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14 de febrero de 2023

Desvelado el origen napolitano y ducal de los bustos del Ecce Homo y La Dolorosa de San Juan Bautista de Béjar

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4.893 (20/IV/2022), p. 5.


Madrid se cocía en su propio jugo bajo el sol inclemente de julio. Mientras los arrapiezos se refugiaban a la sombra de los aleros de los tejados y los matasiete esperaban a que cayera la noche para sacar las espadas de sus vainas, la duquesa viuda de Béjar Mª Alberta de Castro y Portugal yacía en su lecho de muerte. La que fue recibida con todo regocijo por sus súbditos bejaranos a su llegada a Béjar, la que había matrimoniado con el Buen Duque don Manuel de Zúñiga y Guzmán, la que había gozado de los lujos de la corte, la que había presumido de marido por su ardor guerrero y su piedad, la que había llorado incontables lágrimas por su muerte en el asalto de Buda (Hungría), la que había recibido pésames de reyes, emperadores y papas, la que había posibilitado la llegada de los maestros flamencos a Béjar, comprendió que se moría a sus 41 años y dictó testamento ante el escribano público Agustín López Cabezas el 19 de julio de 1709[1]

 

 

La monarquía pendía de un hilo y los españoles se hallaban inmersos en una guerra que parecía no tener fin en aquel año. Felipe V, el nieto de Luis XIV, defendía el trono que le había legado en su testamento el último Habsburgo, Carlos II, un hecho que no admitía el partidario austracista, el archiduque Carlos de Austria. Los reyes de Europa luchaban por una hegemonía que a todas luces parecía acaparada por Francia.

20 de diciembre de 2022

Un lienzo del pintor Bartolomé Román de 1639 en una iglesia bejarana

 Autora: Carmen Cascón Matas

            Hasta 2010, en que fue restaurado por el taller de Las Edades del Hombre, el lienzo Nacimiento de Cristo con San José y Ángeles (según lo tituló Gómez Moreno, citando al párroco de San Juan Bautista, don José María Santamera Tejedor, en su catálogo de obras de principios del siglo XX) era desconocido para la mayoría de los bejaranos. La razón no era otra que pendía en la sacristía de esta iglesia, un espacio al que accedían un ramillete de fieles además de los sacerdotes, y que en realidad no era tal hasta un incierto momento. Me explico: la sacristía original se situaba (y sitúa aunque no se utilice para ello) adosada al presbiterio por su lado sur[1]. Mandada construir por la insalubridad de la anterior por el obispo de Plasencia don Pedro González de Acevedo, dejó de actuar como tal quizá porque se abrió una puerta de acceso desde la calle que servía para descongestionar el templo en momentos de mucho aforo. Y esta decisión se pudo tomar porque existía otro espacio, en este caso adosado al presbiterio en su lado norte, para tal cometido: la capilla privada de los Muñoz de Aguilar


            De fundación y uso privado, la capilla sepulcral de los Muñoz de Aguilar se construyó en torno a principios del siglo XVII. Sus principales promotores fueron Antonio de Sotomayor, Juan Muñoz de Aguilar, tesorero y canónigo de la catedral de León, y Diego Muñoz de Aguilar, Caballero de la Orden de Alcántara. Dentro de la capilla existe grabada una inscripción sobre pizarra en la que se lee:

Un pecador sacerdote fundo esta capilla y otras obras pías.

F A ORATE PRO EO 1609

E lo enterrase en ella a de ser con licencia del patrón

y su noble y cristiano viejo etc.

El patrón lo a de ser y sacar con persona noble.

Diego muñoz Año 1631.

