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2 de febrero de 2024

Los padres del primer director de la Real Academia de la Lengua se casaron en Béjar por palabras de presente (1644)

Autor: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4.913 (3/03/2023), p. 4.

            Juan Manuel Fernández de Pacheco y Zúñiga[1]. Así se llamaba el primo por sangre del X duque de Béjar, el Buen Duque Manuel de Zúñiga. No había nacido en Béjar, sin embargo, sino en la localidad navarra de Marcilla en 1650, hijo de Diego López Pacheco, virrey de Nueva España y electo de Navarra, y de Juana María de Zúñiga, hija del VII duque de Béjar, Francisco IV, y hermana de los duques de Béjar Alonso II y Juan Manuel I. Era nieto y sobrino de tres duques de Béjar y primo hermano de un cuarto. Cuando solo tenía dos años falleció su madre y un año después su padre, heredando así los títulos de marqués de Villena y duque de Escalona. Fue su tutor su tío y obispo de Cuenca Juan Francisco Pacheco, quien le inculcó el amor por las letras y los libros. Con 24 años casó con Josefa de Benavides Silva y Manrique y tuvieron tres hijos.

 

 Diego López Pacheco, VII marqués de Villena, casado en Béjar por 

palabras de presente  con Juana María de Zúñiga


            Su relación con sus primos los Béjar debía de ser estrecha, pues como ellos se significó como venturero en la toma de Buda (Hungría) en 1686[2]. La autorización del rey para partir como jóvenes defensores de la fe se obtuvo gracias a Pacheco, sin el cual probablemente no hubieran podido marchar hacia tierras húngaras[3]. El marqués luchó en los mismos lugares que el Buen Duque, compartieron quizá la misma tienda y estuvo presente en aquel asalto al muro defensivo en el que Zúñiga recibió el mosquetazo mortal[4]. De hecho, Pacheco ordenó que retiraran el cuerpo de su primo, herido de muerte, en el mismo escenario bélico y que fuera atendido en el campamento. Sin esta decisión el duque de Béjar hubiera fallecido entre decenas de muertos y malheridos, y quién sabe si su cadáver hubiera sido hallado después de la batalla. Asimismo estuvo presente en su lecho de muerte[5]. Por su valor, Carlos II compensó a Pacheco con la investidura como caballero del Toisón de Oro y el nombramiento de general de Caballería de Cataluña, al que le seguirían los virreinatos de Navarra, Aragón y Cataluña.

13 de mayo de 2023

El Terno Rico del Corpus de Santa María la Mayor: el regalo de una duquesa de Béjar cuya identidad se omitió a lo largo de los siglos

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 4.896 (03/VI/2022), p. 4.

 

     En la iglesia de Santa María la Mayor de Béjar se conservan valiosas piezas de ropa litúrgica. El paso del tiempo apenas han hecho mella en ellas y cuando se tiene la suerte de contemplarlas, el asombro por su estado de conservación y, por qué no decirlo, la pregunta de cómo han llegado a la actualidad aflora a los labios. Un precioso terno rojo nos incita a acariciar su terciopelo, a recorrer con los ojos sus bordados de delicadas flores sobre seda blanca, a apreciar cada puntada invisible, a trazar visualmente los entrelazados que unen unos motivos con otros, a imaginar qué habilidosas manos llegaron a crear tanta maravilla

Detalle del bordado de la casulla del Terno Rico


      La pieza que nos atrae de esa manera es el Terno Rico o Terno del Corpus. Un terno es un conjunto de vestiduras litúrgicas utilizadas por los sacerdotes antes del Concilio Vaticano II, aunque en la actualidad pueden ser usadas en ocasiones solemnes. Según el Diccionario de Autoridades de 1729 «privativamente se toma por el vestuario uniforme de los tres, que celebran una Missa mayór, ò assisten en esta forma à alguna funcion Eclesiástica». Los tres oficiantes de la misa eran el sacerdote, el diácono y el subdiácono, y las piezas de que constaban eran la casulla, la dalmática, la estola, el paño de cáliz, el paño de hombros, el manípulo y la capa pluvial. Sin entrar a explicarlas con detenimiento, quiero centrarme en su historia, en su donante y en su función. 

