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12 de enero de 2024

Los validos y el linaje de los duques de Béjar

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        La época de los validos -nobles que ejercían el poder político real por amistad con el monarca, sin nombramiento formal- se adscribe a la de los Austrias menores, pero hubo dos antecedentes en el reino de Castilla en los cuales el linaje de los duques de Béjar estuvo muy involucrado, incluso con cargo de asesinato en el primero. Se trata este del condestable Álvaro de Luna, noble que llegó a tener ascendencia sobre el rey Juan II hasta extremos de dependencia y sumisión que requerirían algún tipo de explicación psicoanalítica.

 

El condestable Álvaro de Luna en su tumba en la catedral de Toledo. Es.wikipedia.org

 

        El rey tomó tanto amor con Álvaro de Luna que non podía estar nin folgar sin él, nin quería que durmiese otro con él en su cámara, en tal manera que la reina Catalina (madre de Juan II) veyendo aquesto, que de grand amor no podía nascer sinon gran daño…, mandó echar del reino al dicho Álvaro de Luna.

26 de diciembre de 2022

El primer belén napolitano de España y el conde de Monterrey

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       "Cuando Carlos III llegó a Madrid, a mediados del siglo XVIII, se topó con una ciudad de aspecto miserable. La limpieza pública era tan escasa que el propio Fernán Núñez, el biógrafo del Rey, no dudó en calificar a la capital de “pocilga”. Barro, basura y excrementos componían una lamentable y maloliente imagen de la cabeza del Estado.

        Ante esta situación, la necesidad de emprender una reforma profunda era evidente e imperiosa. Por eso, Carlos III se propuso encabezar una transformación de la villa y Corte… Así, se inició un ambicioso plan de ensanche en el que se proyectaron grandes avenidas, plazas con monumentos como Cibeles y Neptuno; se construyó el Jardín Botánico, el Hospital San Carlos -sobre el que hoy se levanta el Museo Reina Sofía- y el edificio del Museo del Prado -que iba a ser destinado al museo de Historia Militar- y el palacio del Buen Retiro. También se intervino para establecer un servicio de alumbrado público y de recogida de basuras, se adoquinaron las calzadas y se excavó una red de alcantarillado para recoger el agua de la lluvia (junto con instituir la Lotería Nacional).

 

Entrada de Carlos III en Madrid
 Museo de Historia de Madrid

11 de marzo de 2022

El escudo de Zúñiga y de los duques de Béjar en municipios de España y América

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Sorprende que más de medio centenar de municipios españoles contenga, en forma total o parcial, el referido emblema en su heráldica, y más aún que el fenómeno sea tan actual. La cifra es ínfima ante el total de 8.131 municipios existentes, pero significativa en comparación con la inclusión de otros blasones, y en ascenso -de acuerdo con las últimas tendencias- en el grupo de municipios que están aún por definir su armorial. La cifra actual se distribuye en 18 en Castilla y León, 14 en Extremadura, 10 en Galicia, 7 en Andalucía, 2 en Castilla-La Mancha, 1 en La Rioja y 1 en el País Vasco.

 

Comunidades autónomas de España

 

Los municipios castellano-leoneses en cuestión son Candeleda, Peñaranda de Duero, Las Casas del Conde, Cereceda de la Sierra, Ledrada, Miranda del Castañar, Monforte de la Sierra, Sanchotello, Valdelacasa, Aguilafuente, Villaverde de Íscar, Pesquera de Duero, San Martín  de Valvení, Villaco de Esgueva, Encinas de Esgueva, Neila de San Miguel, Medinilla y El Tornadizo, territorios que pertenecieron principalmente a los duques de Béjar, a los condes de Miranda del Castañar o a los sucesores de estos, los duques de Peñaranda de Duero.

