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15 de diciembre de 2023

Empresarios de la pañería textil, empresarios de la metalurgia: los Izard bejaranos y el catálogo colectivo de elementos metalúrgicos urbanos (2.ª parte)

 Autora: Carmen Cascón Matas

       Al comenzar esta segunda parte del artículo desvelaré, por fin, el motivo que me ha llevado a escribir este pequeño artículo sobre los Izard y su fábrica metalúrgica. Todo comenzó por casualidad, mirando al suelo. Mientras esperaba en la calle, me fijé en lo que tenía bajo mis pies: una tapa de alcantarilla que rezaba «Izard Béjar». Para entretenerme decidí captarla con la cámara de mi móvil y la subí a Facebook como curiosidad. A partir de ese momento me fui fijando en la cantidad de información que ofrecían, sobre todo en las que había repartidas por Béjar. Recordé la gran nave que se desplegaba a la subida de Ronda de Navarra y los sonidos metálicos que brotaban de sus entrañas cuando pasaba por la calle de camino al colegio. Hoy esa nave ha desaparecido, pero las tapas metálicas continúan recordando a esta fábrica bejarana que todavía está en funcionamiento. 

 Béjar. Barrio Neila. Año 1961. Tapa de red de saneamiento. 


 Béjar. Barrio Neila. Alcantarilla de aguas pluviales.

           La respuesta de Facebook fue muy interesante: muchos conocidos comentaron que las había de otras empresas, de años dispares y me enviaban fotos alusivas. La red se amplió y comenzaron a llegarme fotos de elementos metálicos de Izard de otras ciudades (Mérida, Cáceres, Salamanca, Plasencia), de pueblos más o menos cercanos (Hervás, Sorihuela), incluso de la propia Béjar, pero con años diferentes o incluso con erratas. Así, las fui compartiendo bajo el título «Inventario colectivo de elementos metálicos a de Izard Béjar». Desconozco si tienen un nombre más técnico, pero es igual. Lo que sí tenemos que tener en cuenta es que existen distintos tipos de tapaderas, dependiendo de si cubren el sistema de tuberías bajo nuestros pies (bien de aguas potables o de aguas residuales) o si desalojan las aguas pluviales. En el segundo caso tienen rejillas para conducir el agua hacia las alcantarillas. A estas hay que añadir las tapas cuadradas del alumbrado público.

7 de julio de 2023

Lugares de España y el mundo que se identifican con las armas de los Duques de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

A mi nieto Emiliano Lapointe Zúñiga

 

Son alrededor de medio centenar, y la mayoría corresponde a municipios de España. En cuanto a la palabra armas, hace tiempo que en heráldica al menos perdió el significado bélico, pasando a constituir sólo un conjunto de señales gráficas para identificar un linaje o un apellido. Las de los duques de Béjar son las mismas de la Casa de Zúñiga, y sus componentes básicos son el campo o fondo de plata, la banda negra cruzada y la cadena de ocho eslabones de oro. Muchas de estas insignias no registran antigüedad más allá del siglo XX, otras son clásicas, pero lo importante es que la intención al crearlas fue rescatar historia. Aquí, la relación de ellas distribuidas en las provincias de España (orden alfabético y mapa al final)   

 

La matrix: Armas de la Casa de Zúñiga creadas en Navarra en el siglo XI (Breve historia del escudo de los duques de Béjar, Pinceladas de Historia Bejarana 06/03/2017)

 

Precedidas por las de Dávila, las armas de los duques de Béjar van en el segundo cuartel del escudo de Candeleda, provincia de Ávila. Caídos en desgracia real los Dávila, en 1423 Juan II entregó Candeleda al justicia mayor del reino Pedro de Zúñiga, hijo de Diego López de Estúñiga, primer señor de Béjar, y en 1457 pasó a los Zúñiga condes de Miranda del Castañar.  

11 de enero de 2020

Artilugios, pócimas, remedios, ungüentos y brebajes en la farmacia de Félix Diego Alonso (1760) (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas 

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4.769 (20/01/2017), p. 4.



Ejercer la profesión de boticario en el siglo XVIII significaba ser tratado como un personaje notable por sus conciudadanos, un erudito, un sabio, sobre todo a raíz del desarrollo en campos de la investigación tan interesantes como la botánica, la medicina y la química durante el siglo de la Ilustración

 Farmacia del siglo XVIII. Museo de Teruel

Aún con todo, la amalgama entre saberes tradicionales y los nuevos descubrimientos con métodos “modernos” se efectuó de manera progresiva sin que se abandonasen del todo las prácticas antiguas. Hay que tener en cuenta que lo que hoy día nos parecen, en cuanto a botánica o farmacopea, ingredientes cuasi acientíficos entonces su aplicación se consideraba probada por la ciencia y comprobable empíricamente (véase el caso del “cuerno de unicornio” que luego veremos). 



