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21 de febrero de 2020

De dragones, duques, lagartos y otras especies de saurios en Béjar


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

A Jerónimo Gómez-Rodulfo, por su ayuda



Documentos para una aristocracia: Miniaturas españolas en los siglos XVI y XVII es el nombre de una exposición virtual de la Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, subida a la red en 2002 por el Ministerio de Cultura. El quinto de veinticinco documentos seleccionados para la muestra lleva el título en francés Sans de pâtir, frase atribuida a "uno de los lemas de los Zúñiga" que aparecería en el texto (ilegible), con "las armas de los Estúñiga (o Zúñiga), duques de Béjar, en la inicial iluminada". Se trata de la "escritura de concordia y avenencia entre Diego de Estúñiga, abad de Parraces, y Teresa de Estúñiga, duquesa de Béjar, por la que el primero renuncia a sus posibles derechos sobre el Estado de Béjar", informa la glosa, y está fechada el 4 de febrero de 1547 en Valladolid (36 folios en pergamino).





Culturaydeportes.gob.es



A los costados de la primera página hay "elementos heráldicos con figuras fantásticas como la hidra de siete cabezas", y al pie, flanqueados por dos supuestos retratos de los fundadores del linaje -¿doña Teresa y Diego López de Estúñiga, primer señor de Béjar y creador del mayorazgo?- que "recalcan la mentalidad sucesoria nobiliaria, un león -posible referencia a la rama materna, los Guzmán- venciendo al dragón".

24 de septiembre de 2018

Recordando, tras ciento cincuenta años, la revolución de 1868 en Béjar (3ª Parte y final)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas 2018.


        Lo que sí sabemos con absoluta certeza es que el contingente del ejército profesional de la reina Isabel II (que exhibe una impecable artillería cuyos disparos, desde temprano, sobrevuelan la población textil), enviado para amedrentar, con tropas a caballo y de infantería, a la bisoña milicia local y, tal vez, con la consigna de no emplearse a fondo sobre ella, es rechazado por esta cada vez que intenta penetrar al interior de la ciudad.  Por la puerta de San Nicolás o por Campopardo, cuando lo pretende. O por la de la Villa o de Ávila, en múltiples y renovadas ocasiones. Y por supuesto, todas infructíferas. 

Batalla del Puente Alcolea


       Es posible que los que contendían en Béjar, especialmente las unidades del brigadier Nanetti, estuviesen muy pendientes del resultado de la batalla de Alcolea en la que se enfrentaban, al mismo tiempo que en nuestra ciudad, los sublevados de Cádiz con las tropas del ejército gubernamental. Horas antes que finalice el asedio local, el combate junto al Guadalquivir se decide con el triunfo de los revolucionarios y su posterior marcha hacia la capital del país donde se impone el triunfo de la revolución

16 de septiembre de 2018

Recordando, tras ciento cincuenta años, la revolución de 1868 en Béjar (2ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat.
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar 2018.


     Establecido lo que antecede, es conveniente introducir una pausa en el relato para poner al lector al corriente de los antecedentes de cuanto aquí se narra que no son demasiado remotos en el tiempo. Antecedentes que tienen en la reina Isabel II su centro de atención y en los diversos gobiernos conservadores y poco ejemplares que se suceden en el país durante su reinado las causas del deterioro político, económico y social del momento. Los pronunciamientos y el ruido de sables anteriores al hecho revolucionario gaditano se habían ido produciendo sin demasiado éxito para los progresistas excluidos sistemáticamente del poder. 

Juan Cambón. Pose de algunos sublevados con Fronski a caballo mostrando un cañón en Campopardo


     Tuvieron que confluir una serie de factores políticos y circunstancias sociales, unidos a una grave crisis en todos los órdenes, para que la revolución de septiembre del 68, promovida por los demócratas, los progresistas y los unionistas, llegase a buen puerto. Al menos en Cádiz —ciudad constitucional y rebelde— y luego, desde allí, a las ciudades y poblaciones que, con diversa gradación en fervores y entusiasmos, se adhirieron a la proclama subversiva.

