Autores:
Roberto Domínguez Blanca y Carmen Cascón Matas
Publicado:
Revista Cultural de Gibraleón nº 10 (dic. 2010)
*Este año 2013 se celebra el Cincuentenario del Instituto "Ramón Olleros Gregorio", enclavado en el antiguo palacio de los duques de Béjar, en el corazón de la ciudad. Es por ello por lo que queremos compartir con todos vosotros dos artículos que publicamos hace un par de años en dos revistas consecutivas editadas por nuestros buenos amigos, y en otro tiempo vasallos de la misma Casa de los Zúñiga, de Gibraleón (Huelva).
Emplazado en la parte más elevada, el castillo-palacio de los Zúñiga o palacio ducal de Béjar, como
mejor se le conoce, nos recibe enseñoreándose sobre la amplia Plaza Mayor de dicha ciudad[1],
mostrándose arrogante y altanero, despejando dudas acerca del dominio de la Casa de Zúñiga sobre la villa. Cuando
desembocamos en este espacio abierto desde la estrecha calle Mayor, despejado
ex profeso como lugar comercial, festivo y simbólico, nos parece llegar, sin
lugar a dudas, a ese espacio
emblemático, lugar decisorio y representativo, del que ninguna ciudad carece.
Los tres poderes de la Edad Moderna
manifiestan en ella su poder, alzando edificios poderosos, llenos de
significado. Al sur de la primitiva plaza de armas, el Consistorio convoca al pueblo en la toma de decisiones civiles,
tanto en tiempos pretéritos como en la actualidad[2].
En el centro, la iglesia de El Salvador
congrega a los fieles para alabar al Señor[3].
Al oeste, el Palacio Ducal, residencia
de los duques y señores de la villa y su tierra, contenía ese poso militar y a
la vez de posesión que no escapaba a ninguno de sus vasallos. En un pulso constante a lo largo de la Historia, los poderes
civil, religioso y señorial dejan sentir su eco en el espacio vasto del casco
antiguo de la villa.
Vista aérea del Palacio Ducal y Plaza Mayor
El palacio es
una construcción multiforme que
exhibe ante quien lo contempla los distintos ropajes con los que se ha
revestido a lo largo del tiempo. Se puede fechar su origen parejo a la muralla de repoblación del siglo XII,
consistiendo en su punto más fuerte[4].
Distintos eruditos locales han querido ver castros vetones, cenobios visigodos
o alcazabas árabes antecediendo al palacio en la ocupación del mismo solar,
pero todo esto no son más que elucubraciones sin consistencia histórica ni
documental. Algunas excavaciones realizadas hace pocos años junto a la fachada
norte no han podido demostrar nada de estos supuestos ascendientes de nuestro
castillo-palacio[5].
Vista de la fachada del levante
Hacia
la plaza mayor, la recia fachada de levante
del palacio nos habla de su origen como castillo. Más aristocrática es la meridional, sobria y altiva, complementada por
un patio interior más acogedor y
distendido, así como por un jardín
al pie de la fachada sur y una zona hortícola junto a la norte. El resto de
fachadas son viva muestra de la desidia con la que fue tratado nuestro
protagonista durante el siglo XX, desapareciendo los alzados históricos,
demolidos para levantar estructuras modernas. Por tanto, el edificio actual es
sólo una parte de un todo más rico y complejo que fue desapareciendo durante
las dos últimas centurias.
Básicamente, la planta
del inmueble consiste en un doble recinto de planta rectangular con cubos
reforzando los ángulos y defendido por una primera barrera irregular (desaparecida)
a modo de antemuro, que contaría con foso y otros elementos de los que no se
han conservado vestigios[6],
estando entonces su entrada principal en la zona de poniente. El aspecto exterior que mostraría en este
momento sería parecido al de castillos abulenses como los de Barco de Ávila o
Mombeltrán, o al de la desaparecida alcazaba
de Plasencia (Cáceres).
Imagen de la Plaza Mayor desde el Palacio
La fachada de
levante se enmarca entre dos torres y es su imagen más evocadora. Izada con
mampostería, la torre sur es circular, mientras que la norte tiene una planta
de polígono irregular. Ambas se rematan con chapiteles cortos, elevados por un
tambor en el que se suceden las armas de
Zúñiga y Sotomayor. Horadados sus muros con vanos modernos, aún en la parte
alta de los mismos se aprecia el dibujo de las almenas y las saeteras que,
difuminadas por un recrecimiento, soportan la actual cornisa.
