Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.779 (16/06/2017), p. 6.
5.-PERVIVENCIA
DEL URBANISMO Y DE LA CASA MEDIEVAL
Como ya se ha aludido más arriba, en
determinadas zonas del conjunto histórico, apenas ha cambiado la inicial
configuración urbanística impuesta por el primitivo lugar de asentamiento de la
población aunque, ya a finales del XVIII y en los más próximos y recientes siglos
XIX, XX y los años transcurridos del XXI, la ciudad se ha extendido
considerablemente fuera del perímetro circundado por la casi desaparecida
muralla, sobre todo hacia el este y menos, al mediodía. Por ello, todavía es
posible encontrar en los barrios y calles del casco histórico, como La Antigua, Barrio Neila o Barrionuevo,
la pervivencia ––al menos en su aspecto externo y el acceso al interior del
habitáculo a través de amplios zaguanes–– de las viviendas bajomedievales en la
ciudad contemporánea. Y ello con las lógicas modificaciones devenidas por el
paso del tiempo, el bienestar de sus moradores o, en algunos casos, los nuevos
usos asignados a las mismas. Tal es el caso, ya citado, de la casa solariega
del siglo XV donde actualmente se ubica el Museo Judío “David Melul”.
Fachada sur del Museo Judío "David Melul"
Se halla construida ocupando un solar de
casi 160 metros cuadrados y posee además de la planta baja, un primer piso y
otro bajo cubierta que, en su momento, pudo estar destinado, como sobrado o
desván, a almacenamiento de granos, frutos y otros productos. El aparejo es de
piedra de irregular tamaño de granito local dispuesta en hiladas horizontales,
en seco, sin ningún tipo de mortero; en alguna ocasión aparece, circundando
algún pequeño vano, el ladrillo y, en otras, de relleno asociado al sillarejo. En
el interior abundaban las maderas en vigas, balaustres, dinteles o como
postigos de los vanos.
La entrada principal del edificio, en su fachada más
noble, orientada al mediodía, tiene un arco escarzano o carpanel flanqueado por
dos baquetones o gráciles columnitas adosadas de tipo gótico con basas; a su
izquierda se abre una ventana enmarcada por piezas de piedra bien labradas.
Sobre ella, sustentada por gruesas ménsulas graníticas, cabalga una amplia
balconada con sobrio balaustre de hierro a lo largo del frontispicio. La puerta
de otro lateral, al este, más reducida y escueta, presenta jambas y dintel de
piedra sin ningún tipo de decoración.
Fachada oeste del Museo Judío "David Melul"
En el lienzo de este muro se abren algunos
vanos irregulares: seis de ellos (3 en cada planta) superpuestos, de similar
tamaño y adintelados ––salvo uno de ellos que tiene un arco conopial––, un
balconcillo, una ventana mediana y un ventanuco con arco de ladrillo de medio
punto. Aunque su interior fue vaciado para adaptarlo a su función museística se
sabe que contaba con una escalera de obra ––similar a la que ahora posee–– que
comunicaba, en dos tramos, las plantas del inmueble y un pequeño horno
doméstico, en el primer piso, del que todavía permanece una parte empotrada en
el muro. También disponía de un aljibe que subsiste, en la planta baja, y es
posible que tuviese, además, letrinas y bodega.
Otros ejemplos podrían ser la antigua Casa
del Concejo, situada en la Plaza Mayor, con porche sostenido por dos columnas
con el escudo ducal, así como diversas fachadas de otras tantas viviendas con
puertas de arco apuntado o adinteladas; algunas de ellas demolidas, no hace
mucho, en el colindante Barrionuevo. En bastantes de estas casas se mantenían lagares
y bodegas que, posiblemente, habrían persistido desde finales del Medievo.
