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3 de abril de 2021

Siguiendo la pista a la Virgen de las Angustias a través de la documentación (2ª Parte). Datación y autoría

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4853 ( 21/08/2020), p. 6.

         Después de la magnífica restauración acometida por el taller de Simancas, la talla de la Virgen de las Angustias se ha podido definitivamente datar a mediados del siglo XVIII, una fecha que se correspondería con la historia de María La Morala narrada por don Juan Muñoz [1], ya que sigue los patrones que se van introduciendo de corte neoclasicista a la vez que continúan en cierta forma ciertos signos que la entroncan con el barroco. No olvidemos que durante el siglo XVIII se desarrollan dos estilos distintos en España: una tendencia barroca más vinculada a lo español y castellano, que continúa estilísticamente, y otra rococó y neoclásica que proviene de influencia francesa y de la nueva dinastía borbónica. La Virgen de las Angustias de Béjar está a caballo entre una y otra.

 

            Así esta pieza se asemeja estilísticamente con la Piedad que realiza Luis Salvador Carmona, de escuela vallisoletana, para la catedral de Salamanca hacia 1755 [2], pero es un tanto más avanzada en cuanto que se nota en ella la impronta neoclásica, tanto en la aplicación de los colores como en los rasgos serenos y contenidos de la talla. No es neoclásica en el término literal de la palabra, pues todavía se aplican en ella tonos rosáceos para la túnica y el cristo aún muestra los signos de la pasión, por ejemplo la sangre. Sin embargo tampoco es rococó estricto senso porque la policromía es más oscura en el manto y no se utilizan brillos sobre la policromía. 

27 de marzo de 2021

Siguiendo la pista a la Virgen de las Angustias de Béjar a través de la documentación. Procedencia

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.852 (07/08/2020)

     La primera noticia historiográfica más reciente sobre la talla de Nuestra Señora de las Angustias data de mediados del siglo XX y pertenece a don Juan Muñoz [1]. Basándose en un escrito inédito del escribano del Ayuntamiento de Candelario del siglo XIX, Joaquín Peña Rico, nos narra la historia de la monja terciaria franciscana María García Morales, conocida con La Morala. Resumiremos sus visiones milagrosas explicando que experimentaría en casa de la fabricante Antonia Hernández Ajero[2] una de aquellas en la que contempló a la Virgen sentada a los pies de la cruz, sosteniendo en los brazos a Su Hijo muerto y llevada en andas por un coro angélico que cantaba el himno del Stabat Mater Dolorosa. María relató que la Virgen le dijo: Vengo para concederte lo que me pides. Coloca en la iglesia del Convento San Francisco una imagen mía en la que yo esté representada tal como aquí me ves. Y diciendo esto, sacó una llave y, por la llaga del costado, abrió el pecho y habló: Aquí está el amor. Pon aquí tu corazón. 

 

Nuestra Señora de las Angustias 

28 de agosto de 2020

La aportación escultórica de José Planes Peñalver a Béjar

 Autor: Manuel Álvarez-Monteserín Izquierdo

Publicado: Béjar en Madrid

 

     José Planes Peñalver nació junto a La Senda de Granada en Espinardo (Murcia) el 23 de diciembre de 1891. Desde que comienza a tener uso de razón muestra cierto interés y atracción por las figuras de los belenes murcianos y por los personajes que se desarrollan en ellos. Es en estos momentos cuando comienza a moldear figuritas con los barros de los bancales de la huerta del Segura. Sus primeros seguidores fueron los chiquillos de la escuela.

José Planes Peñalver

       Es su madre quien le anima a que asista a las clases de dibujo del Círculo Católico de Obreros de Murcia, con José Mª Sobejano, gran pintor costumbrista del momento. El interés que despierta en él la escultura hará que vaya también a clases de modelado en La Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia. Si sus comienzos en el mundo de la pintura y escultura fueron en Murcia, completaría estos en Madrid, gracias a Antonio Clemares y Juan de la Cierva Peñafiel.

 

10 de abril de 2020

Apuntes de la desamortización en Béjar (1836)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2019.