11 de marzo de 2023

Fábrica y jardín: el vínculo de Juan Téllez de Meneses en Béjar

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto  

Avanzado el siglo XVIII el furor por la fundación de nuevos mayorazgos ya había pasado, y las rentas que permitían vivir y acrecentar fortunas a los hombres más acaudalados empezaban a basarse en la intensidad de las actividades empresariales y de los nuevos negocios. En la tercera década de aquella centuria Béjar comenzaba a sentir los resultados de la promoción industrial ducal, que había tenido en la llegada de los artesanos flamencos a la villa en 1692 su hito más simbólico. Quizá la figura más ejemplar de este renovado modelo de fabricante se personifique en Juan Téllez de Meneses.

Conjunto de propiedades de Juan Téllez bajo la iglesia de Santa María y con el obrador de Arias a la derecha de la imagen

 

Como en otras ocasiones, empecemos por el final.

La muerte de don Juan, afectado por la enfermedad de la gota, tuvo lugar el 9 de septiembre de 1739. Los autos judiciales que se dieron tras el hecho nos sirven para tener una visión bastante precisa del patrimonio que había acaparado a lo largo de su vida, ejemplo magnífico y paradigmático del estilo de vida de un fabricante textil dieciochesco en Béjar. La ocupación de Téllez durante su existencia se dividió entre el alto servicio al duque Juan Manuel II y la propia actividad textil

28 de febrero de 2023

El Ecce Homo de la iglesia desaparecida de San Andrés de Béjar y otros apuntes

 Autora: Carmen Cascón Matas

       Hace unos días tuvimos noticia del interés por restaurar un pequeño cuadro de solo 30 centímetros de lado que se guarda celosamente en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor de Béjar[1]. Quizá su calidad artística no sea notable, pero sí es interesante la historia que lo acompaña. Al respecto de su valor artístico, es posible que si se restaura podría aparecer la firma de su autor o, con la eliminación de repintes, encontrarnos con alguna sorpresa agradable en cuanto a su calidad originaria. 

Ecce Homo de la desaparecida iglesia de San Andrés

            Empecemos por analizarlo.  Representa un Ecce Homo de la mitad del torso hacia arriba, con la vista baja hacia su derecha y con una soga atada al cuello. Un halo circunda su cabeza de cabellos largos, ligeramente ondulados y cobrizos. Su figura destaca sobre un fondo oscuro, amarronado. Es posible que a su izquierda aparezca representada una columna. El estado de conservación es deficiente, con repintes aplicados en algún momento, faltas de materia pictórica en algunas zonas localizadas por pérdida y oscurecimiento general de la pintura por oxidación de los barnices y la suciedad adherida

 Ecce Homo de Luis de Morales (hacia 1565). Fundación Banco Santander

23x15 cm.

El modelo general responde al muy difundido por el pintor extremeño Luis de Morales y que tanto predicamento tuvo en la segunda mitad del siglo XVI con variantes (con o sin columna, con o sin soga al cuello o en las muñecas, presencia de capa roja o azul, caña y corona de espinas, del torso para arriba o de figura entera, mirando hacia la derecha o hacia la izquierda, o con los ojos hacia el cielo)[2]. Es arriesgado decir que este Ecce Homo de Béjar saliera de su mano porque la calidad es muy inferior a la de Morales y así podríamos estar ante un lienzo de seguidor o de taller que siga el modelo del maestro. La autoría nos es, de momento, desconocida. Gómez-Moreno sorprende al declarar sobre esta pintura «su factura y color, así como la disposición de la figura, recuerdan las obras de Morales, pero nada conozco suyo tan correcto, clásico y bello»[3]

 Ecce Homo. Taller de Luis de Morales. Museo del Prado

40x28cm.

