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15 de noviembre de 2024

Las dos caras del corregidor Verdes Montenegro (2ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  4.852 (07/08/2020), p. 4.

        El corregidor José Verdes Montenegro había sumido a los bejaranos en una lucha intestina entre partidarios y enemigos. Cuando había sido cesado de su cargo  y partía hacia la villa de Hinojera, su nuevo destino, el duque consorte de Béjar, Pedro de Alcántara Téllez-Girón, convocó un pleno extraordinario en 1789 con el fin de rehabilitar su buen nombre.

            Analicemos los dos bandos, proclive y contrario, a la actuación de Verdes Montenegro en Béjar. Entre sus partidarios se encontraba el mencionado Pedro Téllez Girón, esposo de la duquesa de pleno derecho Mª Josefa Pimentel, quien había solicitado al rey Carlos III dos reales cédulas especiales por las cuales se permitía la prolongación de su mandato (1784 y 1787) contraviniendo las leyes de Castilla y de los señoríos [1]. Uno de los motivos que aduce el duque para romper tal costumbre heredada de siglos es su buena política en cuanto a la consecución de obras públicas en la villa, su desinterés personal y su juiciosa conducta durante el corregimiento. Bien es verdad que por entonces están documentadas las obras de prolongación en el acueducto de La Corredera y la renovación general del encañado, unos trabajos que mejoran el acceso al agua potable, evitaban las epidemias y potenciaban la higiene. Carlos III, por vez primera, concedió prolongar su mandato a un corregidor, siguiendo la sugerencia del duque de Béjar. 

 

        En cuanto a sus detractores destacaba la animadversión mostrada por la Real Fábrica de Paños de Béjar. El corregidor o alcalde mayor de Béjar tenía la potestad, como Subdelegado de la Junta de Comercio y Moneda, de intervenir en las causas relativas a ella y supervisar la calidad de sus paños desde 1732[2]. En 1781 sus miembros interponen una escritura ante Carlos III con el fin de que se le apartara de la institución. Los detalles los desconocemos aunque presumimos que los pañeros bejaranos deseaban liberarse a toda costa de las injerencias ducales y de su representante, el corregidor. El rey, sin embargo, desoyó esta petición y prolongó, como hemos dicho, el mandato de Verdes Montenegro. 

7 de noviembre de 2024

Las dos caras del corregidor José Verdes Montenegro (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  4.851 (17/07/2020).

        Corre el año 1789 y Francia vive los prolegómenos de una revolución que marcaría el devenir de la historia de Europa y aún de América. Mientras las turbas parisinas pueblan las calles augurando lo que estaba por venir, Béjar no permanece en calma, como si un espíritu levantisco se hubiera extendido por doquier. El edificio consistorial bulle de individuos procedentes de los confines de la Villa y Tierra. El olor a sudor y a cuero campea en el salón de reuniones en aquel pleno extraordinario de 13 de marzo[1] (faltaba un mes para el asalto a La Bastilla) en el que se dan cita los sexmeros convocados por el duque de Béjar por un motivo inusitado: las protestas contra un alcalde mayor ausente, en este caso  José Verdes Montenegro. Varios pleitos contra él están abiertos y su persona concita tanto parabienes como exabruptos. Su carrera futura pende de un hilo y su principal bienhechor, el señor duque, no está dispuesto a que el buen hacer de su delfín quede puesto en entredicho de aquí en adelante. 

 Toma de la Bastilla


Pero, adentrémonos en los escasos datos que manejamos del personaje, protagonista de este artículo, a fin de conocerle con detalle. José, natural de Segura de León (1741), había estudiado leyes en la Universidad de Sevilla[2]. Le restaba un año para concluir sus estudios en 1771 cuando marcha a la Villa y Corte para presentarse a los exámenes de abogado que convocaba el Consejo. La decisión la había tomado de manera arriesgada y sin otra opción, obligado como estaba por su situación personal al tener que mantener a una madre viuda y a tres hermanas huérfanas. A sabiendas de que no podía presentarse a puesto alguno sin haber terminado sus estudios de bachiller bajo pena de cárcel, inhabilitación de sus estudios y cuantiosa multa, se arriesga y es descubierto en el momento de solicitar desde el Consejo examinador razón de los estudiantes a su correspondiente Universidad. A Verdes Montenegro sólo le resta pedir perdón de sus actos enviando una carta a la institución aduciendo sus problemas personales, su mala salud y una escasa hacienda. De manera inaudita elude el peligro y regresa al año siguiente con el mismo objeto, explicando que su actitud del pasado año respondía a “ligereza de muchacho” según sus propias palabras. 

