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28 de enero de 2022

“Al duque de Béjar, marqués de Gibraleón…”

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Cuando Cervantes dedicó la primera parte del Quijote a Alonso de Zúñiga, VI duque de Béjar, VII marqués de Gibraleón y demás títulos, se cumplían ochenta años desde que el emperador Carlos V elevara el señorío olontense a marquesado para su compadre Álvaro de Zúñiga, II duque de Béjar, y casi doscientos desde que la zona pasara a dominio de  los señores de Béjar por el matrimonio de Pedro de Estúñiga con Isabel de Guzmán, nieta en cuarta generación de Alfonso X el Sabio y heredera de Gibraleón. 

 

Señorío de Gibraleón (arriba izquierda) en el reino de Sevilla, s. XIII. Wikiwand.com

 

        De las huellas que el linaje y apellido dejaron en la zona durante cuatro siglos (hasta 1777 en que falleció sin descendencia Joaquín de Zúñiga, XII duque de Béjar y XIII marqués de Gibraleón), algunas han salido a la luz recientemente, como el espacio que Francisco de Zúñiga, V duque de Béjar y VI marqués de Gibraleón, mandó abrir en un muro de la iglesia de San Juan Bautista para panteón familiar, y que luego hizo tapiar.

22 de enero de 2022

San Antón: una antigua devoción de los duques de Béjar

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

          En "Pasado y presente de la fiesta de San Antón" y "La festividad de San Antón, conocida por estos lares como la Fiesta del Chorizo", publicadas en Pinceladas de Historia Bejarana el 16/01/2011 y el 16/01/2012 respectivamente, la creadora  de este blog, Carmen Cascón Matas, da a conocer aspectos modernos de esta devoción en Béjar.

 

San Antón en las murallas, cerca de la desaparecida iglesia de San Pedro, templo donde se le daba culto desde época medieval

 

         En "Historia de una traducción", publicada en Cualia.es con reserva de derechos, la doctora en Farmacia por la Universidad Complutense de Madrid, Mar Rey Bueno, da a conocer un episodio temprano de esta devoción bejarana. Dice así:  

17 de diciembre de 2021

Dispendios del consistorio bejarano en la boda entre el conde de Belalcázar y la duquesa de Mandas en Becedas (Ávila) (1616)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.856 (02/10/2020).

         Las noticias familiares de los Duques –partos, bodas y cumpleaños-, constituían un motivo de regocijo para los bejaranos, habida cuenta de que el consistorio los celebraba con mayor o menor fasto y alharaca, de lo cual dan buena cuenta las actas consistoriales. Así se rompía durante un día de la calma chicha de la rutina, de la losa impávida del trabajo de sol a sol, de las preocupaciones por la subsistencia. Consultarlas nos incita a viajar en el tiempo, a pasear por esa villa, entonces ducal, marcada por las estrechas callejuelas embarradas y malolientes, de caserones palaciegos y míseras casuchas habitadas por hidalgos, damas de alcurnia, burgueses y artesanos, vagabundos y buscavidas, niños harapientos y ladrones de bolsas. 

Iglesia parroquial de Becedas (Ávila), donde tuvo lugar el enlace

 

            El 12 de enero de 1604[1] arriba, a uña de caballo, un correo desde la corte. Descabalga a la puerta de las casas consistoriales, se desprende del sombrero y, mientras exhala un aliento blanquecino por culpa del frío, saca del tubo metálico que porta en la mano un rollo con el sello ducal y entra con paso decidido, clamando por el corregidor.

29 de mayo de 2018

La biblioteca del Duque de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

A Isaura Zúñiga Mercado, bibliófila y librera 

        En el largo capítulo que Joaquín González Manzanares dedica a Juan de Zúñiga y Pimentel en La pasión libresca extremeña, 2009, se lee que: Hablar de Renacimiento en Extremadura es hablar de la familia Zúñiga. Este linaje, proveniente de Navarra pero vinculado a Plasencia por entronques diversos, forma la nueva nobleza extremeña con inquietudes intelectuales Y más adelante, aludiendo a los padres del maestre, dice: Don Álvaro de Zúñiga, conde de Plasencia (post duque de Béjar), poseyó una buena biblioteca de la que conservamos un inventario... Se casó con doña Leonor Pimentel (y Zúñiga), hija del conde de Benavente, uno de los principales bibliófilos de la época. La propia doña Leonor fue amante de los libros y protectora de las letras. 

