Autora: Mª Carmen
Cascón Matas
Publicado:
Especial de Béjar en Madrid,
diciembre de 2009
Los Bolaños
y sus descendientes
Las
casas principales del apellido Bolaños, como el clérigo bejarano Antonio de Bolaños declara en su testamento, “se situaban a Barrio Neila, pero estaban
arruinadas [...]. Despues de la muerte de mi señor padre rreparamos y
edificamos la señora mi madre y la puerta grande de los rreditos del censo que
se tenian”, por lo que deducimos que a la hora
de su muerte viviese en otra casa declarada de la calle de Las Armas. Historiadores como don Juan Muñoz afirmaban que la casa ruinosa de los Bolaños de Barrio Neila sería aquélla que luce
hoy día sobre su dintel un escudo coronado por un yelmo empenachado, cuya
leyenda y símbolos de apellido se han borrado con el devenir del tiempo, pero no lo tengo claro. Esta aseveración se fundamentaba en la posibilidad de que estas armas fuesen idénticas a las que lucía el capitán don Juan de Bolaños en su sepulcro desaparecido de la iglesia de El Salvador y cuyos restos habían sido reaprovechados en otra tumba situada en la nave del Evangelio. Sin embargo, como demostramos en otra entrada de este mismo blog, este repulcro no es el resultado de ningún reaprovechamiento, sino que es la tumba de otro personaje coetáneo de Antonio de Bolaños, el tesorero del duque de Béjar Juan Núñez Burgalés. La Casa de Barrio Neila coronada por ese escudo sería la de éste último.

Posible escudo de los Núñez Burgalés
en Barrio Neila (Béjar)

Sepulcro de Juan Núñez Burgalés
(iglesia de El Salvador de Béjar)
El
resto de sus bienes se repartieron entre familiares y criados. Por ejemplo, “a Maria Gonzalez mi criada
se den 20 ducados y el colchon de su cama y un arca en que tiene los bestidos” (recordemos que entonces la ropa no
se guardaba en armarios, tradición holandesa, sino en baúles), además de un
colchón, el jergón, las mantas, cuatro sábanas de estopa y cuatro almohadones
de lienzo. A ello se sumaría un caldero, dos sartenes, un cazo, dos asadores,
cántaros, platos del servicio ordinario de barro, tres bancos de cocina, la
mesilla en que comen los criados, una tinaja para vinagre, dos fanegas de
trigo, tocino y dos ollas. También le dejó “la casa frontero a
esta mia que yo compre a Juan ximenez para siempre xamas que sea suya y
disponga de ella en vida y muerte”. Generosamente pagó a su criada los servicios
prestados a lo largo de tantos años .
El servicio de su casa se componía de varias personas, de las que se acordó a la hora de su muerte pues “que no se deban ninguna soldada a los demas
de mis criados les paguen lo que se les debiere y les den sayas y sayales a las
mujeres y a los hombres ropilla y ferreruelos”. Pagóles, por tanto, un
traje completo compuesto de jubón y capa corta, una pequeña fortuna en ropa para los
servidores domésticos.
En
lo que se refiere a su familia, recordó en primer lugar a su sobrino y eclesiástico Pedro de Bolaños, hijo de Pedro, que ejercía las funciones de notario apostólico en Plasencia. Después, menciona a otra sobrina suya Bernardina, religiosa, “se le den 12 ducados para un abito y mas el
mi breviario con que rezo y la ymajen de Cristo Nuestro Señor con la Cruz a Cuestas”.
Por su sobrina nieta María de Rojas y
Bolaños, citada varias veces en este artículo, debió de sentir un afecto
especial. No en vano, los hijos de su hermano Pedro residían en Plasencia,
mientras que los de García, su otro hermano ya fallecido, lo hacían en Béjar. De hecho, Antonio de Bolaños había apadrinado a varios hijos de éste: Juan Nieto
Gallego en 1617, Alonso en 1622 y Francisco en 1623[1]. Dejó “a la señora doña María de Rojas y Volaños
la cruz de oro biejo que traygo al cuello con su cadena y mas la capa de
chamelote de seda de aguas forrada en felpa”, dos pequeñas fortunas, dos
recuerdos de su tío abuelo en su lecho de muerte. Asimismo le legó la casa en
la que vivía, con sus aparadores grandes “que
estan en la sala baja y otro en la sala de arriba [...] y las cubas de la
bodega” para que quedaran por vínculo y mayorazgo perpetuo a favor de ella
y de sus hijos. A su marido don Alonso Nieto Gallego le deja “el mejor ferreruelo de tafetán doble forrado en terciopelo”. Y, por último,
especifica, “que no quiero traygan luto
por mi”.