    Apenas han llegado hasta nosotros noticias de la desamortización de los tres conventos bejaranos y del trauma que tal decisión gubernamental provocó en cuanto a la pérdida de patrimonio artístico, material y espiritual[1], al margen de las consecuencias vitales en las vidas de los antiguos religiosos y religiosas, desalojados de la clausura. Sus propiedades fueron vendidas en pública subasta, los objetos del culto se repartieron entre las iglesias de Béjar y de los pueblos cercanos, y sus moradores se vieron obligados a mudarse. Porque una vez clausurados las autoridades eclesiásticas y provinciales designadas al efecto instaron a cada uno de ellos a tomar la segunda decisión más importante de sus vidas: si eran frailes ordenados se les daba la opción de trasladarse a otra ciudad y seguir la vida conventual en cualquiera de los monasterios de su orden monástica repartidos por España, preferentemente de su diócesis, o pasar a formar parte del clero secular de las distintas parroquias bejaranas dependiendo a partir de ese momento de la autoridad episcopal; en el caso de su condición femenina, se les ofrecía la opción primera, única y exclusivamente

 
 Claustro del convento de San Francisco

14 de febrero de 2020

El anhelado museo (1908-1965). Notas para la historia del Museo de Béjar (3ª Parte y final)

Autor: Pablo Puente Aparicio
Mesa redonda organizada por el Centro de Estudios Bejaranos el 15 de diciembre de 2012.

En enero de 1949, en sesión municipal, se acordó la organización de un museo bejarano a propuesta del concejal y Director de la Escuela de Peritos, Antonio Camarasa Monge. Béjar en Madrid indicaba que no se conocía “el local donde habrá de instalarse ya que con los que cuenta el Municipio habrá de arreglarlo convenientemente. Por ello la primera gestión que ha de llevarse a cabo es la recogida de aquellos objetos que se estimen apropiados para figurar en las salas de aquél”. Se ofreció la dirección a don Juan Muñoz García, cronista de la ciudad (1937) y académico correspondiente de la Academia de la Historia (1942).

 Valeriano Salas Rodríguez, coleccionista y escritor

En septiembre se celebró en la Escuela de Peritos Industriales el “Primer Certamen Provincial de Arte”, un empeño del director de la Escuela con la idea de “crear en Béjar una tradición artística”. Ocupaba tres salas y dos galerías del piso superior. En la primera sala se exponía pintura, con 14 expositores y 47 obras. En la segunda sala se colgaron 36 cuadros, de 9 artistas, declaradas fuera de concurso. La tercera sala, llamada Sala-Museo, contenía obras de pintura y escultura “dejadas por los señores de Béjar”.
Allí se expusieron 5 tablas del retablo de San Gil, junto con cuadros de Agustín Segura, Fernández Curro, Hipólito Portabella, un crucifijo de Mariano Benlliure, y una colección de monedas y objetos prehistóricos, así como “tijeras de marchamar paños que usaba antiguamente la Real Fábrica”. Por último en las galerías se colgaron fotografías de unos 200 artistas, así como esculturas que ocupaban indistintamente las tres salas. 

31 de marzo de 2019

Historia del paso "El Calvario" de Francisco González Macías


 Autor: David Hernández Sánchez
Publicado: Semanario Béjar en Madrid nº 4.822 (05/04/2019), p. 12 y 4.823 (23/04/2019), p. 13.


          El encargo del paso de El Calvario (también conocido como El crucificado) en agosto de 1946 por parte de la Cofradía de la Santa Vera Cruz a Francisco González Macías supuso para el escultor una gran satisfacción, ya que hasta entonces Béjar no tenía ninguna talla procesional suya. Desde hacía tiempo, se esperaba con ansiedad por un gran sector de la población que una entidad local le encargara una obra como reconocimiento a los méritos alcanzados por su trabajo y estudios, y como medio de estimularle en su carrera artística. 

Imagen del Cristo Crucificado antes de policromar (primera talla del grupo escultórico de El Calvario) (Revista Christus, Semana Santa Salamanca 1947)


      El entusiasmo que le supuso este encargo, unido a su experiencia en la talla de crucifijos y pasos procesionales, le llevan a trabajar muy activamente, y así, en enero de 1947, la prensa bejarana recoge la noticia de que los trabajos de creación de la primera talla que compone el grupo escultórico están muy avanzados.

31 de diciembre de 2018

La recuperación de dos tallas del escultor valenciano Vicente Tena Fuster

Autor: David Hernández Sánchez 
Publicado: Semanario Béjar en Madrid nº 4.819 (15/02/2019), p. 9. 

      En la primera mitad del siglo XX, debido al aumento de las devociones o para reponer las pérdidas causadas el paso del tiempo, uno de los talleres que más trabajó para Béjar fue el de Vicente Tena Fuster, valenciano, discípulo de Modesto Pastor Juliá. 


