Autora: Carmen Cascón Matas
El actual edificio que
alberga el ayuntamiento, levantado
en el siglo XVI, aglutinó en su primer momento constructivo y hasta mediados
del siglo XIX diversas funciones,
tales como la sala de reuniones del concejo,
el pósito o almacén de granos para
repartir entre los vecinos en tiempos de escasez, el archivo concejil o la Cárcel
Real. Bien es verdad que la sede del poder civil ha danzado a lo largo de
los siglos, posándose en construcciones no carentes de significado. Así ha residido
en la crujía baja del mediodía del Palacio
Ducal a partir de 1869 o en el antiguo
Hospital de San Gil, para regresar a
su lugar de origen allá por los años 80 del pasado siglo. Sin embargo, y a
pesar de que la sala de reuniones y archivo municipal se han mudado de tiempo
en tiempo, la Cárcel Real ha permanecido
inamovible en los oscuros y húmedos subterráneos del edificio consistorial
primigenio. Los calabozos se situaban en
el piso inferior por debajo del nivel del suelo si miramos a la construcción
desde su fachada principal, es decir, desde la Plaza Mayor, abriéndose al
exterior por su parte posterior debido al desnivel del solar.
Constantin Flavitsky. La princesa Tarakanova en su celda. |