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14 de diciembre de 2015

La fiesta del obispillo de San Nicolás en Béjar: de celebración inocente a gamberrismo paródico



  

Autora: Carmen Cascón Matas.

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.718 (5/12/ 2014), p. 6.



Se escucha el eco sordo de los cascos de un burrillo por la calle Mayor. Un griterío de muchachos acompaña los pasos del rucio en su trote cansino y cabizbajo. Hoy su carga es mucho más liviana. Un niño, sí, transporta a un niño engalanado con mitra, báculo y sobrepelliz. Por unos días es él quien manda en la villa. Un obispillo dirige los destinos de la población y su palabra es ley. Desde la altura ridícula del pollino bendice a la gente en su recorrido, acompañado de pequeños sacerdotes como cortejo. 

 
Fiesta del obispillo en Burgos. Foto tomada del Diario de Burgos


En Béjar la tradición de elegir en el día de san Nicolás de Bari a un niño como pequeño obispo se perdió en la noche de los tiempos para no quedar de ella ni el leve rastro de una pequeña columna de humo. Hoy día Palencia, León, Montserrat o Burgos –al margen de varias localidades obispales de Inglaterra-, lo celebran anualmente con gran éxito. La leyenda cuenta que tal festividad surgió en la Edad Media en poblaciones y villas con sede obispal o monacal, continuando el culto pagano de las Saturnales romanas o fiesta del invierno. Los miembros del cabildo eclesiástico o los frailes de un monasterio se reunían el día de san Nicolás, patrón de los niños, 6 de diciembre, para elegir al infante más joven de los que conformaban la escolanía y le investían con el ritual preceptivo de un obispo de verdad por la máxima autoridad religiosa –incluyendo los símbolos propios de su rango-. Su mandato perduraba hasta el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Durante este periodo el chiquillo y el resto de su corte, formada por niños- canónigos, ejercían todas las potestades religiosas en la iglesia- madre, a excepción hecha de la misa. Incluso en muchos pueblos del Pirineo catalán el niño, investido con mitra de papel y báculo de madera, un trasunto del propio san Nicolás, recorría a pie con su corte las casas pidiendo regalos y cantando canciones navideñas[1]

 Grabado antiguo de la fiesta del obispillo