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11 de febrero de 2019

Las Siete Partidas y Diego López de Estúñiga, primer señor de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Sin remitir a referencias, el artículo que dedica wikipedia a Diego López de Estúñiga, I señor de Béjar, afirma que como Justicia Mayor de Castilla y León hizo por el 1410 finalizar la redacción del Código de las Siete Partidas, cuya página principal iluminada lleva su escudo de armas (en campo de plata, una banda de sable y puesta brochante sobre el todo, la cadena de Navarra de ocho eslabones en oro) (consulta de 14 de febrero de 2016).

        A la búsqueda de mayor información, accedí por casualidad a la página blason.es del heraldista madrileño Antonio Salmerón Cabañas, que en la mención a Alfonso X de Castilla da cuenta de la existencia de un manuscrito depositado en la vitrina 4/6 de la Biblioteca Nacional, accesible en la Biblioteca Digital Hispánica. El dato condujo al título Siete Partidas, ilustrado con dos imágenes, de las que la primera corresponde a la página principal iluminada con el escudo ducal de Béjar y de la Casa de Zúñiga en la esquina superior derecha, emblema que se repite en la franja inferior que cierra la cuartilla (no pude obtener la página completa) .

 Página principal iluminada de las Siete Partidas. BDH 

         El texto que la acompaña no hace mención a Diego López de Estúñiga, pero dice que el pergamino perteneció a su nieto Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar, y que pasó después a poder de los Reyes Católicos. Esto pudo haber sucedido por el pacto de avenencia firmado en 1476 entre el noble y los monarcas durante la guerra de sucesión, pacto del que también resultó la castellanización definitiva del apellido, antes Stúñiga y Estúñiga. 

14 de enero de 2019

El libro de horas negro de la duquesa de Plasencia Leonor Manrique de Lara


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Con motivo de la Semana Santa 2016, en la biblioteca del castillo de los Templarios de Ponferrada (León), se organizó una exposición de libros, pinturas y grabados del Ciclo de la Pasión de la colección Templum Libri, realizados en Europa entre los siglos X al XIX. Entre los primeros se encontraba el Libro de Horas Negro, uno de los ocho de este color que hay en todo el mundo, joya de papel de belleza indiscutible, informaba la edición digital del Diario de León del 23 de marzo.    





Libro de Horas Negro de la Colección Templum Libri de la Biblioteca del Castillo de los Templarios de Ponferrada. Foto I. de la Mata, diariodeleon.es



      Los Libros de Horas eran devocionarios manuscritos en pergamino o papiro, elaborados con técnicas especiales por artesanos gráficos para el uso de monarcas y nobles, que contenían oraciones para el orden de las fiestas del año litúrgico cristiano (lo de horas, por los momentos del día en que se realizaban las oraciones). Uno de estos ejemplares se conserva en la Biblioteca del Escorial con el nombre de Libro de Horas de los Zúñiga, realizado por miniaturistas e iluminadores que trabajaban en la corte literaria del maestre de Alcántara Juan de Zúñiga y Pimentel, en Zalamea de la Serena (Badajoz). Tiene el escudo de los Zúñiga en la primera lámina, que representa la Anunciación. Existen otros ejemplares de la misma naturaleza que llevan el nombre de reyes y nobles españoles, pero que fueron confeccionados fuera de la península (Domínguez Rodríguez, Ana: Libros de Horas de la Corona de Castilla. Hacia un Estado de la Cuestión, 2000).


5 de noviembre de 2018

La Segunda Celestina y el duque de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

        No fue la duda sobre la identidad de su autor lo que retrasó en un siglo el éxito editorial de La Celestina, ni tampoco la censura inquisitorial de que fue objeto más adelante (“Celestina lena, nequitiarum parens”. De institutione feminae christianae, Juan Luis Vives) lo que frenó su difusión. 

       Lo cierto es que hubo una Segunda Celestina (en realidad hubo varias, alguna atribuida a sor Juana Inés de la Cruz, y hasta una tercera y una cuarta), escrita y publicada en 1543 en Medina del Campo por Feliciano de Silva, natural de Ciudad Rodrigo, Salamanca. 