1 de noviembre de 2024

De Béjar y bejaranos en la historia de Chile

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

 

           Noble, y caballero de la Orden de Santiago, Alonso de Sotomayor vino a Chile por expresa voluntad de Felipe II a poner fin a la Guerra de Arauco "y cristianizar a los indios. Acá le hicieron el mismo cortejo que Lima hace a sus virreyes, y no se ha repetido este ejemplar". Realizó más bien labor administrativa –envió a su hermano Luis a luchar contra los indios-, y al ofrecérsele el cargo por segunda vez, lo rechazó. No había nacido en Béjar, nadie es perfecto, pero es el primer gobernador de Chile al que se le vincula con el linaje ducal bejarano: "Nació en 1546 en la ciudad de Trujillo, reino de Extremadura, hijo tercero de don Gutierre, que fue descendiente de don Gutierre fundador de la casa de los condes de Venalcázar (sic), después duques de Véjar (sic), marqueses de Ayamonte y Villamanrique".

 

Alonso de Sotomayor y Valmediano, óleo de autor anónimo en la Galería de Gobernadores de Chile del Museo Histórico Nacional.

 

    Con un monolito en la plaza principal lo recuerda Rere, "el pueblo de las campanas de oro", atribuyéndole la fundación del fuerte Nuestra Señora de la Buena Esperanza.

24 de octubre de 2024

El capitán Andrés Dorantes: un bejarano en Florida, Misisipi y Luisiana (2ª Parte y final)

Autor: Anselmo Rosales Montero

En este viaje a pie siguiendo el Río Grande y el Misisipi además de sufrir muchas penalidades, verán curiosas costumbres. Por ejemplo cómo los hombres abandonan a las mujeres cuando sienten que están preñadas y no vuelven a ellas hasta que la criatura no tiene dos años, cómo los niños toman el pecho hasta los 12 años, para garantizar la comida y por lo tanto la supervivencia, cómo se adormecen con humo y beben curiosos brebajes, cómo le regalan más de seiscientos corazones de venado abiertos y conservados para la alimentación. Comprobarán que existe la poligamia, la homosexualidad y el matrimonio entre hombres:

 Cabeza de Vaca y los suyo. Grabado sacado de aquí

Entre éstos vi una diablura, y es que vi un hombre casado con otro, y éstos son unos hombres amarionados, impotentes, y andan tapados como mujeres y hacen oficio de mujeres, y tiran arco y llevan muy gran carga, y entre éstos vimos muchos de ellos así amarionados como digo, y son más membrudos que los otros hombres y más altos; sufren muy grandes cargas. Cap XXVI.

18 de octubre de 2024

Trabajadoras de la industria y Obreras de la aguja (3ª parte y final)

Autora: Teresa López Hernández

 Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2022, pp. 50-53.

         La fundación de Sindicatos de la Aguja ha potenció las demandas de este colectivo de trabajadoras: - implantación de jornada de nueve horas - supresión de las velas - observancia rigurosa del descanso dominical -efectividad de las multas que propongan los Inspectores de Trabajo.  Al mismo tiempo se instaba al Instituto de Reformas Sociales a formular un proyecto de Ley sobre el trabajo en talleres colectivos y a domicilio que aseguraran sus derechos.

 José González Castro, médico, inspector de trabajo, 

escritor  y autor del informe que se analiza en estos artículos


       Muchas de estas reclamaciones solo requerían hacer efectivos los preceptos legales existentes y otras exigían la promulgación de nuevas leyes. El Instituto se encargaría de redactar un proyecto de Ley sobre Jornada y salario en el trabajo femenino de la aguja[1].

11 de octubre de 2024

Trabajadoras de la industria y Obreras de la Aguja (2ª Parte)

Autora: Teresa López Hernández

Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2022, pp. 50-53

    Con las obreras adultas también se infringían la Ley de 1900. La hora de lactancia a que tenían derecho por el art. 9 sólo se cumplía en las grandes fábricas, en el resto de establecimientos no se cumplía, por la sencilla razón de que los patronos rechazaban a las trabajadoras que se encontraban en esta situación.

    En cuanto a la duración de la jornada establecida en dicha ley, que había sido ratificada por el R. D. de 26 de junio de 1902 sobre jornada de trabajo de mujeres y niños, estaba fijada en una duración máxima en 11 horas para las mujeres mayores de 14 años y de 10 para las de la industria textil. Sin embargo, en sectores como la recogida de frutos para la exportación se trabajaba 18 horas y más de manera casi continuada y sin que el jornal fuera proporcional a la jornada. Las propias trabajadoras enmascaraban la verdad, haciendo difícil que se comprobara su cumplimiento. 