            La historia del cuadro es interesante para Béjar porque procede de la parroquia desaparecida de San Andrés, un edificio que se situaba a extramuros de la villa, al final de Barrio Neila[4], cerca de la Puerta de la Traición, también desaparecida. Y tenemos constancia de ello porque una persona anónima escribió en el reverso a lápiz su procedencia, su situación en el retablo de la mencionada iglesia y que fue transportada a la de Santa María en 1703 por el clérigo Antonio Ortiz de Zúñiga. De este apunte podemos decir que este retablo se componía de cuadros en todo o en parte y solo se salvó este pequeño fragmento. 


Ecce Homo de Luis de Morales. Museo de Badajoz.

La iglesia de San Andrés debió de adquirir cierta importancia a lo largo de la Edad Media: primero porque tenía un hospital propio, que luego fue englobado en el de San Gil en 1573, y segundo porque ser párroco de San Andrés aparejaba el cargo de arcipreste de Béjar. Con la dependencia de esta parroquia a la de Santa María la Mayor con el proceso de reducción parroquial de 1568, fue perdiendo relevancia y acabaría arruinada hacia 1703, el año en que se traslada el cuadro, quedando de ella el cargo testimonial de arcipreste y cura de San Andrés, la cruz parroquial que acabó en la iglesia de Santa María (y que ahora se saca como principal de la parroquia en la procesión del Corpus Christi) y este lienzo. Que desapareció antes de 1727 explica que en ese año Ventura Lirios no la representase en su Vista de Béjar[5].

La devoción a San Andrés debía de haber calado hondo entre los bejaranos porque era procesionado junto con otras tallas de santos en la procesión del Corpus Christi[6]. Además se celebraba por su festividad una feria que desapareció en 1642 al quedar englobada en la general de septiembre y trasladarse a Aldeanueva del Camino. En esta feria de San Andrés se vendía y compraban cerdos y reses en la zona de la Solana[7]. Otro apunte de su relevancia en Béjar es que una de las torres del palacio ducal llamaba el nombre de Cubo de San Andrés

 Ecce Homo de Luis de Morales. Museo del Prado

73x50cm.

Detengámonos también en la cruz procesional de San Andrés por figurar en su reverso la figura de este santo. Siguiendo el excelente trabajo sobre platería realizado por Roberto Domínguez Blanca[8], se puede afirmar que es una gran obra de orfebrería en plata de principios del siglo XVII. Al ser imposible por fechas que proceda de esta desaparecida parroquia , ya reducida a Santa María desde 1568 como hemos comentado, quizá su precedencia sobre la de Santa María derive de seguir el arciprestazgo de Béjar vinculado a este desaparecido templo.



[1] Ya estaba allí en 1939 según don Juan Muñoz García. «Datos para nuestra historia. Sobre el templo y sobre la parroquia de Santa María». Béjar en Madrid, 1939, p. 3.

[2] Sobre este lienzo consultar Roberto DOMÍNGUEZ BLANCA y Mª Carmen CASCÓN MATAS. «El arte en Béjar desde el Medievo hasta 1900», en Historia de Béjar volumen II, Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 2012, pp. 481-547. Aquí 488 y 489.

[3] Manuel GÓMEZ-MORENO. Catálogo monumental de la provincia de Salamanca. Caja Duero, Salamanca, 2003, p. 409. Recogido en el anterior.

[4] Robustiano GARCÍA NIETO. «Contribución al estudio de la Historia de Béjar». La Victoria, Béjar 1919, p. 124.

[5] Ceferino GARCÍA MARTÍNEZ. Un paseo por el Béjar del siglo XVIII. Madrid, 1987, 95 págs.