10 de septiembre de 2018

Recordando, tras ciento cincuenta años, la revolución de 1868 en Béjar (1ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de 2018


       Amanecía el 28 de septiembre de 1868 y la vetusta villa bejarana, que ya desde 1840 ostentaba el título de liberal ciudad aunque en una buena parte de su perímetro todavía conservase el atavismo de la muralla de siglos medievales, despertaba al trasiego de una nueva jornada. Lo normal sería que fuese día de mercado con puestos de los aldeanos y campesinos de las aldeas cercanas instalados ocupando los laterales y hasta una parte del solar de la Plaza Mayor. Pero en esta ocasión todo sería distinto, lo mismo que lo había sido la noche anterior en la que muchos de sus habitantes, pensando en lo que se les avecinaba, apenas habían podido conciliar el sueño. 


Juan Cambón. Pose de algunos sublevados en la alameda próxima a la ciudad

         Y no era para menos ya que, ahora, la levantisca población tenía a sus puertas una unidad operativa de 1.500 hombres del ejército de Isabel II, al mando del brigadier Nanneti. Si estas disciplinadas tropas, en sus distintas secciones de artillería, caballería e infantería, lucían —como, en buena lógica, debamos suponer— impecables uniformes y pertrechos bélicos dispuestos como para una rigurosa revista militar; frente a ellos, la desharrapada milicia local de unos 300 o 400 paisanos —contados con la urgencia y la imprecisión del momento— se hallaba abastecida, para la memorable contienda que se esperaba inminente, con mosquetones y escopetas cada uno de su palo, usanza y naturaleza en los que no era fácil encontrar dos similares, salvo los tomados días antes a la guarnición militar en su partida, asunto del que después se hablará. Y esto por no aludir a la uniformidad de atuendos y de distintivos jerárquicos de la que la heterogénea hueste carecía. 

2 de mayo de 2018

Algunas reseñas sobre el II Marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (4ª Parte y final)


Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid

      Desde que ocurrieron estos acontecimientos han pasado los años y al tiempo presente solo me queda el rememorarlos como gestas gloriosas de nuestro país de las que me cupo el alto honor de ser uno de sus principales protagonistas… 

 Don Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero. 
Retrato del salón de concejales del Ayuntamiento de Béjar.

           Con algunos trastornos de mi salud y el miedo a padecer ataques de hidropesía, trastorno al que era propenso, así como el haber sufrido un intento de acabar con mi vida –que gracias a la divina Providencia quedó sólo en eso–, cuando el 16 de junio de 1718, tras abandonar la procesión del Corpus Christi y mientras subía las escaleras del palacio virreinal, fui atacado por un individuo de nombre Nicolás Camacho con un cuchillo, solicité el ser relevado de mi cargo. Por cierto que el sujeto que quiso acabar con mi vida fue detenido antes de consumar su propósito y enviado al hospital de San Hipólito para enfermos mentales, que loco debería estar para concebir tales desatinos… A mi petición de renunciar el honroso destino y abandonar el territorio de Nueva España accedió nuestro cristianísimo rey, nombrando para sucederme a don Juan de Acuña y Bejarano, marqués de Casa Fuerte, por lo que dejé mi empleo el 15 de octubre de 1722 regresando a la añorada villa y corte de Madrid.

25 de abril de 2018

Algunas reseñas sobre el II Marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (3ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid

     Y prosigo narrando, a quien la presente viere, leyere o escuchare, mi vida y sus avatares y sucesos que no fueron escasos ni en número ni en importancia. Después de firmada la Paz de Utrech y consolidado como nuevo rey de España mi señor don Felipe V de Borbón, fui nombrado virrey y capitán general de los reinos de Aragón, Navarra, Nápoles, Sicilia y Cerdeña además de miembro del Real Consejo y Junta de Guerra

 Retrato del marqués de Valero, virrey de Nueva España. 
Palacio de los Gobernadores. San Antonio de Texas