Patio del Palacio Ducal
La fachada sur
rebasa el perfil del castillo, encontrándose bien guarnecida por dos torreones
hoy perdidos. Consta de tres órdenes de vanos, siendo los dos inferiores los de
mayor desarrollo, coronándose cada abertura con una inscripción secundada por
los escudos de Zúñiga y Sotomayor. El
palacio se abre al patio interior en
dos de sus lados por dos pisos de arquerías de arcos de medio punto sobre
columnas jónicas. La crujía sur en cambio acoge una escalera embebida en ella,
en tanto que el muro oriental se reservó para alojar una monumental fuente
mural bajo dos inmensos escudos de Zúñiga y Sotomayor. El acceso al patio desde
el exterior se hace atravesando esta fachada de levante, de manera descentrada
y a través de un espacio abovedado.
Fachada sur del Palacio
Cuando el edificio era sólo castillo medieval, formó parte del rosario de poblaciones
acastilladas que a finales del siglo XII Alfonso VIII estableció para
reforzar la Extremadura
castellana, y así asegurar la frontera sur del reino frente a los musulmanes[7].
Pese a que pronto se rebasó el Sistema Central hacia Plasencia, la línea
defensiva fluctuó en continuos avances y retrocesos. No hay que olvidar que
Béjar se situaba en un punto estratégico por el paso cercano de la Vía
de la Plata,
también utilizada como senda de peregrinaje hacia Compostela.
Vista parcial de Béjar, Ciudad Estrecha
De esta forma, el
asentamiento poblacional, posicionado en una colina alargada y estrecha (de
ahí que a Béjar se la llame Ciudad
Estrecha[8]),
fue fortificado por medio de la construcción de dos cercos defensivos[9]
que tenían como punto de encuentro precisamente la alcaçaba[10]
alzada en una explanada que en principio funcionaba como su plaza de armas,
lugar adecuado para repartir el botín y realizar pequeñas transacciones
comerciales[11]. La población se agrupó en torno a las iglesias
que se fueron alzando durante el periodo repoblador, aglutinándose y dando
entidad al primitivo asentamiento. El área
más antigua, emplazada al oeste de la alcazaba, fue denominada Villa
Vieja y en ella se situaban las feligresías de Santiago (la más
antigua) y Santa María la
Mayor. La que se extendía hacía el este congregaba a las de
El Salvador, San Andrés (desaparecida), San Gil, Santo Domingo (desaparecida),
San Nicolás (desaparecida) y San Juan Bautista. Fuera del cerco defensivo, San
Pedro[12]
y San Miguel (desaparecidas) cohesionaban a una población expuesta a posibles
ataques[13].
El que los campanarios de las iglesias
tuviesen doble función, defensiva y de llamada al culto, no fue una
casualidad, habida cuenta de que los de Santiago, Santa María la Mayor, El Salvador, San Gil
y San Juan Bautista se encontraba prácticamente en línea continua con el castillo-fortaleza (concretamente éste se
disponía entre Santa María y El Salvador).
Continuará
[1] Existen dos
publicaciones del mismo autor sobre la Plaza Mayor de Béjar que hoy por hoy son los dos trabajos
más completos sobre este espacio. MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.: La
Plaza Mayor de
Béjar. Aproximación morfológica e histórica a un espacio público generador de
la ciudad. Discurso de ingreso al C.E.B. nº 20. Béjar, 2003 (96 págs.); y “La Plaza Mayor de Béjar:
en el origen de la ciudad nueva” en BONILLA J. A. (coord.): Plazas con encanto de la provincia de
Salamanca. Salamanca, 2005. No hay que olvidar el artículo de MAJADA NEILA,
J. L.: “Cuando la plaza cambió de nombre… (Tesis, antítesis y síntesis de una
plaza mayor)” en 25 años. Concurso
Literario “Casino Obrero de Béjar”, 1992, pp. 45-58.
[2] Se trata de una
construcción alzada en el siglo XVI y modificada posteriormente, donde se
reunía el Consistorio, a la vez que ejercía las funciones de Cárcel Real y
pósito. En 1868 el ayuntamiento fue trasladado precisamente al Palacio Ducal,
manteniendo el resto de las funciones en su emplazamiento original. A partir
del año 1900 y hasta los años 80 del siglo XX, la casa consistorial radicó en
el antiguo Hospital de San Gil, pasando
a partir de la última fecha a su edificio primigenio.
[3] DOMÍNGUEZ
BLANCA, R., CASCÓN MATAS, Mª. C. y GONZÁLEZ HOYA, O.: “Nuevas aportaciones sobre el arte y la arquitectura en Béjar: la
iglesia de El Salvador” en Béjar
en Madrid nº 4.418, 4.419 y 4.420, Béjar, 2006.
[4] MUÑOZ
DOMÍNGUEZ, J.: La Plaza Mayor de Béjar…Opus cit., p. 55. El rey castellano Alfonso VIII
repoblaría Béjar hacia 1180.
