Amigos de Béjar y sus historias

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3/05/2025

El Tumulto del Entierro de la Sardina (febrero de 1913). La antesala de la Gran Huelga de los Siete Meses en Béjar

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, n.º 4.960 (21/02/2025), p. 4.

A mi bisabuelo Bernabé, a quien tanto admiro 

por su templanza, bondad, sabiduría, humildad y generosidad. 


    Apenas había principiado el año 1913 cuando en plenas fiestas de Carnaval se produjo un motín popular, cuya crónica pormenorizada fue recogida por el periódico La Ciudad [1]. Gobernaba los destinos municipales el partido Unión Bejarana, un grupo político que había surgido en 1911 con el pacto entre personas de distintas ideologías, aunque en él primaban los conservadores. Su intención era crear una alternativa cercana, es decir, netamente bejarana y de apariencia plural, para hacer frente al gobierno de la Conjunción Republicano-socialista que llevaba al frente del ayuntamiento desde hacía algunos años. Abanderaba la propuesta el periódico La Victoria y la espoleta de su creación fueron los sucesos del Corpus de 1911 y la inasistencia de la corporación a las festividades religiosas [2]. Al no concurrir el Ayuntamiento a la cita tradicional del Corpus Christi de ese año, un grupo de bejaranos se presentaron en el consistorio demandando la bandera y la presencia de los tradicionales hombres de musgo, provocando una agria polémica que se tradujo en opiniones contrarias en la prensa local de la época. Las elecciones –no democráticas– de finales de 1911 dieron la victoria a la Unión Bejarana, eligiendo los concejales por votación entre ellos al que habría de ocupar la silla de su presidente, finalmente el abogado Bernabé Sánchez-Cerrudo Agero, una situación extraordinaria, pues el alcalde solía ser impuesto por el gobernador civil entre los individuos de la lista más votada. Se da la circunstancia de que precisamente el nuevo alcalde había sido el abad del Corpus en los sucesos comentados. 


 

Revista Nuevo Mundo. La foto recoge la visita de la infanta Paz de Borbón a Béjar en 1912. A la derecha el alcalde Bernabé Sánchez-Cerrudo. Foto sacada de aquí

    La situación social y económica de Béjar no pasaba por sus mejores momentos en aquellos primeros compases del siglo XX. La industria textil sufría una grave crisis desde finales del siglo XIX por la exclusividad de su producción orientada en el paño militar, la maquinaria obsoleta y la deficiencia en las comunicaciones, y el paro obrero era prácticamente insoportable. Las huelgas eran constantes, como demuestran las de varios sectores del textil en 1901, la de bataneros y percheros en 1902, la de los tejedores de 1903 o la huelga de los siete meses de 1904 [3]. A tal gravedad había llegado la situación que familias enteras emigraban a América [4]. 

12/06/2024

Aquellos catalanes que llegaron a Béjar. Miguel Comadrán Chermá

 Autor: Francisco Tejeda Blázquez

En el siglo XIX empieza a llegar a Béjar una primera oleada de mano de obra cualificada procedente de Cataluña: técnicos, tintoreros, teóricos, profesionales de aprestos y acabados, bataneros, hiladores, montadores, tundidores y toda clase de profesionales vinculados a la industria textil y algunos terminan asentándose en nuestra ciudad. Unos crean nuevas fábricas y otros trabajan como profesionales en ellas o en otras ya fundadas. 


Una segunda oleada se asienta después de la destrucción de la industria catalana tras la guerra civil. Gracias a esas fábricas fundadas por catalanes tras la contienda se contrataron trabajadores de Béjar y sus alrededores, que se sumaron a los establecimientos fabriles bejaranos. Debido a la crisis del textil en los años 70, algunos terminan abandonando la ciudad y cerrando sus fábricas; sin embargo, otros permanecieron aquí, por lo que es fácil toparse con apellidos catalanes. Me vienen a la memoria Comadrán, Farrás, Montagut, Marsal, Aris, Mussons, Viñas, Trías, Domenech, Jover, Rocamora, Gilart, Serra, Beltrán, etc... 

11/29/2024

La casa de Juan Sánchez-Cerrudo Bueno. Sus primeros moradores y detalles de sus vivencias

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, n. º 4.953 (1/11/2024), p. 6.