      Más tarde, sin duda por la gran estima en que me tenía mi soberano y también por el celo y la eficacia con que había desempeñado los cargos anteriores, se me distinguió con la titularidad del Virreinato de Nueva España en tierras del continente americano… 

19 de abril de 2018

Algunas reseñas sobre el II marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (2ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Semanario Béjar en Madrid

      Durante mi existencia a caballo entre dos siglos, el XVII y el XVIII, he servido con acatamiento y lealtad y he recibido, por los servicios prestados, altos honores y mercedes principalmente de dos monarcas, pues a Felipe IV ni siquiera llegué a conocerlo, ya que falleció a los 6 años de mi nacimiento, y de Luis I fue tan breve su reinado que apenas le dio tiempo a nombrarme presidente del Consejo de Indias, distinción que acepté con solícito acatamiento y que me obliga a recordarle con inmensa gratitud. 

Retrato de don Manuel López de Zúñiga, duque de Béjar, hacia 1682. Grabado de Romeyn de Hooghe sobre dibujo del capitán ingeniero Juan de Ledesma. Wikipedia

12 de abril de 2018

Algunas reseñas sobre el II marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (1ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid 

          El presente texto, en el que se compendia una investigación sobre la vida y la obra del 2º titular del marquesado de Valero, que da nombre a uno de los centros docentes de nuestra ciudad –el Colegio Público de Educación Infantil y Primaria Marqués de Valero–, inicialmente fue concebido como una contribución personal a los actos, que en el presente año 2018, al cumplirse el cincuenta aniversario de su establecimiento, desde la dirección y el claustro de profesores del mismo se han programado. 

 Don Baltasar de Zúñiga y Guzmán, II Marqués de Valero
Juan Rodríguez Juárez, óleo sobre tela, ca. 1720. Archivo del Convento de Corpus Christi de México.

 Simultáneamente y puesto que se conmemora, también en mayo de este año, el tercer centenario del hecho más destacado emprendido por nuestro ilustre prócer, como fue la fundación de la villa de Béjar en el territorio del virreinato de Nueva España, he querido tributar, con el presente artículo, mi particular reconocimiento en su memoria. Lo he materializado, en estas páginas, como un monólogo del propio marqués en el que este, cuando ve cercano el momento de su muerte, reflexiona acerca del transcurso de su vida y sobre los hechos memorables en que, durante su agitada existencia, participó. Lo cual, sin ser un recurso demasiado original, me ha servido, como una forma de acercamiento a la singular figura y, en cierto modo, de humanizar al personaje, al concederle “la voz y la palabra” y, también, a un tiempo, el protagonismo  –protagonismo que, en ocasiones, traspasará a su hermano don Manuel, el buen duque– a tan notable dignatario, bastante desconocido e ignorado en nuestra ciudad. 

14 de agosto de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y la vivienda medieval en Béjar (5ª Parte y final)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.779 (16/06/2017), p. 6.


5.-PERVIVENCIA DEL URBANISMO Y DE LA CASA MEDIEVAL


     Como ya se ha aludido más arriba, en determinadas zonas del conjunto histórico, apenas ha cambiado la inicial configuración urbanística impuesta por el primitivo lugar de asentamiento de la población aunque, ya a finales del XVIII y en los más próximos y recientes siglos XIX, XX y los años transcurridos del XXI, la ciudad se ha extendido considerablemente fuera del perímetro circundado por la casi desaparecida muralla, sobre todo hacia el este y menos, al mediodía. Por ello, todavía es posible encontrar en los barrios y calles del casco histórico, como La Antigua, Barrio Neila o Barrionuevo, la pervivencia ––al menos en su aspecto externo y el acceso al interior del habitáculo a través de amplios zaguanes–– de las viviendas bajomedievales en la ciudad contemporánea. Y ello con las lógicas modificaciones devenidas por el paso del tiempo, el bienestar de sus moradores o, en algunos casos, los nuevos usos asignados a las mismas. Tal es el caso, ya citado, de la casa solariega del siglo XV donde actualmente se ubica el Museo Judío “David Melul”.   

