Amigos de Béjar y sus historias

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3/07/2025

Pueblos sin gente / 2 (2ª parte) La Redondilla cerca de La Garganta (ca. 1446-1900)

 Autor: José Muñoz Domínguez.

2. Evolución del asentamiento en los siglos XVII y XVIII

       A pesar de la penuria general del siglo XVII, o quizá por ello, no faltan noticias sobre algunos despoblados de la zona en la documentación de archivo. En el caso de la Redondilla, hay referencias desde la primera década del siglo y continúan en las siguientes. 

        De 1610 y 1635 constan sendas solicitudes de merced presentadas a distintos duques de Béjar por parte de los sacristanes de las iglesias de la Asunción en la Garganta y de San Antón en la Redondilla, de las que se ocupaban simultáneamente. Ambos residían en la Garganta y venían a solicitar parecidas exenciones por su vinculación a la actividad religiosa en las dos iglesias: Diego Martín, en 1610, pretendía librarse de cualquier representación en los oficios del Concejo; Alonso Marín, en 1635, solicitaba evitar el pago de cargas tributarias. Cada duque resolvió favorablemente, aunque como gracia particular y no como reconocimiento de un derecho, por el tiempo en que sirvieran como sacristanes. En la carta de 1610, el peticionario aduce varios argumentos sobre su exención para ocupar cargos concejiles, entre ellos en el hecho de que «en un pueblo de ducientos vecinos hay muchas personas que pueden hacer los dichos oficios», lo que añade un dato demográfico no oficial que, no obstante, conviene tener en cuenta, pues no contradice las cifras de población registradas en el censo inmediatamente anterior, de 1591: la Garganta habría pasado de tener 188 vecinos (752 almas y 193 casas) a unos 200 (800 almas y 205 casas), de modo que la Redondilla rondaría cifras proporcionales, no muy diferentes de las del último censo del siglo XVI. El segundo peticionario, para poner al destinatario a su favor, añadía un hecho hasta ahora desconocido al vincular el culto a la protección ducal, pues una de las parroquias correspondía a «la iglesia de la Redondilla donde vuestra excelencia es patron» (1). 

Panorámica del cerro en el que se encuentran los restos del despoblado de la Redondilla, visto desde la carretera de Candelario a la altura del Corral de los Lobos (imagen tomada de Google Streetview, 2024).

        En los censos y vecindarios del siglo XVII, la Redondilla no consta como entidad de población propia, diferenciada de la localidad vecina, de modo que hay que considerar su evolución demográfica integrada en la de la Garganta como posible cabeza de aquel concejo rural, tan montuoso y preñado de castañares (fig. 1). En el censo de 1646 no se registra ni una ni otra población y en el de 1684, la Garganta se muestra como lugar (no como aldea) y con sólo 98 vecinos (o 392 almas) dedicados a pasto y labor: de nuevo se constata el severo descenso demográfico que se produjo en la zona de Béjar y en casi toda España, en este caso con menos de la mitad de efectivos en 74 años (2). 

2/28/2025

Pueblos sin gente / 2 (1ª parte). La Redondilla cerca de La Garganta (ca. 1446-1900)

Autor: José Muñoz Domínguez

En el caso de la Redondilla, o simplemente Redondilla, no hay ninguna duda sobre su localización, recordada y transmitida durante generaciones por los habitantes de la Garganta con refrendo de algunos restos materiales conservados. De acuerdo con ese legado generacional, y también con las noticias aportadas por investigadores locales, el despoblado se encontraría un par de kilómetros al norte de la Garganta (en realidad, poco más de un kilómetro por cualquiera de los caminos de acceso), en un altozano orientado hacia Extremadura y atravesado o circundado en su origen por dos vías de comunicación de relativa importancia, hoy incluidas en rutas de senderismo bajo el nombre impropio de San Antón (figs. 1 a 3 y nota 1). 

 Localización del antiguo despoblado de la Redondilla cerca de La Garganta, con círculo en color para los restos visibles todavía; en tono rojizo superpongo el área del despoblado que se cartografió en 1900 (elaboración propia sobre imagen satelital de Google Maps, 2024).