En agosto de este año 2024 el Centro de Estudios Bejaranos organizó una exposición, “Casas de Tinta”, que conjugaba Arte (18 ilustraciones de Paula Almonacid Olleros basadas en fachadas de edificios de Béjar y otras localidades), Historia (cada una ha sido acompañada por un texto explicativo) y Literatura (los edificios han inspirado a distintos escritores) en el Casino Obrero. Textos y acuarelas han sido reunidos en un catálogo descargable de manera gratuita en la página web del CEB. Hemos tenido la suerte de escribir en él brevemente sobre la Casa de Juan Sánchez-Cerrudo, un edificio envuelto en el olvido, por lo que intentaré descubrir su historia y la de sus primeros moradores con mayor detenimiento en estas páginas. 

 

Casa de Juan Sánchez-Cerrudo Bueno

 

Esta vivienda, situada en la calle Miguel de Unamuno, sobresale por su empaque y distinción entre las que las rodean. Reproduzco aquí la ficha de mi autoría publicada en el catálogo:

11/22/2024

Las dos caras del corregidor Verdes Montenegro (3ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón

Publicado: Béjar en Madrid, 4.853 (21/08/2020), p. 4.

        En un pleno extraordinario convocado por el duque consorte de Béjar, Pedro de Alcántara Téllez-Girón, se reúnen los sexmeros de Villa y Tierra por un motivo inusitado: dar su parecer en favor o en contra de la gestión del corregidor saliente, José Verdes Montenegro, habida cuenta del pleito que presentado contra él por Juan Manuel Hernández Bueno ante la Chancillería de Valladolid. El salón de plenos se haya atestado de gentes y son muchas las voces que desean intervenir[1]

Entonces, como ahora, el edificio consistorial era el mismo.

 

            Alegan los sexmeros que “deven de estarle mui agradecidos porque en el manejo de la jurisdicción, en la versazion de los caudales públicos y en todos los asuntos que se le han confiado, ha procedido con la mayor integridad y sin que con fundamento pueda persona alguna estar quejosa”. Añaden que “su desintteres en todas materias, su celo por la quietud publica y de los particulares y sus buenas prendas, le hacen acreedor de justicia al afetto y aclamación general de toda esta Villa y su Tierra y el sentimiento que causa su ausencia”. Verdes Montenegro había procedido en su largo mandato defendiendo los privilegios y regalías de los duques “sin perjuicio de la integridad de su oficio, haciendo ver en ello su habilidad, su eficacia y su celo”.

11/07/2024

Las dos caras del corregidor José Verdes Montenegro (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  4.851 (17/07/2020).

        Corre el año 1789 y Francia vive los prolegómenos de una revolución que marcaría el devenir de la historia de Europa y aún de América. Mientras las turbas parisinas pueblan las calles augurando lo que estaba por venir, Béjar no permanece en calma, como si un espíritu levantisco se hubiera extendido por doquier. El edificio consistorial bulle de individuos procedentes de los confines de la Villa y Tierra. El olor a sudor y a cuero campea en el salón de reuniones en aquel pleno extraordinario de 13 de marzo[1] (faltaba un mes para el asalto a La Bastilla) en el que se dan cita los sexmeros convocados por el duque de Béjar por un motivo inusitado: las protestas contra un alcalde mayor ausente, en este caso  José Verdes Montenegro. Varios pleitos contra él están abiertos y su persona concita tanto parabienes como exabruptos. Su carrera futura pende de un hilo y su principal bienhechor, el señor duque, no está dispuesto a que el buen hacer de su delfín quede puesto en entredicho de aquí en adelante. 

 Toma de la Bastilla


Pero, adentrémonos en los escasos datos que manejamos del personaje, protagonista de este artículo, a fin de conocerle con detalle. José, natural de Segura de León (1741), había estudiado leyes en la Universidad de Sevilla[2]. Le restaba un año para concluir sus estudios en 1771 cuando marcha a la Villa y Corte para presentarse a los exámenes de abogado que convocaba el Consejo. La decisión la había tomado de manera arriesgada y sin otra opción, obligado como estaba por su situación personal al tener que mantener a una madre viuda y a tres hermanas huérfanas. A sabiendas de que no podía presentarse a puesto alguno sin haber terminado sus estudios de bachiller bajo pena de cárcel, inhabilitación de sus estudios y cuantiosa multa, se arriesga y es descubierto en el momento de solicitar desde el Consejo examinador razón de los estudiantes a su correspondiente Universidad. A Verdes Montenegro sólo le resta pedir perdón de sus actos enviando una carta a la institución aduciendo sus problemas personales, su mala salud y una escasa hacienda. De manera inaudita elude el peligro y regresa al año siguiente con el mismo objeto, explicando que su actitud del pasado año respondía a “ligereza de muchacho” según sus propias palabras. 