 Fachada sur del Museo Judío "David Melul"
                        

     Se halla construida ocupando un solar de casi 160 metros cuadrados y posee además de la planta baja, un primer piso y otro bajo cubierta que, en su momento, pudo estar destinado, como sobrado o desván, a almacenamiento de granos, frutos y otros productos. El aparejo es de piedra de irregular tamaño de granito local dispuesta en hiladas horizontales, en seco, sin ningún tipo de mortero; en alguna ocasión aparece, circundando algún pequeño vano, el ladrillo y, en otras, de relleno asociado al sillarejo. En el interior abundaban las maderas en vigas, balaustres, dinteles o como postigos de los vanos. 

7 de agosto de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y la vivienda medieval en Béjar (4ª Parte)



Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madri, nº 4778 (2/06/2017), p. 6.


4.-EVOLUCIÓN DE LA VIVIENDA


     Cuando, al paso del tiempo, aquel tipo elemental de vivienda evoluciona diferenciándose la de los labriegos de la de los artesanos y burgueses, aparecen nuevas zonas destinadas a la vida doméstica: hogar o cocina, cámaras, alcobas, dormitorios; laboral: huertos o parcelas de cultivo, en su parte trasera, así como cuadras para animales de labranza o domésticos y cobertizos donde guardar carros o carretas, aperos y utillaje, si se trataba de residencias de campesinos; amplios y profundos zaguanes utilizados como taller para la manufactura y posterior venta de productos, si sus moradores eran artesanos o comerciantes; lagar y bodega, en el sótano, para la elaboración y conservación del vino, y de almacenaje y previsión: sobrado o desván ––en el lugar entre la cubierta del piso y el tejado–– para el acopio de cereales, frutos, legumbres y hojas de tocino y otros productos cárnicos conservados en salazón, ahumados, embutidos y chacinas. 

      Geneviève d’ Haucourt, refiriéndose, en su caso, a un campesino francés en la época medieval, manifiesta que este tendía a ser completamente autosuficiente, produciendo su grano para el pan, su manteca de cerdo, sus conservas, sus carnes saladas o ahumadas, sus mermeladas, su miel, su aguardiente, su vino, sus ropas blancas y sus telas, hecho todo en casa de lo que había cultivado en las tierras de su propiedad [1]. Lo que, sin cambiar apenas, podría ser aplicado a los que, con la misma profesión, por entonces poblaban la villa bejarana.
 

31 de julio de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y la vivienda medieval en Béjar (3ª Parte)




Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4777 (19/05/2017), p. 6.

       Si desde el Neolítico y edades posteriores ––colonizaciones e invasiones púnica, romana, visigoda y musulmana–– el sitio destinado a vivienda podría ofrecer gran variedad de plantas: cuadrada, rectangular, circular o elíptica ––como nos muestran algunas excavaciones de primitivos castros celtas y poblados iberos o celtíberos[1]––, la ahora predominante será la rectangular con uno o dos pisos, según la clase social de sus moradores, con puertas de acceso y vanos adintelados aunque a veces, en construcciones más suntuosas, se emplee el arco de medio punto y, asimismo, el apuntado u ojival, ya en los siglos finales de este período. 

 Vivienda de Candelario

     Además de la mencionada pudo darse un tipo de vivienda colectiva/comunal o agrupación de varias ––similar a los populares corrales o corralas de vecinos que proliferaron en los siglos siguientes–– con un patio central en el que se situaría un pozo para dotar de agua a las familias ocupantes de la misma. Esta característica residencia, asociada a judíos y musulmanes y tradicional en algunas zonas de Castilla y Andalucía, debió tener alguna implantación local por lo que se podría deducir del estudio de la distribución de calles, parcelario y manzanas en el casco histórico. También es de interés señalar la existencia de alguna calleja cerrada como las que aparecen con alguna frecuencia en el urbanismo medieval aunque más de tipo árabe o judío que cristiano. 