29 de noviembre de 2022

De santos y beatos en la historia de Béjar

  Autora: Carmen Cascón Matas

           Hace tiempo que me vengo preguntando si Béjar es tierra de santos o quizá no porque, aunque nuestro devenir histórico ha sido relevante a lo largo de los siglos durante el periodo ducal y después con el desarrollo industrial, carecemos de ellos. Sin embargo, me intriga este tema y creo que no sería mal ejercicio de memoria recopilar los nombres de algunas personas que están a punto de llegar a ese último escalafón de la santidad o que, por el contrario, han sido olvidados a pesar de sus milagros, visiones y curaciones. Unos eran oriundos de Béjar o de su Villa y Tierra, y otros ni siquiera nacieron aquí, pero casi los consideramos como nuestros. 


 

            El más antiguo se llamaba San Román del Cinto y de su memoria no queda rastro. La única fuente documental que lo menciona es la crónica que escribió el clérigo y capellán del convento de la Anunciación de Béjar con motivo de la entrada triunfal que se hizo a la duquesa Mª Alberta de Castro, esposa del X duque de Béjar, en 1679[1]. La transcripción dice así: 

        «Esta enriquecida [la desaparecida iglesia de San Nicolás] con muchas reliquias y desde su muerte con el entierro y cuerpo de S. Roman del Zinto, de quien hace mención en tiempo del Rey D. Rodrigo la historia antigua de S. Juan de la Peña y toman nombre dos puertas en Béjar y Salamanca».

14 de noviembre de 2022

La Congregación de los Luises en Béjar y una fotografía inédita

 Autora: Carmen Cascón Matas

      Me sorprendía ayer Antonio Sánchez Sánchez, coleccionista y compañero del Centro de Estudios Bejaranos, con la fotografía de una talla, para mí desconocida, que se veneraba en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de Béjar. Y lo digo en pasado porque de esta talla no queda a día de hoy rastro alguno. Además, en la albúmina, de autor desconocido por cierto, no aparecía la advocación de la imagen, una cuestión imprescindible para intentar encontrar información acerca de ella. 


 

       Recurriendo a David Hernández y al párroco de la mencionada iglesia, don Roberto Hernández, conseguimos saber que se trataba de San Luis Gonzaga. Y a partir de ahí "solo" tenemos que reconstruir la posible historia social y religiosa vinculada a ella. Este jesuita italiano que vivió en la segunda mitad del siglo XVI (1568-1591) era hijo del marqués de Castiglione y de Marta Tana de Santena, una joven dama de la reina española Isabel de Valois, tercera mujer de Felipe II. Pero lo que más nos interesa de su vida es que la vivió con intensa piedad, tanto que fue ordenado jesuita, y que murió muy joven, con 23 años, a causa de la peste en Roma. Su iconografía coincide plenamente con la albúmina que nos muestra Antonio Sánchez: vestido de sacerdote con roquete, rasgos jóvenes, un crucifijo en la mano y rodeado de lirios, que significan la inocencia

19 de junio de 2020

El origen seguntino de los Arcos de San Juanito de Béjar (2ª Parte y final)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.848 (5/06/2020), p. 4.

       Para responder a la pregunta del origen de la fiesta de los Arcos de San Juanito de Béjar debemos remontarnos a 1871 y viajar con la imaginación hasta Sigüenza (Guadalajara). El 28 de mayo de ese año nace un infante del matrimonio formado por Raimundo Santamera y Petra Tejedor, a quien bautizaron con el nombre de José María. La familia podía considerarse de mediana posición para la época por regentar una carpintería y muy devota. No en vano el primo de Raimundo era don Eladio Mozas Santamera[1], sacerdote al que el papa Francisco ha declarado no hace mucho “venerable”. La educación cristiana recibida de sus padres y el contacto con otros sacerdotes de la familia hicieron que la vocación religiosa surgiera pronto en José María

 Eladio Mozas Santamera

           Conocida su inclinación sacerdotal por don Eladio, canónigo entonces de la catedral de Plasencia, no esperó a que su sobrino se echara atrás en sus sanas intenciones y le invitó a viajar a la ciudad extremeña para que cursase sus estudios en el seminario. 