La creída hasta hace poco Casa antigua del Concejo, probada propiedad de don Francés de Zúñiga por Óscar Ribadeneyra
De
varias viviendas del siglo XV, ubicadas en la calle 28 de agosto en el barrio de La Antigua, se conservan portadas, en
ocasiones resaltadas/circundadas con ovas como elemento decorativo específico
de aquella centuria. Suelen tener sus fachadas delanteras reducidas a unos
pocos metros y ofrecen, en cambio, un gran desarrollo en profundidad hasta
alcanzar la calle trasera secundaria. Varias de estas viviendas, junto con
otras tardomedievales, han sido estudiadas por José Muñoz Domínguez[1],
que acompaña su análisis con fotografías y dibujos de las mismas. Y todavía es posible
descubrir ––aunque sean cada día más escasos–– vestigios de la casa medieval en
diversas edificaciones residuales de las aldeas y poblaciones cercanas a
nuestra ciudad que integraron el territorio de la Villa y Tierra y el posterior
Ducado de Béjar.
BIBLIOGRAFÍA
La breve bibliografía que se relaciona como
soporte del presente estudio tal vez no sea la más pertinente, ni siquiera la
más actualizada. Sin embargo me ha servido, porque considero que conserva su
vigencia y sin entrar en consideraciones científicas que no vendrían al caso,
para documentar diversos aspectos de la repoblación, los espacios sociales, el
urbanismo y la vivienda de Béjar en los siglos de la Baja Edad Media. Con esta
prevención debe ser estimada por el lector que desee acceder
a ella.
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Interesante trabajo que me ha hecho recordar, como ya indicaba alguno de tus lectores, que, al igual que perviven elementos medievales en algunas de las casas, no hace tanto tiempo que persistían costumbres, creencias y modos de vida,
ResponderEliminarUn abrazo,
Qué maravilla poder encontrar aún esos vestigios de viviendas bajomedievales en la actual ciudad. Es una gran riqueza, y sin duda facilita el estudio, por otra parte tan completo que merece todo elogio.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana
Bisous
Buen repaso por la pervivencia de rasgos de otros tiempos en edificaciones de Béjar. Los lugares con historia es lo que tienen, que mantienen en sus muros detalles de lo que fuimos en otras épocas.
ResponderEliminarUn saludo para Carmen y otro para el autor de la serie.
Los soportales en las calles, son muy prácticos para resguardarse de la lluvia. Otra característica propia de la zona, por lo que puedo ver, son las fachadas de piedra.
ResponderEliminarBesos
Las cinco entregas conforman un bello documento, Carmen, por el que te felicito. Las imágenes de hoy son espectaculares y hablan de lo que todavía pervive. Te quedo muy agradecido.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Carmen!
ResponderEliminarMe gustó de su texto, un punto a mas para la cultura. Congratulación.
Un Abrazo.
Pedro
Muy bueno Carmen. Las fachadas de piedras me han recordado a las que hay en las villas y pueblos de Galicia
ResponderEliminarBesos
Admiro cuando se puede conservar estas glorias tan valiosa y que por mucho que se vayan extendiendo las ciudades que se siga conservando el viejo casco antiguo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy importante y de agradecer, que se conserven en su estado primitivo este tipo de edificios, tan interesantes, arquitectónicamente hablando.
ResponderEliminarUn beso.
La mañana que pase en Béjar me gusto mucho lo que vi y la arquitectura me pareció mas similar a la de un poco mas a sur que la de mi tierra, algo normal.
ResponderEliminarSobre tu comentario en la iglesia de Santa Eulalia decirte que la primera vez que fui con la intención de ver fue un lunes tarde, fui hacer algo a Palencia y como no esta muy separada de mi camino de vuelta sin acordarme del día que era allá que fui.
Saludos.
Observando el lienzo oeste de la Casa de David Melul veo una gran similitud con una serie de muros espectaculares que han hecho en una urbanización de Alcoceber, Castellón. Los estaban construyendo un grupo de albañiles magrebíes y son para fotografiarlos, de granito irregular sin mortero y con las junturas rellenadas de piedra menuda.
ResponderEliminarSé que el Museo merece una visita. Un beso, Carmen.