24 de julio de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y de la vivienda medieval en Béjar (2ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4776 (5/05/2017), p. 4.


3. CONFIGURACIÓN DEL ESPACIO: URBANISMO Y VIVIENDA (I)


     Tras esta introducción acerca del lugar de asentamiento y de las personas que, como pobladores estables, construirán en el mismo sus casas en función de su trabajo, familia y necesidades y, posteriormente, las habitarán, intentaré un acercamiento a la tipología y características de la vivienda en el periodo histórico bajomedieval y en aquella sociedad sólidamente estratificada como, al igual que las de su entorno, lo sería la bejarana. 

 Casa solariega del siglo XV
Museo Judío "David Melul"

         Buscar un prototipo que refleje como debió ser la generalidad de la vivienda de la época, acorde a la profusión de clases sociales y las diferencias económicas, intereses y motivaciones de cada una, sería empeño baldío ya que la diversificación se impondría sobre la homogeneidad. A este respecto y queriendo resaltar las desigualdades existentes en las propias construcciones, señala Eloy Benito Ruano[1] que no son los mismos ––nunca lo han sido–– su ubicación, sus materiales, ni sus dimensiones. Sin embargo, es posible y justificado un acercamiento a su estudio por lo que se conoce de las técnicas, progresos y soluciones aplicadas, de modo generalizado, a las diversas obras y edificaciones que, en aquel momento, se realizan en territorios musulmanes o cristianos indistintamente. O en este caso particular, referido a Béjar, a donde llegan tales referencias, como al resto de poblaciones, debido al continuo trasvase de conocimientos constructivos y de todo tipo que se expande por el centro y occidente europeo y la cuenca mediterránea. Estudio que será complementado con la observación y el conciso análisis de algunas construcciones de la época y otras tardomedievales (repetición de modelos y patrones anteriores) que, aunque sensiblemente alteradas por el transcurso del tiempo, se conservan todavía en la ciudad. Tales podían ser la casa solariega, que actualmente ocupa el Museo Judío “David Melul”, construida a mediados o finales del siglo XV con elementos góticos reconocibles en el frontispicio y en la fachada este, y otras de Barrionuevo (la mayor parte, por desgracia, demolidas), la Plaza Mayor y La Antigua, sobre las que más adelante me detendré.                                               

17 de julio de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y de la vivienda medieval en Béjar (1ª Parte)



Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid nº 4775 (21/04/2017), p. 4.


        El tan sugerente, por su artificiosa composición y barroca originalidad, lienzo del pintor italiano —veronés por más señas— Ventura Lirios, Vista de Béjar, realizado por encargo del duque don Juan Manuel II en torno a 1726, refleja con bastante exactitud y detalle como debió ser, en el primer cuarto del denominado siglo de las luces, la vetusta villa bejarana. Esta apenas habría cambiado desde su fundación, varios siglos antes, hasta el momento en que se ejecutaba el cuadro; algo más, casi siglo y medio después, con la incorporación del barrio de la Corredera y de algunos edificios fabriles junto al río, cuando, en 1867,  Francisco Coello traza el plano de la que ya, desde 1850, poseía el título de ciudad. 

 Vista de Béjar, de Ventura Lirios.
Imagen extraída de aquí

       Y no demasiado, si lo comparamos con el tiempo presente, salvo la pérdida de la mayor parte del recinto amurallado[1] y de algunos destacados monumentos y obras públicas de abastecimiento de agua (como el evaporado acueducto del que nunca más se supo) que aparecen en la pintura al principio citada. Por lo demás, la ciudad contemporánea sigue conservando en una proporción importante, aunque se hayan transformado o alterado sustancialmente, la fisonomía de muchas de sus edificaciones y el primitivo aspecto y configuración urbanística desde el Medioevo. 

Plano de Coello

25 de agosto de 2014

Breve historia de la judería bejarana y X aniversario de la apertura del Museo Judío de Béjar


*Discurso pronunciado por Antonio Avilés Amat, director del Museo Judío "David Melul" de Béjar, en el primer encuentro de los apellidados Béjar, Behar o Bejarano el 9 de Septiembre del año 2004.