11 de septiembre de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (5ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, 2009

Tomás Pérez Monroy, entre el rococó y el neoclasicismo



         Nuestro retablista regentaba un prestigioso taller en la Salamanca de la segunda mitad del siglo XVIII junto a su padre Agustín. Su evolución artística la podemos seguir casi sin salir de nuestra comarca, pues antes de hacer el retablo de Béjar materializó el mayor y un colateral para la iglesia de Gallegos de Solmirón (Salamanca), rococós, y después concluyó el mayor de Sorihuela (Salamanca), neoclásico


Fotografía antigua del desaparecido retablo de la iglesia de San Juan Bautista de Béjar



            El retablo mayor de Gallegos de Solmirón se contrató en 1786, once años antes que el bejarano, y afortunadamente nos han llegado tanto el retablo como su contrato [1]. Por él sabemos que de su mano también salió el retablo colateral del Santo Cristo, que debía acometerse en consonancia estilística con el mayor. Ambos sumaron 12.000 reales de gasto, en los que hay que incluir otras pequeñas piezas (dos credencias) y algunos arreglos.


            En los dos ejemplos estamos ante retablos paradigmáticos del rococó salmantino. El mayor es tetrástilo, es decir, se levanta sobre cuatro soportes de orden compuesto, generalmente columnas, aunque en este caso por la estrechez del espacio los extremos se reducen a pilastras. El tipo de fuste de columna es marca de la retablística salmantina rococó, con un anillo en el tercio inferior al que se adosan cintas avolutadas y motivos vegetales; sin embargo el fuste no está estriado, sino que es liso, más propio del posterior estilo neoclásico. Por supuesto, la rocalla y las sartas vegetales talladas en relieve cubren casi todos los paneles y el entorno de las hornacinas. Éstas son escasamente profundas y con peanas muy voladas para las imágenes de los santos. Por otro lado, sorprende la estrechez del retablo, que no ocupa los tres paños de la cabecera poligonal, sino simplemente el frontal, pero fue por expreso deseo de Francisco Alonso, mayordomo de la iglesia: (…) y esta obra [el retablo], se ha de hacer en línia [sic] paralela y no en tres ochavos [2].

5 de septiembre de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (4ª Parte)




Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial del Béjar en Madrid 2009


El contrato del retablo mayor y del tornavoz (II)



        La segunda de las fuentes documentales se redactó poco después, y en ella se recopilan las siete condiciones a las que Tomás Pérez Monroy habrá de someterse en la ejecución del retablo:




 Montaje actual de un retablo 
Imagen extraída de aquí


        “1.ª Es condición que toda la madera que se ubiese de emplear en la fábrica de dicha obra ayan de ser de los Oyos del Espino u Oyo Quesero. Limpias de nudos y teas en la forma mejor que se pueda”.



        La primera condición trata sobre la madera que se había de emplear. Es raro que en los contratos se clarifique la procedencia de la misma. En este caso de los pueblos abulenses de Hoyos del Espino o de Hoyocasero (Oyo Quesero), la msima exigida para el retablo mayor de Becedillas (Ávila) de Miguel Martínez de la Quintana [1]. Seguramente se trata de madera de pino, un material muy corriente usado para las estructuras y ensamblajes de los retablos, pero no así en las esculturas, a las que se les solía reservar una madera de mayor calidad. Se pide que la madera sea limpia y sin teas. La madera teosa es aquella que por abundar en resina es inconveniente para armar un retablo.

29 de agosto de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (3ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial del Béjar en Madrid, 2009.


El contrato del retablo mayor y del tornavoz (I)

            Tras bucear entre los protocolos notariales del Archivo Histórico Provincial de Salamanca, nos topamos con dos valiosos documentos referentes al origen del retablo y del tornavoz: el contrato y las condiciones de su ejecución[1]. A continuación, vamos a transcribir y comentar las partes más interesantes de dichos documentos, en los que, como dato más relevante, se nos aporta la fecha y la autoría del acuerdo. En ellos se nos dice que ambas piezas se contratan en 1797 por el maestro tallista salmantino Tomás Pérez Monroy.