    La jornada asimismo se había visto rebajada por la Ley de 11 de julio de 1912, que entrará en vigor el 14 de enero de 1914, que prohibía el trabajo nocturno de la mujer en la fábrica y, aunque en las industrias textiles esta prohibición sólo se aplica a las viudas y casadas con hijos, el porcentaje de aplicación iría aumentando cada año hasta su total supresión el 14 de enero de 1920. Fuera de la industria del vestido no se utilizaba este turno para la mujer, sólo pervivía en Cataluña. Donde más se utilizaba era en el sector de sastrería y moda, en época de ferias y fiestas las costureras trabajaban dieciséis horas y más sin apenas interrupción.

4 de octubre de 2024

Trabajadoras de la industria y Obreras de la Aguja (1ª Parte)

Autora: Teresa López Hernández

Revista Feria sy Fiestas de Béjar, 2022, pp. 50-53.

    Ante las pésimas condiciones en que se desarrollaba el trabajo en general, y el femenino en particular, a principios del siglo XX se promoverá una legislación protectora para los trabajadores más vulnerables como mujeres y menores que, no obstante, se incumplirá. Para vigilar la aplicación de la normativa y mejorar las condiciones de higiene y salud de las instalaciones laborales se estableció en 1906 la Inspección de Trabajo, en el seno del Instituto de Reformas Sociales, instaurado en 1903. 

Niña trabajando en una fábrica textil en EEUU. Foto de aquí
 

    En este cuerpo de Inspectores ingresó en 1908 José González Castro médico, higienista y epidemiólogo que también ejercería como periodista y escritor literario, firmando en estos casos con el pseudónimo de Crotontilo[1]. En el desarrollo de su labor fue nombrado Inspector de Trabajo de la séptima región, que tenía su sede en Béjar, y elaboró numerosos informes y estudios para el Instituto de Reformas Sociales entre los que se encuentran El trabajo de la mujer en la industria. Condiciones en las que se efectúa y sus consecuencias en el porvenir de la raza. Medidas de protección necesarias, Instituto de Reformas Sociales, Madrid 1914. Y La obrera de la Aguja. Contribución al estudio de la higiene y mejoramiento social de la misma, Instituto de Reformas Sociales, Madrid 1921[2].

20 de septiembre de 2024

El capitán Andrés Dorantes: un naúfrago bejarano en Florida, Misisipi y Luisiana (1ª Parte)

 Autor: Anselmo Rosales Montero

El libro Naufragios [1] de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, publicado en Valladolid en 1555, narra la historia de unos hombres que recorrieron a pie más de 5.000 kilómetros, durante 9 años cruzando de este a oeste los actuales EEUU: Florida, Alabama, Misisipi, Luisiana, el Río Grande, Nuevo México, Arizona hasta México. Entre estos hombres, supervivientes de innumerables peligros, caminando casi desnudos y descalzos, se encontraba el bejarano Andrés Dorantes, allá por 1527 [2].

Mapa del viaje en barcos y a pie que se narra en Naufragios.

Extraído de Expedition Cabeza de Vaca Karte (cropped).png.

 

Ya adelantamos que se tratará de una expedición fallida, en la que los cuatro protagonistas tendrán un final menos malo que la expedición, incluido el bejarano.

            Con el mandato de explorar y colonizar la Florida, así como para descubrir minas de oro y “la fuente de la eterna juventud”, partía de Sanlúcar de Barrameda, el 17 de junio de 1527, una expedición formada por cinco navíos y unos 600 hombres, al mando del gobernador Pánfilo de Narváez. Pánfilo había fracasado tratando de prender a Hernán Cortés. Ahora, intentaría emularlo descubriendo un nuevo territorio, aunque volvería a fracasar. Como tesorero de la expedición figuraba el autor del relato: Cabeza de Vaca.

13 de septiembre de 2024

Una sacristía que más bien parecía ratonera

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 2021. 

        Un escudo de armas campea flamante sobre la ventana de la sacristía de la iglesia de San Juan Bautista. Sobre una ventana enrejada, mirando hacia el sol que las calienta durante casi todo el día, las armas del obispo placentino don Pedro González de Acevedo se muestran desafiantes e impolutas a pesar del paso del tiempo. Los bejaranos que transitan frente a ellas apenas se fijan en su rutinario devenir. Están ahí y basta. Y es que son escasos los testimonios documentales que se han dado a conocer relativos a este templo, sobre todo en cuanto a la construcción y modificaciones en su fábrica se refiere[1]. Sin ser uno de sus elementos más característicos, aunque no por ello menos importante, desvelamos aquí los datos sobre la construcción de su sacristía y el motivo por el que luce el escudo familiar de este obispo[2]

 

 Escudo del obispo González de Acevedo. Iglesia de San Juan. Béjar

            En 1596 el párroco de San Juan, Gerónimo Sánchez Rubio, y su mayordomo, Manuel González Bazán, presentan un escrito a don Pedro González de Acevedo[3], obispo de Plasencia a la sazón, solicitando una sacristía nueva. El espacio que hoy se utiliza como tal, la capilla de los Muñoz de Aguilar o de los Aguilares, era un ámbito sepulcral privado, propiedad de una familia concreta y, por lo tanto, de uso restringido. Además, en el momento al que estamos haciendo referencia tal aditamento es probable que aún no existiera o que estuviese en proceso constructivo.