 Catálogo del taller de Vicente Tena

       De este taller, llegaron a la iglesia de San Juan Bautista las imágenes de san José (1903), san Vicente Ferrer con su retablo (1905), san Antonio de Padua (1905) y el titular de la misma, san Juan Bautista (1907), talla donada por Juan Bautista Zúñiga Rodríguez. Para la capilla de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados se encargó un Sagrado Corazón (1903), salvado milagrosamente del incendio de los años 60, y para el santuario de la Virgen del Castañar una pareja de ángeles lampadarios (1925) [1]. Todas las imágenes mencionadas, excepto la de san Vicente Ferrer, se conservan y pueden contemplarse en los lugares citados. 

20 de febrero de 2018

Gil Laso: “En el arte, el tiempo no debe ser una limitación".



Autor: Manuel Álvarez-Monteserín Izquierdo
Publicado: Semanario Béjar en Madrid  (16/0/2018)



Se cumplen cien años de la gran devastación que sufrió la provincia de Salamanca y más concretamente la campiña armuñesa y sus poblaciones, entre las que se encuentra Valdunciel, población que vio nacer a Gil Antonio Laso Fraile, el 14 de febrero de 1912.  Son muchas las reseñas de la época recogidas en la prensa local y nacional como El Adelanto, diario de Salamanca, y el ABC de tirada nacional, que reflejan lo ocurrido en la provincia salmantina durante el día de San Pedro, 29 de junio de 1918.


Han bastado unos instantes de fatalidad cruelísima para que la campiña armuñesa, ubérrima y florida, rebosante de trigales, que granaban con la gloria de una esperanza, se hayan convertido en un páramo infecundo, lleno de tristes realidades y de desoladas inquietudes” (El adelanto, 1 de Julio de 1918).

Gil Laso, como le conocía todo el mundo, con sus padres y hermanos se trasladan a Béjar en busca de futuro en el año 1920, pues las tierras que cultivaba su padre, como colono en Valdunciel, habían quedado arrasadas y la hambruna era cada vez más palpable. Para gloria de Béjar este niño de 8 años se convertiría más tarde en el gran artista en la talla de la madera, en el padre de familia entusiasmado con la vida, a pesar de los duros momentos que le tocó vivir, con guerra civil incluida y en un gran  protector de lo suyo.

3 de julio de 2017

Pila bautismal de la iglesia de Santa María de la Encina de Burguillos del Cerro: una obra de arte esculpida en la piedra



Autor: Antonio Surribas Parra

         Estimados amigos,

        Los burguillanos, a mediados del siglo XVIII, encabezados por don Juan de Liaño y Sánchez-Arjona, tuvieron un sueño:

   Levantar una iglesia tan grande como su castillo.

        A fe que lo consiguieron, construyendo una de las mayores iglesias de Extremadura. La nueva iglesia parroquial de Santa María de la Encina y San Juan Bautista fue consagrada en el año 1800. Su construcción se inició en 1745 y finalizó en 1795.

 
        En cincuenta años, se levantó una maravillosa iglesia neoclásica, que guarda en su seno un magnífico patrimonio artístico procedente de las dos antiguas iglesias templarias: de Santa María de la Encina y de San Juan Bautista -cerradas al culto al consagrarse la nueva parroquia-; de los dos conventos desamortizados en el s. XIX: el de las Llagas de San Francisco y el de la Concepción; así como los de las ermitas de San Vicente, Ntra. Sra. Encarnación de Torres y Santa María del Valle, que fueron cerradas al culto en siglos anteriores.

10 de octubre de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (6ª parte y final)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, 2009.

El clan artístico de los Pérez Monroy

            Tomás Pérez Monroy forma parte de una saga de artistas que al menos se remonta a su bisabuelo. Éste se llamaba Diego Pérez Monroy y era de oficio pintor con taller abierto también en la ciudad del Tormes. A través de su testamento redactado en 1708 [1], sabemos que contrajo dos veces matrimonio, y de su primera mujer, Águeda Fernández, tuvo dos hijos, Antonio y Ramón. En el catastro del marqués de la Ensenada, realizado en 1753 [2], Antonio es citado como oficial ensamblador y Ramón, abuelo de Tomás, como maestro carpintero

