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20 de marzo de 2020

Los saltos hidráulicos de la cuenca media del río Cuerpo de Hombre y sus propietarios: el vado (2ª Parte y final)




Autor: José Ignacio Díez Elcuaz 
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas 2011.


LA FÁBRICA DE HARINAS DE ASENSIO


Volvemos a la orilla derecha del río. Alguna vieja fotografía del siglo XIX permite ver como una regadera procedente del Desmote Químico cruzaba bajo un arco el Puente Nuevo para dirigirse a la fábrica de harinas que estaba junto a aquel. En 1930, la instalación era conocida como “edificios hidráulicos de Yagüe” y pertenecía a Francisco Gómez-Rodulfo López. El salto hidráulico era de 3,85 metros[1].


La fábrica de harinas de Asensio se situaba en un solar que en el siglo XVIII era batán de los duques de Béjar[2]. En la centuria siguiente fue propiedad de Julián Yagüe, de quien tomó el nombre. A través de su hija Ángela, casada con Jerónimo Gómez Rodulfo, la propiedad pasó a este linaje. 

 El lavadero de Arias a la derecha


En 1888 la fábrica de harinas era todavía un molino de una piedra y pertenecía a la sociedad Hijos de Jerónimo Gómez-Rodulfo; su contribución en concepto de matrícula industrial era de 289 pesetas[3]


Por aquellas fechas, el molino se transformó en fábrica de harinas, con sistema de cilindros. Contaba con dos edificios principales; el mayor disponía de dos alturas y desván. En 1904 su renta se calculaba en tres mil pesetas y sus propietarios eran Francisco Gómez Rodulfo y otros condueños[4]. La fábrica sobrevivió hasta los años cincuenta, cuando fue derribada para levantar sobre su solar la industria textil de José Mussons Torrás[5].