Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.584, 22/01/2010.
La festividad de San Antonio Abad o San Antón se enraíza en la historia de Béjar de tal modo que la celebramos año tras año sin saber muy bien de dónde procede. Es tradicional que después de la misa en la iglesia de Santa María se procesione al santo en carro hasta las murallas y, una vez allí, su párroco bendiga a los animales llevados por los congregados para posteriormente degustar la mantelada y el chorizo típicos de ese día. Hasta ahí podemos leer. Que no nos pregunten de dónde viene tal celebración, ni por qué se hace en Béjar. La tradición se halla inmersa en las neblinas del tiempo, perdida en los avatares de los siglos y retomada hacia los años 70 gracias a la iniciativa de Ruperto Fraile Álvarez. Ahora la fiesta popular se mantiene impulsada por el Ayuntamiento, la parroquia de Santa María y la Asociación de Vecinos del barrio de la Antigua.
Apuntemos simplemente que en esta fiesta perviven símbolos de otras épocas, momentos en que los hombres vivían atados a la tierra, obsesionados de si llovía o no para que las cosechas les bastaran si quiera para comer al día siguiente. La pobreza campaba por doquier y no eran muchos los que podían presumir de poseer un terruño propio. Hombres, mujeres y niños malvivían en pequeñas casuchas de adobe y madera al calor de bueyes, burros, ovejas, vacas y cerdos.
Bendición de los animales en las murallas