A pesar del cariño que profesaba por su sobrina María de Rojas, designó por herederos
universales a sus otros sobrinos Beatriz de Bolaños, casada con Antonio Fernández
de Cereceda, vecinos de Miranda del Castañar, y a Pedro de Bolaños, ambos hijos de
Gracia de Bolaños. ¿Por qué? Transmito el testigo a otros historiadores que puedan reconstruir como yo el relato vital de estos otros testigos olvidados del pasado.
[1] Archivo Parroquial de El Salvador de Béjar: Libro de bautizados de la parroquia de El
Salvador nº 2 (1594- 1622) y nº 3 (1622- 1654).
Vieja costumbre entre amos dadivosos el dejar parte de la herencia a los que les sirvieron bien. Aunque pueda chocar un poco la naturaleza de los regalos, ello era algo extraordinario en las relaciones con la servidumbre. Lo del arca a los pies de la cama era una costumbre muy de tierras salmantinas y extremeñas. En la casa de mis suegros en la Vera cacereña había precisamente uno donde guardaban el ajuar. Todo un detalle del difunto no condenar a sus seres queridos a un luto riguroso que podría perfectamente durar siete años (ver este asunto en La casa de Bernarda Alba, de Lorca). Llevar luto significaba para muchas mujeres no quitárselo ya nunca en la vida, porque cuando no moría el padre, lo hacía un tío, un primo, etc. Y así iban encadenando un luto con otro. Yo he conocido casos de luto permanente. Una condena.
ResponderEliminarUn saludo.
Esa costumbre también era típica en villas cercanas como Candelario, La Alberca o Mogarraz, por decir alguno. El arca a los pies de la cama servía además como asiento para atarse el calzado.
EliminarCon respecto al luto, acuérdate que hata hace no mucho tiempo se llevaba, luto y medio luto y era usual ver a caballeros y niños con brazalete negro. Seguro que lo tuviste que sufrir en algún momento de tu niñez.
Saludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs indudable que nuestro paso por esta vida deja huella. Lo increíble es como se repartían las herencias, siempre resulta engorroso todo ese trámite.
ResponderEliminarUn beso querida amiga.
Gracias por compartir tantas historias que parecen lejanas pero que de alguna manera siguen vigentes hoy en día.
Abrazos.
Pd borré el comentario anterior por errores.
Se tomó sus buenas molestias por dejar a todo el mundo bien acomodado, familia y servidores. Además me gusta ese detalle final de pedir que no llevaran luto por él.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Coincido con Cayetano en que el luto podía convertirse en una auténtica condena, aunque a menudo tenía más que ver con la "apariencia" social que con el respeto o el cariño al difunto. Habría que ver si los herederos cumplieron esta última voluntad.
ResponderEliminarSaludos, Carmen
Buena pregunta, Xibeliuss... Lo dicho, habrá que seguir investigando...
EliminarSaludos
Ya en tu entrada anterior empezó a caerme bien el personaje y en ésta acabo de convencerme de que era un buen tipo. Un abrazo,
ResponderEliminarQuiso dejar todo bien atado por lo menos parece que tuvo en cuenta a quienes le fueron afines como el caso de su criada y un agradecimiento al resto de sus criados.
ResponderEliminarComparto como la mayoría, que los liberara de llevar luto. Pués en nuestra España profunda esos han sido muy estrictos.
Ya nos desvelaras el porqué, no le dejó a su querida sobrina María de Rojas parte de su legítima...?
Un abrazo Carmen feliz finde.
Date cuenta de que su sobrina era mujer y tenía sobrinos varones por ramas colaterales que entonces tenían mayor derecho a heredar los bienes del finado, auqnue tuvieran menos relación en vida con él y su sobrina estuviese ahí día a día.
EliminarBesos
Durante muchos años los criados hacían parte de la familia ya que la mayoría pasaban toda su vida con los dueños, por lo menos ese fue considerado con ellos.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia todo el detalle de la herencia.
Un abrazo
Un hombre cabal, parece , es bonito que haya tenido un recuerdo para todos aquellos que le sirvieron:) Y es muy elegante por su parte no imponer luto a los herederos. Me ha gustado mucho la serie, Carmen
ResponderEliminarEn los testamentos de los siglos XVI y XVII se percibe el tono de la vida, de aquellos tiempos, de una manera singular. Respecto a la heráldica borrada por el tiempo: pocas imágenes más barrocas sobre lo efímero de todas las grandezas y vanidades.