 

Izquierda: restos de mampostería del despoblado y vistas hacia el valle del río Ambroz (foto de Explogabi, 2023, publicada en Wikiloc; link en nota 1). Derecha: señalización de la llamada Ruta de senderismo de San Antón (foto de Nacho-izma, 2024, publicada en Wikiloc; link en nota 1).
 

A pesar de ello, poco se ha investigado sobre este lugar, apenas lo recogido hace décadas por Pedro Majada Neila en su Cancionero de la Garganta (2) y la breve reflexión antropológica de José María Domínguez Moreno (3), utilizada años después por José Manuel López Caballero (4), un panorama desalentador y trufado de leyendas sobre el que trataremos de aportar alguna luz a partir de la documentación de archivo y la cartografía que hemos conseguido recopilar.

 

1/10/2025

Pueblos sin gente/0. Los despoblados de la antigua tierra de Béjar entre el final de la Edad Media y el siglo XXI

Autor: José Muñoz Domínguez

       La despoblación del territorio en el interior de la Península Ibérica no es una novedad de nuestro tiempo, no sólo ese pasaje del penúltimo éxodo rural, revisitado de forma tan certera por Sergio del Molino en La España vacía (1), sino un fenómeno recurrente que se documenta apenas consolidada la Repoblación de los siglos XII al XIV, ya bajo la presión señorial –como sucediera en el Campo Charro salmantino (2)– o por causas menos imperiosas, y que se reactiva cada vez que las frágiles condiciones de vida amenazan la viabilidad de las poblaciones, reduciendo el número a sus cifras actuales a golpe de sequías, incendios, desastres del cielo, epidemias, guerras y otras calamidades o de competencias e incompetencias, mal gobierno, deslocalización y globalización: hasta que una nueva oleada provoque el abandono y consiguiente desaparición de los asentamientos más vulnerables que todavía subsisten, los nuevos despoblados (fig. 1). 

 FIGURA 1.  El reciente despoblado de Casas de la Sierra, a corta distancia del antiguo alfoz de Béjar en el área de Solana de Ávila. Izquierda: estado de conservación en 1957, dos décadas antes de despoblarse (fotograma aéreo, IGN). Derecha: estado actual en ruinas (imagen satelital del PNOA, 2024, Oficina Virtual del Catastro).

 
       En esta serie de artículos que me propongo publicar, estudio una veintena de núcleos de población de la antigua tierra de Béjar que desaparecieron hace más de un siglo, pero cuyo rastro en la documentación, la cartografía, la toponimia o el registro material todavía se puede reconocer. En su mayor parte responden al concepto geográfico e histórico de despoblado, otros más bien al de falso despoblado y todavía restan algunos casos dudosos que, no obstante, he decidido incluir en el elenco. Acerca de estas categorías del hábitat rural, me remito a la discusión expuesta por Morales Becerra en un artículo muy reciente donde confronta las aportaciones de Cabrillana Ciézar, Anes Álvarez, Martínez Carrión y Rodríguez Llopis, Diago Hernández, Porras Arboledas, Gómez Vozmediano, Sánchez Sánchez, Sánchez Benito y Herzog (entre otros autores) para concluir con una definición de síntesis que se cumple en la mayor parte de los casos de estudio del área bejarana (3). Así, de acuerdo con Morales Becerra, nuestros despoblados serían lugares que estuvieron poblados tiempo atrás por un número de vecinos pecheros (4) superior a cinco, organizados como comunidades con entidad jurídica propia y algún tipo de gestión municipal (concejo de aldea o equivalente) que, por diversas causas, perdieron su población o una parte significativa de ella, incluso si su término seguía en explotación por los mismos vecinos (ya desplazados a núcleos más o menos próximos) o por vecinos de distinta procedencia, hasta quedar sin vecindario e incluso sin explotación alguna. En cuanto al concepto de falso despoblado, y de acuerdo con Sánchez Benito, podemos asignarlo a «lugares que nunca se consolidaron como aldeas y que no fueron más que granjas o pequeños hábitats, seguramente no más que poblamiento disperso» (5), una categoría aplicable, por ejemplo, a las pequeñas agrupaciones sin cuerpo de poblado que se registran en el término municipal de Becedas.