6 de septiembre de 2024

Las fiestas de la Virgen del Castañar hace cien años

 Autor: Iván Parro Fernández

Mañana celebraremos las fiestas en honor a nuestra Patrona, la Virgen del Castañar. Serán momentos para vivir y compartir muchos encuentros, sensaciones, sentimientos… Aunque han pasado ya muchos siglos, las bejaranas y bejaranos seguimos reuniéndonos en torno a nuestra virgen estos días tan especiales, pero ¿era igual hace un siglo? ¿Cómo vivían y celebraban estos días festivos nuestras paisanas y paisanos de hace cien años? Seguro que algunos lectores podrían evocar lo que sus padres o sus abuelos les contaban. Seguro que muchos tendrán en la memoria recuerdos de aquellos días por haber leído algo sobre ello o visto alguna imagen de la época. Lo que queremos compartir en estas líneas es el relato (algunos relatos más concretamente) de cómo eran las fiestas de antaño extraídos de la prensa de la época, y más concretamente del semanario La Victoria, el cual es un recurso y elemento muy interesante para acercarnos al Béjar de aquellos años ya almacenados en la eterna memoria del tiempo.

 Foto de la prensa de la época

Llaman la atención muchas de las crónicas de los ejemplares consultados. En ellas se hace referencia a distintos aspectos de la fiesta, como por ejemplo la invitación/interpelación a participar, la misa, la procesión como tal después de esta, el regreso de la virgen a la ermita tras la bendición desde el balcón, la propia imagen de la virgen, la concurrencia que acude a la fiesta o las invocaciones y peticiones que se dirigen a la Patrona de Béjar. En esta primera parte quisiéramos centrarnos en dos aspectos como tal: la invitación que se dirige desde el semanario citado para participar en las fiestas patronales y la misa y posterior procesión hasta el lugar donde la virgen bendice a toda la ciudad y el regreso a la ermita.

30 de agosto de 2024

Calendario festivo bejarano anterior a 1950 según el libro "Cuentos Bejaranos" de Ángel Calles (2ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2023, pp. 10-15.

      El Corpus y su Octava no pasan desapercibidos para Ángel Calles Cerrudo a la hora de usarlos como telón de fondo de sus narraciones. La Plaza Mayor era el punto de reunión porque, ayer como hoy, los actos religiosos tenían su epicentro en El Salvador. Pero es curioso: entonces era tradición intercambiar regalos –quizá por aquello de estrenar una prenda en el día del Corpus-, por lo que el trajín por la calle Mayor era continuo. Los pequeños esperaban con ansia sus juguetes y los novios se rompían la cabeza para encontrar un presente para sus novias. El cotilleo estaba al orden del día, porque la Casa Caridad instalaba (imaginamos que por un donativo) sillas en la Plaza, donde los bejaranos descansaban y oteaban el paso de los transeúntes. A toda esa algarabía se sumaban las barracas y los chozos de feria, así los llama Calles, de madera que se instalaban en la Plaza Mayor y en ellas ofertaban «juguetes, platería, sedas, telas, puntillas». Había puestos «de buñuelos y churros, tiro al blanco, exposición de figuras de cera y diversas mesitas con rueda giratoria para hacer tiradas a la suerte y poder elegir caramelos retorcidos o figuras acarameladas». 

Procesión del Corpus pasando. Foto Documentos Béjar.

El Jueves de Corpus se iniciaba cuando el cortejo oficial salía del edificio consistorial en el Palacio Ducal al son del clarín y enfilaba el parque desplegado en la tercera terraza, sobre elevada del nivel de la calle. Abría la comitiva el concejal que llevaba la bandera, escoltado por los maceros municipales, los alguaciles y los dos hombres de musgo. Les seguían las autoridades civiles y militares, los empleados municipales, los soldados de la guarnición y la banda municipal. Detrás de las mangas parroquiales y los estandartes, iban en filas los niños y niñas de comunión. 

23 de agosto de 2024

Calendario festivo bejarano anterior a 1950 según el libro "Cuentos Bejaranos" de Ángel Calles (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2023, pp. 10-15.

 

            El día a día de cualquier ser humano está trazado de rutinas. La vida es un edificio de rutinas, un edificio cuyos ladrillos no dejan de ser las más de las veces iguales unos a otros. O eso nos parece. En realidad, cada uno de ellos está amasado con un adobe de momentos inigualables, aunque no seamos conscientes de ello las más de las veces. Aun con todo, el calendario se impone a la par que el peso de la sociedad sobre nuestras vidas, siendo casi imposible huir de fiestas y celebraciones, bien colectivas o familiares, bien religiosas o civiles, espolvoreadas sobre el pastel de nuestros días.