10/18/2024

Trabajadoras de la industria y Obreras de la aguja (3ª parte y final)

Autora: Teresa López Hernández

 Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2022, pp. 50-53.

         La fundación de Sindicatos de la Aguja ha potenció las demandas de este colectivo de trabajadoras: - implantación de jornada de nueve horas - supresión de las velas - observancia rigurosa del descanso dominical -efectividad de las multas que propongan los Inspectores de Trabajo.  Al mismo tiempo se instaba al Instituto de Reformas Sociales a formular un proyecto de Ley sobre el trabajo en talleres colectivos y a domicilio que aseguraran sus derechos.

 José González Castro, médico, inspector de trabajo, 

escritor  y autor del informe que se analiza en estos artículos


       Muchas de estas reclamaciones solo requerían hacer efectivos los preceptos legales existentes y otras exigían la promulgación de nuevas leyes. El Instituto se encargaría de redactar un proyecto de Ley sobre Jornada y salario en el trabajo femenino de la aguja[1].

10/11/2024

Trabajadoras de la industria y Obreras de la Aguja (2ª Parte)

Autora: Teresa López Hernández

Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2022, pp. 50-53

    Con las obreras adultas también se infringían la Ley de 1900. La hora de lactancia a que tenían derecho por el art. 9 sólo se cumplía en las grandes fábricas, en el resto de establecimientos no se cumplía, por la sencilla razón de que los patronos rechazaban a las trabajadoras que se encontraban en esta situación.

    En cuanto a la duración de la jornada establecida en dicha ley, que había sido ratificada por el R. D. de 26 de junio de 1902 sobre jornada de trabajo de mujeres y niños, estaba fijada en una duración máxima en 11 horas para las mujeres mayores de 14 años y de 10 para las de la industria textil. Sin embargo, en sectores como la recogida de frutos para la exportación se trabajaba 18 horas y más de manera casi continuada y sin que el jornal fuera proporcional a la jornada. Las propias trabajadoras enmascaraban la verdad, haciendo difícil que se comprobara su cumplimiento. 


    La jornada asimismo se había visto rebajada por la Ley de 11 de julio de 1912, que entrará en vigor el 14 de enero de 1914, que prohibía el trabajo nocturno de la mujer en la fábrica y, aunque en las industrias textiles esta prohibición sólo se aplica a las viudas y casadas con hijos, el porcentaje de aplicación iría aumentando cada año hasta su total supresión el 14 de enero de 1920. Fuera de la industria del vestido no se utilizaba este turno para la mujer, sólo pervivía en Cataluña. Donde más se utilizaba era en el sector de sastrería y moda, en época de ferias y fiestas las costureras trabajaban dieciséis horas y más sin apenas interrupción.

10/04/2024

Trabajadoras de la industria y Obreras de la Aguja (1ª Parte)

Autora: Teresa López Hernández

Revista Feria sy Fiestas de Béjar, 2022, pp. 50-53.

    Ante las pésimas condiciones en que se desarrollaba el trabajo en general, y el femenino en particular, a principios del siglo XX se promoverá una legislación protectora para los trabajadores más vulnerables como mujeres y menores que, no obstante, se incumplirá. Para vigilar la aplicación de la normativa y mejorar las condiciones de higiene y salud de las instalaciones laborales se estableció en 1906 la Inspección de Trabajo, en el seno del Instituto de Reformas Sociales, instaurado en 1903. 

Niña trabajando en una fábrica textil en EEUU. Foto de aquí
 

    En este cuerpo de Inspectores ingresó en 1908 José González Castro médico, higienista y epidemiólogo que también ejercería como periodista y escritor literario, firmando en estos casos con el pseudónimo de Crotontilo[1]. En el desarrollo de su labor fue nombrado Inspector de Trabajo de la séptima región, que tenía su sede en Béjar, y elaboró numerosos informes y estudios para el Instituto de Reformas Sociales entre los que se encuentran El trabajo de la mujer en la industria. Condiciones en las que se efectúa y sus consecuencias en el porvenir de la raza. Medidas de protección necesarias, Instituto de Reformas Sociales, Madrid 1914. Y La obrera de la Aguja. Contribución al estudio de la higiene y mejoramiento social de la misma, Instituto de Reformas Sociales, Madrid 1921[2].

