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22 de diciembre de 2014

Vista a vuelo de pájaro de los establecimientos maquinarios de Geronimo Gomez y Compª. (2ª parte y final)



Autor: Javier Ramón Sánchez Martín
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar 2014.


La parte de arriba de la finca

     La Heredad de Picozos fue propiedad de los duques de Béjar y, posiblemente, además de cazadero pudo haber algún tipo de jardines, si bien más sencillos que los de El Bosque.

 
      El actual predio de Gómez Rodulfo, hoy día de distintos propietarios, ocupa una superficie de 20.000 m2. Como puede verse en el plano, lo que hoy es la finca de la fábrica ocupaba en 1870 una superficie muy inferior y, sin embargo, disponía más abajo de una finca muy grande, la que después acogió al conocido como “Molino de Chencho”. De hecho, en el solar donde hoy está la fábrica sólo existía la antigua nave de planta rectangular y tejado a dos aguas que está ubicada en la orilla izquierda del río y en línea con él, la marcada como nº 1 en el plano, y que entonces “llevaban en arrendamiento los señores Lozano”. A pesar de que este edificio existía desde finales del siglo XVIII, cuando se elaboró el plano aún no se había subido una planta más, que es como puede verse en la actualidad. Un poco más arriba, marcado con el nº 5 estaba y está el puente llamado “Puente Seca”, sobre el río Cuerpo de Hombre.

14 de diciembre de 2014

Vista a vuelo de pájaro de los establecimientos maquinarios de Gerónimo Gómez y Compª. (1ª parte)

Autor: Javier Ramón Sánchez Martín
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2014

LOS GÓMEZ-RODULFO

       La familia desciende de Juan Gómez Muñoz de la Peña, de profesión batanero, el cual contrajo matrimonio en 1785 con Polonia Rodulfo, descendiente de uno de los artesanos flamencos que llegaron a Béjar a finales del siglo XVII [1].

       Juan Gómez se estableció como fabricante de paños en 1787 en un edificio de nueva construcción ubicado en el lugar conocido como "Los Picozos". De esta época es el edificio más antiguo del complejo, que está a la orilla del río y es el número 1 en el plano de Muñoz Amador, del que hablamos más adelante. En ese enclave ha permanecido la empresa hasta su cierre en 1998, más de 200 años después de su fundación.


     A la muerte de Juan Gómez, ocurrida en 1806, continuaron el negocio sus hijos Juan y José Gómez Rodulfo. Juan quedó en Béjar al frente de la fábrica, llegando a ser uno de los más importantes fabricantes de paños de la villa en los primeros años del siglo XIX. Se casó con Teresa Hernández Bueno y tuvieron tres hijos: Jerónimo, Ruperto y Juana. El nacimiento de su primer hijo, Jerónimo Abdón Gómez (Rodulfo) Hernández [2], se produjo el día 30 de Julio de 1.809, en plena Guerra de la Independencia, estando refugiado el matrimonio en la falda de la Sierra (como muchos otros bejaranos), huyendo de los franceses. El parto tuvo lugar en una cueva no muy lejos del nacimiento del Río Cuerpo de Hombre, al sitio de Navamuño.

14 de septiembre de 2012

Luis González de la Huebra, fotógrafo salmantino, y su familia bejarana

* Existe un espacio bloggero dedicado íntegramente a una conocida familia de textiles bejaranos y a la investigación de sus ancestros que quiero que conozcáis. Se llama "Los Abdones" y su autor es mi querido amigo Jero Gómez- Rodulfo. Que por qué se llama de tan curiosa forma se debe a que al primer miembro de esta familia se le bautizó con los nombres de Jerónimo Abdón Gómez- Rodulfo (como podéis ver este ilustre nombre y apellido se ha repetido a lo largo del tiempo en distintas generaciones) y nació en 1809 en plena Sierra, en la cueva de Navamuño, cuando sus padres tuvieron que huir ante la francesada. De él ya hablamos aquí, en este mismo blog. De tan fausto acontecimiento devino el hecho de que el propio Jerónimo denominara a su fábrica textil con el nombre de su lugar de nacimiento. Su descendiente y homónimo Jero realiza una labor encomiable al seguir a cada uno los individuos de su estirpe tratándoles con curiosidad e ironía. La última entrada me llamó la atención porque fuí yo la culpable. Por eso quiero compartirla con vosotros, recomendandoos que visitéis este blog, a la vez que familiar, simpático.

Autor: Jerónimo Gómez- Rodulfo Barbero. 
Extraída del blog "Los Abdones".

     Hace unos días nuestra Diplomada Abda e Historiadora de Cabecera, Carmen Cascón Matas, me comunicó que había leído un libro en la Biblioteca Municipal de Béjar que se titula “Luis González de la Huebra y los orígenes de la Modernidad en Salamanca” escrito por el americano Conrad Kent y publicado por la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León. Poco más adelante me dijo lo mismo Óscar Rivadeneyra. Se conoce que la Biblioteca lo quiere promocionar.

 Luis González de la Huebra


21 de febrero de 2010

Antecedentes familiares de un bejarano nacido en una cueva

Autor: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº5.583. 14 de enero de 2010



La historia del nacimiento de Jerónimo Abdón Gómez- Rodulfo puede ser un buen ejemplo de las narraciones marcadas por el miedo y la violencia surgidos a causa de la Guerra de Independencia.

Pero comencemos perfilando un relato oportuno en el que consigamos ofrecer un contexto familiar y local apropiado para que entendamos mejor lo ocurrido.

Fotografías de Jerónimo Gómez Rodulfo y
de su esposa Ángela Yagüe López


Béjar había conseguido echar el vuelo económicamente gracias a las manufacturas textiles que se habían prodigado durante todo el siglo XVIII. Los duques de Béjar, concretamente de la mano de las duquesas viudas Teresa Sarmiento de la Cerda y Mª Alberta de Castro y Portugal, consiguieron impulsar las artesanales técnicas textiles de la villa firmando un contrato con varios maestros extranjeros en 1691. Estos se comprometían “a pasar a la villa de Béjar y residir en ella, a imponer y ejecutar la fábrica de paños, bayetas, droguetes, estameñas, sempiternas, ratinas y otros géneros de lanas y enseñar su manufactura a los naturales del Ducado de Béjar que lo quisieren aprender”. El interés del señorío ducal no era más que ampliar los ingresos que les reportaban las alcabalas derivadas del monopolio del Tinte puesto en explotación por el propio ducado desde finales del siglo XVI.