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2 de octubre de 2021

Un encuentro insperado (2ª Parte y final)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2017. 

La primera parte la puedes encontrar aquí.

             -De cárcel en cárcel, siempre huyendo, preparando sublevaciones, ahora trabajando de batanero, luego en la construcción del ferrocarril, más tarde en las cortes. De Béjar a Ciudad Rodrigo, pasando por Alcoy, Madrid en los sucesos del Cuartel de San Gil, Portugal e Italia. Y siempre por delante de los acontecimientos o dejando atrás levantamientos civiles. ¿Sabe que su vida es carne de cañón para esos escritores que publican sus novelas por entregas en los periódicos?-preguntó Primo Comendador Téllez a Aniano Gómez, un héroe de la Revolución de 1868.

            -No me venga con chanzas, don Primo, que si arriesgué el pellejo fue por el advenimiento de un mundo, basado en la libertad, el sufragio universal y el pan para todos. Cada uno intenta poner su grano de arena, unos con la pluma y la voz, como usted; otros, como yo, con las armas al pie de las barricadas. 

 

Grabado con el retrato de Primo Comendador Téllez

            -Dios escribe recto con renglones torcidos y aun con todo los dos presumimos de haber alzado la voz desde las bancadas del Congreso de los Diputados. Ambos utilizamos la palabra, aunque con ideologías dispares.

17 de septiembre de 2021

Un encuentro inesperado (1ª Parte)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2018, pp.  

 *Lector, lo que vas a leer a continuación es un relato inventado cuyos dos protagonistas tuvieron un papel relevante en los sucesos de La Gloriosa en Béjar cada uno a su manera, uno de forma pasiva esos días pero con presencia posterior en el Congreso, el otro de forma activa en Béjar  y en Alcoy, y después en Madrid. En todo caso, aunque es ficción, sus vivencias están basadas en hechos reales.

          La campana de la puerta emitió un sonido agudo, quizá un tanto húmedo, tintineante a la vez que opaco como las monedas al caer sobre un velador de mármol mojado por la lluvia. Mientras la tarde se presentaba desapacible y pasada por agua, un viento racheado bajaba ululante desde la sierra, inmisericorde con los transeúntes y con los hostigos de adobe, levantando por los aires, sin distinciones de condición, los sombreros burgueses y las gorras obreras. 

 Foto antigua de la botica de Primo Comendador, después de Enrique Brochín, más tarde de José Agero, posteriormente de Mª Flor Agero y hoy de Salvador Pérez. Archivo Fotográfico y Documental de Béjar.

 

Quizá por el ruido de la ventisca, acaso porque los años no perdonan y la capacidad auditiva no es equivalente en la mocedad o en la madurez, o posiblemente porque el estado de concentración semi inconsciente no le permitía ver más allá de un remedio para la tos que preparaba a la luz de un quinqué, el caso es que don Primo no la oyó desde la rebotica. La campana, insistente y machacona, resonó y volvió a hacerlo, renovando su convocatoria. Ante la ausencia de respuesta, una atronadora voz le sacó de golpe de su ensimismamiento:

20 de abril de 2015

Un pasaporte para salir de Béjar



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº4.714 (3/10/2014), p. 4.

        Hoy día es fácil identificarnos. Cuando un policía nos pide la documentación mostramos nuestro DNI con su correspondiente fotografía o el carnet de conducir e inmediatamente nos incluyen dentro de los ciudadanos de pleno derecho. En caso de que vayamos al extranjero a un país ajeno a la Unión Europea se nos hace imprescindible el pasaporte o el visado recién expedido y con él dispondremos de la posibilidad de movernos por cualquier lugar. 


Pero imaginémonos que retrocedemos en el tiempo, que somos un bejarano o foráneo en el Béjar de 1839 y que queremos salir de la villa (hasta 1850 no se conseguirá el título de ciudad). No, no es tan fácil como coger el petate y echar a andar por el camino de los arrieros hasta el lugar de destino o cabalgar a lomos de un rocín o un caballo hasta la posada más próxima. Cual si de un país extranjero se tratase había que solicitar en el ayuntamiento, y con tiempo, un pasaporte y declarar ante el escribano municipal el lugar y fecha de nacimiento o naturaleza, el estado civil, la profesión, el lugar de destino, el tiempo de estancia y el motivo de la salida de la población. 

Béjar

La causa y razón de tan alto grado de control se explica si tenemos en cuenta de que no se disponía de documento nacional de identidad ni de otro escrito oficial que certificase la filiación y nombres y apellidos de la persona, y menos de una fotografía que mostrase los rasgos del portador. Los controles eran un quebradero de cabeza para la autoridad competente. Se contaba con la palabra dada de un detenido y con la comprobación de su declaración con la comparecencia de testigos que pudieran corroborarla, tarea compleja si se trataba de un viajero a decenas de leguas de distancia de su lugar de origen. Y a ello hemos de sumar las sacudidas políticas e ideológicas de un país siempre en tensión entre moderados y progresistas, la guerra carlista y los conflictos intestinos.