         El primer documento tiene fecha del 20 de marzo de 1797, siendo la escritura de ajuste, convenio y obligación por la que el artista se compromete a realizar el retablo mayor ante uno de los escribanos de Béjar. Comienza así:

 Firma del tallista Tomás Pérez Monroy

     “En la villa de Béjar, a veinte de Marzo de mil setecientos noventta y siette, ante mí, el escribano público del número y Ayunttamiento de ella, parecieron de la una partte el Señor Don Gabriel Sánchez, presbítero cura rector de la Yglesia Parroquial de San Juan Bapttista destta villa, Francisco Hernández Ajero de Jph, maiordomo actual de su fábrica; y de la ottra Thomas Monrroy, vecino de la ciudad de Salamanca, profesor de arquittecttura y maesttro honorario de la escuela de divujo de ella y Salvador Rodulfo de esta vecindad. Y dijeron que haviendo determinado con el conocimiento y faculttades correspondientes consttruir nuevamente el rettablo de la capilla mayor de dicha Yglesia Parroquial. Levantó plan de él dicho Monrroy, que ha sido acepttado con las correspondientes condiciones y en su consequencia se han convenido en que bajo de ellas y cittado plano, haga y construia el rettablo el expresado Maesttro por el premio y canttidad de ocho mil reales de vellón, en que están unánimentte conformes, y para que conste en ttodo tiempo dichas condiciones y circunstancias, las presentan para que yo el escribano las insertte en estta escritura, y haciéndolo así, su litteral conttestto es el siguiente”.

22 de agosto de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (2ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, diciembre de 2010

Los desaparecidos retablo mayor y el púlpito de la iglesia de San Juan



         Lógicamente, el estudio de ambas obras lo hemos podido realizar a través de fotografía antiguas. Gracias a ellas se puede apreciar una concordancia estilística que las relaciona, pudiéndose catalogar dentro del estilo neoclásico, aunque como trataremos más adelante, con matices.

 Fotografía antigua del interior de la iglesia de San Juan

 Interior en la actualidad, sin retablo mayor


         El retablo [1] consistía en una pieza de tres calles y con un solo cuerpo entre predela y ático semicircular. En el cuerpo principal, con amplio banco y entablamento, las tres calles se dividen por medio de cuatro columnas lisas. La calle central estaba ocupada por un pequeño sagrario y en las laterales se abrían hornacinas para alojar imágenes. En el ático, la calle central toma forma de frontispicio rematado en frontón curvo, alojando otra hornacina más. El conjunto es sobrio, pues en la decoración dominan los elementos arquitectónicos, con frontones curvos, cajeados y molduras, que no hacen más que subrayar las líneas arquitectónicas de la traza. El ornato de talla se localiza en las calles laterales del ático y en la crestería del mismo con motivos de rocalla. En cuanto a las esculturas, parecen modernas y sin mérito artístico. En alguna fotografía realizada poco antes de su desaparición, se aprecia una intervención en el cuerpo principal, por la que se han eliminado motivos decorativos originales por otros modernos.

16 de agosto de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (1ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial "Béjar en Madrid" de diciembre de 2010.


I. La iglesia de San Juan y el arte

           

            La iglesia de San Juan pasa por ser la menos afortunada de entre los templos bejaranos en cuanto a interés artístico, opinión generalizada que no tendría que ser tan tajante. Es verdad que nos ha llegado sin la riqueza que atesora Santa María, ni la que tuvo El Salvador antes del incendio de 1936, o que palidece frente a la riqueza de la capilla mayor del santuario del Castañar, pero otra guerra, la de la Independencia contra el francés, y discutibles modas más modernas se han encargado de esquilmar su patrimonio.