9/06/2024

Las fiestas de la Virgen del Castañar hace cien años

 Autor: Iván Parro Fernández

Mañana celebraremos las fiestas en honor a nuestra Patrona, la Virgen del Castañar. Serán momentos para vivir y compartir muchos encuentros, sensaciones, sentimientos… Aunque han pasado ya muchos siglos, las bejaranas y bejaranos seguimos reuniéndonos en torno a nuestra virgen estos días tan especiales, pero ¿era igual hace un siglo? ¿Cómo vivían y celebraban estos días festivos nuestras paisanas y paisanos de hace cien años? Seguro que algunos lectores podrían evocar lo que sus padres o sus abuelos les contaban. Seguro que muchos tendrán en la memoria recuerdos de aquellos días por haber leído algo sobre ello o visto alguna imagen de la época. Lo que queremos compartir en estas líneas es el relato (algunos relatos más concretamente) de cómo eran las fiestas de antaño extraídos de la prensa de la época, y más concretamente del semanario La Victoria, el cual es un recurso y elemento muy interesante para acercarnos al Béjar de aquellos años ya almacenados en la eterna memoria del tiempo.

 Foto de la prensa de la época

Llaman la atención muchas de las crónicas de los ejemplares consultados. En ellas se hace referencia a distintos aspectos de la fiesta, como por ejemplo la invitación/interpelación a participar, la misa, la procesión como tal después de esta, el regreso de la virgen a la ermita tras la bendición desde el balcón, la propia imagen de la virgen, la concurrencia que acude a la fiesta o las invocaciones y peticiones que se dirigen a la Patrona de Béjar. En esta primera parte quisiéramos centrarnos en dos aspectos como tal: la invitación que se dirige desde el semanario citado para participar en las fiestas patronales y la misa y posterior procesión hasta el lugar donde la virgen bendice a toda la ciudad y el regreso a la ermita.

7/19/2024

Béjar, centro veraniego en los "felices años veinte" (2ª Parte y final)

Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de 2021, pp. 10-15.

 

Sociedades culturales y recreativas

En Béjar había varias sociedades de esta clase, cuya actividad incluía la organización de conciertos y bailes. Entre ellas destacaban el Casino de Béjar, que reunía a fabricantes y otros ciudadanos acomodados, y el Casino Obrero, cuyos socios pertenecían a la clase trabajadora, con el lema “Instrucción, Moralidad y Recreo”. Como ejemplo, señalamos la velada benéfica que celebró el Casino Bejarano en el Teatro Cervantes, a beneficio de los asilos de la ciudad, a finales de junio de 1921. “Lo mejorcito de nuestra sociedad” abarrotó las butacas y palcos del teatro para ver la comedia Cobardías, de Linares Rivas y la zarzuela El amigo Melquiades, llena de chistes “algunos de un color subido”, en la expresión de un cronista de la época. Los actores y cantantes estuvieron tan bien que parecían profesionales, como resaltaba El Avance[1]. El mismo Casino Bejarano  organizaba más tarde algún baile de sociedad, como el que tuvo lugar el domingo 10 de julio, de las 11 de la noche en adelante, amenizado por la orquesta que dirigían Valdés y Hernández[2].

En el Casino Obrero también había conciertos, como el que ofreció la rondalla “Agrupación Musical Bejarana”, que dirigía Valentín Sánchez, el 5 de julio de 1930, donde interpretaron fragmentos de zarzuelas como Bohemios, Carro de sol, Hermana, La alegría de la huerta, Las tres de la madrugada y La verbena de la paloma[3]

 

Banda Municipal de Música con Gonzalo Martín al frente (años 20)

 

Ferias y fiestas

Muchos veraneantes permanecían en Béjar hasta avanzado el mes de septiembre, y a ellos se añadían los forasteros que acudían a la ciudad para las ferias y fiestas. Tomando como ejemplo el año 1922, la comisión de festejos propuso, además de corridas y fuegos artificiales, celebrar varios conciertos con la banda de música, para lo cual pedía que se activase el asunto de los uniformes, que reseñamos más abajo, en una ciudad en la que había paño abundante para confeccionarlos. También se preparaban unos juegos florales, en los cuales uno de los lemas era el “Estudio de los medios más prácticos para hacer de Béjar un centro veraniego”, reflejando el interés que suscitaba el tema[4]. En junio de 1924, se constituía la comisión de festejos, formada por representantes del ayuntamiento, de la cámara de comercio y de los principales ramos de este último sector, uno de cuyos objetivos era preparar un gran festival musical[5].