31 de julio de 2021

Sobre dos pinturas en la Purísima de Salamanca. El virrey Manuel de Zúñiga, San Genaro y la erupción del Vesubio de 1631

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

    Bajo el título El misterio de Rubens hallado en Salamanca, el blog libertaddigital.com informaba en abril de 2018 que  

       "Durante más de tres siglos la iglesia de la Purísima de Salamanca ha tenido un Rubens en el retablo que decora su altar, sin saberlo. Así lo afirma Matías Díaz Padrón, que fuera conservador jefe de pintura flamenca del Museo del Prado. Para probarlo acaba de publicar un artículo en la Revue Belge d'Archeologie et d'Histoire de l'Art, editada por la Real Academia de Arqueología e Historia del Arte de Bélgica, en el que demuestra que el “San Agustín meditando sobre el misterio de la Santísima Trinidad” que acompaña a la imponente Inmaculada Concepción, de José de Ribera, es obra del maestro del barroco flamenco."

 

El San Agustín salmantino de Rubens. Es.wilipedia.org

10 de julio de 2021

La Niña de Plata y el Niño Rojo: dos retratos de niños del linaje de los Zúñiga

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

 

          Inés Francisca de Zúñiga y Fonseca era hija de Fernando Antonio de Ayala Fonseca y Toledo, III conde de Ayala, y de su prima y esposa, Isabel de Zúñiga y Fonseca, marquesa de Tarazona. Para heredar a su tío Manuel Alonso de Zúñiga Acevedo, VI conde de Monterrey, fallecido sin descendencia legítima, antepuso el apellido de su madre. Fue contemporánea de su primo Alonso Diego de Zúñiga, VIII duque de Béjar, y ambos descendientes de Diego López de Estúñiga, I señor de Béjar. 

        Terminó reuniendo en sus manos los títulos nobiliarios de sus padres y de su tío, y la Grandeza de España. A menudo se la confunde con su tía Inés de Zúñiga y Velasco, esposa de Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, hija de Gaspar de Zúñiga Acevedo y Velasco, V conde de Monterrey. Casó con su pariente Juan Domingo Méndez de Haro y Fonseca, hijo del VI marqués del Carpio, que cambió de nombre a Juan Domingo de Zúñiga y Fonseca, y al quedar viudo y sin descendencia se hizo sacerdote. A los 19 años la retrató Juan Carreño de Miranda, pintor de la corte de Felipe IV, y Lope de Vega le dedicó los siguientes versos en la comedia La Niña de Plata: …Y doña Inés de Zúñiga y Fonseca –de plata sobre raso naranjado, -que al fruto del azahar las flores trueca.

Retrato de Inés Francisca de Zúñiga, por Juan Carreño. 

Fundación Lázaro Galdiano, Madrid

        A Juan Domingo lo retrató Frederik Bouttats el Joven, con el apellido y los títulos de su esposa, cuando fue gobernador general de los Países Bajos. Posteriormente fue virrey de Cataluña, presidente del Consejo de Flandes y consejero de Estado de Carlos II. Está enterrado en la iglesia de la Purísima del convento de las Agustinas de Salamanca, que Manuel Alonso de Zúñiga Acevedo y Fonseca, VI conde de Monterrey, había mandado construir frente a su palacio para su hija religiosa Inés Francisca de Zúñiga, habida fuera del matrimonio, y para capilla funeraria de su familia.  

27 de marzo de 2020

Una petición desoída: la fundación de un seminario jesuítico en Béjar


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Históricamente, los jesuitas fueron gestores de la política que puso fin a la Guerra de Arauco por medio de las paces entre el pueblo mapuche y la corona española, representada esta por el gobernador Francisco López de Zúñiga, marqués de Baides y conde de Pedrosa (1), tataranieto de Diego López de Estúñiga, primer señor de Béjar y genearca de la Casa de Zúñiga, que incluía también a los condes de Monterrey.

Las paces de Quilín, en Histórica relación del reino de Chile del jesuita Alonso de Ovalle. Tvu.cl

Las directrices venían de la metrópoli, donde gobernaba a su antojo el ministro de Felipe IV,  Gaspar de Guzmán, bisnieto por línea paterna de Pedro de Guzmán y Zúñiga, I conde de Olivares, y nieto por línea materna de Jerónimo de Zúñiga, IV conde de Monterrey. Tanto el ministro como su prima y esposa Inés de Zúñiga y Velasco, hija de Gaspar de Zúñiga, V conde de de Monterrey, tenían como confesores a religiosos de la orden ignaciana (2) instalados en la corte.