 

Sras. y Sres.

¡Buenas noches!

Por invitación del Sr. Iako Iossif Behar les voy a hablar brevemente de los judíos de Béjar y de los vestigios que de ellos se conservan. Pero antes de comenzar mi relato quisiera que les quedaran muy claros dos conceptos que constituyen las coordenadas del espacio y del tiempo: dónde ocurre nuestra historia y cuando ocurre.


El lugar es la antigua villa de Béjar, que fue y es la cabeza o el centro geográfico de una extensa comarca, integrada por pueblos y aldeas de diverso tamaño y población. La comarca de Béjar ha cambiado sensiblemente y en la actualidad varios pueblos que antes pertenecían a ella ya no pertenecen, como es el caso de Becedas (Ávila) o Hervás (Cáseres). Quiero destacar algo de suma importancia: en la época en que habitaron los judíos, Béjar y las poblaciones de su comarca o jurisdicción, siempre perteneció al señorío o ducado de los Zúñiga, es decir, que fue villa de señorío y no realenga o gobernada por el rey. Aquí para bien o para mal, las normas y las leyes para el gobierno de la villa y su comarca siempre fueron dictadas por los Duques de Béjar.

 Torá del Museo Judío David Melul de Béjar. Foto extraída de la web del museo.

21 de julio de 2014

Elogio a la banda de música de Béjar



    
Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid, 04/07/2014, 4.706.
  

         Muchos de mis recuerdos infantiles se hallan asociados a las fiestas patronales de mi pueblo. Aquellas fiestas no eran realmente tales fiestas, ni poseían la exultación y el regocijo que debían ser inherentes a ellas hasta que no las anunciaba tocando, cada jornada, las floreadas dianas, la banda de música local con su alegre “tachín, tachán”; tampoco la misa mayor –que marcaba el apogeo o la plenitud de las mismas- era tan solemne si no ejecutaba, también la banda, durante el momento de la consagración, el himno nacional; ni la procesión con el santo parecía tan fastuosa y memorable si no transitaba a los acordes que emitían los instrumentos de tal grupo musical; ni el recinto ferial se animaba hasta que no se escuchaban los ampulosos y jaraneros compases -ejecutados por sus miembros uniformados de azul marino y cubiertos con gorra de plato- y el entrechocar de los platillos que tanto entusiasmaban a la chiquillería; ni las corridas de toros en la plaza –tendidos de sol y de sombra y en todos sudando, porque era estío- tenían sentido, ni gracia, ni solera, si no sonaban los cornetines anunciando los tercios de la lidia o los pasodobles que, por descontado, la banda interpretaba, acompañando las faenas de muleta del diestro… Esto son evocaciones de mi infancia unidas a las recordadas músicas de la bulliciosa banda de mi pueblo, que no sé si afinaría o no cuando las interpretaba, pero que a mí me parecía fantástica y levantaba, con sus cadencias festivas y sus sonidos bullangueros, nuestros ánimos y nos predisponían a gozar en plenitud de aquellos días de asueto y de jolgorio.


 Concierto en la Plaza Mayor

     

27 de marzo de 2014

Sobre el conocimiento o desconocimiento de la Casa Ducal de Béjar (2ª parte y final)




Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, marzo de 2014



Este principal y casi legendario personaje, el duque de Béjar, al que frecuentemente muchos bejaranos aluden y que, en singular o en plural, da nombre a varios lugares de la ciudad o de su entorno (calle Duque, fuente del Duque, palacio del Duque, mirador del Buen Duque, laguna del Duque, hotel Los Duques), no deja de ser –aún hoy- un “enigma colectivo”. Y puede que hasta la mítica representación de un ente superior del que algunos paisanos bastantes ingenuos, todavía en la actualidad, cuando ya hace dos siglos que las Cortes gaditanas, como ya quedó dicho, abolieron los señoríos, se consideran sus más rendidos súbditos. Proclamándolo incluso, como hacía algunos años atrás, un pseudohistoriador que, en sus disertaciones sobre nuestro remoto pasado, se refería al duque denominándole “mi señor”, en un reconocimiento de inusual –que no de intelectual- vasallaje y pleitesía.   


