Mostrando entradas con la etiqueta Gil Laso Fraile. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gil Laso Fraile. Mostrar todas las entradas

24 de junio de 2022

"La máquina del tiempo. Relojes con vida". Los relojes de la familia Reig de Béjar (2ª Parte)

 Autor: Manuel Álvarez-Monteserín Izquierdo

 Fotografías del autor.

Sin crear escuela propia, sí supo enseñar Ángel Reig González a sus hermanos el oficio, fundamentalmente a Pedro, y a sus hijos Julia y José Ángel, siendo este último quien realmente se dedicó de lleno a esta actividad. Actualmente posee una de las mejores colecciones de relojes de la provincia, de tipologías muy diversas. Su hermana Julia fue, tal vez, la única mujer dedicada durante unos años a la relojería en Béjar.

 

Relojes de la colección de José Ángel en su emplazamiento original

La clientela de Reig era muy diversa y se extendía a prácticamente todos los sectores de la población bejarana. Siempre comentaba que a nivel particular, había en Béjar muy buenas piezas de relojería. Entre las marcas de prestigio y conocidas, tenía la exclusiva de Omega. Una manera de promocionar esta marca u otras era a través de una rifa: varios clientes se asociaban en torno a un buen reloj y cada semana entregaban una cantidad en concepto de anticipo a cuenta, y Reig les adjudicaba un número, de tal forma que el atractivo, a parte del reloj, era que alguien con la primera cuota podría llevarse el reloj y el resto seguir pagándolo.

20 de febrero de 2018

Gil Laso: “En el arte, el tiempo no debe ser una limitación".



Autor: Manuel Álvarez-Monteserín Izquierdo
Publicado: Semanario Béjar en Madrid  (16/0/2018)



Se cumplen cien años de la gran devastación que sufrió la provincia de Salamanca y más concretamente la campiña armuñesa y sus poblaciones, entre las que se encuentra Valdunciel, población que vio nacer a Gil Antonio Laso Fraile, el 14 de febrero de 1912.  Son muchas las reseñas de la época recogidas en la prensa local y nacional como El Adelanto, diario de Salamanca, y el ABC de tirada nacional, que reflejan lo ocurrido en la provincia salmantina durante el día de San Pedro, 29 de junio de 1918.


Han bastado unos instantes de fatalidad cruelísima para que la campiña armuñesa, ubérrima y florida, rebosante de trigales, que granaban con la gloria de una esperanza, se hayan convertido en un páramo infecundo, lleno de tristes realidades y de desoladas inquietudes” (El adelanto, 1 de Julio de 1918).

Gil Laso, como le conocía todo el mundo, con sus padres y hermanos se trasladan a Béjar en busca de futuro en el año 1920, pues las tierras que cultivaba su padre, como colono en Valdunciel, habían quedado arrasadas y la hambruna era cada vez más palpable. Para gloria de Béjar este niño de 8 años se convertiría más tarde en el gran artista en la talla de la madera, en el padre de familia entusiasmado con la vida, a pesar de los duros momentos que le tocó vivir, con guerra civil incluida y en un gran  protector de lo suyo.