 Retablo mayor de la iglesia de Navacarros (Salamanca) de Agustín Pérez Monroy

         Su padre fue Agustín Pérez Monroy, un importante ensamblador y tallista salmantino de la segunda mitad del siglo XVIII. Junto a Miguel Martínez de la Quintana [3] y Manuel Vicente del Castillo [4] divulga el tipo característico de retablo rococó salmantino por toda la provincia de Salamanca y limítrofes (Zamora, Ávila, Cáceres). Las primeras obras de Tomás son idénticas a las del padre, hasta que la necesidad de adecuarse a la nueva estética neoclásica le obliga a irse distanciando de lo aprendido durante su formación, presumiblemente junto a su progenitor. Realmente es complicado poder evidenciar a simple vista diferencias entre la obra de los cuatro maestros citados. A fin de cuentas, todos hacen suyo un diseño que crea el arquitecto Andrés García de Quiñones hacia 1760 para dos retablos colaterales de la iglesia del Colegio Real de la Compañía de Jesús de Salamanca, materializados finalmente por Agustín Pérez Monroy [5].

11 de septiembre de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (5ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, 2009

Tomás Pérez Monroy, entre el rococó y el neoclasicismo



         Nuestro retablista regentaba un prestigioso taller en la Salamanca de la segunda mitad del siglo XVIII junto a su padre Agustín. Su evolución artística la podemos seguir casi sin salir de nuestra comarca, pues antes de hacer el retablo de Béjar materializó el mayor y un colateral para la iglesia de Gallegos de Solmirón (Salamanca), rococós, y después concluyó el mayor de Sorihuela (Salamanca), neoclásico


Fotografía antigua del desaparecido retablo de la iglesia de San Juan Bautista de Béjar



            El retablo mayor de Gallegos de Solmirón se contrató en 1786, once años antes que el bejarano, y afortunadamente nos han llegado tanto el retablo como su contrato [1]. Por él sabemos que de su mano también salió el retablo colateral del Santo Cristo, que debía acometerse en consonancia estilística con el mayor. Ambos sumaron 12.000 reales de gasto, en los que hay que incluir otras pequeñas piezas (dos credencias) y algunos arreglos.


            En los dos ejemplos estamos ante retablos paradigmáticos del rococó salmantino. El mayor es tetrástilo, es decir, se levanta sobre cuatro soportes de orden compuesto, generalmente columnas, aunque en este caso por la estrechez del espacio los extremos se reducen a pilastras. El tipo de fuste de columna es marca de la retablística salmantina rococó, con un anillo en el tercio inferior al que se adosan cintas avolutadas y motivos vegetales; sin embargo el fuste no está estriado, sino que es liso, más propio del posterior estilo neoclásico. Por supuesto, la rocalla y las sartas vegetales talladas en relieve cubren casi todos los paneles y el entorno de las hornacinas. Éstas son escasamente profundas y con peanas muy voladas para las imágenes de los santos. Por otro lado, sorprende la estrechez del retablo, que no ocupa los tres paños de la cabecera poligonal, sino simplemente el frontal, pero fue por expreso deseo de Francisco Alonso, mayordomo de la iglesia: (…) y esta obra [el retablo], se ha de hacer en línia [sic] paralela y no en tres ochavos [2].

5 de septiembre de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (4ª Parte)




Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial del Béjar en Madrid 2009


El contrato del retablo mayor y del tornavoz (II)



        La segunda de las fuentes documentales se redactó poco después, y en ella se recopilan las siete condiciones a las que Tomás Pérez Monroy habrá de someterse en la ejecución del retablo:




 Montaje actual de un retablo 
Imagen extraída de aquí


        “1.ª Es condición que toda la madera que se ubiese de emplear en la fábrica de dicha obra ayan de ser de los Oyos del Espino u Oyo Quesero. Limpias de nudos y teas en la forma mejor que se pueda”.



        La primera condición trata sobre la madera que se había de emplear. Es raro que en los contratos se clarifique la procedencia de la misma. En este caso de los pueblos abulenses de Hoyos del Espino o de Hoyocasero (Oyo Quesero), la msima exigida para el retablo mayor de Becedillas (Ávila) de Miguel Martínez de la Quintana [1]. Seguramente se trata de madera de pino, un material muy corriente usado para las estructuras y ensamblajes de los retablos, pero no así en las esculturas, a las que se les solía reservar una madera de mayor calidad. Se pide que la madera sea limpia y sin teas. La madera teosa es aquella que por abundar en resina es inconveniente para armar un retablo.