 Todocoleccion.net, editorialgradiente.com y mercadolibre.com.ar 

29 de mayo de 2018

La biblioteca del Duque de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

A Isaura Zúñiga Mercado, bibliófila y librera 

        En el largo capítulo que Joaquín González Manzanares dedica a Juan de Zúñiga y Pimentel en La pasión libresca extremeña, 2009, se lee que: Hablar de Renacimiento en Extremadura es hablar de la familia Zúñiga. Este linaje, proveniente de Navarra pero vinculado a Plasencia por entronques diversos, forma la nueva nobleza extremeña con inquietudes intelectuales Y más adelante, aludiendo a los padres del maestre, dice: Don Álvaro de Zúñiga, conde de Plasencia (post duque de Béjar), poseyó una buena biblioteca de la que conservamos un inventario... Se casó con doña Leonor Pimentel (y Zúñiga), hija del conde de Benavente, uno de los principales bibliófilos de la época. La propia doña Leonor fue amante de los libros y protectora de las letras. 

 

     Más crítico es el fallecido académico vallisoletano Anastasio Rojo Vega, que en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, 2008, apunta: No solamente los de Béjar (los Zúñiga), toda la nobleza española mostró un gran interés por los libros a lo largo del llamado Siglo de Oro, por lo que lejos de intentar ver en los duques una excepción, debemos contemplar un uso, una costumbre que llevó a los privilegiados por nacimiento al trato íntimo con poetas y escritores

26 de noviembre de 2017

Diego López de Zúñiga, la Biblia Políglota Complutense y la disputa con Erasmo de Rotterdam



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

     Injusto es Henk Jan de Jonge, profesor de Nuevo Testamento en la Universidad de Leiden, Holanda, cuando dice que Zúñiga debe su fama casi exclusivamente a su polémica con Erasmo (Opera Omnia Desiderii Erasmi Roterodami, 1983). De hecho Diego López de Zúñiga fue un reconocido teólogo, experto en lenguas orientales, elegido por el cardenal Cisneros para encabezar el grupo de eruditos encargados de redactar la Biblia Políglota Complutense, labor a la que estuvo dedicado quince años. Enseñaba en la Universidad de Alcalá y luego lo hizo en Roma, donde fue nombrado embajador pontificio por el papa Clemente VII, y acompañó al emperador Carlos V en su visita a Italia.



      Era, además, del linaje de los duques de Béjar, y hacía ostentación del escudo ducal en la portada de sus publicaciones. Numerosos miembros de su familia eran personajes importantes de la corte imperial y funcionarios reales en Europa y América, y se pueden recoger interesantes datos de su carácter en la correspondencia del cardenal Cisneros y de otros dignatarios de la época. Su nombre de pila era Diego López en honor a su antepasado Diego López de Estúñiga, que también lo llevaba en esa condición.         

 


Exposición V Centenario de la Biblia Políglota Complutense en la Universidad Complutense de Madrid, 2014


4 de enero de 2016

Cinco referencias rimadas a la heráldica de los duques de Béjar



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


La primera alusión versificada al emblema que más adelante identificará a los duques de Béjar aparecería en el manuscrito titulado Becerro de las Behetrías de Castilla, mandado a redactar entre 1350 y 1366 por el rey Pedro I (el Cruel) a solicitud de las Cortes de Valladolid. El códice tenía por finalidad inventariar a la nobleza castellana y delimitar sus derechos frente a los del rey y los del pueblo.




Primera página del manuscrito Behetrías de Castilla y edición de 1891



El texto, impugnado por algunos por no corresponder al lenguaje de la época, describe la enseña de los miembros del linaje que participaron en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212): Vi en campo de limpieza –cerca del muy alto carro – la banda de fortaleza –con cadena de nobleza –y sangre del rey navarro. Y que con la cruz preciosa –en las Navas de Tolosa –se ganaron en un día –cuando Zúñiga vencía –con su lanza victoriosa. El campo de limpieza se refiere al fondo plateado del escudo, que en versión de bandera se reemplazaba por el blanco.