 Interior de la iglesia de San Juan Bautista. Béjar


            Aún así, pese a la sensación de vacío que a uno le invade cuando entra en la iglesia, ésta conserva un conjunto de obras artísticas y arquitectónicas más que interesantes en espera de ser puestas en valor. No es el momento de entrar en detalle, pero en lo arquitectónico podemos llamar la atención de su ábside y de su torre (con unas inquietantes grietas que la recorren verticalmente moliendo los sillares), tardorrománicos, la capilla de los Aguilar del siglo XVII, el arcosolio de recuerdo escurialense del canónigo Bartolomé López Dávila a juego con los lucillos de los altares laterales, o la soberbia techumbre de la nave

23 de agosto de 2015

Preocupación por el estado de la torre- campanario de San Juan Bautista

Autora: Carmen Cascón Matas

Hace unos años en el Béjar en Madrid advertimos del mal estado de la torre-campanario de la iglesia de San Juan Bautista de Béjar. Construida según todos los indicios en la época de la repoblación, es decir finales del siglo XII o principios del XIII, su aire tosco, sus cimientos pétreos y su posición, emplazada en uno de los lugares más elevados de la villa, sugieren una función defensiva originaria. De hecho, la colocación de los campanarios bejaranos prácticamente en línea este-oeste (San Juan, San Gil, El Salvador, Santa María y Santiago) les confieren una función auxiliar a las líneas de muralla elevadas para controlar las posiciones adyacentes y el castillo- palacio de los duques de Béjar en la Plaza Mayor. Una ventana con perfil lobulado ha llevado a algunos investigadores desde tiempo antiguo a clasificarla dentro del apartado de la arquitectura musulmana aunque de ello no haya referencias documentales

Cuerpo de campanas de la torre

Su estado de conservación, francamente preocupante, llevó ya a finales del siglo XIX al arquitecto municipal Benito Guitart Trulls a realizar un informe negativo de esta torre y de otras iglesias bejaranas. Desde entonces muchas han sido las voces que se han alzado en diferentes medios de comunicación sobre su deterioro. Es por ello que hace unos años la parroquia recurrió a un examen técnico que arrojó el visto bueno y la colocación de una serie de "testigos" o rellenos de masa en una de sus grietas para advertir posibles empeoramientos en la construcción.

25 de julio de 2009

Abrimos en verano (1ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.512. 22 de agosto de 2008

Este es el lema escogido por la Junta de Castilla y León para llevar adelante su programa de apertura de monumentos durante el verano, en colaboración con los distintos obispados de la región. Se han escogido para tal fin zonas turísticas de gran riqueza patrimonial (ciudades patrimonio, románico norte, mudéjar al sur del Duero…), proponiendo diversas rutas a través de algunos de los monumentos religiosos más importantes, que abren sus puertas a los turistas las mañanas y las tardes casi todos los días de la semana.

Béjar y alguno de los pueblos de su entorno han sido incluidos dentro de esta plausible iniciativa. La ruta por las iglesias de la Sierra de Béjar es uno de los itinerarios trazados dentro del área monumental que se ha denominado Sierras del Sur, que se compone de otras rutas por el patrimonio eclesiástico de Ciudad Rodrigo, de la Sierra de Francia, y de la zona abulense del Barranco de las Cinco Villas. Las iglesias que componen el recorrido por nuestra comarca son las parroquias de San Juan y de Santa María de Béjar, la de Ntra. Sra. de la Asunción de Montemayor del Río, su homónima de Candelario, y la parroquia de Santa María la Blanca de Fuenterroble de Salvatierra. Esperemos que para el próximo verano la oferta se pueda ampliar, incluyendo tras iglesias importantes como las de Puente del Congosto, Navacarros, Cespedosa de Tormes o Colmenar de Montemayor, por citar algunos ejemplos.

 Torre- campanario de San Juan Bautista.
Béjar

En la zona más elevada del Béjar histórico se construyó la iglesia de San Juan Bautista. Comenzada, como las más antiguas de Béjar, a principios del siglo XIII en la fase tardía del románico. Conserva de esta primitiva fábrica su único ábside semicircular y el tramo presbiterial, cerrado con bóveda de cañón apuntado, que se refuerza con arcos ojivales. De este momento también es la torre, muy deteriorada y agrietada, en cuyo último cuerpo se abren varios arcos apuntados doblados. La nave primitiva se sustituyó en el siglo XVI por otra mucho más amplia, aunque conservando las dos portadas medievales; la principal de un gótico muy clásico. En el interior de la nave, unos enormes arcos diafragma soportan la techumbre de madera (que nada tiene de mudéjar como alguna vez se ha dicho), descansando en ménsulas acapiteladas renacentistas. El coro ya es obra del siglo XVII.