7/12/2024

Béjar, centro veraniego en los "felices años veinte" (1ª Parte)

 Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de 2021, pp. 10-15

          Cuando en este todavía atípico verano me he sentado ante mi electrónico “folio en blanco”, confieso que no me parecía fácil escoger un tema para este artículo, y estaba prácticamente bloqueada cuando unos paseos por nuestros bellos parajes me han trazado el camino. He visto la ciudad llena de bejaranos y forasteros, quizás porque la prudencia a nivel sanitario y económico nos lleva a quedarnos en casa o a restringir los viajes al territorio nacional. Aprovechemos, pues, para disfrutar de Béjar, que por algo se llenaba de forasteros cuando nuestros abuelos preferían el frescor veraniego al calor de las playas de moda. Este verano no tendremos eventos culturales masivos ni quizás fiestas y ferias en septiembre, pero aquí están los atractivos de Béjar, que tanto valoraron nuestros antepasados.

Colonia Madrileña. Fotografía sacada de aquí

 

           Y ahora os propongo volver la vista atrás y viajar a aquellos “felices” años veinte en nos visitaban numerosos forasteros y no se conformaban con estar unos días, como en la época actual, pues muchos venían a finales de junio y se marchaban bien avanzado septiembre. Ante la alta ocupación de las viviendas veraniegas, algunos las reservaban ya en primavera[1] y otros compraron casa en El Castañar o sus alrededores. Los periódicos mostraban anuncios que ofrecían al turismo viviendas amplias y cómodas, en una época de familias numerosas que precisaban espacio y mobiliario adecuado. También se anunciaban pianos en alquiler para amenizar aquellas tardes de recreo[2].

6/14/2024

El alférez mayor de Béjar y la procesión del Corpus Christi (3ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  4.918 (2/06/2023), p. 4.

No se nos escapa la fuerte presencia militar en una procesión del Corpus en la que nada se improvisaba y el simbolismo en todos sus aspectos era tan relevante. Llama la atención que en ningún momento el alférez estuviera acompañado por los hombres de musgo, una situación que muy bien explicaría la mítica unión entre la conquista de la villa y el ámbito militar representado por el alférez, sino que los hombres de musgo escoltaban al regidor que portaba el estandarte de Béjar

 

 Fotografía antigua, principios del s.XX, del concejal que lleva la bandera de Béjar. Está flanqueado por los hombres de musgo. Foto de aquí

 

El capellán del convento de la Anunciación, Tomás de Lemos en su relación sobre la entrada de la duquesa Mª Alberta de Castro en Béjar en 1679 nos cuenta:

«Al primero [arco] que es al entrar en la plaza al primero que es al entrar en la plaza sale el Alferez maior que nombran los Duques con el Pendon de Bejar delante dél y dos salvajes vestidos al natural de mohós de las peñas en remembranza de los christianos que vivian entre ellas, y de celebrarse este dia la restauracion de la libertad desta tierra; y hecha la adoracion de la Tria, pone la insignia de su oficio a los pies del Sacerdote, y despues dél el Abanderado el Pendon en la misma forma. El Alferez Mayor es Don Pedro de Ledesma y Zuñiga, y llevó el Pendon Andres Sanchez de Herrera Regidor a quien toco: Acompañanle cinqta y dos Alcaldes con sus varas, el Batallon armado con mosquetes y picas y hecha por todos esta zeremonia se incorporan en la procesion guarneciendola[1]». En otro documento Fray Liciniano Sáez afirma que los hombres de musgo escoltaban solo al regidor que llevaba el estandarte, pues eran pagados por el consistorio y nada tenían que ver con la Casa Ducal en cuanto a su vestimenta y selección[2]

5/31/2024

El alférez mayor de Béjar y la procesión del Corpus Christi (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  n. º 4.916 (5/05/2023)

        El lustroso pelaje del caballo relucía a la luz del sol de mediodía. Los cascos resonaban sobre el empedrado de la Plaza Mayor y la muchedumbre se retiraba ante la autoridad de su jinete. No en vano, portaba espada al cinto y bastón de mando en la mano derecha. Ese día de fiesta de 1679 llevaba sus mejores galas y los más deslumbrantes jaeces lucían en su montura. Detrás de él, unos doscientos hombres de armas formaban mientras se dirigía hacia la Puerta de los Osos para recibir al Santísimo. No cabía duda de que, después del duque y del corregidor, era la persona que más temor provocaba en los bejaranos. El alférez mayor era persona preeminente y principal y su figura aparece destacada en los documentos por su relevancia en un momento determinado del año: la procesión del Corpus Christi.   

