Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4.718 (5/12/2014), p. 4.
El recuerdo de
las visitas regias a nuestra ciudad ha quedado señalado en el calendario
honorífico de los acontecimientos. La última vez que un miembro de la Familia
Real estuvo entre nosotros fue el 21 de junio de 2001 cuando la Reina doña
Sofía reinauguraba el teatro Cervantes (la “cajita de música” en sus propias
palabras) tras años de restauración. Diecisiete años antes, junto con su esposo
el Rey Juan Carlos I, Béjar recibía su visita oficial. Antes, mucho antes, hizo lo
mismo Alfonso XIII, y aun aquellas infantas, populares y castizas, de cuando
los hombres rizaban sus bigotes y planchaban sus levitas, y los anchos
sombreros tocaban el peinado de las damas[1]. Son
muy recordadas las dos visitas que la Infanta Isabel de Borbón “La Chata” realizó en 1916 y 1929, pero casi olvidada la que su hermana, la Infanta Paz de Borbón y
su esposo el príncipe alemán y doctor Luis Fernando de Baviera, habían
realizado con anterioridad, el 14 de septiembre de 1912.
Infanta Paz de Borbón
Paz de Borbón era hija
de la reina Isabel II y de su esposo Francisco de Asís (aunque este último
probablemente no era su padre biológico), y por lo tanto hermana del rey
Alfonso XII. Llevaba ocho apellidos Borbón a sus espaldas y con ellos todo el
casticismo y cercanía que siempre se le atribuyó a su estirpe. Era escritora,
poetisa y pacifista, en tiempos aún de espada y muerte; muy atenta a los
problemas de España (que no eran pocos), en especial al de la pobreza. La
relación de este matrimonio con Béjar y con la provincia de Salamanca no era ni
casual ni reciente. La profunda religiosidad de la dama había sido el cauce de
acercamiento a nuestra zona desde que se interesara por el estado de las obras
de la Basílica de Santa Teresa en Alba de Tormes, cuyos problemas económicos intentó
paliar sin los resultados deseados. Un factor más humano de esta cercanía a
Salamanca tenía que ver con que el secretario personal de la Infanta, y una de
sus personas de mayor confianza, era Gonzalo Sanz, clérigo natural de Miranda
del Castañar con quien tuvo la oportunidad de conocer in situ la realidad de las zonas rurales de esta provincia. La
Infanta fue testigo en estas tierras del atraso secular del campo, todo ello en
un país que hasta hacía muy pocos años presumía de imperial.
Infanta Paz de Borbón y el príncipe de Baviera
Es muy probable
que el inicio de su relación con los pueblos de la provincia tuviera a Béjar
como protagonista. Así, ya en 1907 parece conocedora en profundidad de los
problemas que nuestra industria textil
arrastraba desde finales del siglo XIX y de la crítica circunstancia laboral en
que estaba sumida su clase obrera condenada a la emigración[2]. La
Infanta decidió entonces pedir muestras de paño de Béjar para mandar hacerse
algunas prendas de vestir y “desde
entonces y por consejos de Dª Paz ella y su hija la princesa Pilar, las damas
de Munich y S. M. la Reina de España y la Infanta María Teresa llevaron bien
pronto toda clase de prendas de vestir
de los excelentes paños de Béjar[3]”.
Una de las pinturas del santuario del Castañar realizada por los hermanos Álvarez Dumont.
Tres años después,
durante su visita a la capital salmantina de septiembre de 1912, no quiso
olvidarse del resto de la provincia y antes de ir a Miranda del Castañar, donde
ella y su esposo oficiarían de padrinos de una boda, decidió visitar Béjar. Fue
el 14 de septiembre y, como solía suceder con las visitas más ilustres, parte
de las autoridades se acercó a recibir a sus Altezas al puerto de Vallejera,
presidida por el alcalde Bernabé Sánchez-Cerrudo Agero, y el ex diputado a Cortes
Anselmo Olleros. La entrada en Béjar se realizó
bajo un estruendo de cohetes y repicar de campanas. En la Corredera
esperaban el resto de autoridades y
numeroso público. Tras el recibimiento y un breve paseo por el parque municipal
la Infanta Paz y su esposo el Príncipe de Baviera visitaron el Santuario del
Castañar donde fueron recibidos por los padres franciscanos. Mientras la Infanta
se fotografiaba junto a unas candelarias
el príncipe alemán se mostraba muy interesado por las pinturas del Santuario
realizadas por los hermanos Álvarez Dumont[4].