[6] Alejandro LÓPEZ ÁLVAREZ. Ideología, control social y conflicto en el Antiguo Régimen: El derecho de patronato de la Casa ducal sobre la procesión del Corpus Christi de Béjar. Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 1994, 201 págs.

[7] OSUNA,C.233,D.191-192. Petición del concejo de la villa de Béjar (Salamanca) al duque para que autorice emplear los 8 maravedíes por cabeza que se cobran en la feria de San Andrés en la construcción de unos arcos para el suministro de agua a la villa a través del valle de Corredera.

[8] Roberto DOMÍNGUEZ BLANCA. La platería del Renacimiento en Béjar. Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 2009, 340 págs.

 

29 de noviembre de 2022

De santos y beatos en la historia de Béjar

  Autora: Carmen Cascón Matas

           Hace tiempo que me vengo preguntando si Béjar es tierra de santos o quizá no porque, aunque nuestro devenir histórico ha sido relevante a lo largo de los siglos durante el periodo ducal y después con el desarrollo industrial, carecemos de ellos. Sin embargo, me intriga este tema y creo que no sería mal ejercicio de memoria recopilar los nombres de algunas personas que están a punto de llegar a ese último escalafón de la santidad o que, por el contrario, han sido olvidados a pesar de sus milagros, visiones y curaciones. Unos eran oriundos de Béjar o de su Villa y Tierra, y otros ni siquiera nacieron aquí, pero casi los consideramos como nuestros. 


 

            El más antiguo se llamaba San Román del Cinto y de su memoria no queda rastro. La única fuente documental que lo menciona es la crónica que escribió el clérigo y capellán del convento de la Anunciación de Béjar con motivo de la entrada triunfal que se hizo a la duquesa Mª Alberta de Castro, esposa del X duque de Béjar, en 1679[1]. La transcripción dice así: 

        «Esta enriquecida [la desaparecida iglesia de San Nicolás] con muchas reliquias y desde su muerte con el entierro y cuerpo de S. Roman del Zinto, de quien hace mención en tiempo del Rey D. Rodrigo la historia antigua de S. Juan de la Peña y toman nombre dos puertas en Béjar y Salamanca».

13 de abril de 2022

Apuntes sobre el Nazareno de las Monjas de Béjar


Autora: Carmen Cascón Matas

Cuando observo el rostro del Nazareno de las Monjas, como tradicionalmente se ha venido en llamar a esta talla depositada en la iglesia de Santa María la Mayor de Béjar, me imagino qué pudieron ver esos ojos calmos, serenos, que observan a quien tiene delante con compasión. Y pienso en lo poco que se sabe de esta prodigiosa escultura a la que los bejaranos tienen tanta devoción. La industrialización, la desamortización, la desaparición de los señoríos y la llegada de gran cantidad de mano de obra proveniente de otros lugares provocaron la desaparición de nuestra memoria colectiva, al igual que la pérdida de documentación y su dispersión. Todos estos elementos conjugados, más algunos que nos escapan o que no procede mentar aquí, han silenciado o subsumido muchos de nuestros elementos identitarios, incluidos los religiosos, en un proceso difícil de comprender.


Un ejemplo de esto, es el desconocimiento del nombre del escultor que talló este Nazareno, una soberbia imagen de vestir de mediados del siglo XVII. Su característica principal es que solo está esculpido lo que el fiel puede ver, es decir, la cabeza, las manos y los pies; el resto es un esbozo en madera, una estructura, que siempre está oculta bajo la túnica morada con bordados en oro. Esta característica tan común en imágenes de este tipo no le resta belleza, muy al contrario: el escultor se esmeró en el rostro que presenta unos detalles expresivos que podrían dar pistas a un historiador del arte avezado a otorgarle una autoría. Destacan su barba, de mechones partidos, y sus ojos separados, plagados de conmiseración y dulzura a la par que de tristeza. 

3 de abril de 2021

Siguiendo la pista a la Virgen de las Angustias a través de la documentación (2ª Parte). Datación y autoría

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4853 ( 21/08/2020), p. 6.