29 de agosto de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (3ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial del Béjar en Madrid, 2009.


El contrato del retablo mayor y del tornavoz (I)

            Tras bucear entre los protocolos notariales del Archivo Histórico Provincial de Salamanca, nos topamos con dos valiosos documentos referentes al origen del retablo y del tornavoz: el contrato y las condiciones de su ejecución[1]. A continuación, vamos a transcribir y comentar las partes más interesantes de dichos documentos, en los que, como dato más relevante, se nos aporta la fecha y la autoría del acuerdo. En ellos se nos dice que ambas piezas se contratan en 1797 por el maestro tallista salmantino Tomás Pérez Monroy.

         El primer documento tiene fecha del 20 de marzo de 1797, siendo la escritura de ajuste, convenio y obligación por la que el artista se compromete a realizar el retablo mayor ante uno de los escribanos de Béjar. Comienza así:

 Firma del tallista Tomás Pérez Monroy

     “En la villa de Béjar, a veinte de Marzo de mil setecientos noventta y siette, ante mí, el escribano público del número y Ayunttamiento de ella, parecieron de la una partte el Señor Don Gabriel Sánchez, presbítero cura rector de la Yglesia Parroquial de San Juan Bapttista destta villa, Francisco Hernández Ajero de Jph, maiordomo actual de su fábrica; y de la ottra Thomas Monrroy, vecino de la ciudad de Salamanca, profesor de arquittecttura y maesttro honorario de la escuela de divujo de ella y Salvador Rodulfo de esta vecindad. Y dijeron que haviendo determinado con el conocimiento y faculttades correspondientes consttruir nuevamente el rettablo de la capilla mayor de dicha Yglesia Parroquial. Levantó plan de él dicho Monrroy, que ha sido acepttado con las correspondientes condiciones y en su consequencia se han convenido en que bajo de ellas y cittado plano, haga y construia el rettablo el expresado Maesttro por el premio y canttidad de ocho mil reales de vellón, en que están unánimentte conformes, y para que conste en ttodo tiempo dichas condiciones y circunstancias, las presentan para que yo el escribano las insertte en estta escritura, y haciéndolo así, su litteral conttestto es el siguiente”.

22 de agosto de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (2ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial Béjar en Madrid, diciembre de 2010

Los desaparecidos retablo mayor y el púlpito de la iglesia de San Juan



         Lógicamente, el estudio de ambas obras lo hemos podido realizar a través de fotografía antiguas. Gracias a ellas se puede apreciar una concordancia estilística que las relaciona, pudiéndose catalogar dentro del estilo neoclásico, aunque como trataremos más adelante, con matices.

 Fotografía antigua del interior de la iglesia de San Juan

 Interior en la actualidad, sin retablo mayor


         El retablo [1] consistía en una pieza de tres calles y con un solo cuerpo entre predela y ático semicircular. En el cuerpo principal, con amplio banco y entablamento, las tres calles se dividen por medio de cuatro columnas lisas. La calle central estaba ocupada por un pequeño sagrario y en las laterales se abrían hornacinas para alojar imágenes. En el ático, la calle central toma forma de frontispicio rematado en frontón curvo, alojando otra hornacina más. El conjunto es sobrio, pues en la decoración dominan los elementos arquitectónicos, con frontones curvos, cajeados y molduras, que no hacen más que subrayar las líneas arquitectónicas de la traza. El ornato de talla se localiza en las calles laterales del ático y en la crestería del mismo con motivos de rocalla. En cuanto a las esculturas, parecen modernas y sin mérito artístico. En alguna fotografía realizada poco antes de su desaparición, se aprecia una intervención en el cuerpo principal, por la que se han eliminado motivos decorativos originales por otros modernos.

16 de agosto de 2016

Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar (1ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Especial "Béjar en Madrid" de diciembre de 2010.


I. La iglesia de San Juan y el arte

           

            La iglesia de San Juan pasa por ser la menos afortunada de entre los templos bejaranos en cuanto a interés artístico, opinión generalizada que no tendría que ser tan tajante. Es verdad que nos ha llegado sin la riqueza que atesora Santa María, ni la que tuvo El Salvador antes del incendio de 1936, o que palidece frente a la riqueza de la capilla mayor del santuario del Castañar, pero otra guerra, la de la Independencia contra el francés, y discutibles modas más modernas se han encargado de esquilmar su patrimonio.