 

     Más crítico es el fallecido académico vallisoletano Anastasio Rojo Vega, que en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, 2008, apunta: No solamente los de Béjar (los Zúñiga), toda la nobleza española mostró un gran interés por los libros a lo largo del llamado Siglo de Oro, por lo que lejos de intentar ver en los duques una excepción, debemos contemplar un uso, una costumbre que llevó a los privilegiados por nacimiento al trato íntimo con poetas y escritores

22 de mayo de 2017

El retrato de una dama que bien parece un rompecabezas



Autora: Carmen Cascón Matas 
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.751 (15/04/2016), p. 4.



El famosísimo retrato de La dama del armiño no es accesible al público por dos razones. La primera es porque se encuentra en una colección privada, en las lejanas y brumosas tierras de Escocia, concretamente en la casa-museo Pollock House en Glasgow; la segunda se centra en el misterio sobre la identidad de la dama y las atribuciones sobre su autor. La mujer que los delicados pinceles del artista plasman sobre el óleo posee una intensa mirada de ojos negros, tez alabastrina y un atuendo propio de la segunda mitad del siglo XVI. Es joven, sin duda, y de alto linaje por sus lujosas ropas. ¿Quién se esconde detrás de esa misteriosa mirada? Tres mujeres, e incluso alguna más, se esconde tras ella e igualmente tres pintores se disputan su creación. 

 La dama del armiño
Autor desconocido
Colección particular. Glasgow

21 de noviembre de 2016

Santos Neira, el Quijote y el Duque de Béjar




Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     Algunos de los que celebramos (y seguimos celebrando) el fantástico relato Don Quixote en Béjar de José Francisco Fabián García, ganador del XLVII Concurso Literario del Casino Obrero de Béjar publicado en cuatro capítulos en Pinceladas de Historia Bejarana en abril pasado (2016), nos preguntamos si no habría en la trama del Quijote cervantino alguna alusión velada al duque de Béjar, aparte de la evidente dedicatoria y los versos de cabo roto.


Retrato de Miguel de Cervantes Saavedra , Barcelona, Espasa Hermanos Editores, 1879


      Santos Neira Gutiérrez vive en Valdepeñas (Ciudad Real), Castilla-La Mancha. Con estudios de máster en otras disciplinas en la Universidad de Salamanca, estudia actualmente Geografía e Historia en la UNED. Durante la preparación del 400° aniversario de la muerte de Cervantes, la Agencia Efe dio a conocer una novedosa propuesta suya: El Quijote es un libro de acertijos en el que Cervantes oculta desde sus primeras líneas que la ciudad es Toledo, la única con permiso de culto de las tres religiones en el siglo XVI, con lo que los musulmanes comían lentejas el viernes, los judíos ayunaban el sábado y los cristianos comulgaban el domingo. Es lo que defiende Santos Neira, que no es "un lector empedernido" ni un experto en literatura o lengua, sino un diseñador de interiores manchego, amante de la historia y del siglo XVI, que el año pasado se topó con el Quijote oculto "por auténtica casualidad", buscando la indumentaria que utilizaba el hidalgo. Se percató, según ha explicado a Efe, de que Miguel de Cervantes escribió "un libro de jeroglíficos" en el que cada capítulo lleva por título el enunciado de una adivinanza.

18 de octubre de 2016

Y los Duques de Béjar… ¿qué se fizieron?*



  Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     El traslado de los restos del VII duque de Béjar Francisco López de Zúñiga (nacido y fallecido en Béjar)  desde el convento Madre de Dios de Sanlúcar de Barrameda a la iglesia Santiago Apóstol de Gibraleón en octubre de 2012 lleva a preguntarse qué fue de los restos de los once duques restantes del mismo título, linaje y apellido.