3 de enero de 2020

El Conde-Duque de Olivares, un miembro descolgado del linaje de los duques de Béjar


   Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
   
       Tratamos hoy de otro miembro del linaje de los Zúñiga, el famoso conde-duque de Olivares, valido (del árabe walid, gobernador) o primer ministro de Felipe IV, que pasó a la historia con el nombre de Gaspar de Guzmán y Pimentel.

El conde-duque de Olivares pintado por Velázquez. 
Museo Hermitage.

       Su padre, Enrique de Guzmán, era hijo de Pedro de Guzmán y Zúñiga, segundo hijo del III duque de Medina Sidonia Juan Alonso Pérez de Guzmán y de su mujer Leonor de Zúñiga, hija del conde de Ayamonte Pedro de Zúñiga y Manrique de Lara, hijo a su vez de Álvaro de Zúñiga y Guzmán, I duque de Béjar (los duques de Béjar eran los parientes mayores del linaje, al punto de que Álvaro de Zúñiga impuso la castellanización definitiva de la antigua forma del apellido Estúñiga).

23 de diciembre de 2019

El belén napolitano de Inés de Zúñiga


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Con tan sólo cuatro años de edad, la niña Inés de Zúñiga fue ingresada en el convento de las Agustinas Recoletas que su padre había mandado construir frente a su palacio en la actual Plaza de Monterrey, Salamanca.

Agustinosrecoletos.com

         Virrey de Nápoles entre 1631 y 1636 y embajador en Roma, el padre –que era nada menos que el VI conde de Monterrey, Manuel de Zúñiga y Fonseca- tuvo siempre presente a su hija habida fuera del matrimonio, y le envió un conjunto de veinte figuras de 50 centímetros de altura y articuladas fabricado en 1645. Los materiales que utilizaron los maestros napolitanos fueron la madera y el cartón piedra, y las vistieron con ropas de la época, en raso, bordados de oro, plata y perlas.    

31 de agosto de 2019

Mitos y verdades sobre dos Virreyes del Perú apellidados Zúñiga


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

En respuesta a Miguel Vallejera

Se trata de Diego López de Zúñiga y Velasco, que llevaba el apellido de su madre Francisca de Zúñiga, III condesa de Nieva, en primer lugar, para asegurar la sucesión del título que venía de Diego López de Zúñiga, hermano de Álvaro de Zúñiga, primer duque de Béjar; y de Gaspar de Zúñiga Acevedo y Velasco, hijo de Jerónimo de Zúñiga Acevedo y Fonseca, IV conde de Monterrey, sobrino nieto del mismo Álvaro de Zúñiga. A ambos, el servicio postal peruano les dedicó sellos en las series Virreyes del Perú, de 2004 y 2007 respectivamente*.



 


Serpost Perú. Stampsperu.com



A causa de tempranas tendencias lúdicas y galantes que manifestó Diego, a los veintidós años le casó su padre con María Enríquez de Almanza, hija del marqués de Alcañices, a quien luego abandonó para acompañar a Carlos V en las campañas de Túnez e Italia, y al príncipe Felipe en sus viajes por Flandes y Alemania. Sin que él mismo lo advirtiera, no obstante, la separación definitiva sobrevino cuando fue nombrado virrey del Perú, y dejó nuevamente a su esposa en España.


24 de agosto de 2019

Virreyes y gobernadores en el linaje de los Duques de Béjar


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Al conjunto de territorios pertenecientes a la monarquía española entre los siglos XVI y XIX, que alcanzó su máxima extensión bajo el reinado de Felipe II se lo llamó Imperio Español. Es interesante notar que el símbolo que lo representaba, la Cruz de San Andrés introducida en España vía materna, permanece hasta hoy en la heráldica de la corona y que el poder que representó dio origen a la frase Dios es español.