20 de junio de 2009

El canónigo de Plasencia Bartolomé López Dávila


Autora: Mª del Carmen Cascón Matas.
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.538. 6 de Marzo de 2009

Pero vayamos a lo más interesante. Como hemos comentamos en el anterior artículo, Juan Núñez Burgalés de Prado, Contador Mayor del Duque de Béjar, estaba casado con Isabel López Dávila de familia igualmente hidalga. Y aquí viene la relación entre ambos personajes, Juan Núñez y Bartolomé López Dávila, pues hemos encontrado evidencias de que el Canónigo enterrado en la iglesia de San Juan Bautista era hijo de doña Isabel, quizás fruto de un matrimonio anterior. En un libro de fábrica de El Salvador queda escrito 4 Reales para la fiesta (que por cierto se hacía en la octava del Corpus) y misa que se hace por la mujer de Juan Nuñez que paga el Canonigo Bartolome Lopez, su hijo. Bartolomé tomó el apellido materno, López Dávila, en una época en la que, por otra parte, se consideraba práctica corriente trocarlos de orden. Como no hemos hallado aún su partida de bautismo, desconocemos el nombre de su padre. Lo que sí tenemos claro es que a la muerte de su padrastro Juan Núñez en 1604, Bartolomé no hereda el mayorazgo, sino un hermano de su padrastro llamado Antonio.


Vista parcial del sepulcro del Canónigo Bartolomé López Dávila
Iglesia de San Juan Bautista. Béjar.


Ante la ausencia de datos que lo confirmen, no sabemos el lugar de nacimiento de Bartolomé López Dávila, aunque residió en Béjar durante muchos años y mantuvo por ella un cariño especial a lo largo de su vida. A edad temprana se le destinó al clero, quizás por el impedimento de heredar el mayorazgo de su padrastro, y en 1598, finalizados ya sus estudios eclesiásticos, probablemente en Plasencia, se encuentra de vuelta en nuestra Villa. En esa fecha se le documenta como clérigo beneficiado de San Juan Bautista y capellán de la memoria de misas de su padrastro Juan Núñez con sede en la iglesia de El Salvador, cargos que le reportaban el sustento necesario para sobrevivir holgadamente.

Al fin y al cabo todo quedaba en la familia.Bartolomé, ávido de posicionarse en los altos cargos eclesiales, proceso natural entre los presbíteros pertenecientes a familias hidalgas, ascendió dentro de la pirámide del obispado placentino hasta ostentar los cargos de Canónigo y Visitador General. Hombre interesado por las artes, disfrutaría recorriendo las parroquias, instando a mejorar los hábitos de párrocos y feligreses, inspeccionando la transparencia en las anotaciones de los libros de cuentas, la correcta disposición de los bienes o manteniendo una cierta decencia y orden en las iglesias, conventos y edificios religiosos en general. En su mano se hallaba desde ordenar y dar permiso para comenzar obras hasta comprar un cáliz, una casulla o enmendar las actitudes relajadas de ciertos párrocos.

Retrato de don Cristóbal Suárez de Ribera de Velázquez.
Museo de Bellas Artes de Sevilla.
La pose e incluso los rasgos físicos de este personaje
se dan un aire a los de nuestros Canónigo...