7/07/2023

Lugares de España y el mundo que se identifican con las armas de los Duques de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

A mi nieto Emiliano Lapointe Zúñiga

 

Son alrededor de medio centenar, y la mayoría corresponde a municipios de España. En cuanto a la palabra armas, hace tiempo que en heráldica al menos perdió el significado bélico, pasando a constituir sólo un conjunto de señales gráficas para identificar un linaje o un apellido. Las de los duques de Béjar son las mismas de la Casa de Zúñiga, y sus componentes básicos son el campo o fondo de plata, la banda negra cruzada y la cadena de ocho eslabones de oro. Muchas de estas insignias no registran antigüedad más allá del siglo XX, otras son clásicas, pero lo importante es que la intención al crearlas fue rescatar historia. Aquí, la relación de ellas distribuidas en las provincias de España (orden alfabético y mapa al final)   

 

La matrix: Armas de la Casa de Zúñiga creadas en Navarra en el siglo XI (Breve historia del escudo de los duques de Béjar, Pinceladas de Historia Bejarana 06/03/2017)

 

Precedidas por las de Dávila, las armas de los duques de Béjar van en el segundo cuartel del escudo de Candeleda, provincia de Ávila. Caídos en desgracia real los Dávila, en 1423 Juan II entregó Candeleda al justicia mayor del reino Pedro de Zúñiga, hijo de Diego López de Estúñiga, primer señor de Béjar, y en 1457 pasó a los Zúñiga condes de Miranda del Castañar.  

2/19/2022

Avance del catálogo de pozos de nieve en Salamanca y Cáceres (3ª Parte)

 Autor: Juan Antonio Frías Corsino

Publicado: El Comercio del Frío.  Actas del II Congreso Internacional sobre la utilización tradicional del hielo y de la nieve natural. Museo Valenciano de Etnología. Diputación de Valencia, 2009pp. 237-244.   

Pozos de la Villa y Tierra de Béjar

El pozo de “Los Horcajuelos” se encuentra en el término municipal de Puerto de Béjar a una altitud de 1.260 m., en la vertiente norte de la ladera orientada a la umbría.


 Interior del pozo de Prado Pelo

De planta circular irregular, tiene un diámetro de 9 m. y una profundidad aproximada de 10.80 m. Construido en mampostería de granito en seco, sus muros tienen un espesor de 80 cms. Tuvo cubierta circular a dos aguas realizada sobre una estructura de madera, presumiblemente de castaño, recubierta con teja árabe, que actualmente no se conserva, pero de la que se aprecian restos en el fondo del pozo. La puerta de acceso al pozo conserva las jambas en fábrica de sillería, también en granito. Está dotado de un edificio auxiliar para refugio y guarda de herramientas, cuyos paramentos permanecen en pie, no así la cubierta que fue sustituida tras un incendio por placas de uralita. En su interior permanece una viga de castaño que soportaba la estructura del piso volado del área de trabajo. Consta de un desaguadero que canaliza las aguas del deshielo a un fuente próxima. Cabe destacar la existencia de un embarcadero o muelle de carga, situado en una pequeña explanada, en un nivel inferior a la rasante del terreno, fabricado también en sillería, al que accedían las caballerías para facilitar el manejo de los bloques de hielo para su carga y posterior transporte.

3/13/2021

De cómo Baños de Montemayor acabó haciéndose con el uso y difrute de un castañar común

 

Autor: Miguel Sánchez González

Publicado en CASTILLEJOS nº 70, mayo de 2010

 

Muchos de nosotros hemos paseado por el Castañar de Concejo, o lo hemos cruzado camino de las Matas de Castaño, o en dirección a la vía del tren, o a La Garganta, pero pocos conocen el origen de su nombre. Castañar de Concejo es lo mismo que decir castañar del pueblo, de su gente. Un documento de acuerdo entre Baños de Montemayor, La Garganta y La Redondilla (Cáceres) nos lleva a conocer cómo surgió este paraje.

