por una empresa especializada ha hecho que la Ruta luzca en todo su esplendor. Esperemos que, a partir de ahora, haya un mantenimiento periódico pues, si no, corremos el riesgo de que todo lo logrado dure poco.


Y para mayor realce, la Ruta tiene últimamente muchos paseantes. Un soleado domingo de marzo pude contar a más de cincuenta personas a lo largo de ella, y el primer domingo de abril, recorriéndola con el programa Equinoccio, entre los asistentes y el resto de los paseantes que iban de por libre podía haber cerca de cien personas, lo que da una idea de su potencial turístico. Me fijé en las caras y, a pesar de que había bejaranos, muchas eran para mí desconocidas, lo que habla a favor de la labor de difusión que se está realizando por parte del Ayuntamiento en su página web, en la Oficina de Turismo, en los distintos museos, medios de comunicación, etc. Es su trabajo, pero estoy seguro de que lo hacen con agrado porque la Ruta gusta.


14 de junio de 2010

Mis impresiones sobre la Ruta de las Fábricas Textiles


Autor: Javier R. Sánchez Martín

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.218. 17 de Enero de 2003

Estas Navidades he descubierto el placer de pasear por el Paseo Fluvial que bordea el río Cuerpo de Hombre, y del que se ha ocupado “Béjar en Madrid” en su especial 2002. He ido algunos de los pocos días que no ha llovido, pues la meteorología no ha sido especialmente benévola durante este período de vacaciones escolares.



Si se empieza por su extremo norte, se coge el Paseo en el lugar en que se juntan el río Frío y el Cuerpo de Hombre, justo al lado de la pesquera Batuecas y de la fábrica de Hijos de Rafael Díaz, siendo necesario saltar un pequeño muro. Continúa por la margen izquierda del río hasta llegar a la antigua fábrica de Luis Izard Muñoz, posteriormente de Cascón, pasando primero por un pequeño edificio anexo semiderruido en el cual pueden observarse todavía los restos de una rueda hidráulica (¿se llamaban “de cárcavo”?). Después de saltar una barandilla metálica, se cruza el puente de los Izares y se accede nuevamente al Paseo que, a partir de ahora, discurre siempre por la margen derecha.

Se deja atrás la Pesquera de los Caballos para encontrar a la izquierda la antigua fábrica de Téllez, unida por un puente a la que después hizo nueva, y que es la actual fábrica de tejidos de Farrás. Enseguida aparecen ante tu vista el robusto y geométrico puente de hierro del ferrocarril, y un poco más allá la antigua fábrica de Gilart, que pronto será el museo textil. Guardo de esta fábrica un recuerdo especial, primero porque en ella trabajó muchos años como tintorero mi padre, Álvaro, y segundo porque allí realicé yo unas prácticas de grato recuerdo entre autoclaves y barcas de tintura.

26 de noviembre de 2008

Fotografías de la Ruta de las Fabricas



Si no habéis recorrido esta maravillosa ruta, flanqueada por las augustas ruinas de nuestras fábricas y por el Río Cuerpo de Hombre, todavía estáis a tiempo. Es un paseo hermoso, que a mi me da cierta sensación de melancolía, de un mirar hacia atrás que nos hace darnos cuenta de lo perdido. Aún se mezcla el olor de la lana con el de la flora que nace a la vera del río. Los edificios en ruinas, vacíos, como esqueletos gigantes en piedra, aún mantienen su orgullo, semejándose quizás a ancianos venerables con la sabiduría de siglos o a los molinos de Don Quijote.

Nuestra tradición textil proviene de siglos atrás, pues ya se conocía esta actividad en el siglo XV en nuestra ciudad, teniendo su máximo impulso a partir del siglo XVII cuando el duque de Béjar trajo a maestros flamencos para que trabajaran en los pequeños talleres bejaranos. Su buen hacer cuajó y, pronto, los bejaranos aprendimos a mejorar la producción de paños que pasaron a ser de mejor calidad (paños finos) y a tintar, proceso complejo que requería de mano de obra cualificada.

Futuro Museo de la Industria Textil


El siglo XVIII en Béjar se caracterizó por los cambios: la mayoría de personas que pudieron pagarse un telar,