Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
La relación causa-efecto se expresa muy bien en la frase popular esos polvos trajeron estos lodos, que en términos actuales ilustra, por ejemplo, las consecuencias del colonialismo europeo de siglos anteriores. Así también, la política expansionista de los Reyes Católicos (toma de Granada, 1492) y del Imperio Otomano (toma de Argel, 1525), dio origen a los corsarios o piratas berberiscos, que desde el norte de África saqueaban la costa mediterránea y atlántica. Para defenderse, se construyeron torres de vigilancia en la playa, desde las que los vigías daban la voz de alarma a la población con la frase: ¡Hay moros en la costa!
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Carlos I de España –y V de Alemania por cierto-, inició las fortificaciones que fueron implementadas por su hijo, Felipe II, y terminadas por su nieto, Felipe III. Las torres en general debían extenderse desde Almería a Huelva, y en cuanto a las onubenses, estas cubrían el litoral desde la desembocadura del Guadalquivir hasta la del Guadiana. Si bien se tiene conocimiento de las catorce originales, en la actualidad se conservan sólo once torres almenaras en el sector, tema que genera mucho interés dada su importancia histórica, sin olvidar que se han convertido en todo un símbolo de algunos de los lugares en que se insertan. Abierto al público en general, existe un programa denominado Descubre tus fortalezas, patrocinado por el Colegio de Arquitectos de Huelva, que propone descubrir los sistemas defensivos de la provincia a través de visitas culturales gratuitas guiadas por arquitectos, historiadores y arqueólogos.