Todo ello le hace ser considerado personaje clave para lograr entender las obras de remodelación de los templos bejaranos, en ebullición desde mediados del siglo XVI. Además no actúa como mero testigo, sino como un emisario entre el obispado y Béjar y, a título personal, como mecenas. Se documenta a don Bartolomé recorriendo las iglesias de la Villa y Tierra al menos dos o tres veces al año, estampandosu compleja firma al final de los informes de visita. Nos imaginamos al regordete eclesiástico subido a lomos de una mula o caballo, recorriendo los pueblos uno a uno, en largas jornadas, para inspeccionar el alzamiento de un campanario aquí, el arreglo de una bóveda resquebrajada allá, sabiendo lo que era necesario en cada momento. En su ardua tarea le acompaña Juan López Dávila, sobrino de Bartolomé, y que, con el tiempo, llegaría a heredar sus cargos.


Del buen desempeño de su labor y especial aprecio por Béjar destacaremos sólo dos ejemplos. En 1622 Bartolomé da licencia para la construcción del coro bajo y del segundo tramo de la torre campanario de la iglesia de El Salvador de Béjar, para las que se elige como maestro cantero a Pedro Hernández de Cogollos. En 1627 el Canónigo decidió asentar una comunidad de Carmelitas Descalzos para que se ocuparan de la ermita del Castañar, pero debió de encontrar alguna dificultad para ello, por lo que tomó finalmente la resolución de construir una hospedería y fundar dos capellanías, según datos extraídos de don Juan Muñoz.


En 1630 (fecha que puede leerse dentro de una cartela situada sobre la cornisa que remata el lucillo), concluidas las obras de construcción de su sepulcro en la iglesia de San Juan Bautista, en la que quiso ser enterrado por ser clérigo beneficiado, ordena esculpir sobre el duro granito, por encima de su estatua orante, en un friso, para mayor gloria suya:

LA DOTACION DE ESTE ENTIERRO SE PAGO PARA LA OBRA DEL CORO Y DORAR LA CUSTODIA. AÑO 1639.

Diez años más tarde, al final de sus días y recopilando otras labores de mecenazgo, incluyó una inscripción esculpida sobre pizarra negra situada bajo su estatua orante:

EL LICENCIADO BARTOLOME LOPEZ DAVILA CANONIGO DE PLASENCIA, BENEFICIADO EN ESTA IGLESIA DOTO ESTE ENTIERRO Y 3 SEPULTURAS AL PIE PARA SUS DEUDOS. HIZO A SU COSTA EL ALTAR DEL SANTISIMO CRISTO. MANDO LA LAMPARA DE PLATA CON DOTACION PERPETUA PARA ACEITE. DEJO OTRAS MEMORIAS Y CAPELLANIAS EN ESTA IGLESIA. AÑO 1649.

El sepulcro es de una labor inmejorable, a imagen y semejanza de los reales de El Escorial, y similar al de su padrastro Juan Núñez y su madre Isabel López Dávila en El Salvador, aunque más grandioso. El Cristo al que mira la estatua ha desaparecido, destruido por los franceses durante la Guerra de Independencia. La misma suerte habría corrido don Bartolomé si su estatua orante no hubiese sido esculpida en duro granito.

Interior de la iglesia de San Juan Bautista. Béjar

Los altares labrados en piedra de la iglesia de San Juan Bautista se alzaron en memoria de los López Dávila: el entierro y altar de la izquierda gracias al mecenazgo del Canónigo don Bartolomé y el de la derecha al de su sobrino el también Canónigo don Juan. Sin embargo, me gustaría pasar por alto la labor en pro del arte de ambos, no por desidia, sino porque merece ser tratada en un artículo específico que esperamos publicar en breve.

La vida de don Bartolomé puede deparar muchas sorpresas, pero mientras tanto continúa ahí, orando a un Cristo desaparecido, su nombre se ha diluido con el paso del tiempo, nadie le recuerda, se desconoce su labor de mecenazgo, su sepulcro se ha descolorido, su escudo ya no representa nada, no es don Bartolomé es San Torreznito y, si aún permanece en su sitio, se debe más a costumbre y peso, que a respeto. Con todo, y a pesar de los siglos y el olvido, la dura y fría lápida aún susurra su historia.

