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23 de enero de 2017

Gabriel Herrera, un rector de la universidad de Salamanca nacido en Béjar (3ª parte y final)


Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2015, pp. 64-69.
    
      Gabriel Herrera cobraba por aquellas fechas la nada desdeñable suma de 6.000 reales anuales de sueldo a los que se añadirían las cuantías como rector de la Universidad de Salamanca desde 1846. En efecto, una vez que la reina Isabel II alcanzó la mayoría de edad, el régimen se agarró a la tabla de salvación de los liberales moderados a la vez que las carreras políticas de Herrera y Sánchez Ocaña se ven catapultadas. Tras el breve mandato del rector accidental Mariano Herrero[1], cuñado de José Sánchez Ocaña, Gabriel Herrera ocupa el rectorado de la universidad salmantina, concluidas sus labores como diputado y fiscal del Consejo Real. Es muy posible que en tales manejos se vislumbre la sombra alargada del futuro ministro de Hacienda Sánchez Ocaña planeando por encima de los designios de la política salmantina, en un ejemplo claro de nepotismo favorecedor de familiares y amigos. El Real Decreto de 3 de junio reza así: 

 Patio y fachada principal de las Escuelas Mayores 
Salamanca. Foto sacada de aquí

        Su Majestad se ha dignado expedir con fecha de 3 del corriente el Real Decreto que sigue:
          Atendiendo a los méritos particulares, circunstancias de don Gabriel Herrera, magistrado de la Audiencia de Zaragoza, vengo en nombrarle rector de la universidad de Salamanca.
      Lo que traslado a VE de orden de SM para los efectos correspondientes.
Dios guarde a VE muchos años
       Madrid, 5 de junio de 1846- Pidal-Sr. Presidente del Consejo de Instrucción Pública, dirigido por Javier de Quinto.
      Madrid, Imprenta de la viuda de Jordán e hijos, 1846.”

10 de noviembre de 2015

Sobre presidentes del gobierno que pasaron por Béjar




Autora: Carmen Cascón Matas


       Ayer nos visitó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y en los medios de comunicación se afirmó que él era el primer presidente del gobierno que visitaba Béjar en el ejercicio de su cargo. Rajoy recorrió toda la calle Mayor desde La Corredera e hizo unas declaraciones oficiales en contra del proceso separatista catalán desde el salón de plenos de nuestro ayuntamiento (acto que recogieron todos los medios de comunicación).

       Hoy Jose Antonio Sánchez Paso nos saca de dudas: el 24 de agosto de 1935 vino a Béjar como presidente del gobierno de la Segunda República Alejandro Lerroux. El motivo no fue otro que el descanso: iba de camino hacia la localidad extremeña de Baños de Montemayor, famosa por su balneario. En el blog Nosabiasque.net de nuestro amigo Joaquín Sierra se cuenta que también pasó por Candelario

Lerroux y las candelarias

      "En Candelario, las autoridades y miembros destacados del Partido Radical obsequiaron al Jefe del Gobierno con un almuerzo. Y como era costumbre en Candelario, las Candelarias se pusieron sus mejores galas para recibir, acompañar y despedir al personaje ilustre.
         Cuando se despidió de las bellas muchachas de Candelario, no sabía que el destino le deparaba otra visita a esta hermosa villa."

2 de marzo de 2015

Béjar: de villa a ciudad (1850) (2ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2013, pp. 65-69.

El expediente


            ¿De quién partió la idea de solicitar el título de ciudad? En la sesión de 4 de enero de 1850[1] se dice que José Sánchez Ocaña ofreció “la probabilidad de conseguir de S.M. la real gracia de que esta noble, leal y antigua Villa reciba el dictado de Ciudad que merece su población y el renombre de su industria fabril de lanas” y la corporación aprueba la puesta en marcha del proyecto. ¿Es entonces casualidad que durante la década anterior se estén haciendo mejoras en la villa? Dadas las pistas que hemos ofrecido anteriormente creo que no. Es posible entonces que el sueño rondase en las cabezas de los hombres más preclaros de la población, sobre todo desde que la villa fabril se destacó en la defensa del trono en los hechos de 1838.

