Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2013, pp. 65-69.
La
concesión
El 27 de mayo de 1850 Isabel II
firma en el Palacio Real de Madrid el Real Decreto por el cual Béjar pasaba de
ser una villa perdida y casi anónima del sur de la provincia de Salamanca a una
Ciudad del Reino.
El
ministro de la Gobernación, José Luis Sartorius, envía una carta ese día a
Sánchez Ocaña informándole de que “S.M.
la Reina (q.D.g.) se ha dignado espedir el Real Decreto siguiente= En
consideración a los servicios prestados por la villa de Béjar durante la última
guerra civil, y a las demás circunstancias que en la misma concurren, de
conformidad con lo informado por el Consejo Real vengo en concederle el Título
de Ciudad. Dado en Palacio a 27 de Mayo de 1850= está rubricado de la Real
mano= el Ministro de la Gobernación del Reino, el conde de San Luis= de Real
Orden lo traslado a V.S. para su inteligencia, la del Ayuntamiento de Béjar y
demás efectos correspondientes= Dios g.a.V.S. muchos años. Madrid, 28 de mayo
de 1850[1]”.
Isabel II
La noticia, dado que Sánchez Ocaña había sido el principal interlocutor por su
posición y amistad con Juan Bravo Murillo, debía pasar por sus manos antes
que por las de nadie: el juego político no podía dejarse al libre albedrío.
Todo estaba milimétricamente estudiado: la estrategia, el día, la persona. No
descartamos que para que la solicitud llegase a aprobarse se hiciesen llegar
bellos presentes a la reina, a los ministros, al propio Sánchez
Ocaña, quien no veía la hora de comunicarlo para que se le recordase por los
siglos, para que su villa de nacimiento pasase a ser esplendorosa ciudad
gracias a su intervención.