Autora: Carmen Cascón Matas
Cuando observo el rostro del Nazareno de las Monjas, como tradicionalmente se ha venido en llamar a esta talla depositada en la iglesia de Santa María la Mayor de Béjar, me imagino qué pudieron ver esos ojos calmos, serenos, que observan a quien tiene delante con compasión. Y pienso en lo poco que se sabe de esta prodigiosa escultura a la que los bejaranos tienen tanta devoción. La industrialización, la desamortización, la desaparición de los señoríos y la llegada de gran cantidad de mano de obra proveniente de otros lugares provocaron la desaparición de nuestra memoria colectiva, al igual que la pérdida de documentación y su dispersión. Todos estos elementos conjugados, más algunos que nos escapan o que no procede mentar aquí, han silenciado o subsumido muchos de nuestros elementos identitarios, incluidos los religiosos, en un proceso difícil de comprender.
Un ejemplo de esto, es el desconocimiento del nombre del escultor que talló este Nazareno, una soberbia imagen de vestir de mediados del siglo XVII. Su característica principal es que solo está esculpido lo que el fiel puede ver, es decir, la cabeza, las manos y los pies; el resto es un esbozo en madera, una estructura, que siempre está oculta bajo la túnica morada con bordados en oro. Esta característica tan común en imágenes de este tipo no le resta belleza, muy al contrario: el escultor se esmeró en el rostro que presenta unos detalles expresivos que podrían dar pistas a un historiador del arte avezado a otorgarle una autoría. Destacan su barba, de mechones partidos, y sus ojos separados, plagados de conmiseración y dulzura a la par que de tristeza.
El rostro del Nazareno abrió la portada del periódico
La Victoria en abril de 1927
El que esta escultura proviniese del convento de monjas dominicas de la Piedad o convento de las Monjas de Abajo, de fundación ducal, nos induce a pensar que fue un encargo de los Zúñiga, de ahí quizá la calidad de la talla. Durante dos siglos se mantuvo en la capilla del cenobio, lugar de enterramiento de los señores de Béjar y de no muy común acceso. No era habitualmente sacado en procesión, salvo en una ocasión especial: la agonía de Ruy Gómez de Silva, marqués de Alenquer, tío soltero del Buen Duque de Béjar Manuel de Zúñiga y Guzmán[1], hermano de la duquesa Teresa Sarmiento de la Cerda, hijo del duque de Híjar. En 1680, mientras estaba en su lecho de muerte, mandó traer a sus habitaciones particulares del Palacio Ducal, donde moraba, a dos de las imágenes más queridas por los bejaranos: la Virgen del Castañar desde su ermita y esta talla del Nazareno desde su convento. Ante su mirada serena exhaló su postrer aliento. Es por ello por lo que cada vez que me acerco a contemplar esta talla recuerdo esta escena y la recreo en mi mente, pensando en que en esos ojos aún se reflejan las habitaciones de Ruy Gómez.
La imagen tenía tanta devoción entre los bejaranos que el obispo de Plasencia le concede indulgencia a todos aquellos que recen delante de ella en 1752[2].
Otra noticia la encontramos entre 1838 y 1841. Es el momento de la desamortización y del cierre de los tres conventos bejaranos[3]: el masculino de San Francisco, el de las dominicas de la Piedad y el de la Anunciación de monjas terciarias franciscanas. En un carro, paseados por las calles de Béjar en una insólita imagen, la Virgen de los Dolores (o Piedad o Angustias)[4] y el Nazareno de las Monjas, son trasladados desde el convento de la Piedad hasta la iglesia de Santa María la Mayor ante las miradas atónitas de los bejaranos. El arcipreste de Béjar había solicitado las dos para su parroquia[5]. Dice así la anotación del Libro de Fábrica:
«711 Reales y 28 maravedíes gastados en la traslación y colocación en la Iglesia de Santa Maria de las dos imágenes de la Dolorosa y Jesús Nazareno del orden del señor Gobernador Eclesiástico del Obispado según consta de recibos».
Desde entonces se pueden admirar en este templo bejarano. Don Juan Muñoz García comenta que se le sacaba en procesión en tiempos de sequía, de lo cual no he encontrado referencias[6]. Solo en una ocasión a lo largo del siglo XVIII salió de su convento para ser trasladado a El Salvador en ocasión de una epidemia de tabardillo[7]. Por la prensa escrita[8] sabemos que a principios del siglo XX eran procesionados el Nazareno o la Virgen de las Angustias en el Santo Entierro del Viernes Santo de la cofradía de la Santa Vera Cruz, junto a otras tallas de dicha cofradía. En 1927 una fotografía del Nazareno de Requena ocupó la portada de La Victoria[9].Pero su elevado peso hizo abandonar esta tradición hasta que se fundó la Hermandad de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de las Angustias en 1991. Desde entonces salen por las calles de Béjar el Jueves y Viernes Santos.
