Autora: Carmen Cascón Matas
Rica es la imaginería religiosa de la que podemos presumir en Béjar. Aunque hay una tendencia generalizada a fijarnos en la que cuenta con más siglos a sus espaldas –véase el Nazareno de las Monjas, datado en el siglo XVII, o Nuestra Señora de las Angustias, de mediados del siglo XVIII,– no es menos cierto que la mayoría de las tallas procesionales de nuestra ciudad pueden datarse en una horquilla comprendida entre finales del siglo XIX y los tiempos presentes. En este artículo me voy a fijar en dos piezas: el Jesús Nazareno de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y en el Cristo de las Maravillas de la iglesia de Santa María, que, aunque no procesiona, no hay duda de que es de una calidad incuestionable.
Jesús Nazareno de la Vera Cruz de Béjar
El Jesús
Nazareno de la Cofradía de la Santa Vera Cruz es una talla en madera
policromada que representa a Cristo con la cruz a cuestas, en actitud de
caminar, descalzo, con signos de fatiga y suplicio en el rostro. Viste túnica
larga color morado con filigranas de oro y la cabeza coronada de espinas. Según las investigaciones realizadas David Hernández Hernández se trata de una escultura realizada por Arte Cristiano, taller de esculturas sacras de Olot (Gerona). Su gran predicamento, con encargos repartidos en toda España, se deriva de la fabricación de piezas seriadas, con categorías que iban desde las más básicas y económicas de escayola, pasta de maderas y cartón piedra sobre moldes hasta las más caras en madera policromada y dorada, de calidad más artesanal. Los precios también variaban atendiendo al tamaño [0]. Según este razonamiento, es posible, como también apunta David, a que este Jesús Nazareno sea de la categoría más elevada por su tamaño, acabados, policromía y estas fabricado en madera.
Además hemos encontrado unos cuantos “hermanos gemelos”, aunque es posible que haya más. El primero es una talla casi idéntica que se procesiona en Miguelturra (Ciudad Real) bajo la advocación de Santísimo Cristo de la Piedad, aunque en este caso luce una túnica de color rojo oscuro, producto quizá de las restauraciones, aunque en el caso bejarano estamos ante el mismo fenómeno de variación tonal por intervenciones posteriores.
Jesús de la Piedad de Miguelturra (Ciudad Real). La primera de Kike Ruiz colgada aquí y la segunda de esta página web
El segundo "hermano gemelo" se lo debemos a Carlos Carlos García Martín y se procesiona en Fuencaliente (Ciudad Real). Destacamos que el color de la túnica es del mismo color rojizo de la de Miguelturra con adornos de pan de oro.
Fotos del Nazareno de Fuencaliente procedentes del perfil de Facebook de su cofrafía.
El tercero es de Caspe (Zaragoza) y lo ha encontrado David Hernández Sánchez, siendo también de la serie de gran formato de Arte Cristiano. Tiene algunas variaciones que lo diferencian de los anteriores, siendo quizá algo posterior. La túnica es morada.
Nazareno de Caspe (Zaragoza)
La pieza bejarana fue un regalo del paisano afincado en San Sebastián José Rodríguez-Arias a la parroquia de San Juan Bautista en 1926. Así lo atestigua una noticia publicada en el periódico La Victoria de ese año con una fotografía en blanco y negro de Juan Requena[1]. A mayores, en 1928 su mecenas envió dos candelabros para colocarlos en su altar[2], cuyo emplazamiento sitúa David Hernández en la capilla de los Aguilares. En el artículo en el que se menciona la donación de los candelabros aprovecha el arcipreste de Béjar, don José María Santamera Tejedor, para dar cumplida noticia de la necesidad de cambiar el retablo en el que se encuentra, por ser impropio de la calidad de la talla. En un inventario de 1956 se menciona un Nazareno precisamente en la capilla de los Aguilares[3], hoy sacristía.
En cuanto a José Rodríguez-Arias, desconocemos cuál de las tres personas coetáneas con este nombre y apellido pueda ser. Desde luego no es el ingeniero que tenía tierras en Ceclavín (José Rodríguez-Arias Olleros), ni el farmacéutico con local abierto en la calle Zamora de Salamanca[4]. En todas las referencias a su donación le hacen viviendo en San Sebastián y dedicarse profesionalmente a la industria.
[0] Consultar http://www.claseshistoria.com/revista/2012/articulos/lorite-imagineria-olot.pdf
[1] En La Victoria, n.º 1652 (27/03/1926) se recoge un texto de agradecimiento del párroco y arcipreste Jose María Santamera Tejedor.
[2] La Victoria, n.º 1787 (27/10/1928).
[3] Archivo Parroquial de San Juan Bautista. Inventario de las alhajas y demás enseres de la Parroquia de San Juan de Béjar el 1 de enero de 1856.
[4] La Victoria, n.º 1614 (4/07/1926).
Por lo que nos cuentas el taller de Olot debía ser algo parecido a una fabrica al realizar como se puede ver imágenes iguales destinándolas a lugares diferentes.
ResponderEliminarComo nos dices que los apellidos del donante son Rodríguez Arias residente en San Sebastián. Mire a quien esta dedicada la calle de Bilbao "Rodríguez Arias" ya que me suena de mis visitas a la familia y esa persona no tiene nada que ver con Béjar.
Saludos.
Una talla preciosa y los mas difícil en escultura son las manos: ese rostro desencajado del dolor es una joya, el Arte Sacro es costoso si se le quiere dar realce, en este caso, madera de alto precio y su policromía en oro al agua son materiales que hay que trabajar con mucho mimo.
ResponderEliminarLo importante es el mensaje que quiere transmitir, y estas figuras son verdadera obras de arte.
Un abrazo Carmen
Me has dejado boquiabierto con esta detectivesca investigación que has realizado, ya que jamás me podía imaginar que hace cien años se fabricaran en serie este tipo de obras, aunque después de ver que está hecho en Gerona, ya me extraña menos por eso de la pela es pela, de los catalanes (sin ánimo de ofender). Con los buenos imagineros que había en esa época, en este país. En fin, no voy a decir nada más sobre este tema, porque es muy delicado y no quiero que nadie se pueda ofender.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen, y acabo también de leer la segunda parte de la Virgen del Castañar, de Iván, que también me ha gustado.