Juan Manuel II en un fragmento del cuadro de Toribio Álvarez de la jornada de caza en La Moraleja. Palacio de Riofrío


            Vayamos al origen, a la Edad Media. El Fuero de Béjar[1] no recoge sus funciones, pues dependían de los alcaldes de los pueblos de la tierra y del juez, si acaso del señor, cuando un peligro cierto sobrevenía sobre la villa. Si tal situación se producía, el señor de Béjar, entonces el rey por ser tierra de realengo, tenía la facultad de reunir a la hueste junto a los alcaldes y el juez, e ir a la guerra allá donde se terciara. Por tanto, digamos que su poder se implementaba en caso de guerra o de conflicto.

12/01/2023

Un corregidor y dos pares de medias (2ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas 

Publciado: Béjar en Madrid, n.º 4.887 (21/01/2022), p. 4.

 

          Utilizando el proceso judicial abierto por el corregidor Felipe de Ariño y San Miguel en diciembre de 1701 contra Juana, apodada La Nevera, y Ana Rodríguez de Ledrada, podemos reconstruir en cierta forma lo acontecido, pensando siempre que las descripciones y diálogos que se recogen, dignos de un guion cinematográfico, intentaban ponerse siempre del lado de la justicia. Solo tenemos que darnos cuenta que los declarantes convocados a tal fin son los miembros de la comitiva recaudadora; es decir, los representantes del poder civil de la villa. ¡Qué otra versión iban a ofrecer que la de defensa del señor corregidor!

            La justicia debía de ser dura con los desacatos a la autoridad y me temo que Ana acabó convirtiéndose en chivo expiatorio. Veamos primero el caso de Juana, La Nevera. Sin que nos describan del todo la escena, si acaso unas pinceladas, los testigos narran que, al llegar la comitiva judicial a su tienda con el fin de que cobrarse el dinero para el pago de los jornales, la mujer salió con un par de medias de mujer en la mano, bastas, argumentando que solo pagaría las seis que le correspondían y no doce como le exigían, ofreciendo las medias como prenda. Haciendo buenos los seis reales y la prenda, la comitiva siguió su camino. Quizá la oferta de tan inusual artículo respondía a que su tienda funcionaba como mercería, pero qué duda cabe que se vislumbra una cierta provocación ante la invasión de su espacio por tal cantidad de hombres. 

 Una tienda en París del siglo XVIII. Aquí

            Al poco franquearon el establecimiento de Ana Rodríguez y al exigirle el dinero comenzó a «verter voces e impertinencias que hera el dezir que hera injustiçia y tirania hacer aquello con una muger que tenia a su marido tullido muchos años abia». El corregidor, don Felipe de Ariño, le respondió con gran sosiego, como dice el auto de prisión, y hete aquí que Ana Rodríguez, soltando improperios, «diçiendo cosas que no heran dignas de ser oydas por persona alguna», «cojio una bolsa de un cajón de la tienda y la tiro con grande rabia al mostrador, que contasen allí çien reales que tenia mucho dinero ella y que como esas cosas heran las que se llevaba el diablo». El corregidor, sin inmutarse, expresó «señora, yo no pido mas que doçe reales ni usted tiene que pagar mas, pero si gustare de dar los cien reales pues tiene tanto los podrá dar para conponer otros muchos parajes y sitios que necesitan de compostura».

11/24/2023

Un corregidor y dos pares de medias (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4886 (07/01/2022), p. 4, y 4887 (21/01/2022), p. 4.