ResponderEliminarSaludos y espléndida serie de artículos.
He seguido con interés las peripecias de esta familia, y ha sido todo un placer leer un artículo tan bien documentado y ameno.
ResponderEliminarSaludos, Carmen.
Buenos días Carmen, creo que has venido a mi casa muy enfadada !jaja! por las nuevas costumbres que está adquiriendo nuestra sociedad ante la Navidad, Reyes, Todos los Santos, bien te comprendo, pero mi post no mencionaba nada de estas cosas, me he limitado a significar que este domingo empieza el Adviento, tiempo de esperanza para esperar al Salvador y un vídeo poema de un matrimonio en el que él por fin, pone las cosas en su sitio para salvar el matrimonio y pido que se hablen con calma esos asuntos.
ResponderEliminarBueno, de tu interesante post, me he liado con la familia,.La sobrina nieta se llamaba María Rojas y Bolaños y hay otra María Rojas Volaños en que dejó “a la señora doña María de Rojas y Volaños la cruz de oro biejo que traygo al cuello con su cadena y mas la capa de chamelote de seda de aguas forrada en felpa”, dos pequeñas fortunas, dos recuerdos de su tío abuelo en su lecho de muerte. Asimismo le legó la casa en la que vivía, con sus aparadores grandes “que están en la sala baja y otro en la sala de arriba [...] y las cubas de la bodega” para que quedaran por vínculo y mayorazgo perpetuo a favor de ella y de sus hijos.No sé si es la misma mujer y porque se cambia la B y la V del apellido.
Me parece muy bien esa costumbre de repartir los bienes también con los criados y la petición, que no llevarán luto por él.
Gracias
Un beso de ternura
Sor.Cecilia
Leí su entrada con atención y decidí pronunciarme acerca de las tradiciones que se nos están introduciendo a la fuerza en nuestro mundo actual, perdiendo, en muchos casos, las propias.
EliminarEn cuanto a la familia de don Antonio, hubiese sido mejor colgar un árbol genealógico, aunque fuese a mano y casero. Todo se andará...
Besos
Hola Carmen:
ResponderEliminarYo tampoco quisiera que guardaran luto por mi. Al menos le dejo a cada santo una vela...o eso parece.
Besos
Hay detalles patriarcales en todo el texto que nos llevan a pensar que Antonio de Bolaños era un hombre observador, por la forma de repartir sus bienes entre los beneficiados. No lo hizo al tuntún, dejó lo que creyó más adecuado a cada uno, personalizando el legado y procurando ahorrarles el pesado fardo del luto.
ResponderEliminarDice mucho de su inteligencia y calidad.
Besos.
Genial el reparto de bienes. Se acordó de todos y duspuso que nadie se quedara sin su paga o herencia.y me ha gustado aquello de que no guardasen luto por el. Menudo trabajo de investigación g¡has hecho. Y dejas al aire a¡a que recojan el testigo para completar la investigación.
ResponderEliminarBss y buena semana
Interesante Carmen, y como han escrito en algún comentario por ahí arriba, yo también creo que debió ser Antonio de Bolaños hombre observador y cabal que siguiendo la carrera eclesiástica bien había aprendido a observar y conocer a sus semejantes y los que le rodeaban ademas de tener afecto a su familia. un saludo.
ResponderEliminarUn testamento digno de un gran patrono, magnánimo con su familia y sus clientes y siervos. Los escudos impresionantes, dando idea de la importancia de Béjar en tiempos pretéritos.
ResponderEliminarUn beso
A la hora de su muerte supo recompensar a su familiares y a aquellas personas que a lo largo de su vida le habían servido fielmente.
ResponderEliminarEl luto en épocas pasadas era muy riguroso y me parece muy bien que quisiera modificar esta costumbre.
Besos
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Hombre justo. Bueno pues al final parece que todo el mundo contento.
ResponderEliminarLa próxima de que vaya por Barrio Neila, me fijaré más
A ver si el testigo que transmites nos lo resuelve alguien:))
Un beso.
Había acumulado muchas riquezas y tocaba repartirlas, ya legó a las parroquias mucho, ahora le toca al servicio y la familia. Quería ganarse el cielo repartiendo bien, y dando muestras de humildad.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, Carmen, buenas y bien documentadas estas entradas sobre la vida de Los Bolaños, por lo que se deduce no era mala gente este personaje.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha encantado, tienes una página muy linda...te felicito.
ResponderEliminarUn saludo.