 Fotografía de Ángel Calles Cerrudo aparecida en el libro de la Ofrenda a la Santísima Virgen del Castañar, vol. I, 1954, p. 817.

 Libro Cuentos Bejaranos, de Ángel Calles Cerrudo

            Muchas de estas fiestas colectivas bejaranas han sido recogidas por escritores locales dentro de la investigación de la etnografía o como condimento sazonador de sus creaciones literarias. En este artículo divulgativo vamos a huir de lo histórico para caer en brazos de lo cotidiano, acercándonos a la forma en que nuestros antepasados celebraban distintas citas del calendario en la primera mitad del siglo XX. Para ello seguiremos las descripciones de Cuentos Bejaranos, escrito por el bejarano afincado en San Sebastián, el farmacéutico Ángel Calles Cerrudo (que merece una biografía). La publicación es una compilación de relatos que vieron la luz en Béjar en Madrid con anterioridad a 1950. De hecho, un análisis más exhaustivo nos daría pie a datar cada uno de ellos en distintas décadas atendiendo a detalles aparentemente anecdóticos. Me van a permitir la licencia de no rastrear las celebraciones siguiendo la paginación del libro, sino colocándolas cronológicamente y obviando, claro está, la narrativa interna del relato, donde dan calor y cercanía, incluso contextualizan y emplazan, a los personajes. 

26 de julio de 2024

Empresarios de la pañería textil, empresarios de la metalurgia: los Izard bejaranos y el catálogo colectivo de las tapas de alcantarillado (4ª parte y final)

 Autora: Carmen Cascón Matas

          Empezamos hace unos meses en las redes sociales elaborando un catálogo colectivo de piezas de la Fundición Izard Béjar y acabó deviniendo en un intercambio fructífero de fotografías procedentes de distintas ciudades y localidades de Extremadura y Castilla y León. Tanto material propiciaba su uso en una serie de entradas en este blog que comenzaba, como no podía ser de otra manera, con la trayectoria de la fábrica. Le siguieron otras dos partes dedicadas a recopilar las tapas del alcantarillado que entre todos habíamos reunido. Pero nos faltaba una final sobre otros elementos fabricados por esta empresa bejarana, también de forja, y que podíamos encontrar a simple vista en nuestros paseos. 


          Porque, como la de Moneo en Salamanca, por poner un ejemplo, también se especializó en elementos arquitectónicos como barandillas de balcones, galerías de hierro, pilares o cubre canalones para clientes privados que, con su firma característica, podemos seguir descubriendo a poco que nos fijemos.

            En el caso de elementos constructivos, hemos hallado algunos como los pilares de edificios con un aire más o menos decorativo a gusto del cliente. Se trata de piezas de forja a modo de pilares situados en los bajos de los edificios, sustituyendo a otros elementos pétreos como columnas o pies derechos de madera. Estos ejemplos los hemos encontrado en una vivienda de la Plaza Mayor de Piedrahíta (Ávila), pero también colocados en el primer y segundo piso a modo de galerías, como en Béjar, en una casa de la Plaza Mayor con galerías de forja hacia Barrio Neila. 

19 de julio de 2024

Béjar, centro veraniego en los "felices años veinte" (2ª Parte y final)

Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de 2021, pp. 10-15.

 

Sociedades culturales y recreativas

En Béjar había varias sociedades de esta clase, cuya actividad incluía la organización de conciertos y bailes. Entre ellas destacaban el Casino de Béjar, que reunía a fabricantes y otros ciudadanos acomodados, y el Casino Obrero, cuyos socios pertenecían a la clase trabajadora, con el lema “Instrucción, Moralidad y Recreo”. Como ejemplo, señalamos la velada benéfica que celebró el Casino Bejarano en el Teatro Cervantes, a beneficio de los asilos de la ciudad, a finales de junio de 1921. “Lo mejorcito de nuestra sociedad” abarrotó las butacas y palcos del teatro para ver la comedia Cobardías, de Linares Rivas y la zarzuela El amigo Melquiades, llena de chistes “algunos de un color subido”, en la expresión de un cronista de la época. Los actores y cantantes estuvieron tan bien que parecían profesionales, como resaltaba El Avance[1]. El mismo Casino Bejarano  organizaba más tarde algún baile de sociedad, como el que tuvo lugar el domingo 10 de julio, de las 11 de la noche en adelante, amenizado por la orquesta que dirigían Valdés y Hernández[2].