Villa renacentista de El Bosque (Béjar)

      

21 de marzo de 2014

Sobre el conocimiento o desconocimiento de la Casa Ducal de Béjar (1ª Parte)



Antonio Avilés Amat

Centro de Estudios Bejaranos
Publicado en Béjar en Madrid, febrero de 2014.




Tanto el título como el contenido del presente artículo surgieron a raíz de una conversación de varios miembros del Centro de Estudios Bejaranos, entre los que yo me encontraba, con el profesor Emiliano Zarza Sánchez, ganador del recientemente fallado Premio Ciudad de Béjar por su estudio “La participación del X Duque de Béjar, D. Manuel de Zúñiga, en el sitio de Buda (1686)”, que próximamente se editará. Se lamentaba el autor del escaso número de trabajos dedicados a la Casa Ducal bejarana que hasta la fecha existían y del desconocimiento que acerca de los duques que, durante varios siglos gobernaron la ciudad, imperaba entre los bejaranos.



 Patio del Palacio Ducal.

Fotografía tomada de Béjar Turismo



Y era cierto, aunque con matices, cuanto afirmaba, pues desde alguna reseña de Nicomedes Martín Mateos sobre el duque motivo de su investigación y lo publicado por los hermanos Emilio y Juan Muñoz [1], varios artículos puntuales sobre diversos aspectos de algún que otro duque, aparecidos en el anuario Estudios Bejaranos del CEB [2] o en otras publicaciones de tipo más divulgativo, como puede ser la Revista de Ferias y Fiestas editada por la Cámara de Comercio de Béjar [3], o las referencias y algún artículo en “Pinceladas de Historia Bejarana” [4], apenas si existen más estudios documentados [5] y son contadas las biografías de los gobernantes del feudo bejarano


3 de diciembre de 2012

El Santo Oficio, un motín y el párroco Gerónimo González de Lucio (4ª parte y final)

Autor: Antonio Avilés Amat.

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2011.


Nueva aportación al motín contra Gerónimo González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (4ª Parte)


5.-UNA INTERRUPCIÓN Y VARIAS CONSIDERACIONES

      Y mientras la turba secundaba la algarada y el pobre cura, don Gerónimo González de Lucio, en su vivienda de barrio nuevo –a la que los amotinados pretendían prender fuego- pasaba tremendos apuros hasta su liberación, pues “venían con ánimo de matarme y quemar mi casa”, como manifestaba él mismo. ¿Dónde se encontraba y qué papel jugaba nuestro Juan Méndez?

      Parece que, en la turbulencia que él mismo había desatado, se difumina su protagonismo y se pierde su rastro confundido entre los demás. Al menos para la intervención que, en medio del tumulto, pretende llevar a cabo el corregidor aunque no para el posterior e inexorable proceder de la Inquisición. Y anteriormente, ¿qué pintaba este portugués, avecindado en la villa, cristiano nuevo y casado con una mujer acusada por el Santo Oficio de judaizar, suscitando, junto con el padre del cura de San Juan, el citado motín? ¿Qué intereses le moverían a actuar como lo hizo, distinguiéndose entre sus convecinos, más que ya lo estaba como cristiano nuevo? 