 Interior de la iglesia de San Juan Bautista. Béjar


            Aún así, pese a la sensación de vacío que a uno le invade cuando entra en la iglesia, ésta conserva un conjunto de obras artísticas y arquitectónicas más que interesantes en espera de ser puestas en valor. No es el momento de entrar en detalle, pero en lo arquitectónico podemos llamar la atención de su ábside y de su torre (con unas inquietantes grietas que la recorren verticalmente moliendo los sillares), tardorrománicos, la capilla de los Aguilar del siglo XVII, el arcosolio de recuerdo escurialense del canónigo Bartolomé López Dávila a juego con los lucillos de los altares laterales, o la soberbia techumbre de la nave

1 de diciembre de 2015

El legado del escultor bejarano Mateo Hernández (1886- 1949)



Autor: Domingo Garrido Sánchez
Publicado: Béjar en Madrid, 20 de noviembre de 2015

A las ocho horas del día 25 de noviembre de 1949 fallece en Meudon (Francia) el escultor bejarano Mateo Hernández. Sin embargo, la noticia no se difundió hasta el día 26 por la agencia de noticias United Press International. Ese mismo día el Embajador de España en París cursa un telegrama cifrado al Ministro de Asuntos Exteriores notificándole su muerte y también que había aparecido un testamento ológrafo, con fecha 12 febrero de 1949, “en el que instituye heredero de sus obras en toda clase de piedras al Estado Español y la finca donde vive. Pero que la casa y jardín podrá disponer mientras en absoluto durante su vida la Señorita Fernande Carton”, pareja del artista.

 Mateo Hernández Sánchez


El 29 de noviembre, tras ser embalsamado, el cadáver de Mateo fue depositado en una caja de cinc que, debidamente precintada con los sellos del Consulado, fue introducida en un arcón de roble con empuñaduras de plata y llevado a un nicho del cementerio de Meudon, hasta que fuese trasladado a Béjar.

 Mateo esculpiendo su Bañista, hoy expuesta en el Reina Sofía de Madrid

31 de marzo de 2015

El mejor grupo escultórico de Béjar: Nuestra Señora de las Angustias


Haciendo un punto y aparte del devenir de aquellas bejaranas que marcharon a Alemania en 1960, no queremos dejar pasar estas fechas sin transmitir algún dato histórico y artístico de la Semana Santa bejarana. En este caso quiero centrarme en una de las tallas más preciadas y hermosas de Béjar que la tarde de Jueves Santo tenemos el privilegio de ver procesionar por nuestras calles de la mano de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de las Angustias. Nos referimos al paso de Nuestra Señora de las Angustias, Virgen de la Piedad o Virgen de los Dolores. El fragmento lo podeis encontrar en el Segundo Volumen de la Historia de Béjar que publicó el Centro de Estudios Bejaranos en 2013, en un artículo que escribimos entre Roberto Domínguez Blanca, colaborador de este blog, y esta que suscribe, pp. 516 y 517.

 Virgen de las Angustias de Béjar


"Se podría decir que el mejor grupo escultórico existente en Béjar anterior al siglo XX es la Virgen de los Dolores [1], de la Piedad o de las Angustias (de todas estas formas es conocida) de la iglesia de Santa María [2]. Responde al modelo iconográfico que tanto predicamento tuvo a partir de Miguel Ángel y su versión neoplatónica del Vaticano: la madre joven como lecho del hijo muerto con ambas figuras componiendo un esquema triangular. La composición repite a grandes rasgos la que hizo Luis Salvador Carmona para la catedral de Salamanca hacia 1755

12 de enero de 2015

El retablo de Guijo de Ávila, obra del retablista Miguel Martínez de la Quintana


 Autor: Roberto Domínguez Blanca

 Guijo de Ávila es uno de esos pueblos que por azares del destino y por caprichos de la administración decimonónica ha visto cómo el apellido de su toponímico entra en contradicción con su situación administrativa actual, pues permanece dentro de la provincia de Salamanca. Un caso similar pero en sentido contario a los de San Bartolomé de Béjar y La Solana de Béjar, que hoy forman parte de la provincia de Ávila, si bien el último pueblo cambió su “apellido” rompiendo amarras con la historia, pasando a denominarse La Solana de Ávila. El caso es que Guijo pertenece a la actual comarca de Béjar desde 1833, aunque su vinculación secular con Ávila y con otros pueblos salmantinos (Guijuelo, Cespedosa de Tormes, Santibáñez de Béjar…) es más fuerte que con la ciudad textil. Sin embargo, en cuestiones de historia del arte, como vamos a ver, hay mayores afinidades. 

