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10 de diciembre de 2018

El Plan urbanístico de Béjar diseñado en 1941-42 por Fernando García Mercadal

Autor: José Muñoz Domínguez

     El primer plan urbanístico de Béjar fue diseñado en 1941-1942 por Fernando García Mercadal (Zaragoza, 1896-Madrid, 1985), creador de la primera obra de arquitectura racionalista de nuestro país (El Rincón de Goya, de 1926-1928) y el único arquitecto español –junto a Juan de Zavala– admitido en el selecto grupo de Le Corbusier que se reunía en las sucesivas ediciones del Congrés International d'Architecture Moderne (CIAM) celebradas en La Sarraz, Suiza (Foto 1). 



 Foto 1. El grupo de arquitectos reunidos en el CIAM de 1928. En el centro, tras madame Mandrot y otra señora, se ve a Le Corbusier.Sentado junto a una joven, Fernando García Mercadal (imagen tomada de http://ulbratorresarquitetura.blogspot.com/)


      En 30 de julio de 1941, García Mercadal y su socio, el arquitecto bejarano Tomás Rodríguez Rodríguez, recibieron del Ayuntamiento el encargo de elaborar el primer plan urbanístico de Béjar, o Proyecto de urbanización y ensanche, del que nos ocupamos seguidamente. 

11 de julio de 2016

La participación bejarana en la Primera Feria de Muestras de Salamanca (1961) (2ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2009. 


El pabellón de Béjar, una muestra del diseño y la modernidad para la época


            El proceso de toma de decisión no debió dar muchos quebraderos de cabeza porque estaba claro que a los fabricantes bejaranos les interesaba muy mucho estar presentes en la Primera Feria de Muestras de Salamanca. Había que demostrar que Béjar podía presumir aún de conservar un poderío industrial fácilmente envidiable por el resto de sus compañeros provincianos (esa era la mentalidad de la época), dedicados, más bien, a labores de carácter agrícola y ganadero.

 Folleto de la Feria de Muestras con un dibujo del pabellón bejarano


            Por ello no se escatimó en gastos ni esfuerzos. La primera noticia que poseemos sobre esta Feria de Muestras aparece reflejada en la sesión de la Cámara de Comercio de Béjar correspondiente al 7 de junio de 1961[1]. Ese día, de manera oficial, el presidente de la Cámara de Salamanca, Zenón Jiménez Ridruejo, nombrado como tal en Marzo de ese mismo año, y su compañero el Sr. Sánchez visitaron Béjar para comunicar la celebración del evento entre el 8 y el 21 de septiembre. Fueron recibidos por el presidente de la Cámara de Béjar, Antonio Olleros Petit, y su secretario, José Cid Gómez, e invitados a recorrer varias de nuestras fábricas, para después asistir a un almuerzo en el Hotel Colón.

29 de noviembre de 2009

Tomás Rodríguez, arquitecto bejarano


Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 7 de Julio de 2006.

Tomás Rodríguez Rodríguez nació un 17 de diciembre de 1907 en esta pequeña y bella ciudad del sur de Salamanca- ya casi extremeña- llamada Béjar. De hondas raíces bejaranas, pues era hijo de Mateo Rodríguez Gómez, prestigioso fabricante textil (ver Béjar en Madrid número especial de diciembre de 2004), y de Justa Rodríguez Olleros. Mateo y Justa tuvieron 4 hijos: Ana, Tomás, María y Mateo Rodríguez Rodríguez.

Estudió la carrera de arquitecto en ese castizo y desenfadado, pero también muy politizado y convulsionado, Madrid de finales de los años veinte y principios de los treinta, sobre el que ya comenzaba a soplar la brisa que más tarde se transformaría en el huracán del trágico enfrentamiento que se avecinaba. Terminó la carrera en 1933, obteniendo después el grado de doctor arquitecto.

Hotel Colón.
Fotografía extraída de Fotos Antiguas de Béjar

Poco después fue nombrado Arquitecto Escolar de la provincia de Badajoz, dependiendo del Ministerio de Instrucción Pública, comandado en aquélla época por ese inolvidable personaje salmantino que fue Filiberto Villalobos, D. Fili, como se le llamaba cariñosamente. Por aquella época vivía a caballo entre Madrid y Badajoz.

La Guerra Civil le coge en Madrid, donde reside con su hermano Mateo en la calle Gran Vía, mientras que el resto de la familia permanecía en Béjar. Como es bien conocido, ambas ciudades estaban en distinta “zona”, por lo que la comunicación entre familiares de una y otra era muy difícil. La familia cree que la falta de noticias de los dos hermanos en un país en cruenta guerra civil precipitó la muerte de su padre, que falleció el 21 de septiembre de 1936. Tomás y Mateo no conocerían la triste noticia hasta enero de 1937, por medio de un prisionero de guerra bejarano al que conocieron en Madrid.