[5] Sobre estas
excavaciones, ver JIMÉNEZ GONZÁLEZ, M. C. y RUPIDERA GIRALDO, A.: “La Huerta del Aire del Palacio
Ducal de Béjar (Salamanca). Aproximaciones Histórica y Arqueológica”, en Estudios Bejaranos, nº 7, 2003, pp.
41-74.
[6] MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.:
La Plaza Mayor
de Béjar…Opus cit., p. 55.
[7] MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.:
La Plaza Mayor
de Béjar…Opus cit., p. 17.
[8] Esta denominación
fue aplicada por vez primera por el escritor bejarano Gabriel Cusac.
[9] Sobre las murallas
consultar MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.: “El tramo Campopardo-Puerta de la Corredera y los recintos
defensivos de Béjar”, en Revista de
Estudios Bejaranos, nº 11, 2007, pp. 65- 82.
[10] Así denominada en el
Fuero de Béjar. Archivo Municipal de Béjar: I. E. 27, Fuero de Béjar, 1291-1293,
rúbrica 871 (editado por GUTIÉRREZ CUADRADO, Salamanca, 1977).
[11] MUÑOZ
DOMÍNGUEZ, J.: “La Plaza
Mayor de Béjar: en el origen…” en BONILLA J. A. (coord.): Plazas con encanto de… Opus cit., p. 48.
[12] CASCÓN MATAS,
Mª. C., DOMÍNGUEZ BLANCA, R. y GONZÁLEZ HOYA, O.: “La iglesia de San Pedro: datos para su historia” en Béjar en Madrid
Especial 2007, nº 4476.
[13] La
existencia de diez parroquias en Béjar la coloca a un nivel similar a villas
como Peñafiel (12), Arévalo (11) o Ayllón (9). MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.: La
Plaza Mayor de
Béjar…Opus cit., p. 25.
Lo de la doble función de las campanas de la iglesia que describes me lleva a pensar que en aquellos tiempos más que doble es "multifunción": llamada al culto, aviso de ataque, informe de defunción en la localidad, arrebato (caso de incendio), toque "a concejo", informe de la hora, orientación de caminantes si hay nublado o nevadas y si hay riesgo de tormenta, el toque a "tentenublo", volteo frenético de todas las campanas para ahuyentar rayos y granizos. Y algunos toques más que no recuerdo ahora. Ya lo dijo alguien: son la voz de Dios, pero también la del pueblo.
ResponderEliminarUn saludo.
Imponente edificio, sin duda.
ResponderEliminarSaludos.
La foto aerea tiene sus años pero yo creo que es la que mejor enseña la antigua planta, a pesar de las transformaciones. Buen artículo.
ResponderEliminarSaludos.
Es impresionante. Cuando fui la primera vez, me impresionó.
ResponderEliminarEs un placer pasear por este espacio tan bien documentado y lleno de Historia cercana, que vives y respiras.
Abrazos y besos.
Gracias por compartirnos esta belleza de construccion medieval tan bein consevada, esta impecable. Deseo que tengas un feliz fin de semana.
ResponderEliminarun abrazo hasta la encantadora "Ciudad Estrecha" :)
Me ha gustado saber (aunque en otra publicación ya lo dijiste), que estamos los Andaluces hermanados , con la Bella Ciudad de Bejar, gracias a los Zuñiga.
ResponderEliminarLa Explanada que hay delante del Palacio, me da la sensación que formaba parte del Edificio.
Tu Descripción con las Fotos, te llevan de la mano por esos sitios,
Saludos, manolo
Querida Carmen, me ha encantado esta entrada.¡Qué maravilla de patio interior! ¡ Y qué bien conservado el Palacio! Es, sin duda alguna, una auténtica joya.
ResponderEliminarMil bicos.
Imponente el palacio! todo tiene una razón de nombre y de construcción ya que fueron puestos importantes de defensa de los que han quedado bellas obras en nuestros tiempos.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha gustado tu sinceridad de historiadora al decir que es una construcción "multiforme", porque efectivamente lo es, y al poner en su sitio a esos supuestos "eruditos" (en todas partes los hay) empeñados en buscar orígenes peregrinos a todas las cosas. Un abrazo,
ResponderEliminarCarmen me ha complacido esta entrada es fabulosa Feliz fin de semana Saludos
ResponderEliminarMi nuevo blog:
http://comprenderysaber.blogspot.com.es/
Lástima de la pérdida de esos torreones en un conjunto cuyo origen aún permanece envuelto en el misterio, y por tanto deja mucho campo a la investigación sobre castros vetones, cenobios visigodos o alcazabas árabes.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Bisous
Me han dado nostalgia esas campanas que rogaban a Dios y daban con el mazo, con la maza, parece ... Durante años viví al lado de la catedral, al principio las campanas dando las horas me ponían nerviosa. No sabía cuánto las iba a echar de menos.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
El palacio, en su aspecto exterior, tiene un aire de más allá de los Pirineos. Parece francés.