Territorios en rojo. Es.pinterest.com



       Las autoridades fuera de la metrópoli eran los virreyes y gobernadores designados por el rey y su consejo, escogidos principalmente de entre la alta nobleza, de los cuales no pocos provenían del linaje de los duques de Béjar.         




Plato napolitano del siglo XVI con el blasón del virrey Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco. Contedipanico.blogspot.com


7 de enero de 2019

Béjar, o el afán de llamarse Zúñiga

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Tomándolo de una villa de Navarra que se llamaba Stúñiga (hoy Zúñiga), el primero en apellidarse con este nombre en 1080 y transmitirlo a su posteridad fue Íñigo Ortiz (por ser hijo de Ortún, según Koldo Mitxelena, cuando aún no existían los apellidos en la península) de Stúñiga, descendiente del primer rey de Pamplona Íñigo Arista, y señor y duque de la villa

      En 1274 el apellido pasó a Castilla con otro Íñigo del mismo linaje, cuyo nieto Diego López de Estúñiga (primera castellanización del apellido; Diego López era nombre de pila), primer señor de Béjar, se convirtió en el patriarca de la Casa de Zúñiga (segunda y definitiva castellanización).

 

Escudo de la Casa de Zúñiga, con historia desde el siglo XI, y de los duques de Béjar con la corona ducal 

       En 1485 los Reyes Católicos elevaron a ducado el estratégico señorío de Béjar en favor de Álvaro de Zúñiga y Guzmán, nieto de Diego López de Estúñiga, y los sucesores, del mismo linaje y apellido, fueron doce hasta 1777 (trece si se considera el período en que gobernó la duquesa viuda doña María de Zúñiga). La Casa de Zúñiga se diversificó en muchas ramas con títulos de nobleza (duques, marqueses, condes) que reconocían a los duques de Béjar como Parientes Mayores (de hecho la castellanización definitiva del apellido la hizo Álvaro de Zúñiga y todos la acataron), y la de estos y la de los condes de Miranda del Castañar, recibieron en 1520 la Grandeza de España instituida por el emperador Carlos V (del conjunto surgieron virreyes, diplomáticos y gobernadores, que representaron al poder central por todo lo ancho del Imperio Español) 

29 de mayo de 2018

La biblioteca del Duque de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

A Isaura Zúñiga Mercado, bibliófila y librera 

        En el largo capítulo que Joaquín González Manzanares dedica a Juan de Zúñiga y Pimentel en La pasión libresca extremeña, 2009, se lee que: Hablar de Renacimiento en Extremadura es hablar de la familia Zúñiga. Este linaje, proveniente de Navarra pero vinculado a Plasencia por entronques diversos, forma la nueva nobleza extremeña con inquietudes intelectuales Y más adelante, aludiendo a los padres del maestre, dice: Don Álvaro de Zúñiga, conde de Plasencia (post duque de Béjar), poseyó una buena biblioteca de la que conservamos un inventario... Se casó con doña Leonor Pimentel (y Zúñiga), hija del conde de Benavente, uno de los principales bibliófilos de la época. La propia doña Leonor fue amante de los libros y protectora de las letras. 

 

     Más crítico es el fallecido académico vallisoletano Anastasio Rojo Vega, que en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, 2008, apunta: No solamente los de Béjar (los Zúñiga), toda la nobleza española mostró un gran interés por los libros a lo largo del llamado Siglo de Oro, por lo que lejos de intentar ver en los duques una excepción, debemos contemplar un uso, una costumbre que llevó a los privilegiados por nacimiento al trato íntimo con poetas y escritores

6 de marzo de 2017

Breve historia del escudo de los Duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Remitimos a un artículo anterior de este mismo blog para completar información sobre arquitectura y poder en el linaje de los duques de Béjar.