 Isabel II


            ¿Cuál era el procedimiento a seguir? Según los cauces oficiales se debía redactar un expediente al efecto, uno, y no dos como son los que se conservan el archivo municipal. El primero de ellos fue redactado probablemente en Béjar en pocos días, unos 18, por un buen conocedor de la Historia de Béjar que echa mano de un libro sobre nuestra industria textil del que extrae varios párrafos, en una práctica propia de los historiadores. Se envió entonces a Madrid, al despacho de Sánchez Ocaña, quien es posible que lo utilizase para hacer valer su proyecto en la corte mientras los cauces oficiales, sumamente lentos, se ponían en marcha y fue, en suma, el que firmó Isabel II. El segundo fue escrito por la Comisión nombrada al efecto por el ayuntamiento, llegando en abril a la Diputación Provincial de Salamanca –quien suponemos no le haría mucha gracia que Béjar obtuviera el título de ciudad, pues es precisamente en abril de ese año cuando el ayuntamiento pretendió unirse a la provincia de Ávila por la “prevención que existe en la capital de la Provincia contra este pueblo laborioso e industrial, tal vez por innoble emulación[2]- siguiendo el cauce establecido por la administración. Esta institución debía aprobarlo y elevarlo al ministerio, quien lo dio por bueno pero lo marginó con respecto al remitido a Sánchez Ocaña en enero

28 de junio de 2014

Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887) (5ª Parte)




Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 53-59.


IV. De veraneo con Bravo Murillo en tierras bejaranas (1853)


            En el verano de 1853, ocupando José Sánchez Ocaña su cargo habitual de Diputado por Salamanca [1], ocurre un suceso que es digno de ser mencionado por el revuelo que provocó en su momento. Don José, acompañado por don Juan Bravo Murillo (presidente del Consejo de Ministros hasta diciembre de 1852 y del Congreso de los Diputados en 1858, dos veces Ministro de Hacienda y una de Gracia y Justicia, conservador políticamente) y otros personajes de la Villa y Corte, visitan Béjar. Pero dejemos a Bravo Murillo que nos cuente sus impresiones sobre el viaje:  

Juan Bravo Murillo


            «Béjar: la travesía, que es de 16 a 19 leguas, se hizo a caballo hasta Piedrahíta, donde pernoctamos y nos visitó el Juez de ella; y las siete leguas desde aquel pueblo a Béjar, parte en una tartana y parte a caballo. En este último tramo, sabiéndose ya en los pueblos intermedios nuestra venida, salían los curas y Ayuntamientos, algunos de los concejales en mangas de camisa, pero todos con capas negras, a recibirnos. A dos leguas de Béjar, estaban ya Herrera (Gabriel Herrera, natural de Béjar y rector de la Universidad de Salamanca) sus más allegados parientes, una comisión del Ayuntamiento y otros personajes, todos los cuales con nosotros, hicieron el resto del camino en tres buenos coches de paseo, que a pesar de lo poco que se prestan las vías, que hay en ésta, poco hace villa, hoy ciudad por la intercesión de su celoso diputado don José Sánchez Ocaña.

23 de junio de 2014

Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en Béjar: José Sánchez Ocaña (1798- 1887) (4ª Parte)




Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 53-59.

IV. Un regalo para los bejaranos (1850)


          En 1850, y en la cúspide de su carrera (era entonces Director General del Tesoro), José Sánchez Ocaña quiere hacer un regalo a Béjar, su ciudad de nacimiento. Dada su cercanía a la reina y siendo diputado por Salamanca, realiza las gestiones pertinentes para que se le otorgue el título de Ciudad. ¿Orgullo? ¿Vergüenza de que su lugar de origen sólo fuese una pequeña, aunque industriosa, villa al sur de Salamanca? 

 Plano de Béjar de Francisco Coello (1867). 
Extraído de wikipedia

            Una respuesta al dilema nos la ofrece el progresista Juan Muñoz Peña en su libro Béjar, reseña al vapor de sus hechos políticos pasados y presentes, 1868 [1]. Su opinión no tiene desperdicio y, aunque no se dan nombres, las pistas que nos ofrece se dirigen certeramente hacia Sánchez Ocaña y al poder que éste había ido acumulando por obra y gracia del sistema caciquil.