[1] CASCÓN MATAS, Carmen. «La muerte barroca de Ruy Gómez de Silva, marqués de Alenquer, tío del Buen Duque de Béjar». Béjar en Madrid, 4.822 (05/IV/2019), p. 6. Archivo Histórico de la Nobleza, OSUNA, C.229, D.526-653, ff. 330 y ss.
[2] AP Santa María de Béjar (APSMB). Indulgencias (1752). Documentación suelta.
[3] De esto dimos unas breves pinceladas en «Breves apuntes sobre lo que significó la desamortización de los conventos en Béjar». Béjar en Madrid, 2019.
[4] Más bien era a la Virgen del Rosario o la del Castañar a las que procesionaban en romería para rogar por la ansiada lluvia CASCÓN MATAS, Carmen. «Siguiendo la pista a la Virgen de las Angustias a través de la documentación. Procedencia». Béjar en Madrid nº 4.852 (07/VIII/2020), p. 9. Y «Siguiendo la pista a la Virgen de las Angustias a través de la documentación. Datación y estado de la cuestión», 4.853 (21/VIII/2020), p. 6.
[5] DOMÍNGUEZ BLANCA, Roberto, y CASCÓN MATAS, Carmen. «Retablística, escultura, pintura y artes industriales en Béjar desde el siglo XV al 1900». HERNÁNDEZ DÍAZ, José Mª, y AVILÉS AMAT, Antonio (coords.). Historia de Béjar. Vol. II. Dip. Salamanca, CEB y Ayunt. Béjar, 2013, p. 517.
[6] CASCÓN MATAS, Carmen. «Los traslados de la Virgen del Castañar, patrona del alfoz de Béjar, a la villa. Una forma de aproximación a las tradiciones y las formas de vida durante el siglo XVIII». Revista de Folklore nº 360. Fundación Joaquín Díaz de Valladolid, Mar. 2012, pp. 24-41.
[7] AHMB. Libro de actas de sesiones del consistorio de 1748. Sesión de 31 de octubre, s/f.
[8] Por ejemplo La Victoria 6/04/1912, p. 3.
[9] La Victoria 9/04/1927, p. 1.
Seguramente procesionará, en uno de estos días de Semana Santa por las calles de Béjar.
ResponderEliminarBesos
Carmen en un primer momento creí que ese templo donde se encuentra esa imagen era el de la plaza mayor y fui a mirar el archivo pero recordé que es el situado junto al Museo Judío y no lo vi por dentro.
ResponderEliminarEs una talla con unos grandes detalles.
Saludos.
Qué potencia para los recuerdos, estas imágenes.
ResponderEliminarSe nos podrán olvidar muchas cosas, pero todo lo referente a la Semana Santa vivido en la infancia, parece que se nos queda grabado con más fuerza.
Besos. Y en especial uno para la protagonista.
Soy devoto del Nazareno. Cualquiera de sus tallas, me vale para verle en las calles. En especial la del Nazareno de mi infancia, en Caracas, llamados Nazareno de San Pablo.
ResponderEliminarEstá talla es muy hermosa.
Besos Carmen
·.
Tu post me aporta algo interesante, que una imagen de vestir. Nunca me había fijado en ese detalle, de forma consciente, de que bajo esas ropas solo hay un esbozo.
La talla es impresionante, esa expresión te llega, seas o no seas creyente.
Un abrazo Carmen
.·
LaMiradaAusente · & · CristalRasgado
Qué interesante entrada sobre esta talla. Y es especialmente curioso el hecho de estar únicamente tallada, cabeza, manos y pies. Aunque esa particularidad es bien conocida en algunas Virgenes, que se visten con distintos mantos, nunca caí en la cuenta que algo parecido pudiera suceder con estos pasos.
ResponderEliminarLa exhibición de este paso, con otros en tantos lugares de España, es una oportunidad para contemplar obras de arte precisamente para lo que fueron hechas.
Un saludo.
Carmen, debo decirte que estás confundida respecto al cuerpo del Nazareno de las monjas. No se trata de una imagen de candelero ni de las llamadas de pijama, en que se esboza la silueta sin detallar. El cuerpo es una talla completa y polícroma con paño de pureza, aunque a diferencia de las partes visibles no está barnizado, bien sea porque nunca se le puso laca o porque esta se desprendiera con las numerosas camisas con que se le vistió. Contacta conmigo si quieres más detalles.
ResponderEliminarAlgo me dijeron los miembros de la hermandad, pero sin ofrecer muchos detalles. Nunca he visto la talla completa y por respire nunca lo he pedido. Gracias por la información que, por supuesto, tendré muy en cuenta.
Eliminar*por respeto.
EliminarComprensible. Sólo lo vi así durante la restauración que promovió la Hermandad en su inicios. Para ello no había otra opción que desnudarla. Oí muchas veces un relato en el que una persona quiso mirar debajo de las túnicas y se quedó ciega; una vieja fábula que pretendía, sin duda, inculcar ese respeto.
ResponderEliminar