       Los escudos, junto con los apellidos, habrían comenzado a aparecer en España en el siglo XI, para distinguir los bandos de los nobles en las batallas los primeros, y para asegurar los bienes a sus descendientes en caso de no sobrevivir, los segundos. Ambos elementos, escudo y apellido, coinciden en tiempo de aparición en la historia del linaje de los duques de Béjar, pero el origen del linaje es aún más antiguo. Se remonta a la dinastía Íñiga de los primeros reyes de Pamplona, más tarde reino de Navarra, fundada en 824 por Íñigo Arista que le dio el nombre. Quienes se dedican al estudio de la heráldica aseguran que el primer escudo del linaje constaba de un campo de gules (rojo) cruzado por una banda de oro, colores que representaban a la realeza navarra (Muñoz, Miguel Ángel: El escudo de Gibraleón. Heráldica Onubense, 2013)   


Primer escudo del linaje ancestral de los duques de Béjar, siglo XI

     Al identificarse el linaje en 1080 con el apellido Stúñiga, el escudo pasó a representar al apellido y sus portadores ejercieron el derecho de modificarlo (también más adelante el apellido), agregándole en primera instancia una cadena de ocho eslabones de oro en orla. La razón residió en la participación de los Stúñiga en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212), donde Íñigo de Stúñiga fue parte del pequeño grupo de caballeros que saltó sobre las cadenas pretendidamente de oro que rodeaban la tienda del califa Muhammad an-Nasir (Miramolín) para protegerlo. 

20 de febrero de 2017

Arquitectura y poder: el linaje de los duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


La infatigable historiadora que dirige este blog, tuvo la gentileza de enviarme la foto antigua de una puerta del palacio ducal de Béjar desaparecida durante las obras de transformación del edificio en instituto de enseñanza secundaria, situada al final de la calle Los Curas, que permitía la entrada por el oeste al recinto palaciego.      







       Más que de desolación y ruina, la imagen transmite una sensación de majestuosidad que evoca el mundo de las narraciones fantásticas escuchadas en la niñez, y por una vía más racional remite a la relación que ha existido siempre entre la arquitectura y el poder. Hay varias obras que explicitan el tema, entre ellas Arte, poder y sociedad en la España de los siglos XV al XX, 2006, del español Miguel Cabañas Bravo y otros, y La arquitectura del poder, 2007, del británico Deyan Sudjic.

16 de mayo de 2016

La duquesa de Béjar María de Zúñiga y Pimentel, y su legado a la Universidad de Salamanca



*Durante unos días permaneceré alejada de Internet, así que os dejo un par de entradas programdas para que disfrutéis con las historias de la Casa Ducal narradas por mi buen amigo en la distancia Jorge Zúñiga Rodríguez. 

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      María de Zúñiga y Pimentel, hija y esposa respectivamente de los dos primeros duques (y tía además del que fue su esposo), gobernó sola durante el breve período de dos años entre la muerte de su marido y su propio fallecimiento, dejando como legado una generosa provisión para edificar un hospital para los pobres que sean de esta mi villa de Béjar y lugares de su tierra, excepto si no pasare alguno y enfermare yendo de camino (testamento de doña María en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, Anastasio Rojo Vega, 2008)




Fachada del Hospital de San Gil, hoy Museo Mateo Hernández, Béjar



      Otro de sus legados fue la provisión de seiscientos mil maravedís de renta, más cien mil eventuales, para la edificación de un colegio en la ciudad de Salamanca dedicado a San Guillermo, en el cual perpetuamente recibirían instrucción teológica y mantenimiento cincuenta frailes franciscanos, o en su defecto agustinos. De hecho era una facultad de teología, por lo que el colegio debía construirse en la Universidad de Salamanca (El convento de San Agustín y el colegio de San Guillermo, Teófilo Viñas Román, 2002) y albergar una iglesia y capilla donde se haga mi entierro humilde y sin curiosidad…

28 de marzo de 2016

Los esclavos del “Duque de Oro”, Diego de Zúñiga, y de otros del mismo linaje

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        Conmueve la delicadeza de los textos citados en "La esclava de doña Teresa de Zúñiga" y "Una esclava en la corte de los duques de Béjar (I-II)" de Carmen Cascón Matas, publicados en Pinceladas de Historia Bejarana (en realidad el misno texto colgado en dos ocasiones), como también seducen la novedad y lo bien tratado del tema (para una visión más allá del universo de Béjar desde Cronología de los Estúñiga, señores de Béjar, y de los duques sus sucesores, Juan Muñoz García 1963, vale consultar La Esclavitud en España en la Edad Moderna, Manuel Lobo Cabrera 1990).

