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14 de septiembre de 2009

Blas Montero, un Procurador para un Pueblo (2ª Parte)

Autora: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.559. 31 de Julio de 2009 




Y Blas Montero, Procurador Síndico del Consistorio, continuaba con su informe: “Asimismo al berter agua por las ventanas en algunas casas se experimenta vaciarla sin dezir lo correspondiente dos o tres vezes”). Vamos, que la gente vertía los orinales llenos de inmundicias sobre todo aquél que pasaba por debajo, sin pronunciar a voz en cuello aquello de agua vaaaa. Entre tejas, sillares de muralla, tiestos y porquerías nadie se encontraba a salvo de que el cielo se le cayese sobre la cabeza, como a los galos del conocido cómic. Para pasar por la Calle Mayor en 1758 debían adquirir los bejaranos las cualidades del héroe, saltando sobre montículos de arena, esquivando macetas y mesas repletas de artículos para la venta. “Vino, lienzos, patatas, velas, queso, miel”, gritaban los tenderos por las esquinas y desde la mesas...

Calle Mayor


6 de septiembre de 2009

Blas Montero, un Procurador para un Pueblo (1ª Parte)



Autora: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado:
Béjar en Madrid, nº 4.558. 24 de julio de 2009

Indagando entre los libros polvorientos, hojas ajadas y amarillentas por el paso de los siglos, sonido a papel marchito, de superficie rugosa, suelen pasearse ante mis ojos personajes de otros tiempos. Unos han pasado sin pena ni gloria por la vida, sin que un solo testimonio de su deambular por este mundo haya sido recogido en siquiera alguna parte. Otros han dejado sus nombres escritos en letras de oro: batallas, títulos nobiliarios, dinero, cargos. Sin embargo, ni unos ni otros serán recordados como realmente fueron. Los hombres y mujeres del futuro reconstruirán simplemente una parte de ellos, lo que ha quedado en los escritos, en los documentos y las fotografías. Pero no su sentir y su pensamiento completo y total.

¿Todo ello significa que debemos quedarnos de brazos cruzados y no recomponer sus historias?. No, todo lo contrario. Es un acicate para acercarse a ese mundo del pasado y recorrerlo con paso vacilante, a veces en penumbra y otras en la más completa oscuridad, ayudados de una pequeña vela o de un foco luminoso, dependiendo del volumen y las referencias que poseamos.


Es una labor ardua y complicada. Porque son muchas las firmas que han quedado estampadas en los archivos, un número ingente los dedos que rozaron pergaminos y legajos, actas y protocolos, dejando su huella sobre el acartonado papel.


Gaspar Melchor de Jovellanos,
paradigma de hombre ilustrado