        1701 fue un año convulso. Planeaba en la imaginación de las gentes incontables miedos ante la llegada de un nuevo siglo, hundidos en la incertidumbre de si tal trueque auguraría bonanzas o desastres sin cuento. El temor a las transformaciones, a los aires nuevos, se mezclaba con los rumores y con la falta de información en aquellas mentalidades ancladas en la rutina. Además los hados parecían haberse conjurado en favor del cambio: los Borbones franceses iniciaban su dinastía en el trono de España siguiendo las directrices testamentarias del último rey de la dinastía Habsburgo, Carlos II, fallecido sin hijos. Luis XIV guiaba los destinos de su nieto Felipe V, mientras las restantes cortes europeas se posicionaban a favor o en contra en el nuevo reparto de poderes. Una guerra, la de Sucesión, estalló al poco al no estar dispuesto ningún estado a asumir que el francés acumulara cada vez más territorios, ni en Europa, ni en los restantes dominios del Imperio Español. 

 Escena cotidiana del siglo XVIII

            En Béjar, el señorío se encontraba en manos de un jovencísimo duque don Juan Manuel II, asistido en el gobierno por su tío, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán, marqués de Valero. Desde el comienzo del conflicto se mantuvieron leales al nuevo rey, acatando sin rechistar los designios del fallecido Carlos II. Madrid, más que la capital de sus señoríos, se había convertido en su lugar de residencia, allá donde se movían los engranajes del poder. Y mientras la villa seguía su devenir cotidiano aunque quizás con el aleteo de un aire revuelto, propio de una atmósfera prebélica.

11/17/2023

Feminismo social y emigración en Béjar (2ª Parte y final)

Autora: Teresa López Hernández

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas, 2019.

 

       La prensa se hizo eco de la conferencia de José Polo Benito, "Feminismo social y emigración", en Béjar en 1906, en los siguientes términos (relacionados con el tema del feminismo): 

       La Victoria [1] elogió el discurso y al conferenciante, reconociendo sus dotes intelectuales y señalando que dentro del numeroso público había una nutrida asistencia del “bello sexo”.

       Pero El Adelanto [2] reprobó la visión de la redención del alcoholismo y su alusión a la fe.

Huelga textil en Béjar de 1913-1914. Foto sacada de aquí

 

          En  El Lábaro [3] se decía que su discurso no tenía nada que ver con el feminismo tal y como se entiende actualmente, es una nueva cruzada para la mujer, que además del deber que tenía para con los pobres, los oprimidos  y en general todos los que sufren, se le añadía el combatir el alcoholismo. Tampoco veía que el culto al campo sirviera para regenerar la vida familiar.

         En la “La emigración en Béjar”[4] se examinaba la crisis por la que pasaba la industria de la ciudad en esos momentos. El malestar por la escasez de ventas que dejaba a los obreros sin trabajo se manifestaba a través de huelgas, que en algunos momentos llevaron a la violencia y que incitaba a considerar como una salida la emigración, sobre todo a Latinoamérica[5].

8/18/2023

Hacia tierras ignotas: emigrantes bejaranos a América en el siglo XVI

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar , 2021, pp. 22-26.

 

          Sevilla, el principal puerto de embarque hacia las Indias, bullía de actividad. El Guadalquivir rebosaba de naos y galeones prestos a cruzar el que otrora fuera un océano desconocido y tenebroso, plagado de monstruos y seres fantásticos. Las arboladuras ascendían hacia las nubes por encima de los edificios como bosques bamboleantes, mecidos por la corriente del Guadalquivir. La Giralda asistía brillante y cantarina al despliegue de hombres y mujeres, hormigas para ella, que pululaban a sus pies. Los gritos con aires salitrosos de los marineros se alternaban con los rezos de los clérigos, las palabras dichas quedamente de las mujeres nobles y las órdenes firmes de los funcionarios. Dejes extremeños, fablas gallegas, acentos vizcaínos, expresiones catalanas, aires andaluces y perfecto castellano salían de las bocas de los decididos a romper con su pasado y afrontar un futuro incierto. Muchos españoles embarcaban a pesar de los peligros, buscando una vida mejor, aventuras y riquezas, esas utopías vendidas por los retornados que habían conseguido medrar, o que decían haberlo conseguido. Algunos quedaban en el camino, muertos por las enfermedades desconocidas, las flechas de los indígenas y las reyertas entre los españoles, que de todo había por aquellas tierras


Puerto de Indias. Atribuido a Alonso Sánchez Coello

Sacado de wikipedia

6/09/2023

Las fiestas de antaño en Béjar y su música (1ª parte)

Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2019, pp.24-29.