         Después de la magnífica restauración acometida por el taller de Simancas, la talla de la Virgen de las Angustias se ha podido definitivamente datar a mediados del siglo XVIII, una fecha que se correspondería con la historia de María La Morala narrada por don Juan Muñoz [1], ya que sigue los patrones que se van introduciendo de corte neoclasicista a la vez que continúan en cierta forma ciertos signos que la entroncan con el barroco. No olvidemos que durante el siglo XVIII se desarrollan dos estilos distintos en España: una tendencia barroca más vinculada a lo español y castellano, que continúa estilísticamente, y otra rococó y neoclásica que proviene de influencia francesa y de la nueva dinastía borbónica. La Virgen de las Angustias de Béjar está a caballo entre una y otra.

 

            Así esta pieza se asemeja estilísticamente con la Piedad que realiza Luis Salvador Carmona, de escuela vallisoletana, para la catedral de Salamanca hacia 1755 [2], pero es un tanto más avanzada en cuanto que se nota en ella la impronta neoclásica, tanto en la aplicación de los colores como en los rasgos serenos y contenidos de la talla. No es neoclásica en el término literal de la palabra, pues todavía se aplican en ella tonos rosáceos para la túnica y el cristo aún muestra los signos de la pasión, por ejemplo la sangre. Sin embargo tampoco es rococó estricto senso porque la policromía es más oscura en el manto y no se utilizan brillos sobre la policromía. 

27 de marzo de 2021

Siguiendo la pista a la Virgen de las Angustias de Béjar a través de la documentación. Procedencia

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.852 (07/08/2020)

     La primera noticia historiográfica más reciente sobre la talla de Nuestra Señora de las Angustias data de mediados del siglo XX y pertenece a don Juan Muñoz [1]. Basándose en un escrito inédito del escribano del Ayuntamiento de Candelario del siglo XIX, Joaquín Peña Rico, nos narra la historia de la monja terciaria franciscana María García Morales, conocida con La Morala. Resumiremos sus visiones milagrosas explicando que experimentaría en casa de la fabricante Antonia Hernández Ajero[2] una de aquellas en la que contempló a la Virgen sentada a los pies de la cruz, sosteniendo en los brazos a Su Hijo muerto y llevada en andas por un coro angélico que cantaba el himno del Stabat Mater Dolorosa. María relató que la Virgen le dijo: Vengo para concederte lo que me pides. Coloca en la iglesia del Convento San Francisco una imagen mía en la que yo esté representada tal como aquí me ves. Y diciendo esto, sacó una llave y, por la llaga del costado, abrió el pecho y habló: Aquí está el amor. Pon aquí tu corazón. 

 

Nuestra Señora de las Angustias 

3 de febrero de 2012

San Blas y sus gargantillas contra el dolor de garganta





Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.587, 12/02/2010.


*Por ser una tradición muy ligada a Béjar, traigo aquí hoy una antigua entrada dedicada a San Blas y las gargantillas. 


San Blas y su reliquia

Queda muy lejano aquel 2 de mayo de 1563 en que el visitador del obispado de Plasencia y rector de la universidad de Sevilla, el doctor Padilla, encaminó sus pasos hacia la iglesia de Santa María para comprobar las reliquias que en ella se custodiaban. Perdido en el tiempo sí, aunque con un denominador común: entonces como ahora se celebraba la fiesta de San Blas. No tenemos constancia en la documentación de si los bejaranos compraban cintas que ponían alrededor de sus cuellos, una vez bendecidas en la misa solemne del día 3 de febrero, con el fin de protegerse contra el dolor de garganta, pero sí que sus restos eran venerados en Béjar desde finales del siglo XV o principios del siglo XVI.



3 de febrero de 2011

San Blas y la tradición de las gargantillas en Béjar



Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.587, 12/02/2010.