 Tres niños, atribuido a Murillo

         
      Establecido que para un Grande de España de la época era normal tener esclavos, no cabe asombrarse tampoco de los ytens contenidos en el testamento del Duque de Oro Diego López de Zúñiga, transcritos por Anastasio Rojo Vega en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, 2008, página 58:
    
       -Yten mando… por su servicio… denle… a Sevilla, el negro,… cinco mil maravedís.  
      -A Elena y a Úrsula, negras, mis criadas,… a cada una diez mil maravedís y a Ana la negra por lo mismo ocho mil mrs.
         -Otrosí… a Lorenzo el negro por esto mismo ocho mil maravedís.    


21 de marzo de 2016

Heráldica de los Duques de Béjar en la Provincia de Salamanca



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


        El patriarca del linaje Zúñiga en Castilla fue Diego López de Estúñiga (primera castellanización del apellido), primer señor de Béjar, villa que obtuvo al intercambiarla por Frías con el rey Enrique III en 1396. De sus descendientes quedan huellas heráldicas en la provincia de Salamanca en lo que corresponde a las ramas de los duques de Béjar y los condes de Miranda del Castañar y Monterrey, representadas fundamentalmente por el blasón de los duques, que actuaron como parientes mayores en la detentación del emblema y en la castellanización definitiva del apellido. Las que se encuentran en Béjar fueron más o menos registradas en el artículo Una historia particular desde un enfoque bejarano, por lo que se apuntará aquí a otros municipios de la provincia.

 



Escudos en el Palacio Ducal y en El Bosque de Béjar



      Los municipios salmantinos de Ledrada, Sanchotello y Valdelacasa llevan el escudo de los duques en el segundo cuartel, por haber pertenecido a la Comunidad de la Villa y Tierra de Béjar.

25 de enero de 2016

Bernardo Ordóñez de Lara, un bejarano tesorero de los condes de Monterrey y de la catedral de Salamanca (1620-1676) (3ª Parte y final)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.732 (3/07/2015), p. 6.

Bernardo Ordóñez de Lara otorgó testamento el 21 de febrero de 1676 [1]. A través de él comprobaremos las cuantiosas rentas, amasadas a lo largo de su vida, de que disponía, entre ellas una casa en Salamanca. El documento se dictó ante el escribano Matías de Zamora, declarándose Ordóñez de Lara “vezino de esta Ciudad de Salamanca y thesorero de la Santa Yglesia Cathedral de ella, y natural de la Villa de Bejar, hijo lexitimo de los señores Paulo Hordoñez de Lara y Doña Agueda Fernandez de Castañares, mis señores y padres”. Su deseo era que sus restos reposasen bajo la peana de la Virgen del Desagravio de la Catedral Nueva de Salamanca, cuyo retablo se había montado a través de su intermediación, como comentamos. 

Catedral de Salamanca reflejándose en las aguas del Tormes
Foto sacada de wikipedia


Al margen de las acciones piadosas, tales como repartir una elevada cantidad económica entre los pobres y sus propios criados, y las mandas religiosas, el bejarano no olvidaba a su familia: a su hermana, a su cuñada Francisca de Salazar (que había entrado en religión en las agustinas de Monterrey), a sus sobrinos y a sus primos. A todos legó dinero u objetos personales de valor. 

18 de enero de 2016

Bernardo Ordóñez de Lara, un bejarano tesorero de los condes de Monterrey y de la catedral de Salamanca (1620-1676) (2ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.731 (19/06/2015), p. 11.

          

       En 1659 Bernardo Ordóñez de Lara había pasado a ejercer como tesorero de los condes de Monterrey y como tal moraba en Salamanca, tras desempeñar el cargo de abad de los monasterios de Fraeriz y Videferre, en el obispado de Orense, durante cinco años. 

