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28 de noviembre de 2020

Leonor de Pimentel y Zúñiga y la misteriosa muerte del infante Alfonso de Castilla

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez      

 

       No es menor la información que a través de textos contemporáneos y modernos se puede obtener de esta notable mujer, de quien lamentablemente no hay retratos, como tampoco de su tío carnal, padrino de bautismo y esposo. El apellido que compartía con su marido, treinta y tres años mayor, fue Stúñiga hasta la avenencia firmada entre este y los Reyes Católicos, y la dignidad de ser la primera duquesa consorte de Béjar, tan anhelada por ella, sólo la pudo disfrutar pocos meses antes de su fallecimiento.

 

Enrique IV de Castilla

       Curiosamente, la unión de los dos principales linajes de Leonor se originó en el asesinato del condestable Álvaro de Luna, en el que participaron su padre Juan Alonso Pimentel, I conde de Mayorga; su abuelo materno y suegro Pedro de Zúñiga, I conde de Plasencia; y su tío y esposo Álvaro de Zúñiga, futuro I duque de Béjar. El grado de consanguinidad y la corta edad de Leonor (diecinueve años) escandalizaron a la corte, pero la pareja obtuvo el apoyo del también cuestionado monarca Enrique IV, desatando en Roma una ola de sobornos y corrupciones que alcanzó al mismísimo pontífice (Pío II), con el fin de obtener la dispensa.      

 

4 de abril de 2018

Cuando el Duque de Béjar quitaba y ponía rey


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
 
Eran otros tiempos, y la verdad es que Álvaro de Estúñiga y Guzmán, como se llamaba entonces, no era aún duque de Béjar sino sólo conde de Plasencia y Justicia Mayor del reino, pero de esos polvos salieron estos lodos. Era de la clase de nobleza levantisca, como muy bien apunta el escritor placentino Jesús Vicente Cano Montero en su novela histórica La Duquesa y el Deán, 2011, y no aguantaba pelos en el lomo. También es cierto que los hechos no se volvieron a repetir hasta mucho después, pero con otros resultados, cuando a dos de su linaje se les acusó de querer levantar Andalucía para convertirla enreino independiente... con uno de ellos como rey. El otro perdió la cabeza.  




 Detalle del retrato de Álvaro de Luna
 en la catedral de Toledo, 1488 



La serie comenzó con el condestable Álvaro de Luna, valido de Juan II, a quien Álvaro y su padre -en realidad toda la familia- llevaron a su eclipse total para librar al rey de su influencia, lo que debe entenderse como librarse ellos mismos de un obstáculo para manejar al rey. De nada le valió a Luna -eso sí post mortem- que un hijo suyo se casara con una hija de Álvaro. Del valido escribió Jorge Manrique, sobrino de Álvaro, en sus Coplas por la muerte de su padre: Pues aquel gran condestable, -maestre que conocimos –tan privado, -no cumple que dél se fable, -sino sólo que lo vimos –degollado.

13 de febrero de 2017

Enrique IV de visita en Béjar (entre enero y mayo de 1468)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid nº 4.758 (5/08/2016), p. 4.



        La pista me la ofreció una amiga internauta, autora del blog “Todo lo que tiene nombre existe”, Ainhoa. Las cosas ocurrieron como por casualidad: en una visita a una exposición dedicada al Gran Capitán en el Hospital Real de Granada se topó con una carta custodiada tras un cristal. Tras acercarse a ella y leer su contenido, se asombró tanto de la fecha y del remitente como del lugar donde había sido redactada. Al volver a casa me mandó un correo electrónico dándome la noticia, pensando, en la duda, de si se trataba de un hecho sobradamente conocido para nosotros o una primicia interesante para una investigadora ávida de datos frescos del pasado. El interés de la misiva estribaba, como decimos, en la fecha (24 de mayo de 1468), el remitente (el rey de Castilla Enrique IV, hermanastro de Isabel la Católica) y el lugar de redacción (¡Béjar!).

 Enrique IV de Castilla

          Salté impulsada como por un resorte en cuanto leí los datos que me ofrecía en la pantalla del ordenador y comencé a bombardearla a través del chat de facebook. ¿De dónde procedía la carta? Del Archivo de los Duques de Maqueda, me desveló. Y, ¿qué decía en ella el rey? Pues daba las gracias a los castellanos de Badajoz por haber sido leales en un ataque fronterizo. Y, ¿a quién iba dirigida? La de la exposición se envió al primo del Gran Capitán, Diego Fernández de Córdoba, primer conde de Cabra

12 de septiembre de 2015

De cómo Álvaro de Zúñiga y Guzmán llegó a ser primer Duque de Béjar

       Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez 

      Hijo de Pedro de Zúñiga (Estúñiga) y García de Leiva, conde de Ledesma y de Plasencia, II señor de Béjar y otras villas, Justicia Mayor de Castilla y Alcalde Mayor de Sevilla; y de Isabel de Guzmán y Ayala, señora de Gibraleón, nació alrededor de 1410 en Encinas de Esgueva (Valladolid) en el castillo que su abuelo, Diego López de Estúñiga y Orozco, había mandado construir en 1394. En sus primeros años recibió educación junto con el primogénito de Enrique III, futuro Juan II.  

 Álvaro de Zúñiga en la serie Isabel

Castillo de Encinas en la actualidad. Foto elnortedecastilla.es

        Heredó a sus padres y abuelo en bienes, títulos y cargos, y antes de cumplir veinte años casó con Leonor Manrique de Lara y Castilla, hija del señor de Amusco, Palencia, y bisnieta de Enrique II Trastámara y de Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, con la cual tuvo nueve hijos. Viudo a los cincuenta años, casó con su sobrina y ahijada Leonor Pimentel y Zúñiga, de diecinueve, hija del conde de Mayorga y de su hermana Elvira de Zúñiga, con quien tuvo cuatro hijos más.