24 de marzo de 2017

Siguiendo el rastro del retrato del general Ramón Pardiñas (1ª parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado:  Béjar en Madrid nº 4.752 (06/05/2016), p. 6.




        Una calle y un retrato retienen en la memoria colectiva el apellido de un general gallego que defendió Béjar y a sus habitantes de un peligro real y palpable llamado carlismo. El 3 de mayo de 1838 las tropas del general carlista Basilio García se dirigían con prontitud desde Extremadura a refugiarse entre las defensas amuralladas de Béjar. La plaza era segura, pues pocos meses antes había sido ocupada por facciones rebeldes que en ese momento campaban a sus anchas por las calles bejaranas. La razón de tanta premura era tan urgente como que una división del ejército del norte al mando del general Ramón Pardiñas les perseguía a uña de caballo.

 Retrato del general Ramón Pardiñas 
según un grabado de la época

15 de marzo de 2017

De judíos, cristianos y musulmanes en el linaje de los Duques de Béjar



 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Du nouveau sur le royaume de Pampelune au IXe siècle, publicado por Évariste Lévi-Provenzal en el Bulletin Hispanique en 1953, reveló los fuertes lazos familiares del tronco navarro de los duques de Béjar con la dinastía de los Banu Qasi, señores musulmanes del Ebro, y con el emirato de Córdoba que dominó gran parte de la península.       


La península ibérica a comienzos del siglo X, mapa publicado por la Universidad de Texas

       Esta situación duró hasta la tercera generación de los reyes de Pamplona, cuando Fortún Garcés (aún no existían los apellidos en España) comenzó a alejarse de sus raíces islámicas, pero alcanzó a manifestarse en el nacimiento de Abderramán III, el más grande gobernante de la España musulmana, hijo de una bisnieta de Íñigo Arista (nota anterior)    



Corte de Abderramán III, por Dionís Baixeras, 1885

6 de marzo de 2017

Breve historia del escudo de los Duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Remitimos a un artículo anterior de este mismo blog para completar información sobre arquitectura y poder en el linaje de los duques de Béjar.

       Los escudos, junto con los apellidos, habrían comenzado a aparecer en España en el siglo XI, para distinguir los bandos de los nobles en las batallas los primeros, y para asegurar los bienes a sus descendientes en caso de no sobrevivir, los segundos. Ambos elementos, escudo y apellido, coinciden en tiempo de aparición en la historia del linaje de los duques de Béjar, pero el origen del linaje es aún más antiguo. Se remonta a la dinastía Íñiga de los primeros reyes de Pamplona, más tarde reino de Navarra, fundada en 824 por Íñigo Arista que le dio el nombre. Quienes se dedican al estudio de la heráldica aseguran que el primer escudo del linaje constaba de un campo de gules (rojo) cruzado por una banda de oro, colores que representaban a la realeza navarra (Muñoz, Miguel Ángel: El escudo de Gibraleón. Heráldica Onubense, 2013)   


Primer escudo del linaje ancestral de los duques de Béjar, siglo XI

     Al identificarse el linaje en 1080 con el apellido Stúñiga, el escudo pasó a representar al apellido y sus portadores ejercieron el derecho de modificarlo (también más adelante el apellido), agregándole en primera instancia una cadena de ocho eslabones de oro en orla. La razón residió en la participación de los Stúñiga en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), donde Íñigo de Stúñiga fue parte del pequeño grupo de caballeros que saltó sobre las cadenas pretendidamente de oro que rodeaban la tienda del califa Muhammad an-Nasir (Miramolín) para protegerlo. 

27 de febrero de 2017

Entre la Medicina y el Derecho: Nicolás Sánchez de las Matas, un bejarano en el balneario de Archena (1803-1869)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid,  nº 4.762 (7/10/2016), p. 4.

El nombre de Nicolás Sánchez de las Matas nos es, quizá, desconocido en el entorno bejarano, pero eso no quiere decir que este nacido en Béjar resulte extraño en el territorio nacional. De hecho, en Murcia existen varias publicaciones centradas en este personaje[1]. La marcha de su ciudad natal le privó de ser recordado, quizá solo acaso por su familia, y ese fenómeno de olvido les es común a muchos otros bejaranos que vagan aún navegando en la leve línea que divide el reconocimiento de la más absoluta de las desmemorias. Y lo podemos fácilmente comprobar a través de la consulta de la bibliografía: aquí ni una línea; en Murcia, como digo, varios artículos, al margen de los libros que él mismo publicó en vida, reeditados algunos de ellos recientemente. 

Foto antigua de la fachada de las Escuelas Mayores de la universidad de Salamanca
Foto sacada de todocolección.net


Nicolás Sánchez de las Matas vio la luz en Béjar a principios del siglo XIX, en 1803, imaginamos que en el seno de una familia pudiente que bien le pudo costear su marcha a Salamanca y sus estudios en la Facultad de Medicina y de Filosofía de la Universidad. Sólo poseyendo este dato tan escueto podemos vislumbrar la curiosidad por saberes tan dispares, ciencias y letras, que demostró a lo largo de su vida nuestro biografiado, lo cual demostró a través de distintas publicaciones. Sus ansias por aprender parecían no  tener límites y podía compaginar estudios variados de manera simultánea. Comprobémoslo a través de su currículum: en 1826 se licenció en Medicina por la Universidad de Salamanca y un año más tarde conseguía de manos de la misma institución académica el título de catedrático de Instituciones Filosóficas. Por fin, en 1828 se doctoró en Medicina en el Real Colegio de San Carlos de Madrid

20 de febrero de 2017

Arquitectura y poder: el linaje de los duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


La infatigable historiadora que dirige este blog, tuvo la gentileza de enviarme la foto antigua de una puerta del palacio ducal de Béjar desaparecida durante las obras de transformación del edificio en instituto de enseñanza secundaria, situada al final de la calle Los Curas, que permitía la entrada por el oeste al recinto palaciego.      







       Más que de desolación y ruina, la imagen transmite una sensación de majestuosidad que evoca el mundo de las narraciones fantásticas escuchadas en la niñez, y por una vía más racional remite a la relación que ha existido siempre entre la arquitectura y el poder. Hay varias obras que explicitan el tema, entre ellas Arte, poder y sociedad en la España de los siglos XV al XX, 2006, del español Miguel Cabañas Bravo y otros, y La arquitectura del poder, 2007, del británico Deyan Sudjic.