Recepción de los restos del VII duque de Béjar en Gibraleón, 2012 (Bejar.biz)



Los restos de Álvaro de Zúñiga y Guzmán (n. Encinas, Valladolid, f. Béjar), I duque de Béjar, se encuentran  en la iglesia San Vicente Ferrer, que él mismo mandó construir en Plasencia, junto a los de su sobrina y segunda esposa Leonor Pimentel y Zúñiga y los del hijo de ambos, Juan de Zúñiga y Pimentel, maestre de la Orden de Alcántara.


 Iglesia San Vicente Ferrer en Plasencia

18 de enero de 2014

Resultados de la encuesta sobre personajes bejaranos


En la pasada entrada os propuse que os mojárais y que votárais al personaje bejarano tratado en este blog que más os gustase y del que recordáseis aspectos de su vida. La experiencia no pudo ser más fructífera, pero he de aclarar que esta idea no es original. Hace ya unos años José Antonio Sánchez Paso, colaborador de este blog y experto en don Francés de Zúñiga, ese bufón deslenguado que no frenaba sus opiniones ni delante del mismísimo emperador Carlos V, publicó un artículo en el Especial del semanario Béjar en Madrid basado en una encuesta realizada a bejaranos sobre qué personaje nacido en nuestra ciudad o considerado adoptivo había tenido una mayor repercusión. Muchos de ellos aprecen en nuestra lista y otros no, más que nada porque se hizo mención a personas de carácter local a quien la gente recordaba por muy diversos motivos. Quizás un día colguemos ese artículo en este blog, para que compareis los resultados obtenidos. 



Sin duda, gana por mayoría en vuestra votaciones el bufón don Francés de Zúñiga (10 votos) y su vida privilegiada en la corte imperial,  y le sigue de cerca con 7 votos el generoso y altruista médico Ramiro Arroyo, quien goza del privilegio, por cierto, de tener una calle con su nombre en Béjar, a pesar de no haber nacido en la localidad. 

18 de octubre de 2012

Semblanza de Francisco III de Zúñiga y Sotomayor, marqués de Gibraleón y duque de Béjar (2ª parte y final)



Autor: Antonio Mira Toscano, profesor de la universidad de Huelva. 
Conferencia pronunciada en Gibraleón en ocasión del traslado de los restos a esta ciudad del duque Francisco III.



Aunque el Marquesado de Gibraleón era para Francisco III Diego Zúñiga de Sotomayor algo más que el territorio del que obtenía sus rentas, su administración no desdeñó la necesidad económica de fomentar el asentamiento de población en sus tierras. Así, en marzo de 1589 publicaba una carta de franquicias para repoblar el lugar de San Bartolomé de la Torre, a cuyos vecinos ya había otorgado en 1575 el derecho de ser libres del pago de alcabala para cualquier venta de ganado, yeguas y potros realizada en la víspera del santo, así como otros mantenimientos que allí fuesen a vender. Del mismo modo, y preocupado por el continuo despoblamiento que sufría la costa de su señorío, azotado como el resto del litoral español por piratas y corsarios de toda clase, concedía en mayo de 1597 exenciones y libertades a los nuevos habitantes que quisieran venir a instalarse en la pequeña y hoy desaparecida villa de San Miguel de Arca de Buey, cercana a lo que es hoy El Rompido. Allí hubo de reformar, siguiendo órdenes de Felipe II y empleando grandes sumas de dinero, la fortaleza litoral existente para que sirviera a la defensa costera junto con las nuevas torres vigías construidas en su jurisdicción; las de Marijata y Punta de Umbría.

Torre vigía de Punta Umbría (Huelva). Foto extraída de aquí

1 de mayo de 2011

Góngora y el duque de Béjar

Con su incomparable modo de escribir versos, Luis de Góngora y Argote dedico sus Soledades al mismo duque de Béjar que mostró tan poca compasión con Migue de Cervantes al dedicarle la primera parte del Ingeniosos Hidalgo: Alonso I. ¿Qué tenía don Luis que no tuviera don Miguel? No lo sabemos, pero los versos que inician su libro vuelven a resaltar el tema del interés que mostraban los literatos de la época por encontrar un mecenas entre los miembros de la nobleza y de éstos hacia aquéllos para que sus obras ensalzaran su nombre y el de sus antepasados.