Escudo de la Inquisición

      Posiblemente, la recién adquirida mentalidad del converso que, encendido de celo religioso, real o fingido, por su recién estrenada fe, llena de cruces esculpidas o de leyendas piadosas el dintel y las jambas de su vivienda para que quienes las vean olviden su pasado judío y ponderen su ferviente religiosidad. Aunque, sin duda, la razón más poderosa para su proceder, como promotor del tumulto, fue la que se especifica en el auto de procesamiento:en odio del santo oficio y por causa de que el dicho Comisario havia hecho unas prisiones de orden del santo oficio”. ¿No se encontraría entre esas prisiones la de su mujer, Isabel Rodríguez? Es posible que don Jerónimo, comisario del Santo Oficio en Béjar [1], la detuviese y trasladase a Llerena -pues tal era su cometido como funcionario de esta institución-, donde se encontraba la sede del tribunal inquisitorial. Allí, desde 1649, se le había abierto un procedimiento “testificada por doze testigos de observante de la ley de Moysen” [2], que siete años después aún no se había sentenciado. Y, para mayor abundamiento, también aparece asociada a su marido, Juan Méndez, al final de este documento que sirve de base a nuestro estudio: “su alteza mando que se siguiese su Causa hasta la acusación que su esposa tubiese con el la 1ª audiencia en 12 de diciembre de 1656”.

25 de noviembre de 2012

El Santo Oficio, un motín y el párroco Gerónimo González de Lucio (3ª Parte)





Autor: Antonio Avilés Amat, director del Museo Judío de Béjar “David Melul”
Publicado: Béjar en Madrid, 2011.

Nueva aportación al motín contra Gerónimo González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (3ª Parte)

            4.-RESEÑA DEL MOTÍN AL QUE SE HACE REFERENCIA (II)

            Los cabecillas de la insurrección, como señala igualmente en detallado informe al Duque -en la misma fecha que la comunicación anterior- su secretario de cámara Juan de Capilla[1], fueron Santiago el tendero, Martín Serrano y otros tres o cuatro hombres “ciegos e inadvertidos” que gritaban:“¡muera!, ¡muera!”. También, en el mismo comunicado, recoge el escrupuloso amanuense -junto a otras circunstancias y pormenores del suceso- los nombres de los que llamaban a la multitud tocando a rebato la campana, desde la torre de la iglesia del Salvador, para congregar a todos y enardecer sus ánimos contra el cura, que fueron el hijo de Diego Ramos y, de nuevo ahora, el ya nombrado Martín Serrano.

            De los participantes en la asonada, decir que -según asevera el corregidor de la villa Juan de Armenteros[2]- “en un instante se juntó todo el lugar con armas hasta los muchachos con palos y piedras diciendo muera el cura”. Debieron constituir una considerable multitud de personas de toda condición -en la que no faltaban mujeres y niños- que, haciendo gala de inusitada brutalidad, portaban objetos e instrumentos de violencia

Torre de la iglesia de El Salvador


14 de noviembre de 2012

El Santo Oficio, un motín y el párroco Gerónimo González de Lucio (2ª Parte)



Autor: Antonio Avilés Amat, director del Museo Judío "David Melul" de Béjar.
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2011.


Nueva aportación  al motín contra Gerónimo González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (2ª Parte)

4.-RESEÑA DEL MOTÍN AL QUE SE HACE REFERENCIA (I)

            El documento transcrito nos refiere –como habrá percibido el lector-, sintetizado en poco más de una veintena de líneas, el proceso que el tribunal de la Inquisición de Llerena llevó a cabo contra el portugués avecindado en Béjar, Juan Méndez, como fautor, por haber suscitado un motín contra Gerónimo Luzio [1], comisario del Santo Oficio en esta villa. 

            Trataremos de analizar seguidamente en qué consistió tal motín y descubrir a los protagonistas y demás personajes implicados en el incidente, como fueron el mencionado Juan Méndez, uno de sus promotores; Jerónimo (o Gerónimo, tanto da) González de Lucio[2], sujeto paciente y previsible víctima; o la mujer del primero, Isabel Rodríguez -que también sería procesada por la Inquisición por judaizante-, entre otros participantes en el mismo.

 Béjar dependía del Tribunal de Llerena (Badajoz). Éste es el claustro del palacio Luis de Zapata,  edificio que albergó durante siglos la sede del Santo Oficio en esta ciudad. La imagen me la ha ofrecido amablemente Cayetano que tiene una entrada dedicada a esta ciudad en el blog La tinaja de Diógenes