En el Casino Obrero también había conciertos, como el que ofreció la rondalla “Agrupación Musical Bejarana”, que dirigía Valentín Sánchez, el 5 de julio de 1930, donde interpretaron fragmentos de zarzuelas como Bohemios, Carro de sol, Hermana, La alegría de la huerta, Las tres de la madrugada y La verbena de la paloma[3]

 

Banda Municipal de Música con Gonzalo Martín al frente (años 20)

 

Ferias y fiestas

Muchos veraneantes permanecían en Béjar hasta avanzado el mes de septiembre, y a ellos se añadían los forasteros que acudían a la ciudad para las ferias y fiestas. Tomando como ejemplo el año 1922, la comisión de festejos propuso, además de corridas y fuegos artificiales, celebrar varios conciertos con la banda de música, para lo cual pedía que se activase el asunto de los uniformes, que reseñamos más abajo, en una ciudad en la que había paño abundante para confeccionarlos. También se preparaban unos juegos florales, en los cuales uno de los lemas era el “Estudio de los medios más prácticos para hacer de Béjar un centro veraniego”, reflejando el interés que suscitaba el tema[4]. En junio de 1924, se constituía la comisión de festejos, formada por representantes del ayuntamiento, de la cámara de comercio y de los principales ramos de este último sector, uno de cuyos objetivos era preparar un gran festival musical[5].

12 de julio de 2024

Béjar, centro veraniego en los "felices años veinte" (1ª Parte)

 Autora: Josefa Montero García

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de 2021, pp. 10-15

          Cuando en este todavía atípico verano me he sentado ante mi electrónico “folio en blanco”, confieso que no me parecía fácil escoger un tema para este artículo, y estaba prácticamente bloqueada cuando unos paseos por nuestros bellos parajes me han trazado el camino. He visto la ciudad llena de bejaranos y forasteros, quizás porque la prudencia a nivel sanitario y económico nos lleva a quedarnos en casa o a restringir los viajes al territorio nacional. Aprovechemos, pues, para disfrutar de Béjar, que por algo se llenaba de forasteros cuando nuestros abuelos preferían el frescor veraniego al calor de las playas de moda. Este verano no tendremos eventos culturales masivos ni quizás fiestas y ferias en septiembre, pero aquí están los atractivos de Béjar, que tanto valoraron nuestros antepasados.

Colonia Madrileña. Fotografía sacada de aquí

 

           Y ahora os propongo volver la vista atrás y viajar a aquellos “felices” años veinte en nos visitaban numerosos forasteros y no se conformaban con estar unos días, como en la época actual, pues muchos venían a finales de junio y se marchaban bien avanzado septiembre. Ante la alta ocupación de las viviendas veraniegas, algunos las reservaban ya en primavera[1] y otros compraron casa en El Castañar o sus alrededores. Los periódicos mostraban anuncios que ofrecían al turismo viviendas amplias y cómodas, en una época de familias numerosas que precisaban espacio y mobiliario adecuado. También se anunciaban pianos en alquiler para amenizar aquellas tardes de recreo[2].

5 de julio de 2024

Los linajes cruzados del duque de Béjar y del Gran Capitán

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        Nacido en Montilla, Córdoba, en 1453, Gonzalo Fernández de Córdoba y Enríquez de Aguilar (era pariente de Fernando el Católico) fue un noble militar castellano llamado, por su excelencia en la guerra, el Gran Capitán. En su juventud fue paje del infante Alfonso en la corte organizada por Álvaro de Zúñiga, futuro duque de Béjar, en Arévalo, pero a la muerte del príncipe pasó al bando isabelino. Luchó en la Guerra de Sucesión Castellana y en la Guerra de Granada (en la primera en el bando opuesto a la Casa de Béjar). Casó con una prima, de la que enviudó sin descendencia, y luego con María Manrique de Lara, del linaje de los duques de Nájera y pariente de la primera esposa de Álvaro de Zúñiga, Leonor Manrique de Lara y Castilla. Luchó también en Italia y terminó como virrey de Nápoles, obteniendo de Fernando de Aragón los títulos de duque de Santángelo, Terranova, Andría, Montalto y Sessa. Sospechoso de haber estado enamorado de la reina Isabel, a la muerte de esta el rey Fernando le pidió cuentas de los gastos realizados en Nápoles, dando origen su respuesta al dicho popular las cuentas del Gran Capitán. Sus restos habrían sido sepultados en la cripta del monasterio de San Jerónimo de Granada, aunque un estudio realizado en 2006 por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, determinó que no le corresponden. 

