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26 de mayo de 2023

La fundación del convento de la Piedad, las donaciones de la duquesa fundadora y la procesión del Corpus (2ª parte y final)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4884 (3/XII/2021), p. 4.

 

        Siguiendo con las donaciones realizadas por la duquesa Brianda Sarmiento de la Cerda a su convento de la Piedad, hizo entrega de un palio de tela de oro amarillo y encarnado con goteras bordadas para procesiones y otras ceremonias religiosas en las que fuera preciso salir de los muros del convento. Con destino a la capilla regaló un conjunto de seis tapices «de figuras de juicio y salve», relacionadas con el paisaje bíblico del Juicio Final. Para aliviar el frío de las losas de piedra del suelo, hizo donación de una alfombra grande que compró en la almoneda realizada con los bienes del obispo de Plasencia, don Andrés de Noroña[1]. La lista de paños para el convento se cierra con dos de brocado[2] y otro de terciopelo negro para los sepulcros que hubiese en la capilla mayor, es decir, para los de los propios fundadores y los de sus sucesores y miembros de la Casa. De hecho en el propio documento se cita a varios ilustres difuntos presentes y futuros, tales como los mencionados fundadores y dos hijas del matrimonio ya fallecidas: la marquesa de Ayamonte Ana Felisa de Zúñiga Sarmiento e Isabel de Zúñiga, cuyos huesos reposaban en el convento de la Anunciación y fueron trasladados al de la Piedad. 


Lignum Crucis de Valladolid

 

            En cuanto a las reliquias, necesarias para la celebración de la misa, la duquesa Brianda Sarmiento de la Cerda entregó todas las que se encontraban en su oratorio privado, guarnecidas en plata en sus relicarios, hasta un total de once, así como un retablo pequeño de plata con figuras de oro, quizás portátil. La más importante de ellas era un Lignum Crucis o trozo de la cruz de Cristo que salía en la procesión del Corpus. En este sentido inserta una cláusula específica en su testamento que ordena su cesión durante ese día por parte de las monjas, aunque su veneración a lo largo del año fuera en la capilla del convento. En el inventario figura una cabeza de una virgen, también de su oratorio, guarnecida en plata, y una lámpara del mismo metal para la capilla mayor. Del gusto por el coleccionismo de reliquias y su relevancia para la fundación de centros religiosos, solo es necesario fijarse en la concentración de las mismas en el monasterio regio de San Lorenzo de El Escorial.

20 de mayo de 2023

La fundación del convento de la Piedad, las donaciones de la duquesa fundadora y la procesión del Corpus (1ª parte)

Autora: Carmen Cascón Matas 

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.883 (19/XI/2021), p. 4.

 

            Calles plagadas de gentes variopintas, solemnidad, bullicio y olores diversos, a incienso, a fritanga, a sudor de bestias y hombres. El cortejo se alarga calle Mayor arriba sin dar visos de fenecer entre inciensos y músicas. Los muchachos se arremolinan para otear mejor, abriéndose paso a empellones hasta las primeras filas y recibiendo a cambio alguna que otra colleja. El Mondo, que así apodan a un zagal por su cabeza plagada de costras, ha logrado un buen puesto para ver y birlar bolsas en ese Corpus por el que todos andan medio embobados entre fastos y oropeles. 

 

 Edificio construido a finales del siglo XIX donde un día estuvo la capilla del desamortizado convento de la Piedad


         Y es que este de 1603 es harto diferente porque, a cuenta del fallecimiento de la duquesa Brianda Sarmiento de la Cerda, la procesión ha ganado en más lujos si cabe. El capellán de las Monjas de Abajo estrena un terno nuevo encarnado y otras cosas que hacen quedarse con la boca abierta a los gañanes que de Villa y Tierra se congregan en el recorrido. “Si mi mano fuese más larga que espada de vizcaíno y la presencia de las milicias no fuera tanta, pardiez que me volvía rico para largarme a Indias”, se dijo El Mondo mientras miraba con ojos ávidos tanto joyel y tanta orfebrería de paseo por la calle.