 Convento de las Agustinas de Monterrey (Salamanca)
Foto sacada de aquí
 
       Sin embargo, nunca se desentendió de sus señores naturales y en 1660 representó de nuevo al duque de Béjar en la toma de posesión del Colegio Agustino de San Guillermo en Salamanca, de fundación ducal [1]. La descripción que del ceremonial se hace es cuanto menos curiosa. Recibido Ordóñez de Lara por el prior y la totalidad de los monjes, se dirigió hacia el altar mayor de la iglesia donde se había dispuesto un sitial. Al llegar a él, “se inco de rodillas y puso los braços en dicho sitial y aviendose levantado se sento en la silla que esta puesta junto al dicho sitial y se lebanto y bajo las gradas y tiro por unas argollas que están incadas en una piçarra puesta junto a las gradas del altar mayor […] y se paseo por la dicha capilla mayor e hiço otros actos de posesión”. No hay que olvidar que los duques de Béjar y los condes de Monterrey eran parientes, al pertenecer ambos linajes a la Casa de Zúñiga y descender de Diego López de Zúñiga, hijo de Diego de Zúñiga y Juana García de Leiva, Justicia Mayor de Castilla, camarero mayor de los reyes Enrique III y Juan II. Asimismo el poderoso clan de los Zúñiga salmantino no dejó de ascender en su status económico y político al matrimoniar Inés de Zúñiga, hermana del conde de Monterrey, con el conde- duque de Olivares, todopoderoso valido de Felipe IV [2], y a su vez Manuel de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey, con la hermana del conde-duque, Leonor de Guzmán y Acevedo.

11 de enero de 2016

Bernardo Ordóñez de Lara, tesorero de los condes de Monterrey y de la catedral de Salamanca (1620-1676) (1ª Parte)


   Autora: Carmen Cascón Matas
   Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.730 (5/06/2015), p. 6.


   En enero del pasado año se presentó en Salamanca el libro que contiene los trabajos de investigación conmemorativos al V centenario de la construcción de su Catedral Nueva. Coordinada por Mariano Casas y auspiciada por la diputación de Salamanca, la publicación lleva por título La Catedral de Salamanca. De Fortis a Magna y en ella he tenido el gusto de participar con un artículo dedicado a un bejarano desconocido, Bernardo Ordóñez de Lara. Para aquellos que no dispongan de la oportunidad de hacerse con este libro, y con el fin de difundir someramente la vida del biografiado, escribo estas líneas que son una sombra de las andanzas de Bernardo, un leal siervo a las órdenes de la nobleza y de la Iglesia salmantina, como le he definido en el título del trabajo no sé si acertada o erróneamente. 



 Portada del libro
La Catedral de Salamanca. De Fortis a Magna

       Por aquello de reunir los datos del personaje de manera cronológica iniciaremos el relato de su vida por su nacimiento. Bernardo Ordóñez de Lara vio la luz en Béjar en el año 1620, hijo menor de Paulo Ordóñez de Lara y de Águeda Fernández de Castañares [1], hidalgos ambos, de rancio abolengo él según prueban las escrituras de probanza de su estatus. El linaje paterno procedía de Salas de los Infantes [2] y su pertenencia al estamento nobiliario había permitido a Paulo introducirse entre la servidumbre funcionarial y administrativa de la Casa Ducal bejarana. Así Ordóñez de Lara desempeñó los cargos de alcalde mayor de la fortaleza o palacio ducal de Béjar y secretario de los duques Francisco III, Alonso I y Francisco IV, lo cual le posicionaba cerca de la familia Zúñiga. Dentro de la compleja corte ducal, compuesta por decenas de personas tanto en Madrid (lugar de residencia habitual de los duques) como en Béjar, Paulo ocupaba una posición preponderante. Por su parte, Águeda Fernández de Castañares, de su mismo nivel social, era sobrina- nieta del cura rector de la parroquia de Santa María la Mayor y comisario del Santo Oficio de la Inquisición, Pedro Fernández de Castañares [3]. La pertenencia a una familia de tales características fue determinante en la vida del pequeño Bernardo Ordóñez de Lara, como veremos posteriormente.