 

Detalle del retrato de Gonzalo Fernández de Córdoba de la artista montillana María José Ruiz. Blogs.20minutos.es

 

        Heredera de las posesiones y títulos nobiliarios de Gonzalo resultó su hija Elvira Fernández de Córdoba y Manrique de Lara, que después de dos intentos de su padre, otros dos del rey Fernando y uno en conjunto por casarla con nobles italianos o españoles, incluidos algunos de prosapia real, dio Elvira en casarse por propia decisión con un primo suyo de nombre Luis Fernández de Córdoba y Zúñiga, que era IV conde de Cabra (con Grandeza de España Inmemorial), vizconde de Iznájar y señor de Baena, e hijo de Diego Fernández de Córdoba, III titular de Cabra, y bisnieto de Diego Hurtado de Mendoza, I duque del Infantado y II marqués de Santillana. 

14 de junio de 2024

El alférez mayor de Béjar y la procesión del Corpus Christi (3ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  4.918 (2/06/2023), p. 4.

No se nos escapa la fuerte presencia militar en una procesión del Corpus en la que nada se improvisaba y el simbolismo en todos sus aspectos era tan relevante. Llama la atención que en ningún momento el alférez estuviera acompañado por los hombres de musgo, una situación que muy bien explicaría la mítica unión entre la conquista de la villa y el ámbito militar representado por el alférez, sino que los hombres de musgo escoltaban al regidor que portaba el estandarte de Béjar

 

 Fotografía antigua, principios del s.XX, del concejal que lleva la bandera de Béjar. Está flanqueado por los hombres de musgo. Foto de aquí

 

El capellán del convento de la Anunciación, Tomás de Lemos en su relación sobre la entrada de la duquesa Mª Alberta de Castro en Béjar en 1679 nos cuenta:

«Al primero [arco] que es al entrar en la plaza al primero que es al entrar en la plaza sale el Alferez maior que nombran los Duques con el Pendon de Bejar delante dél y dos salvajes vestidos al natural de mohós de las peñas en remembranza de los christianos que vivian entre ellas, y de celebrarse este dia la restauracion de la libertad desta tierra; y hecha la adoracion de la Tria, pone la insignia de su oficio a los pies del Sacerdote, y despues dél el Abanderado el Pendon en la misma forma. El Alferez Mayor es Don Pedro de Ledesma y Zuñiga, y llevó el Pendon Andres Sanchez de Herrera Regidor a quien toco: Acompañanle cinqta y dos Alcaldes con sus varas, el Batallon armado con mosquetes y picas y hecha por todos esta zeremonia se incorporan en la procesion guarneciendola[1]». En otro documento Fray Liciniano Sáez afirma que los hombres de musgo escoltaban solo al regidor que llevaba el estandarte, pues eran pagados por el consistorio y nada tenían que ver con la Casa Ducal en cuanto a su vestimenta y selección[2]

7 de junio de 2024

El alférez mayor de Béjar y la procesión del Corpus Christi (2ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4.917 (19/05/2023)

Volvamos al Corpus, porque al fin y al cabo el papel del alférez en la Villa quedó reducido a nivel representativo a esta cita religiosa de tanta relevancia para Béjar y su Tierra y para la Casa Ducal en particular. Incluso, y según lo expuesto por Fray Liciniano Sáez en su portadilla del documento citado en el artículo anterior[1], la aparición de este cargo en Béjar podría estar vinculada al hecho que narraremos a continuación. Dice: «el ofizio de Alférez mayor en esta Vª es mui antiguo. Se ignora si el Señor Diego Lopez de Çuñiga obtuvo Privilegio para este ofizio desde el año de 1396 en que principio a poseer este Estado. Antes lo había quando los señores Reyes, Ynfantes, Reyna Doña Beatriz y otros señores le posehian». Y cita a Juan Manuel Ramírez y su padre Joseph Ramírez, Pedro de Tortoles Dorantes (de quien hablamos en el artículo anterior), Andrés de San Vicente, Francisco Dorantes, Geronimo Ramírez, Diego de Lerma, Francisco Botello Nieto, Alonso Gil de Arellano, Antonio de Zúñiga, Alonso Gil de la Torre, Juan de Salinas, Juan Muñoz de Aguilar y Francisco Muñoz.

 Un edil rindiendo la bandera de Béjar en la Plaza Mayor. Foto sacada de aquí

Para dilucidarlo tenemos que retrotraernos a la llegada de los Zúñiga como señores de Béjar, el carácter militar de la procesión y el inicio del patronato ducal sobre ella, es decir al siglo XIV y a un hecho concreto. Diego López de Zúñiga, primer señor de Béjar, impuso que a la procesión debían asistir hombres armados de la Villa y Tierra en conmemoración del ataque que tuvo lugar en 1397[2], es decir, al momento del advenimiento de los Zúñiga como dueños y señores de estas tierras al trocar Béjar por Frías con el rey Enrique II. Convocada la procesión, «judios y Africanos» según cuenta Fray Liciniano[3], conspiraron para desbaratar aquella manifestación religiosa, habiéndoselas «cinco mil y treszientos» sublevados contra «dos mil y doszientos hombres de armas» convocados por el señor de Béjar que se enfrentaron en La Corredera. Y es entonces, en memoria de aquellos hechos, por lo que los Zúñiga defendieron el patronazgo sobre el Corpus Christi y por lo que se fundó una cofradía o congregantes del Santísimo Sacramento en la iglesia de Santa María la Mayor. La sombra de los Zúñiga es alargada, como lo son las historias que narra Fray Liciniano en las portadillas que colocaba delante de cada legajo con jugosas referencias del pasado que los historiadores debemos coger con pinzas. 