 

 Baños de Montemayor. Foto de tripadvisor

Los vecinos de los tres pueblos plantaron el castañar para su uso y disfrute en común, pero la distancia con La Redondilla y La Garganta hizo que fueran los de Baños de Montemayor quienes realmente disfrutaran del mismo. Por ello surgen desavenencias y se busca un acuerdo aceptable por las tres partes: los de Baños lo disfrutan, pero pagando una renta a los otros pueblos. Logrado el acuerdo, hace falta su aprobación por el duque de Béjar. Veamos su carta:

5/05/2019

Uso, consumo y arquitectura de la nieve en torno al jardín (1ª Parte)

Autor: Juan Antonio Frías Corsino
Publicado: Actas de las IV Jornadas “El Bosque de Béjar y las Villas de Recreo en el Renacimiento. Béjar 2002.  Edita: Grupo Cultural San Gil. Salamanca, 2003. ISBN 84-923043-3-2. 

         El uso, consumo, comercio, y arquitectura relativa a la nieve y el hielo están originando estudios de gran interés, incrementando cada día una ya nutrida bibliografía, lo que ha dado pie a la organización de seminarios y congresos sobre ésta temática concreta, sobre ciertos aspectos del frío gira esta pequeña y modesta contribución a las IV jornadas de “El Bosque y las Villas de Recreo”. Pues nos parece interesante presentar en este foro cómo también la nieve está presente en el mundo del jardín constituyendo un elemento presencial, ambiental y arquitectónico

 Fotografía antigua (postal) de El Bosque de Béjar

    Habiendo sido descubiertos pozos de nieve en una casa hispanorromana de Iulobriga cerca de Reinosa (Santander), otras en Córdoba, en Mérida etc, no debemos de perder de vista el avance de las excavaciones arqueologicas en extremeña ciudad romana de Caparra, ante la posibilidad hipotética de documentar elementos constructivos de sus termas relacionados con la nieve, y su clara relación con la estación termal de la misma época de Baños de Montemayor, conociendo ya que la terapia balnearia no sólo es agua caliente, sino también fría [1].

6/13/2011

Romería de Los Paporros 2011 y el hallazgo de la Virgen del Castañar




Autora: Carmen Cascón Matas

Hoy mismo se ha celebrado la fiesta del pueblo de La Garganta (Cáceres), aunque hermanada con Béjar (Salamanca) por compartir como patrona a la Virgen del Castañar. Según fray Francisco Yagüe en su “Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Castañar” publicada en 1795, la aparición la talla tuvo mucho de milagroso, como no podía ser menos. Al fraile franciscano, en una suerte de historiador de finales del siglo XVIII, se le metió entre ceja y ceja la ardua tarea de revolver entre los legajos del archivo del concejo para hallar todo lo que tuviera que ver con la patrona. Allí encontró un legajo con el título siguiente: “Aparición de la Virgen del Castañar según los manuscritos que tenía el señor don Francisco Pérez de Sotomayor, capellán del Excmo. Señor duque de Béjar don Francisco, los cuales recogió el señor don Diego de Silva en 1671”.No se nos escapa que el hallazgo de la Virgen tuvo lugar en 1446, que don Francisco de Sotomayor vivió a caballo entre el siglo XVI y XVII, que don Diego de Silva los recopiló en 1671 y que fray Francisco lo halló a finales del siglo XVIII. Muchas manos pasaron por medio.


      

5/24/2010

La romería de los "Paporros"

Autora: Carmen Cascón Matas
 

    Cuenta el padre fray Francisco Yagüe en su libro Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Castañar, publicado en 1795, que los documentos más antiguos relacionados con la aparición de la Virgen del Castañar que se tenían
por entonces en el Archivo de la Villa eran los de Francisco Pérez de Sotomayor, capellán del duque de Béjar, recogidos a su vez por Diego de Silva en 1671.


La historia contaba que, mientras el pastor de La Garganta Joaquín López y su mujer Isabel Sánchez estaban apacentando a sus ovejas un día de marzo de 1446, momento en que asolaba a la Villa y Tierra una gran epidemia de peste, notaron que su ganado se perdía incesantemente en el monte y venía a refugiarse junto a un copudo castaño. Por la noche Joaquín soñó que aquél árbol estaba plagado de fruto y frondosamente verde a pesar de la época del año, y que dentro se albergaba una imagen de la Virgen con el Niño en brazos que decía “buscadme y cesará la peste”. Nada más despertar se encaminó a la casa del párroco del pueblo que les rechazó por embaucadores.