 Retablo mayor de la iglesia de Guijo de Ávila


El pueblo, o parte del mismo, se encuentra en un lugar elevado como corresponde a una población que contó con castillo (desaparecido durante el reinado de los Reyes Católicos, si bien su emplazamiento es recordado en el callejero del pueblo). Las vistas de Guijo son espectacularmente bellas desde Guijuelo y sobretodo en primavera, rodeado de praderas, colinas con el telón de fondo de la sierra nevada. Destacando entre el caserío su iglesia gótica del siglo XVI, de la que emerge poderosa su capilla mayor. Fue para esta capilla para la que se ideó el retablo mayor objeto de este texto, un retablo que Casaseca Casaseca[1] lo calificó como barroco y de mediados del siglo XVIII. Hoy podemos refrendar esa cronología y que además fue construido por uno de los arquitectos de retablos más importantes de la Salamanca barroca, Miguel Martínez de la Quintana, artista prolífico y de notable calidad, necesitado de una monografía que pondere su aportación al arte en Salamanca y otras provincias cercanas.

15 de diciembre de 2012

Reseña del discurso "La piedra profanada"

Autora: Carmen Cascón Matas


Nuestro compañero del Centro de Estudios Bejaranos, Pablo Puente Aparicio, presentó su discurso de ingreso como miembro numerario del mismo el pasado sábado en el salón de plenos del Ayuntamiento de Béjar. Asistieron al evento, presidido por el alcalde de Béjar y el presidente del CEB, Antonio Avilés Amat , varios concejales, los miembros del CEB y todo aquel que quiso asistir atraído, sin duda, por el tema expuesto y por el interés que en general se tiene por los temas locales. 

         El acto fue iniciado por Antonio Avilés Amat, quien dio paso al interviniente. Pablo aderezó la lectura de su trabajo con una proyección de fotografías, muy apropiado al tratarse de un tema de carácter artístico y, en concreto, escultórico. Una vez concluida su exposición, leyó la contestación del discurso Lola González Canalejo al no poder hacerlo su autor, José Muñoz Domínguez. Cerró el acto el señor alcalde de Béjar.

 "El Ahorro", obra del escultor bejarano Francisco González Macías 
(está fechada en un perido posterior al estudiado en este discurso)



                El discurso nº 25 de Pablo Puente Aparicio consta de 70 páginas y lleva el, por principio, atrayente título de La piedra profanada. Escultura en Béjar en el primer tercio del siglo XX. Se inicia con una breve presentación de Antonio Avilés Amat, presidente de la institución, continúa el discurso propiamente dicho durante las 49 páginas siguientes y concluye con la contestación realizada por José Muñoz Domínguez. A su vez el texto de Pablo Puente se divide en una serie de subcapítulos, titulados “Del Cristo de la Alameda a la Virgen del Hospital”, “De la Exposición Regional de 1903”, “De los cristos del cementerio”, “De los hijos de la tierra”, “De la industria imaginera”  y “Y de los monumentos conmemorativos”. 

13 de diciembre de 2011

"Retablos Barrocos del Valle del Corneja" de Mª de la Vega Gómez González

         
Autor: Roberto Domínguez Blanca


         En 2009 una de las colaboradoras de este blog, María de la Vega Gómez González, vio recompensados años de intenso trabajo y de pura y dura investigación, no exentos de sinsabores, en forma de libro: “Retablos Barrocos del Valle del Corneja”, editado en dicho año por la Institución Gran Duque de Alba de la Diputación Provincial de Ávila. El resultado, una obra clave en la historiografía del arte abulense para comprender el devenir de la retablística y sus artífices en la mencionada comarca, y en general, para medir el impacto que tuvo el Barroco en las zonas rurales castellanas.

       Hace el número 88 de la colección “Monografías de arte y arquitectura abulense”. Con una cuidada edición, la acertada elección de la imagen de la portada invita a adentrarse en las páginas del libro. Se trata de una fotografía firmada por Sergio de Vega Ampudia del magnífico interior de la iglesia de Bonilla de la Sierra presidido por tres soberbios retablos, muestra elocuente de la categoría que alcanzó la construcción de retablos en estas tierras.