Con este artículo quiero realizar un breve recorrido por las fiestas que tenían lugar en Béjar hace aproximadamente cien años, junto con las personas y entidades que las organizaban. La música era imprescindible y había que interpretarla en directo, pues los incipientes aparatos de grabación no estaban al alcance de todos y su técnica tampoco permitía la actual presencia constante y quizás abusiva de la música. Sin duda, aquellos bejaranos la apreciaban más que nosotros y se preocupaban de contar con músicos profesionales o aficionados en los principales actos de la vida ciudadana. 

La religión estaba muy presente en la vida cotidiana, por lo que la mayor parte de las fiestas tenían origen o carácter religioso y comprendían actos litúrgicos en los que se interpretaban piezas musicales de gran envergadura; después había bailes y veladas en el teatro, en el Casino Industrial o en el Casino Obrero. También se festejaban los eventos académicos, como aperturas o finales de curso de los centros educativos, donde destacaban las escuelas y especialmente el Colegio Salesiano. 

Foto antigua de Béjar sacada de aquí

 

En aquellos veranos, Béjar era un centro turístico frecuentado especialmente por familias extremeñas acomodadas, potenciales consumidores de ocio. Se anunciaban pisos disponibles, que se ofrecían amueblados y con buenas comodidades y había una buena colonia de veraneantes, que asistía a las actividades estivales, algunas de las cuales se organizaron teniendo en cuenta la presencia de forasteros.

4/01/2023

Bancos dentro, bancos fuera: conflictos entre el poder civil y religioso en las procesiones de Semana Santa de 1675

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.910 (20/I/2023), p. 4.

        Las celebraciones religiosas de la Edad Moderna se convertían a veces en escenario de escándalo y enfrentamiento entre los estamentos civil y eclesiástico, pues no en vano se erigían en espectáculo público y mostraban la preeminencia de los poderosos sobre las clases populares y la estricta jerarquización social[1]. Las numerosas fiestas que salpicaban el calendario litúrgico se organizaban de manera escrupulosa, siguiendo un orden que era imposible de fracturar. Aun con todo no faltaban ocasiones en las que, o bien los clérigos, o bien los ediles del consistorio, intentaban enseñorearse en ellas en un tira y afloja sin fin[2]. Los conflictos eran tan habituales y provocaban tal falta de decoro en acontecimientos que debían per se realizarse con toda solemnidad que se intentaron regular para atajar los insultos, empujones y altercados que unos y otros perpetraban en mitad de misas y procesiones. 

            El motivo fundamental pivotaba en torno a la idea de que los miembros del Cabildo y los eclesiásticos de la villa debían mantener el privilegio de encabezar las procesiones y las ceremonias religiosas, dejando de lado a los representantes civiles. La costumbre inmemorial dictaba que estos últimos se colocaran en las naves centrales de las iglesias, con sus bancos privativos en un lugar preferente en las fiestas así dispuestas por la Regla del Cabildo, privilegio desconocido -el de oír misa cómodamente sentados- para el resto de la población, que había de postrarse de rodillas durante las ceremonias. Tal disposición había sido aprobada por escrito en una ejecutoria de 1601 por los continuos dimes y diretes.

3/11/2023

Fábrica y jardín: el vínculo de Juan Téllez de Meneses en Béjar

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto  

Avanzado el siglo XVIII el furor por la fundación de nuevos mayorazgos ya había pasado, y las rentas que permitían vivir y acrecentar fortunas a los hombres más acaudalados empezaban a basarse en la intensidad de las actividades empresariales y de los nuevos negocios. En la tercera década de aquella centuria Béjar comenzaba a sentir los resultados de la promoción industrial ducal, que había tenido en la llegada de los artesanos flamencos a la villa en 1692 su hito más simbólico. Quizá la figura más ejemplar de este renovado modelo de fabricante se personifique en Juan Téllez de Meneses.

Conjunto de propiedades de Juan Téllez bajo la iglesia de Santa María y con el obrador de Arias a la derecha de la imagen

 

Como en otras ocasiones, empecemos por el final.

La muerte de don Juan, afectado por la enfermedad de la gota, tuvo lugar el 9 de septiembre de 1739. Los autos judiciales que se dieron tras el hecho nos sirven para tener una visión bastante precisa del patrimonio que había acaparado a lo largo de su vida, ejemplo magnífico y paradigmático del estilo de vida de un fabricante textil dieciochesco en Béjar. La ocupación de Téllez durante su existencia se dividió entre el alto servicio al duque Juan Manuel II y la propia actividad textil