En estos versos don Luis parece demostrar su conocimiento de Béjar y de su naturaleza. Así se nombra al oso, fiera que habitaba en el paraje llamado "Garganta del Oso" o la famosa nieve de la Sierra, la proximidad de la Vía de la Plata también utilizado como camino de peregrinación hacia Santiago y las peñas de la sierra, así como lo adecuado de los montes bejaranos para cazar. También, cuando ensalza al duque, parecemos verle en su finca de El Bosque, descansando ocioso, mientras en su escudo (el de los Zúñiga) campea la cadena. Incluso nos hace un desglose de los árboles habituales de la zona: pinos, encinas o robles.


27 de abril de 2011

De nuevo Cervantes y el duque de Béjar


Autor: Manuel-Antonio Marcos Casquero

Publicado: Béjar en Madrid 16 diciembre 1972, nº 2648


            La circunstancia de haber sido designado 1972 “Año internacional del libro” ha sido pretexto para que, en torno a Cervantes y a su Quijote, se hayan celebrado innumerables conferencias, exposiciones, seminarios y estudios mongráficos. La siempre actualidad de la obra cervantina ha pasado, una vez más, a primerísimo plano durante este año en curso. Es éste, y no otro alguno, el motivo que me ha movido a escribir estas acotaciones acerca de un tema numerosas veces tratado -muchas de ellas por bejaranos-, aunque la mayoría de estos trabajos redundan más en patriotismo local que en otra cosa. Me refiero a la dedicatoria hecha por Cervantes de su primera parte de El Quijote al duque de Béjar.

Don Miguel de Cervantes
 
  

7 de julio de 2010

La sierra y Lope de Vega



El famoso duque de Béjar Alonso I, al que Cervantes dedicó su primera parte del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, ejerció de mecenas de los mejores artistas y literatos del Siglo de Oro.

Como no podía ser menos, Lope de Vega no fue una excepción. En varias de sus obras hace mención a Béjar, destacando líricamente su naturaleza. Dejo de ello dos ejemplos cortos, que nos hacen pensar en si Lope pudo pasear por nuestras calles en alguna ocasión.



Mira cómo del sol la calma estiva
hiere de Béjar la montaña y nieve.
Mira que blandamente se derriba
destas pizarras Tormes murmurando
por sólo acompañar tu pena esquiva.
Las fuentes desta selva están callando
y olvidadas del agua y de la hierba
las satisfechas vacas descansando.

(La Arcadia, libro III)



Sierras de Béjar frías
..........
no me mostreis las frentes
con la nieve que el sol convierte en fuentes

(Liras poéticas)

18 de abril de 2010

Cervantes y el duque de Béjar



Como buen ejemplo de la nobleza de su tiempo, la Casa Ducal de Béjar ejerció mecenazgo para mayor gloria de su linaje a lo largo del tiempo, destacándose sus miembros como protectores de artistas y literatos. Cuestión sabida es por todos los bejaranos que Miguel de Cervantes Saavedra dedicó su primera parte de “Las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha” a Alonso I, duque de Béjar. A algún asombrado lector foráneo asombrará este dato, más hay que tener en cuenta que por aquel entonces nuestro don Miguel andaba escaso de fortuna y debía arrimar su ascua a todo potentado que pudiese financiar sus proyectos literarios y recompensarle pecuniariamente. Bajo el amparo de un Grande de España, como en este caso, evitaba ataques tales como el plagio en una época en que el copyright y los derechos de autor aún no existían.

De esta forma Cervantes llegaría a conocer en la corte vallisoletana, suponemos, a Alonso de Zúñiga, duque de Béjar, como se desprende del preliminar y dedicatoria del Quijote:




“Al duque de Béjar,
Marqués de Gibraleón, conde de Belalcázar y Bañares,
Vizconde de la Puebla de Alcocer,
Señor de las villas de Capilla, Curiel y Burguillos.