De los boticarios que ejercieron en Béjar en el setecientos tenemos la suerte de conocer algunos nombres como los de Manuel Aguado, José de Oliva y Félix Diego Alonso[1]. En el Archivo Histórico Provincial de Salamanca se guarda el inventario de bienes al fallecimiento de este último (fechado el 20 de abril de 1760[2]), al que dedicaremos esta serie de artículos, y del que se extraeremos jugosos datos derivados de los artilugios, pócimas, brebajes, libros y ungüentos que atesoraba en su casa a la hora de su muerte. Como curiosidad iré desgranando y explicando cada uno de ellos siguiendo los manuales de botánica y farmacopea que Félix Diego Alonso poseía en su interesante biblioteca

La Botica de Ximeno de Peñaranda de Duero.
Foto extraída de aquí



Nuestro boticario gozaba de un establecimiento de farmacopea abierto al público en la calle Mayor de San Gil, frente al entonces hospital, a la altura de la casa donde vivió don Nicomedes Martín Mateos. El dato nos lo ofrece Óscar Rivadeneyra en su trabajo sobre el catastro del Marqués de La Ensenada (1753)[3]. Sabemos por el inventario de bienes que la casa en la que situaba era la principal de su morada, donde murió Félix Diego Alonso, nacido por cierto en Toro (Zamora) y en la que había habitado con su mujer Josepha Domínguez de Barrientos y sus numerosos hijos[4]

  Disponía de un corral y una bodega, describiéndola el escribano como “casa de mucha vivienda” y tasándola por la nada desdeñable suma de 17.000 reales. El negocio le procuraba unos beneficios de 50 ducados de oro al año [5] y se desplegaba con su conjunto de armarios o armazones en el portal con “estantes de la sal, incluidas las vidrieras”. Lucía entonces sus artículos de la misma forma que hasta hace breve tiempo, en botes ordenados detrás de cristaleras y debidamente organizados en armarios y estanterías. No faltaba “el mostrador que sirve para el despacho con tres cajones” y “la escalera de paso para subirse en caso de no poder alcanzar “las 42 cajas para yerbas, flores y emplastos”, los 142 “votes para gomas, rraices y simientes”, los 41 “votes de ungüentos y los 65 “frasquitos para espíritus, tinturas y aceites”.

 Instrumentación de botica del siglo XVIII
Foto sacada de aquí


 El portal disponía también de “dos bancos pequeños de castaño para que los clientes pudieran descansar mientras demandaban sus artículos. El boticario poseía también 4 redomas de 8 libras cada una y 148 redomas pequeñas. Según El Diccionario de Autoridades redactado en 1737[6] una redoma era una “vasija gruessa de vidro, de varios tamaños, la qual es ancha de abaxo, y vá estrechándose y angostándose hácia la boca”. Es posible que las utilizase para fabricar los ungüentos, pomadas y remedios.

En cuanto a los libros especializados en temas farmacéuticos, Félix Diego Alonso lucía en su biblioteca[7] la Farmacopea de Loeches (Juan de Loches fue un boticario de principios del siglo XVIII, autor de Tyrocinium pharmaceuticum), la Farmacopea Matritense, el Libro de Jerónimo de la Fuente (Jerónimo de la Fuente Piérola ejerció la disciplina farmacéutica en Sigüenza a finales del siglo XVII y publicó en 1863 Tyrocinio pharmacopeo), la Farmacopea de Palacios (se refiere a Félix Palacios y Bayá, farmacéutico de Madrid que vivió entre finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII, autor de Palestra farmacéutica, químico-galénica), el Dioscórides Ilustrado (aquí hay que remontarse al siglo I d.C., momento en el que redactó un manual de farmacopea que le sobrevivió durante siglos, su De Materia Medica), el Libro de Juan Duidos y la Farmacopea de Juher (dos autores extranjeros de los cuales no hemos podido extraer más datos, probablemente porque el escribano transcribió sus nombres de manera errónea), y Las Perlas Occidentales
 


En el último apartado del inventario recoge los clientes de los distintos pueblos a los que administraba recetas, entre otros Candelario, La Hoya, Peñacaballera, Valdefuentes, Puerto, Peromingo, Fuentebuena, Vallejera, Navacarros, La Nava, Valverde, Navalmoral, La Calzada, Fresnedoso, Valdesangil, Sorihuela, Sanchotello, Colmenar o Valdehijaderos.