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DOCUMENTALES

-Libro de fábrica de la iglesia de El Salvador nº 1 (1573- 1620) y nº 2 (1621- 1705) consultados para el caso de las obras de la iglesia y la capellanía de Juan Núñez.
-Libro de la Cofradía de San Albín, depositado en el archivo de la parroquia de Santa María.
-Documentos sueltos de los archivos de las parroquias de Santa María la Mayor y El Salvador de Béjar
-Libro de fábrica de la iglesia parroquial de San Bartolomé, de Navalmoral de Béjar (MUÑOZ DOMÍNGUEZ, José “Naturaleza versus artificio. El monte, “El Bosque “ y otros jardines bejaranos del siglo XVIen DOMÍNGUEZ GARRIDO, U Y MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J (coords) en “El Bosque” de Béjar y las Villas de recreo en el Renacimiento. Béjar, 1997. Págs. 48-93.
MUÑOZ GARCÍA, Juan: “Historia de la Santísima Virgen del Castañar, Excelsa Patrona de Béjar y su comarca”, Ofrenda a la Santísima Virgen del Castañar, vol. 1, Prensa Española, Madrid, 1963, pp. 129-304.

4 de mayo de 2009

La Dolorosa de San Juan Bautista: pieza elegida para las Edades del Hombre



Autores: Roberto Domínguez Blanca
Mª del Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 1 de mayo de 2009

En esta nueva edición de la Exposición de las Edades del Hombre que tendrá esta vez como sede la ciudad de Soria, el obispado de Plasencia estará representado con una pieza perteneciente a una iglesia bejarana: La Dolorosa de la iglesia de San Juan Bautista. Nuestros lectores ya conocerán esta obra, que hace pareja con la talla del Ecce Homo, pues publicamos en este semanario un breve análisis aprovechando su restauración, hace ahora un año, por la Fundación de las Edades del Hombre. Recordemos que este mismo taller restauró el altar de la Virgen del Carmen durante este pasado verano, lo que ha servido para dar a conocer el patrimonio de esta iglesia fuera de Béjar.



La talla de la Dolorosa, es un busto largo o escultura de medio cuerpo en madera dorada y policromada, y de autor desconocido, pudiendo ser fechada en la primera mitad del siglo XVIII. Sus dimensiones son 100 x 56 x 50 cm. El primer investigador que se percató de la importancia de esta escultura fue el profesor Manuel Gómez-Moreno, que visitó la ciudad textil en 1901, definiéndola junto al Ecce Homo como “obras barrocas, delicadas de factura, muy bellas, correctas y expresivas”. En ese momento las halló en la capilla del que era entonces hospital de Béjar, el exconvento de San Francisco, señalando que a su vez procedían del de la Anunciación, otro de los conventos de la ciudad desamortizados en el siglo XIX. El periplo de las tallas terminó al ser trasladadas definitivamente a la iglesia de San Juan, pues el historiador local don Juan Muñoz, en una publicación de 1963, las ubica en la capilla funeraria de los Muñoz de Aguilar en dicha iglesia. Sin argumentos sólidos, en su momento consideró que estas tallas habían salido de la mano del escultor Alejandro Carnicero.

11 de febrero de 2009

Los bustos de La Dolorosa y Ecce Homo de la iglesia de San Juan



Autores: Roberto Domínguez Blanca
Mª del Carmen Cascón Matas
Oscar González Hoya

Publicado: Béjar en Madrid nº 4493. 25 de Abril de 2008





Esta Semana Santa hemos podido contemplar ya restauradas las imágenes de La Dolorosa y el Ecce Homo de la Iglesia de San Juan Bautista. Ambas se han colocado actualmente en el arcosolio del lado sur de la nave. Nuestros lectores quizás tengan idea de qué piezas nos estamos refiriendo, sobre todo en el caso de La Dolorosa, que sigue ocupando el mismo lugar. Menos conocida es la excelente talla del Ecce Homo, pues esta estaba retirada del culto por su lamentable estado de conservación, como se puede ver en las fotografías.