Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, diciembre de 2010
Los desaparecidos retablo mayor y el púlpito de la iglesia de San Juan
Lógicamente,
el estudio de ambas obras lo hemos podido realizar a través de fotografía
antiguas. Gracias a ellas se puede apreciar una concordancia estilística que
las relaciona, pudiéndose catalogar dentro del estilo neoclásico, aunque como
trataremos más adelante, con matices.
Fotografía antigua del interior de la iglesia de San Juan
Interior en la actualidad, sin retablo mayor
El
retablo [1] consistía
en una pieza de tres calles y con un solo cuerpo entre predela y ático
semicircular. En el cuerpo principal, con amplio banco y entablamento, las tres
calles se dividen por medio de cuatro columnas lisas. La calle central estaba
ocupada por un pequeño sagrario y en las laterales se abrían hornacinas para
alojar imágenes. En el ático, la calle central toma forma de frontispicio
rematado en frontón curvo, alojando otra hornacina más. El conjunto es sobrio, pues
en la decoración dominan los elementos arquitectónicos, con frontones curvos,
cajeados y molduras, que no hacen más que subrayar las líneas arquitectónicas
de la traza. El ornato de talla se localiza en las calles laterales del ático y
en la crestería del mismo con motivos de rocalla. En cuanto a las esculturas,
parecen modernas y sin mérito artístico. En alguna fotografía realizada poco
antes de su desaparición, se aprecia una intervención en el cuerpo principal, por
la que se han eliminado motivos decorativos originales por otros modernos.
El
púlpito, como era habitual, podía combinar diversos materiales:
granito para la base y el fuste, hierro para la barandilla de acceso y el
antepecho, y madera ensamblada y tallada para el tornavoz. Los púlpitos de
nuestra comarca solían ser sobrios, pues como otras piezas similares (pilas
bautismales, por ejemplo) el granito no permite un trabajo muy pormenorizado
(aunque hay excepciones, como el púlpito de La Alberca). De este modo, la
riqueza decorativa se concentraba en el tornavoz, muy comedida en este caso al
entrar en la senda de la estética neoclásica. Se reducen a tres los elementos
que lo configuran: la campana piramidal de planta poligonal, su crestería y la
linterna de remate. La linterna o cupulín se inspira en la arquitectura de las
grandes cúpulas, que se solían rematar con otra de muy pequeño tamaño
(cupulín). El nombre de linterna viene de la función que tenían muchos de estos
cupulines, de iluminar cenitalmente el espacio que cubría la gran cúpula, al
practicarse en sus paredes pequeñas ventanas.
Retablo desaparecido, detalles
El
caso es que ambas obras se desmontaron en la segunda mitad del siglo XX; el
púlpito, como en muchas iglesias, al decaer su uso y el retablo mayor seguramente
por una cuestión estética discutible, cuando se decidió picar por dentro la
pared del ábside. Se dejó a la vista los sillares románicos, a la vez que se le
condenaba al ostracismo al retablo.
Gracias
a una carta dirigida al párroco de San Juan por la Dirección General
de Bellas Artes del Ministerio de Educación y Ciencia, y con fecha de 9 de
marzo de 1970 [2], sabemos que el retablo
ya no se encontraba en la capilla mayor. Así, se informa que las obras
terminadas en ese momento eran las siguientes:
Firma del tallista, Tomás Pérez Monroy
“Al interior, picado
del ábside, picado y blanqueo sobre el tendido de yeso de capillas de la
cabecera, con limpieza de la cantería, picado y limpieza de las bóvedas a los
pies de la edificación, derribo de la molduración de escayola en embocadura de
ábside, calas para la inspección de la mampostería de los muros.
Al exterior, limpieza de la cantería
y blanqueo de paños intermedios”.
En
resumen, en este momento se ejecutaron las obras necesarias para acondicionar
el ábside románico tal y como hoy lo conocemos: libre de postizos de escayola y
con las juntas de los sillares blanqueadas.
Detalle del presbiterio en la actualidad, con el ábside románico de sillares vistos
En
un escrito de la parroquia fechado en la Pascua de Resurrección de ese mismo año [3], se
nos informa que desde 1966 ya existía un proyecto de restauración aprobado por
el Consejo Parroquial. Para estas intervenciones se contó con el asesoramiento
del arquitecto ministerial D. Fernando Pulín, que visitó el templo dos veces.