Continuará


[1] Béjar, 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Introducción de Pedro GARCÍA MARTÍN. Tabapress y Ayuntamiento de Béjar. Madrid, 19990, p. 91.

[2] AHPSA. PN. 884. 20 de abril de 1760, fol, 319.

[3] RIVADENEYRA PRIETO, Óscar. “Plano del entorno de Santa María y El Salvador según el Catastro de La Ensenada (1753)”. El autor otorga a la casa y negocio de Félix Diego Alonso el número 199. Revista Estudios Bejaranos, nº XX, desplegable y pp. 63-70. Ayuntamiento de Béjar y CEB, 2016.

[4] Los datos familiares pueden ser consultados en el Archivo Parroquial de El Salvador. Libros Sacramentales de Casados, Bautizados y Difuntos.

[5] Béjar, 1753. Según las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada. Introducción de Pedro GARCÍA MARTÍN. Tabapress y Ayuntamiento de Béjar. Madrid, 19990, p. 91.

[6] El Diccionario de autoridades se publicó entre 1726 y 1739 por la Real Academia de la Lengua Española y como tal es el primer compendio realizado por la institución. Para el artículo me he servido del buscador facilitado por la RAE en su web http://web.frl.es/DA.html (consultado en diciembre de 2016). A partir de ahora lo llamaremos DA para abreviar.


[7] La mayoría de los títulos que ofrecemos a continuación pueden ser descargados gratuitamente a través de Google Libros.

14 de marzo de 2018

La misteriosa mujer del camino (1835)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid

      Sabido es que la presencia de figuras femeninas en la documentación de otros tiempos es meramente testimonial y difícil de encontrar, más allá de damas pertenecientes a la nobleza (veáse duquesas de Béjar en la documentación local) o a la Iglesia. Debemos recurrir a expedientes legales para toparnos con mujeres en particiones de herencias, tutorías por minorías de edad o casos delictivos, entre otros. 


Foto extraída de aquí

Y si el trato hacia las mujeres y su relevancia social se reducen a un soplo en los testimonios escritos del pasado no digamos en lo referente a personas con enfermedades de tipo psicológico en lo que entonces se englobaba en el saco de la locura. Ya tratamos en estas páginas de un caso significativo con muerte enlas calles de Candelario[1] que debió de ser sonado por el expediente que generó a nivel legal. El artículo de hoy se centra en una mujer y en una hipotética locura…o no

21 de marzo de 2016

Heráldica de los Duques de Béjar en la Provincia de Salamanca



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


        El patriarca del linaje Zúñiga en Castilla fue Diego López de Estúñiga (primera castellanización del apellido), primer señor de Béjar, villa que obtuvo al intercambiarla por Frías con el rey Enrique III en 1396. De sus descendientes quedan huellas heráldicas en la provincia de Salamanca en lo que corresponde a las ramas de los duques de Béjar y los condes de Miranda del Castañar y Monterrey, representadas fundamentalmente por el blasón de los duques, que actuaron como parientes mayores en la detentación del emblema y en la castellanización definitiva del apellido. Las que se encuentran en Béjar fueron más o menos registradas en el artículo Una historia particular desde un enfoque bejarano, por lo que se apuntará aquí a otros municipios de la provincia.

 



Escudos en el Palacio Ducal y en El Bosque de Béjar



      Los municipios salmantinos de Ledrada, Sanchotello y Valdelacasa llevan el escudo de los duques en el segundo cuartel, por haber pertenecido a la Comunidad de la Villa y Tierra de Béjar.

12 de octubre de 2011

“Ilusión charra”, un joven grupo folklórico en nuestra comarca

            
       Autor: Roberto Domínguez Blanca. 
       Publicado: Semanario "Béjar en Madrid". Agosto 2011.


En una comarca como la nuestra con una pirámide poblacional muy envejecida, que de buenas a primeras un numeroso grupo de jóvenes y niños, con la ayuda de sus padres, se mancomunen para formar una agrupación cultural es admirable; mas aún cuando el objetivo de la misma es la recuperación y difusión de costumbres y tradiciones a través del folklore.


“Ilusión charra” (así es como le han denominado sus integrantes), que tiene su sede en Sanchotello, está formado por niños y adolescentes de este pueblo y de Béjar comprometidos en la tarea de que las tradiciones de sus abuelos no se pierdan. Como explican en su folleto de presentación, están dispuestos a que se sigan escuchando y disfrutando los bailes regionales de Salamanca, tanto charros como serranos.