 


Queda muy lejano aquel 2 de mayo de 1563 en que el visitador del obispado de Plasencia y rector de la universidad de Sevilla, el doctor Padilla, encaminó sus pasos hacia la iglesia de Santa María para comprobar las reliquias que en ella se custodiaban. Perdido en el tiempo sí, aunque con un denominador común: entonces como ahora se celebraba la fiesta de san Blas. No tenemos constancia en la documentación de si los bejaranos compraban cintas que ponían alrededor de sus cuellos, una vez bendecidas en la misa solemne del día 3 de febrero, con el fin de protegerse contra el dolor de garganta, pero sí que sus restos eran venerados en Béjar desde finales del siglo XV o principios del siglo XVI.


Las gargantillas de San Blas


25 de julio de 2009

Abrimos en verano (1ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.512. 22 de agosto de 2008

Este es el lema escogido por la Junta de Castilla y León para llevar adelante su programa de apertura de monumentos durante el verano, en colaboración con los distintos obispados de la región. Se han escogido para tal fin zonas turísticas de gran riqueza patrimonial (ciudades patrimonio, románico norte, mudéjar al sur del Duero…), proponiendo diversas rutas a través de algunos de los monumentos religiosos más importantes, que abren sus puertas a los turistas las mañanas y las tardes casi todos los días de la semana.

Béjar y alguno de los pueblos de su entorno han sido incluidos dentro de esta plausible iniciativa. La ruta por las iglesias de la Sierra de Béjar es uno de los itinerarios trazados dentro del área monumental que se ha denominado Sierras del Sur, que se compone de otras rutas por el patrimonio eclesiástico de Ciudad Rodrigo, de la Sierra de Francia, y de la zona abulense del Barranco de las Cinco Villas. Las iglesias que componen el recorrido por nuestra comarca son las parroquias de San Juan y de Santa María de Béjar, la de Ntra. Sra. de la Asunción de Montemayor del Río, su homónima de Candelario, y la parroquia de Santa María la Blanca de Fuenterroble de Salvatierra. Esperemos que para el próximo verano la oferta se pueda ampliar, incluyendo tras iglesias importantes como las de Puente del Congosto, Navacarros, Cespedosa de Tormes o Colmenar de Montemayor, por citar algunos ejemplos.

 Torre- campanario de San Juan Bautista.
Béjar

En la zona más elevada del Béjar histórico se construyó la iglesia de San Juan Bautista. Comenzada, como las más antiguas de Béjar, a principios del siglo XIII en la fase tardía del románico. Conserva de esta primitiva fábrica su único ábside semicircular y el tramo presbiterial, cerrado con bóveda de cañón apuntado, que se refuerza con arcos ojivales. De este momento también es la torre, muy deteriorada y agrietada, en cuyo último cuerpo se abren varios arcos apuntados doblados. La nave primitiva se sustituyó en el siglo XVI por otra mucho más amplia, aunque conservando las dos portadas medievales; la principal de un gótico muy clásico. En el interior de la nave, unos enormes arcos diafragma soportan la techumbre de madera (que nada tiene de mudéjar como alguna vez se ha dicho), descansando en ménsulas acapiteladas renacentistas. El coro ya es obra del siglo XVII.

20 de abril de 2009

El ábside de Santa María de Béjar (2ª Parte)



Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, enero de 2008. Nº 4.480



Por otro lado, Valdés Fernández clasifica el mudéjar castellano en tres modelos en función de las arquerías de los ábsides: el vallisoletano, el zamorano y el sahagunino. Nuestro ábside pertenecería al primer modelo, muy frecuente en las provincias de Valladolid, Segovia, Ávila y Salamanca, y que se define por la superposición de tres arquerías de proporciones diferentes y disposición constante, en simetría bilateral . Para Gómez Moreno la arquitectura mudéjar de la provincia de Salamanca tiene su origen en el foco de Alba de Tormes , difundiéndose por toda ella a medida que avanzaba el proceso de repoblación llevado a cabo por los monarcas Alfonso VI (Salamanca y Alba de Tormes), Alfonso VII (La Armuña), Fernando II (Ledesma y Ciudad Rodrigo) y Alfonso VIII (Béjar). También se situaría dentro de este foco albense la iglesia de Galisteo, localidad repoblada hacia 1217.