Algunas crónicas señalaron el escaso entusiasmo del recibimiento en Béjar, e
incluso la ausencia de alguna autoridad, aduciendo como causa el que se trataba
de un día de feria. Podemos suponer que, a pesar de todo, el fervor monárquico
de los bejaranos no pasaba por su mejor momento, imbuidos de lleno en
movilizaciones de tipo laboral que en pocos meses conduciría a la larga y
recordada huelga de 1913.
La Infanta Paz (en el centro, de blanco y sin sombrero) en el palacio Nymphenburg de Munich con los niños del “Pedagogium español” —archivo familiar del autor—.
Un proyecto
especialmente querido y patrocinado directamente por la Infanta Paz tuvo como
protagonistas a varios niños de nuestra comarca. Se denominaba “Pedagogium” y se inició en 1911; consistía
en costear los estudios de niños con pocos recursos pero con las mejores
aptitudes. Para ello los niños viajan a Munich donde eran educados de acuerdo a
la moderna pedagogía germana con la intención de convertirlos en brillantes profesionales
de los que después se aprovecharía la nación española. Así se aunarían, en
palabras de la Infanta, “el genio español y la disciplina alemana”. En esta
obra, tecnócrata y benéfica, donde se inculcaba el amor a las letras y a la
sabiduría, fueron protagonistas Domingo Sánchez, de Mogarraz; Loreto Sánchez,
de Cepeda, y Francisco Oliva Santos, de El Tornadizo[5]: tres
salmantinos entre la escasa treintena de niños seleccionados. Posteriormente,
como era intención de la Infanta, desarrollarían sus brillantes carreras en
España; Domingo Sánchez se convertiría en catedrático de alemán en la
Universidad de Salamanca, y Francisco Oliva lo sería en la de Valladolid,
siendo también este último Director General de Estadística de la Presidencia
del Gobierno durante los años 60 del siglo XX.
[1] Béjar en Madrid. 75 años al servicio de una
ciudad. Herederos de Martín Tapia, Béjar ,1992
[2] Para
mejor conocer los avatares de esta industria en tales años recomendamos SÁNCHEZ
MARTÍN, Javier Ramón: “La industria textil de Béjar en el siglo XX y en los
albores del XXI”. Historia de Béjar,
Volumen II, CEB, Béjar, 2013
[3] Heraldo de Tarragona. 31/07/1907, p.2. No sólo se hizo eco de la noticia la prensa
bejarana y provincial, también periódicos catalanes y de Alcoy siguieron de
cerca el hecho, tal vez solícitos de igual deferencia regia para sus
industrias.
[4] La Victoria. 14/09/1912, p.2.
[5] En 1912 el alcalde de El
Tornadizo, Patricio de Santa Martina, había solicitado por carta a la Infanta
Paz, ayuda para su pueblo condenado a la
desaparición al haber perdido su recurso
más importante, el viñedo, por causa de la filoxera. Los vínculos de la Infanta
y su marido con este pequeño pueblo serrano serían muy estrechos desde ese
momento.
Muy afortunados fueron los becados en Alemania, aunque añorarían en esas soledades germánicas sus pueblos.
ResponderEliminarSaludos.
Dice mucho a su favor, la inquitud por los problemas sociales de la época y sobre todo la práctica de algunas acciones con el afán de remediarlos aunque sólo fuera en parte. Los pedidos de paño de Béjar fue un gran gesto por su parte para impular la industria y esas becas para dar estudios a las personas con talentos, fue otro gran gesto por su parte.
ResponderEliminarBesos
Y de Loreto Sanchez de Cepeda no se sabe a que dedicó su aprendizaje después de regresar a Béjar...?
ResponderEliminarBueno como en toda época siempre hay un benefactor.Pero por eso el pueblo alemán nos fustiga siempre porque hemos sido los parientes pobres...
Muy interesante esta crónica.
Un abrazo Carmen.
A infantas, princesas y reinas siempre las han relegado en nuestro país a papeles de humanitarismo y beneficencia, algo que en este caso benefició a la comarca.
ResponderEliminarY sí, tanto con la "chata" como con su hermano Alfonso, por sus venas solo corría la sangre borbónica de la madre.
Un saludo para Óscar y otro para Carmen.
En 2015 tampoco hay demasiado fervor monárquico en nuestros pueblos y ciudades... pero la historia es la historia y este recuerdo de una mujer que tuvo puerta abierta con el poder es digno de relatar porque las casualidades no existen y el que un pueblo tenga una madrina tan generosa siempre es de agradecer, generalmente para actividades culturales o sociales (estoy pensando en la Fundación Duques de Soria, con la tía del actual rey a la cabeza).
ResponderEliminarPero vamos, que lo de los ocho apellidos Borbón al final se queda como lo de los ocho apellidos vascos, porque habría que intercalar unos cuantos pocos borbónicos, supongo. Quién sabe.