ResponderEliminarLa función de llamar a misa y avisar de los ataques o de otros menesteres, también la tenía las torres de la antigua muralla de Casarrubios del Monte. Hoy esa antigua torre campanario, se llama "Torre Mocha".
ResponderEliminarMuy descriptivo. El patio del Palacio me encanta
Besote
Muy interesante esta entrada: porqué sin conocer la historia de este castillo-palacio solo leyendo estos artículos y observando las fotos se puede entender perfectamente estas modificaciones en su estructura.Que pena que se perdiera parte de su estructura medieval.Los distintos tallidos de las campanas siempre han anunciado algo...en todos los pueblos han sido de gran utilidad.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen y hasta la próxima entrada.
Las campanas por esos tiempos eran un medio poderoso de llamar la atención de la población, su misión era de gran importancia. En nuestros tiempos se ha pasado a menospreciar esas campanas, hasta tal punto que ha habido gentes que se han quejado de que le molesta el sonido de las campanas de la iglesia.
ResponderEliminarUn beso.
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
No creo que haya un instituto en España que tenga mejor emplazamiento. Yo también quedé impresionado cuando lo contemplé en Béjar. Excelente artículo, ya que nos dejas toda la historia de este singular edificio de los Zúñiga. Esperaremos la continuación. Saludos a Roberto y a tí, Carmen.
ResponderEliminarUn abrazo Paco, que hace mucho que lamentablemente no me paso por tu magnífico blog. Feliz fin de semana!
EliminarPues he oído hablar de él en varias ocasiones, pero cuando he pasado por Béjar no he tenido ocasión de visitarlo. Lo apuntaré en la agenda para la próxima excursión, parece muy interesante, y además, como vemos por el artículo, lleno de historia. Saludos!
ResponderEliminarTeniendo en cuenta que la documentación sobre el Palacio Ducal de Béjar es, como siempre excelente, Carmen, Los aspectos propios de sus características arquitectónicas e historia, nos trasladan a una época distante pero, afortunadamente, retomada, restaurada y protegida. La cara sur del palacio me ha recordado el palacio de Lerma, ferretería durante tantos años como los vividos por muchas generaciones de vecinos que no veían lo que existía tras las enormes estanterías de cajones de todo tipo de utensilios. Es un feliz regreso a la historia moderna la utilización de estos palacios tan majestuosos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen.
Desde luego si los tres poderes se manifiestan en sus edificios, por lo que veo el palacio ducal es el más imponente, así que es de imaginar que era quien ostenta el poder.
ResponderEliminarInteresenta y didáctica exposición. Seguiré la continuación.
Un abrazo.
Ciertas palabras tienen un tono de brava sonoridad. Cuando describes los castros vetones y los cenobios visigodos, las alcazabas árabes, saeteras, acastilladas, se entrevén raíces evocadoras de esas que no se improvisan, de historias de antes de la Historia.
ResponderEliminarSólido palacio-castillo el que tenéis en Béjar. Un placer conocer la sangre histórica que corre por sus venas.
ResponderEliminarBella la fotografía de su patio.
Un beso, Carmen.
Carmen Me alegra su visita Feliz semana Saludos
ResponderEliminarLa vista aérea me encanta. Da una idea muy parecida de lo que fue el castillo en siglos anteriores.
ResponderEliminarY la fachada de Levante, es impresionante. Con un aspecto sobrio y macizo que realmente recuerda a un castillo.
Las modificaciones que ha sufrido el palacio me temo que fueron inevitables. Hay pocos edificios que se libren de las "bienintencionadas" remodelaciones de años posteriores.
Abrazos!!
Cuanta historia tiene.La de veces que habremos ido a llí a las reuniones de padres y siempre me recreaba mirando.Mi asignatura pendiente. Tengo que ir un día con la cámara a ese fabuloso patio del palacio
ResponderEliminarQue buenas fotos!!
Dos besos repartiroslos:))
Laura, cuando vayas pide permiso para hacer fotos, no sólo en el patio sino alrededor del castillo.
Eliminar¡Ojalá algún día pueda ser visitable! Salvo la cámara oscura, el patio y otros elementos de la construcción no se pueden ver. Si algún día se hace el tan cacareado parador de turismo, que desde luego no será a corto ni medio plazo, éste sería el mejor emplazamiento para Béjar.
ResponderEliminarUn saludo a todos!
Muy interesante
ResponderEliminarInteresante
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