Detalle de los paños del ábside de Béjar


Centrándonos en el ábside de Santa María, llama la atención el desproporcionado zócalo de mampostería y su mal acoplamiento con el cuerpo de ladrillo. Esta base pétrea sirve tanto para alejar la humedad del frágil ladrillo, como para nivelar la construcción en solares irregulares. En aquellos sitios donde la climatología lo permite la obra de ladrillo arranca directamente del suelo.

13 de abril de 2009

El ábside de Santa María de Béjar (1ª Parte)


Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.479. Enero de 2008.



       Volvemos desde estas páginas a ocuparnos de nuevo de un monumento mudéjar, aunque esta vez bien conocido por los bejaranos. El ábside mudéjar de la iglesia de Santa María es obra fechable en el siglo XIII y, junto con los cuerpos bajos de la torre, la única estructura conservada de la primitiva iglesia de tiempos de la repoblación. Su gran nave es ampliación del siglo XVI, como sucederá en otras parroquias de Béjar.


Si reparamos en el aspecto externo del ábside, no hay duda que se trata de una de las construcciones más exóticas de nuestro centro histórico, tanto por el empleo masivo del ladrillo (en una ciudad levantada con el granito de su entorno), como por el marcado carácter decorativo que se imprime a sus paramentos (que contrasta vivamente con la austera arquitectura religiosa bejarana). Sin embargo, hoy en día este venerable testigo de nuestro pasado medieval, se muestra abandonado y cada vez más deteriorado ante los ojos perplejos de los turistas y la indiferencia de buena parte de los naturales.



Ábside y campanario de la iglesia de Santa María. Béjar.

En el área castellana el mudéjar se dejó influir claramente, primero por el románico y más tarde por el gótico. El ábside de Santa María es un ejemplo del primer tipo, en lo que algunos especialistas han dado en llamar románico mudéjar, románico de ladrillo o albañilería románica. La arquitectura mudéjar arraigará con fuerza en zonas meseteñas carentes de piedra o de buena piedra, pero con suelos arcillosos. De esta forma este estilo se desarrollará en comarcas como Tierra de Campos, Tierra de Pinares o en la Moraña abulense, con importantes centros de arquitectura mudéjar en Arévalo, Cuéllar, Alba de Tormes, Toro o Toledo.


3 de enero de 2009

Ceremonias religiosas y Familia Ducal (2ª Parte)


Autora: Mª Carmen Cascón Matas.
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.495. Mayo de 2008

El duque Alonso II (Béjar, 1621- Madrid, 1660) y su mujer Victoria Ponce de León no tuvieron descendencia, aunque del periodo de su mandato se conservan varias partidas muy interesantes. La duquesa viuda doña Francisca Pacheco de Mendoza casaría el día 11 de Julio de 1641, es decir, seis años después de la muerte de Francisco II, con el marqués de Astorga, como nos lo demuestra esta partida de matrimonio:

En la Villa de Béxar jueves çerca de la una de la mañana del dia, a onze dias del mes de jullio de 1641 años el sr. Juan Muñoz, cura propio de la yglesia de santa maria de la dicha Villa [...] haviendo sido dispensados en terzero con cuarto grado de consanguinidad e terçero de afinidad e dos terçeros con cuartos de afinidad en que eran parientes, assitio al matrimonio que contraxeron los Exmos. sr. d. Alvaro Perez Ossorio, marques de Astorga, y mi sra. Dª Francisca de Mendoça, duquesa que fue desta Villa, biuda del Exmo. sr D. Françisco Diego López de Çuñiga y Sotomayor, duque de Bexar que santa gloria haya= fue pressente con los testigos infrascriptos al matrimonio que celebraron por palabras de pressente el Exmo. sr. d. Alonso Diego Lopez y Sotomayor, duque de bexar y de Mandas en nombre del dicho Sr marques de Astorga. Siendo testigos el sr. d. Juan marqués de valero, el sr. d. Diego canónigo de la Sta. Yglesia de Toledo y el sr. D. Manuel de Çuñiga y Sotomayor, hermanos del Exmo. Sr de Bexar [...] Como todos sabemos una de las características predominantes de las familias aristocráticas era la endogamia y este ejemplo no deja lugar a dudas. Como vemos, en la boda el propio duque de Bejar, Alonso, hizo las veces del marqués de Astorga ante la ausencia de éste.

Estatua orante del licenciado Castañares

En 1644, el día 11 de julio en la iglesia de Santa María, el obispo de Ciudad Rodrigo Francisco de Alarcón y Cobarrubias ofició la boda y velaciones entre don Diego López Pacheco Calvera y Bobadilla, Marqués de Villena y duque de Escalona, y doña Juana Mª de Zúñiga, hija del duque de Béjar Francisco IV y doña Ana de Mendoza; es decir, la hermana de Alonso II, que entonces contaba con 17 años.

10 de diciembre de 2008

Ceremonias religiosas y Familia Ducal (1ª Parte)


Autora: Mª Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.494. Mayo de 2008


El Castillo-Palacio de los duques de Béjar se adscribía eclesiásticamente a la parroquia de Santa María la Mayor, al igual que el palacio de verano de los obispos de Plasencia, cuyo solar se encontraba en la que luego sería Real Fábrica de Diego López en el siglo XVIII, circunscripción que había sido ratificada por la reducción parroquial de 1568. Por tanto, cualquier acontecimiento relacionado con el palacio y con los duques, me refiero a los hechos que exigen presencia eclesiástica parroquial (bautizos y alguna defunción), se recogían en los libros sacramentales de Santa María, aunque los Duques disfrutaban del privilegio de poseer un capellán a su disposición para oficiar misa en su capilla privada de palacio.

A principios del siglo XVII ostentaba el cargo ducal Francisco de Zúñiga Sotomayor, hijo del duque don Alonso, el de la dedicatoria del Quijote, y de Juana López de Mendoza. Había tomado posesión de su cargo, una vez fallecido su padre, el 26 de diciembre de 1619, y se hallaba casado desde 1616 con María de Mendoza, hija de los duques del Infantado, cuya boda se había celebrado en la iglesia parroquial de Becedas.



Ábside mudéjar de la iglesia de Santa María (Béjar)

En el libro de bautizados nº 3 de Santa María aparece recogido el acontecimiento del bautismo de Alonso de Zúñiga, el que luego sería duque con el nombre de Alonso II, fechado el día 11 de febrero de 1621:

Jueves, onçe días de este mes de fevrero de mill e seiscientos e veinte y un años, Yo el Ldo. Castañares, cura y rector de esta sancta yglesia de Santa María desta Villa de Bexar, baptiçe e puse los santos oleos a Don alonso de Çuñiga y Sotomayor, conde de Belalcaçar, hijo legítimo primogénito de los Exmos. Sr. Duques de Bexar Francisco Diego Lopez de Çuñiga Sotomayor y de Doña Ana de Mendoça su mujer. Fue su padrino el Licenciado Xristóbal de Oviedo, Arzipreste desta sta Iglesia. Fueron testigos los Ldos. Alonso Ximenez Carnaçedo Vicario cura de Sant Pedro y Juan Ruiz, benefiziado de sant Pedro, personas que asistieron con capas de brocado al dicho baptismo en fee de lo cual yo el dicho Cura lo firmo (...) (f. 120, p. 745)