ResponderEliminarParece que el proyecto de la infanta funcionó, al menos entre los niños salmantinos. Brillantes expedientes los que nos presentan.
Feliz tarde de domingo
Bisous
Hay que situarse en la época y ver como se funcionaba en otro países. Creo que con generosidad se nace y con avaricia también. Ella se interesó al menos por esos niños, supongo que en toda España habrían cientos de niños en el umbral de la pobreza en esa época nada fácil y los hay ahora también con la crisis.
ResponderEliminarPor la foto me gusta su carita:-) Bss
Hay que situarse en la época y ver como se funcionaba en otro países. Creo que con generosidad se nace y con avaricia también. Ella se interesó al menos por esos niños, supongo que en toda España habrían cientos de niños en el umbral de la pobreza en esa época nada fácil y los hay ahora también con la crisis.
ResponderEliminarPor la foto me gusta su carita:-) Bss
Leo a madame y lo de los ocho apellidos. Y el que debería llevar, Tenorio, no está. De que Miguel Tenorio, amante de su madre cuando nació, debió ser su padre biológico cabrán pocas dudas si tenemos en cuenta que Tenorio terminó sus días en el castillo bávaro de Luis Fernando y Paz, y dejó a esta como heredera universal de sus bienes. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Carmen:
ResponderEliminarHe sonreído con los comentarios de Madame y con desdelaterraza, sobre los apellidos de la Infanta...Al menos fue generosa y ayudó a quienes lo necesitaban, aunque en estos casos quizás fueron unos pocos.
Besos
Un personaje interesante, casi desconocido para mí, que demostró tener una mente clara y práctica en cuanto a lo que es mejor para mejorar la vida de un pueblo, aunque fuese a título personal. Ni premios ni regalos. Nada como procurar el conocimiento para el desarrollo de un país.
ResponderEliminarSaludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarUna mujer digna de admirar por sus grandes y altas miras.
ResponderEliminarSu curiosidad por el saber y las letras, la ha llevado a fomentar los valores que llevaban en potencia esos niños necesitados que, más tarde, se han convertido en cargos representativos en las Universidades españolas.
Cariños y buena semana.
kasioles
Un gesto muy noble de la Infanta Paz de los que pudieron disfrutar los pequeños saliendo hombres ilustres de letras en una España con muchas carencias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aplaudo la iniciativa de S.A.R. en materia de becas a niños desfavorecidos por la fortuna y tengo buenas razones para hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Muy interesante la historia que hoy nos traes Carmen, conocía poco sobre la vida de la Infanta Paz, pero su buen hacer dice mucho de ella. Gracias por compartir tanto conocimiento en bien nuestro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un interesante proyecto que sirvió a algunos para adquirir una sólida y completa formación. Saludos
ResponderEliminarBuena y generosa fue para beneficiar a Béjar.
ResponderEliminarGracias Oscar.
Besos.
Como curiosidad decir que uno de los hijos de Paz de Borbón y el príncipe Luis Fernando de Baviera, el infante Adalberto de Baviera y Borbón (1886-1970), embajador de Alemania en España, escribió, junto al Duque de Maura el libro "Documentos inéditos referentes a las postrimerías de la Casa de Austria en España", fundamental para entender los años finales del reinado de Carlos II, las luchas cortesanas entorno a la Sucesión y a todos y cada uno de sus protagonistas, gracias a una enorme recopilación epistolar de todos ellos. Un clásico en las notas de mi blog.
ResponderEliminarUn beso
No cayó en saco roto la relación de la infanta paz con Béjar. Se atisba que era una persona muy peculiar.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy buen trabajo del profesor Rivadeneyra, que tiene parientes destacados en Chile. A propósito de apellidos, antes de la publicación comentaba con mi hija Blanca el notable parecido de doña Paz con su hija Aurelia, mi nieta, que no le viene por lo Zúñiga sino por mi yerno que es Lapointe, no obstante que doña Isabel trataba al XIV duque de Béjar (Zúñiga de muy atrás) como su "sobrino". También considerábamos lo de Tenorio, de modo que para despejar dudas mandé a mi yerno a hacerse el examen de ADN (nunca se sabe en estas cosas de la historia; informaré resultados) Ahora en serio, saludos cordiales a doña Carmen y a todo el equipo de Pinceladas, incluidos el profesor Rivadeneyra y Cristina Zúñiga. Muy atentamente, Jorge Zúñiga Rodríguez, Santiago de Chile. Ps.: Sigo soñando con recorrer Béjar con mis nietos algún día. Vale.
ResponderEliminar2 antepasados míos de Ciudad Rodrigo se fueron a Alemania, he descubierto que uno de ellos se hizo sacerdote y murió en Paracuellos en 1936
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