31 de mayo de 2024

El alférez mayor de Béjar y la procesión del Corpus Christi (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid,  n. º 4.916 (5/05/2023)

        El lustroso pelaje del caballo relucía a la luz del sol de mediodía. Los cascos resonaban sobre el empedrado de la Plaza Mayor y la muchedumbre se retiraba ante la autoridad de su jinete. No en vano, portaba espada al cinto y bastón de mando en la mano derecha. Ese día de fiesta de 1679 llevaba sus mejores galas y los más deslumbrantes jaeces lucían en su montura. Detrás de él, unos doscientos hombres de armas formaban mientras se dirigía hacia la Puerta de los Osos para recibir al Santísimo. No cabía duda de que, después del duque y del corregidor, era la persona que más temor provocaba en los bejaranos. El alférez mayor era persona preeminente y principal y su figura aparece destacada en los documentos por su relevancia en un momento determinado del año: la procesión del Corpus Christi.   

Juan Manuel II en un fragmento del cuadro de Toribio Álvarez de la jornada de caza en La Moraleja. Palacio de Riofrío


            Vayamos al origen, a la Edad Media. El Fuero de Béjar[1] no recoge sus funciones, pues dependían de los alcaldes de los pueblos de la tierra y del juez, si acaso del señor, cuando un peligro cierto sobrevenía sobre la villa. Si tal situación se producía, el señor de Béjar, entonces el rey por ser tierra de realengo, tenía la facultad de reunir a la hueste junto a los alcaldes y el juez, e ir a la guerra allá donde se terciara. Por tanto, digamos que su poder se implementaba en caso de guerra o de conflicto.

24 de mayo de 2024

La representatividad municipal en la procesión del Corpus Christi de Béjar. Cuando no salió la bandera de Béjar en 1911

 Autora: Carmen Cascón Matas.

Publicado: Béjar en Madrid, nº (17/05/2024)

             La procesión del Corpus Christi es uno de los acontecimientos fundamentales del año en Béjar por motivos religiosos, folclóricos y tradicionales e incluso turísticos. Pero hubo un tiempo, otro tiempo, en que la política, el patronazgo y la jerarquía primaban en una fiesta que significaba (y significa) una demostración de poder social. Su apropiación por parte de la Casa ducal de Béjar en la Edad Moderna[1] es una buena prueba de esta afirmación al igual que los altercados que se han sucedido a lo largo de los siglos en torno a ella[2].

 

 La procesión del Corpus de Béjar en 1912. Foto de Requena aparecida en la revista Nuevo Mundo



            Cuando el poder ducal desaparece con la abolición de los señoríos, la fiesta se reconfigura y en el siglo XIX el Corpus barroco va desapareciendo paulatinamente hasta desvestirse de cualquier elemento superfluo, adaptándose a la mentalidad y a la escenografía burguesas. Todas las figuras alegóricas, a excepción hecha de los hombres de musgo, desaparecen, al igual que el desfile de los santos patronos de los gremios. El papel de patronazgo que en otro momento habían ejercido los duques es retomado por la burguesía al igual que la representatividad política, económica y social de la primero villa y luego ciudad. La Abadía del Santísimo Sacramento, que aglutina a los caballeros de la alta y media sociedad, y el clero protagonizan la organización de una procesión sobria en la que desfilan los abades, los niños y niñas de primera comunión, el sacerdote que porta la custodia cobijado bajo el palio que llevan cuatro miembros de la burguesía y el gobierno municipal de la ciudad flanqueado por los hombres de musgo.

            La fiesta no es ajena a los vaivenes políticos que ocurren en el consistorio y en España, y en determinados momentos se producen alteraciones en cuanto a la representatividad municipal. Y esto se nota sobre todo con La Gloriosa. Por vez primera, el gobierno del consistorio se niega a desfilar en la procesión de 1872 porque la nueva constitución proclama la libertad de cultos. La decisión provoca polémica, claro está, por la novedad. Pero esta línea rupturista continúa a lo largo de la Restauración en ocasión del advenimiento del partido liberal o de opciones políticas socialistas o republicanas en el poder municipal. Siguiendo los distintos idearios se considera apropiado o no que la municipalidad asista a los actos religiosos.