También inspeccionó las obras D. Fernando Ballesteros acompañado del señor Pons
Sorolla, de la Dirección General
de Arquitectura, quienes dieron su parecer sobre la recuperación del ábside.
En
el mismo documento se habla de la suerte del retablo mayor, en la que se
explicita la incomprensión que despertaba buena parte de nuestro patrimonio
dieciochesco, algo típico de la época y que aún hoy perdura. Según se puede
leer, como mal menor los mismos arquitectos aconsejan recoger el retablo, no
tirarlo, si bien la persona que redacta el informe considera que “(…) aunque el dorado era bueno, la factura
era pobre, sin valor artístico y sin antigüedad, Las tallas –tres- muy modernas
y ordinarias”[4]. En efecto, las tallas que en ese momento serían de escayola y sin
valor, puesto que las originales se perderían en la francesada. Sin embargo, el
análisis del retablo es excesivamente duro, pese a que es cierto que puede resultar
un tanto anodino dentro de su estilo, y además con intervenciones modernas que
lo alteraron. Distinta es la apreciación de todo lo que suene a medieval, y más
si lleva la vitola de lo románico, manifestándose en este caso desde el propio descubrimiento
del ábside al interior, hasta la propuesta para adquirir mobiliario y una mesa
de altar “que tenga sabor románico”[5].
Órgano barroco de la iglesia de Santa María, Béjar
Al
hilo de los gustos estéticos, resulta paradójico que en febrero de 1971, ante
la pérdida del órgano histórico de la iglesia, se estudia la posibilidad de
hacerse con uno de los dos barrocos que aún se conservan en las iglesias de
nuestra comarca [6], sin contar el de Santa
María. Parece ser que se intentó infructuosamente comprar el de la parroquia de
Navacarros, instrumento dieciochesco cuya decoración la realiza el tallista salmantino
Agustín Pérez Monroy, pero el cura de allí no dio facilidades. Más propicio fue
el contacto con el de Puente del Congosto, pues según parece y con la
aquiescencia del obispo de Plasencia, se podría llegar a un buen entendimiento.
Se diagnostica lo inservible que estaba el órgano como instrumento musical, y
no se plantea poder restaurarlo de inmediato por el elevado coste que
supondría. Pero sí se alaba su calidad artística y su cualidad como elemento
decorativo para dar empaque y solemnidad al vacío de la tribuna. Al final, no
hubo acuerdo.
Continuará
[1] Las fotografías antiguas
han sido cedidas amablemente por el blog Archivo Fotográfico y Documental deBéjar.
[2]
Archivo Parroquial de San Juan de Béjar: Documentación
suelta.
[3] Ibidem.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem.
[6] Ibidem.
No he conocido el retablo. Pero ahora la iglesia parece más grande, y está más iluminada.
ResponderEliminarBuen artículo.
Un beso
Es interesante está Iglesia y la historia de como ha ido remodelándose a través de su historia, es una lástima que cuándo visité Salamanca está población no estuviera incluida en las diversas excursiones y bien próximo que estuvimos cuando visitamos Candelario.
ResponderEliminarBesos
Es interesante está Iglesia y la historia de como ha ido remodelándose a través de su historia, es una lástima que cuándo visité Salamanca está población no estuviera incluida en las diversas excursiones y bien próximo que estuvimos cuando visitamos Candelario.
ResponderEliminarBesos
Soy de la misma opinión de Laura. Por otra parte me alegra saber que hay un movimiento tendente a salvar la torre, si es que tiene salvación.
ResponderEliminarUn abrazo,
Actualmente me parece más moderna y desahogada, pero al ver las antiguas fotografías creo que me hubiese gustado lo anterior.
ResponderEliminarUn abrazo.
Contar los pormenores de los elementos que han ido desapareciendo en nuestras localidades, o cambiados por otros nuevos, nos enseña que junto a quienes no importa la Historia del Patrimonio patrio se mueven otros personajes para los que sí importa, y mucho.
ResponderEliminarEs gracias a su esfuerzo silencioso y efectivo que si hoy visitamos un pueblo, por pequeño que sea, raro será que no contenga una porción de su pasado artístico.
Un saludo.
Olá.
ResponderEliminarExcelente postagem sobre esse importante patrimônio histórico.
Um ótimo domingo.
Abraço.